—¡Leila sal de allí! - grita mi madre furiosa porque llevo hora y media en el baño hablando por teléfono.
—¡Está ocupado! Necesito intimidad por favor – Lara Monserrat golpea la puerta de tal manera que Richard (el chico que me encanta desde el primer año de secundaria) pregunta si sucede algo.
—¡No solo monopolizas el baño sino el teléfono también! ¡Que salgas de ahí! Última advertencia señorita – puse los ojos en blanco, mi hermana está detrás de esta presión ¡Estoy segura! — Cuando nos mudemos a la nueva casa, tendrás tu baño particular ¡Dame el teléfono Leila! – vuelve a gritar mi madre.
Estoy escuchando eso de la nueva casa desde hace unos… dos años más o menos en los cuales mi padre ha venido tantas veces que las puedo contar con los dedos de una sola mano y me sobran. Mi madre aun sueña con la boda perfecta y el esposo perfecto ¡Qué ilusa!
—¿Qué no hay celulares? – Grito de vuelta colocando la mano para tapar la bocina del aparato — ¡Creo que tendremos que terminar la conversación en la escuela Rich!
Un “no hay problema preciosa", me saca un suspiro y me hace ver corazones. Salgo del baño bajo la mirada de reproche de mi madre y mi hermana pero, satisfecha y con la frente en alto.
La Universidad es una selva de engendros: unos “superdotados” y otros “no tanto”. Yo no solo me incluyo en los “no tanto" sino que encabezo la lista (o eso creo).
Bueno no importa lo que yo sea, lo que importa aquí es subsistir; con diecisiete años, ya se identificar las fieras salvajes y las no tan salvajes. Como por ejemplo Georgia Parker: ella es este tipo de bestia que posee mil cabezas y aliento venenoso, bien la denominaríamos: Hidra de Lerna.
—¡Wow! ¿Pero a quien tenemos aquí? – Ruedo los ojos — ¿La vieron chicas? – Esas son sus mil cabezas —¡Hoy luce un atuendo horroroso! No sé cómo Richard puede siquiera voltear a mirarte - ¿Recuerdan el aliento venenoso? ¡Pues ahí lo tienen!
—¡Permiso! – son unas idiotas que pierden su tiempo en venir a clases solo a joderle la vida a los demás.
Otros que son de coña, un grupito de tatuados y revoltosos que se creen la gran cosa y sugieren que todas las chicas mueren por ellos; Jonathan el quarterback del equipo de futbol americano, Elvis, Robert y Frank los héroes del club de lucha, son unos idiotas. Daniel es lindo, pero siempre seguido de Oliver que es una monstruosidad y es horrendo. Todos le joden la vida a las personas más o menos normales en esta m****a junto a sus chicas, Ruby, Dora y Mila (esa es la peor) que no hacen nada más que babear por ellos.
Pero cuando hablo de joderle nunca pensé ver lo que en este momento sucedía en frente de mí, “mí Richard,” dejándose tocar por una de las cabezas de Georgia, camino a toda prisa pasando frente a ella e ignorándola pero al llegar, mi corazón cae al suelo pisoteado por mil bestias salvajes haciéndolo añicos.
Entonces corro, corro tan rápido como mis pies me lo permiten, con la mala suerte de que tropiezo con el primer escalón y caigo en unos brazos, fuertes, tatuados con manos suaves. Levanto la cabeza y veo mi reflejo en un par de lentes de sol Ray Ban delante de una tez parecida a la porcelana. Jonás Serrano. El chico malo del instituto ¡Hay m****a!
Sonrió y retira las gafas.
Ojos grises como el plomo, manos largas y suaves, torso gigante y duro como roca, y un par de hoyuelos que son la envidia de cualquier mujer en conjunto con sus pestañas y sus labios carnosos. ¿Ya dije m****a?
Olvidaba al Rey de las fiestas, el tío que llama la atención de todas y que ahora me deben estar odiando por estar entre sus brazos, no solo es el tío bueno, sino que tiene un encanto parecido al de las serpientes que no te deja mirar a otro lado que no sea a él.
¡Y está todo lleno de tinta! O por lo menos es dicen…
Aún con las manos en el torso de Jonás, con la vista adherida prácticamente a esos ojazos y a sus preciosos hoyuelos, sonrío avergonzada y él se lo pasa en grande.
—¡Eeeh, yooo, gracias! – le dije con una disculpa en la mirada ya que mi cerebro decidió no cooperar con mis cuerdas vocales.
—¡De nada enana! Disculpo tu torpeza - ¿queeee? ¿Me llamó torpe? ¡Lo mato!
—¿Sabes que eres un maleducado? – sonrió arrebatadoramente lo que hizo que se calentara mi cuerpo, cosa que él notó de inmediato.
—¡Si, lo sé! – y eso fue todo, el encanto anterior se esfumó por completo.
—¡Eso pensé! – espeté malhumorada e intenté girarme para retirarme sin embargo, una mano suave pero fuerte lo impidió.
—¡Espera enana! – con ese agarre experimente un corrientazo como si de un cable de alta tensión se tratase.
—¡Suéltame idiota! – temerosa quise correr pero mi torpeza de nuevo brotó cual manantial y enredándome con mis propios pies casi caigo escaleras abajo.
Y digo casi porque el chico malo me abrazó por la cintura pegándome a su pecho ocasionando que un corto circuito se desatara en mi cuerpo desde el cerebro hasta los pies pasando y alojándose un largo rato en mi centro, provocando que el estremecimiento me hiciera gemir de ¿deseo?
"La rebeldía, es solo la ansiedad que nos causa el no tener lo que queremos" Leila.
Esa enana huele delicioso, es linda pero ¡bah! No me interesa, debo salir de aquí porque no soporto tener cerca a nadie. Necesito aire.Odio la Universidad, de no ser por la beca, no estaría aquí ya que todo lo hago por mi abuela que contrario a mi padre ella, si vale pena.Sus ojos verdes me escudriñan, su boca colorada me provoca morderla pero, es muy joven y no necesito problemas amorosos en este momento, la sentí temblar por mi toque sin embargo se recompuso rápidamente me llamó idiota, pero sé que en el fondo la impacté.Mis brazos tatuados intimidan a todos y mi chaqueta de cuero es el símbolo del chico malo de la escuela, creo que me voy a reír un poco con esta pequeña que al parecer es odiada por algunos aquí.—¡Jonás, aquí! – Mila llama mi atenció
Es un imbécil cara de idiota, se cree lo mejor que le ha pasado al mundo ¿Qué tal? Si bien es un tipazo, también es un engreído y egocéntrico cabeza de chorlito ¡uyyyy, me molesta la gente así!Camino a mi salón de clases solo porque no deseo recordar la cara de perro pitbull de la loca Georgia y sus mil cabezas. Ella también es ¡horrible! Y Richard puede irse ¡mucho a la mierda! Con su “nos vemos en clase cielo" es un…—¡Buen día Srta. Monserrat! nos honra con su presencia – sonrío encantadora pero, con el profesor de Lógica es imposible congeniar.—¡Buen día profesor! Tuve un percance y me vi obligada a resolverlo – le hablé pausado y sin pensar en Jonás “soy tu tipo".—¡Por supuesto! Entiendo que de
¡Auch! Me duele el cuerpo como si hubiese boxeado con un gigante. Bueno también es que esta chica tiene una resistencia fantástica, Mila Brockovitch es la hija del senador con el mismo apellido, toda una chica de sociedad; solo que le importa una mierda su posición social, ya su padre ha intentado hacerme a un lado pero ella no obedece. Le doy un beso, ya duchado y vestido me encamino a la puerta.—¡Ella no va a prestarte atención! - ¡eh! No entiendo.—¿Quién?—Pues Leila—¿Leila?—¡Si genio, la nombraste anoche! Mientras teníamos todo ese sexo deliciosamente erótico – abrí los ojos ¡no puede ser!—No te creo, yo no hablo mientras tengo sexo tu misma lo has dicho – ¡no salgo de mi asombro!
¡Uf, casi no llego a tiempo! A Dios gracias el profesor de matemáticas es más sociable que el de química, es una mierda de profesor y pedante hasta los tuétanos.—¿Dónde voy a estar? ¡Meando en el baño tonta! El maldito Marshall casi deja que me haga en la ropa ¿qué su madre no lo quería? ¡Hijo de puta! – me acomodé la ropa y salí a lavarme.—¿Con esa boca tan sucia besas a tu madre muñeca? – salté tan alto del susto que casi doy con el techo y caí sentada en piso con las piernas abiertas, obsequiándole una vista perfecta de mi entrepierna con una panty de encajes que odio pero por levantarme tarde hoy tuve que ponérmela.—¿Estás loco idiota? – el muy estúpido sonríe y pasa la lengua por sus labios.
—¡No! Tú estás loca ¡pudiste lastimarla y meterte… meternos a todos en un lío Mila! – la chica rodo los ojos. —¡Estas exagerando Jonás! – dijo con una tranquilidad que acabo con mi paciencia. —¿Exagero? ¡La desmayaste Mila! ¡Perdió el maldito conocimiento! – grité tan cerca de su cara que instintivamente cerró los ojos. —¡¿Y a ti que te importa?! A menos que ella te interese, solo fue una pelea de chicas – eso me devolvió a la realidad y ahora necesito defenderme. Si alguien me hubiese dicho que al verla desplomarse mi corazón se iba a desbocar con intención de partirme en dos el pecho me hubiese reído a carcajadas. —Tú – la señale con el dedo índice — No eres una chica cualquiera – sonrió de lado — ¡Eres peligrosa! - sonrió triunfante. —¡Lo sé! – Se acercó y coloco la mano en mi entrepierna — ¡Soy dueña de esto! – ¿entonces de eso se trata? Es un juego de poder.
Hace ya cinco días que no veo al tonto, idiota y engreído del Jonás. Su noviecita me mira con cara de ¡si te acercas te ahorco! Y no estoy dispuesta a cometer la ridiculez de enfrentarme a ella nuevamente ¡es peligrosa! Deambulo por el pasillo con las chicas y me quedo rezagada viendo unos mensajes de mi madre que se encuentra en un crucero mientras yo tengo que aguantarme el fastidio de mi hermanita la perfecta ¿será que yo tengo algo malo?—¡Oh si, mas por favor! – escucho gemidos, me encontraba tan absorta con el celular que no me di cuenta cuando me recosté a la puerta de los laboratorios en el ala este de la universidad.—¡Ssssshhht! Silencio por favor - ¡plass! Se escuchó un golpe seco y un alarido — ¡Dije que silencio! – otros dos golpes y un ¡si señor! Se escuchó y me asomé, la voz gruesa y pas
Subí la vista y mi boca se curvó en una sonrisa amistosa, lo que hizo que él también sonriera. Un chico más o menos de veinticinco años y ¡atractivísimo! sus ojos de color chocolate sonríen con junto a sus labios gruesos y carnosos que me hicieron la boca agua ¡Dios, es hermoso! ¿Quién será? Estira su mano para ayudarme a levantar y ladea la cabeza en actitud cariñosa.— ¡Gracias! - dije sin titubeos.— ¡Disculpa, no te vi! - volvió a sonreír y sus ojos se achinaron.— ¿Y cómo la verías George, no ves su tamaño? - no supe cómo actuar. Si insulto a la perra de Georgia frente a él se llevará una mala impresión de mi ¿verdad? Pues ¿saben qué? ¡Me importa un pito!— ¿Tama&
Ese desgraciado de Parker cree que me quedaré de brazos cruzados, ya la vio y sé que la quiere para él, lo noté en sus malditos ojos. Pero primero lo mato antes de que la toque. Ésta vez no sucederá igual que con Nannette, Leila es joven, frágil, se nota que bajo esa coraza de agresividad se encuentra un ser afable y con mucha dulzura. Sé que no debo acercarme a ella pero; en vista de éste peligro me siento con la responsabilidad de protegerla. Jamás me he creído un héroe pero considerando que ya tuve una mala experiencia con ese malnacido, no voy a esperar la próxima.Llego a mi apartamento directo a la ducha y me aseo a conciencia tengo hambre y recuerdo que no ingiero alimento desde la mañana, voy a tener que vigilar eso porque últimamente estoy haciendo una sola comida y mi estómago se resiente y eso, aunado al malestar que tengo por lo arbitrario