—Encontré a mi mate —expuso Dannon con el semblante impasible. No había manera de saber si estaba feliz por haber hallado a su alma gemela, pues su rostro no demostraba emoción alguna. Kallen, quien lo escuchaba atentamente mientras se sentaba en el borde de la cama, no pudo hacer nada más que mira
Dannon se dirigió a su estudio, en donde lo esperaba su mate, una loba que, en ese momento, tenía la apariencia de una mujer atractiva. Su cabello ligeramente rubio se desbordaba a lo largo de su espalda y sus ojos amelados se incrustaron en el Alfa en cuanto éste se hizo presente. Su nombre era Déb
Cuando el anterior Alfa –el padre de Dannon– seguía vivo, platicó con su hijo acerca de lo siguiente: —Dannon, cada vez me vuelvo más viejo y voy perdiendo mi vitalidad, es probable que te conviertas en el Alfa siendo aún muy joven, y mientras lo seas, espera la llegada de tu mate con paciencia. En
—¿Estás loca? —reclamó la médica, atónita por la desconcertante decisión de Kallen—. Si el Alfa se entera de que yo lo sabía y opté por no decírselo, me cortará la cabeza. —¡Te prometo que no te verás involucrada en este asunto! —exclamó y juntó las palmas de las manos—. ¡Por favor, por favor! ¡Júr
Dannon incrustó la vista en Izan con el rostro palidecido y no trató de disimular su evidente desconcierto. —¿Qué? ¿Al mundo humano? —recalcó con aversión—. Eso es completamente inaudito. ¿Cómo se te ocurre semejante barbaridad? —Es el único sitio en el que no se la ha buscado y, además, es el esc
Era de mañana cuando, en la mansión ubicada en Áurea, Débora dio unos golpes a la puerta del estudio de Dannon. —Alfa, ¿puedo pasar? —Adelante —articuló Dannon, hallándose sentado en su asiento y mirando hacia su ventana. Luego, giró en dirección a su escritorio para recibir a Débora—. ¿Necesitas
Kallen abrió los ojos lentamente, percatándose de que se encontraba dentro de una habitación con paredes blancas. —Hum… —intentó incorporarse, en lo que percibió un fuerte dolor en el vientre. Varias partes de su cuerpo tenía moretones debido al accidente y, a causa del fuerte golpe, casi pierde al
Por alguna razón que no entendía, la fortaleza de Dannon empezó a debilitarse paulatinamente, pero jamás habría de admitirlo ante nadie. Tras alistarse, se dirigió a su estudio, en donde ya lo esperaba Izan. —¿Alguna novedad sobre Kallen? —soltó Dannon, ahorrándose el saludo. A decir verdad, el ex