Dejar a Leila encerrada en esa maldita habitación ha sido la decisión más difícil que he tomado nunca, su reacción, aunque normal me rompe el corazón en mil pedazos. Odio cuando llora porque sé que he sido yo quien la ha lastimado, las detonaciones se escuchan por todos lados y los gritos de las órdenes en los labios de Swayer, supone que por lo menos llevamos la delantera. Acomodo el chaleco blindado en un segundo y tomo un arma, cierro los ojos un momento antes de salir para recordarme que ya no soy parte de esto, solo me estoy defendiendo de ellos. Nunca he sido un buen tirador ya que no me gustan las armas, pero tomando en cuenta que ellos n usan chalecos lo considero una ventaja, al menos para mí.
Me siento un poco confundido ya que este no es su modo de operar, así que considero la posibilidad de poder dialogar antes de dispararle a alguno. Salgo de la oficina cerciorándome de que no haya nadie alrededor y avanzo encontrándome con dos tipos trajead
—¿Tienes todo lo necesario Jonás? – indaga asegurándose Brennan de que me encuentre completamente encubierto para entrar a la cárcel y ver a Liroy.Paso por el detector de metales, entrego mis pertenencias en la puerta e ingresar a la sala de visitas. Es un recinto de máxima seguridad, por esa razón nos separa un vidrio blindado y él se encuentra esposado a la mesa. No le tengo miedo, pero si temo por mis seres querido, ahora sí temo.—¡Dios Santo Jonás Serrano! – sonríe con todos los dientes y mi estómago se revuelve —. Pareces una bestia, un monstruo ¿Cuánto mides, dos metros? – me acerco al otro lado de la mesa y tomo asiento, ni siquiera contesto a su pregunta.—¿Qué quieres Liroy? – pregunto con un gruñido.—
Ingreso al galpón que se usa como cuartel general con Dark pisándome los talones y encuentro en la sala el grupo completo. Me topo con la mirada azul de Josh y la verde de Yeral entre divertido y sorprendido, me escruta como si fuese de otro planeta y levanta una ceja. Todo se ve tal cual como lo recuerdo salvo las paredes pintadas, pero la porquería que emana de cada rincón esta a la orden del día, también reconozco a Mickey, Solo y a Andrés junto a sus respectivas chicas o eso creo. Rachel entra por la puerta lateral con Zed y Robert detrás de ellos, aunque le dije que no viniera, lo hizo.—¡Yeral, viejo! ¿Has visto? El Demonio está aquí ¡nos dirige de nuevo! – continúa el reto de miradas mientras el pequeño Dark da saltos y vueltas como un cachorrito.—¡No confío en ti! – sonrí
Cae la noche y esto es algo que me había preocupado desde que acepté ser el jefe de nuevo, aunque todo parece sosegado no confío en este silencio. La residencia Cero se llena de personas indeseables para celebrar mi regreso y yo lo único que deseo es salir corriendo hacia mi casa ¡mi casa, es ella, mi hogar! Mientras tenga la esperanza de que estaremos juntos de nuevo, mi estadía aquí vale la pena y no me perderé en el camino, volveré por ella, para ella. Son las siete y quince de la noche, me escondo en un rincón para sacar mi otro teléfono y encenderlo, necesito saber de Leila.—¡Jonás! – la voz de Robert me sobresalta y lo miro mal.—¿Qué te pasa tío, quieres matarme de un infarto? – niega, pero no sonríe.—Mejor yo que ellos ¿no? – dice en vo
Este encierro me va a matar, n puedo vivir de este modo y menos con mi madre diciéndome todo el tiempo que me lo dijo, que no me convenía y que ahora me encuentro inmersa en un lío sin tener responsabilidad de ello. Me deshago de los malos pensamientos que tengo de mi pobre madre y salto de la cama para dirigir mi cuerpo desalentado al baño. Imagino que este día será igual que el de ayer, Jonás se fue a las cinco de la mañana y me siento como si no lo hubiese visto en semanas. Bajo a comer algo, la Sra. Serrano me recibe con una sonrisa preciosa, pero preocupada y triste, el Dr., solo habla por teléfono en la sala de estar. Grita y ofende al receptor, esto no va bien. La asistente me sirve un desayuno que huele delicioso, sin embargo no puedo ni siquiera tragarlo, así que hago lo posible por no marear los huevos y comer aunque sea un poco. Al quedar satisfecha – solo con tres cucharadas de huevos y media tos
Veo perfectamente el miedo en la expresión de su rostro, sé que no me teme, pero reconozco el terror en sus hermosos ojos muy abiertos con las pupilas totalmente dilatadas a causa de mi exposición. Noto su pulso locamente acelerado en su cuello y el pecho amenaza con explotarle. No resisto estar lejos un minuto más de ella y me desnudo rápidamente, ahora su expresión cambia totalmente a una de deseo, hambriento e incontrolable. Me deslizo bajo las sábanas y llora por el roce de mi piel con la de ella, no cree que estoy aquí. Mi piel se enciende a medida que nos tocamos, aún no he utilizado mis manos para acariciar su hermoso cuerpo, sin embargo me concentro en detallar su precioso rostro, memorizarlo ¡maldicion es tan bella! Las palabras se quedan tragadas en mi garganta y al igual que ella quiero romper a llorar, sus parpados de largas pestañas cerrados de donde brotan lagrimas que hacen arder mi pecho como si de una brasa ardiendo se tratara, no me atrevo a tocarla para que
—¡Leila sal de allí! - grita mi madre furiosa porque llevo hora y media en el baño hablando por teléfono. —¡Está ocupado! Necesito intimidad por favor – Lara Monserrat golpea la puerta de tal manera que Richard (el chico que me encanta desde el primer año de secundaria) pregunta si sucede algo. —¡No solo monopolizas el baño sino el teléfono también! ¡Que salgas de ahí! Última advertencia señorita – puse los ojos en blanco, mi hermana está detrás de esta presión ¡Estoy segura! — Cuando nos mudemos a la nueva casa, tendrás tu baño particular ¡Dame el teléfono Leila! – vuelve a gritar mi madre. Estoy escuchando eso de la nueva casa desde hace unos… dos años más o menos en los cuales mi padre ha venido tantas veces que las puedo contar con los dedos de una sola mano y me sobran. Mi madre aun sueña con la boda perfecta y el esposo perfecto ¡Qué ilusa! —¿Qué no hay celulares? – Grito de vuelta colocando la mano para tapar la bocina del aparato — ¡Creo que tendremos que terminar la conve
Esa enana huele delicioso, es linda pero ¡bah! No me interesa, debo salir de aquí porque no soporto tener cerca a nadie. Necesito aire.Odio la Universidad, de no ser por la beca, no estaría aquí ya que todo lo hago por mi abuela que contrario a mi padre ella, si vale pena.Sus ojos verdes me escudriñan, su boca colorada me provoca morderla pero, es muy joven y no necesito problemas amorosos en este momento, la sentí temblar por mi toque sin embargo se recompuso rápidamente me llamó idiota, pero sé que en el fondo la impacté.Mis brazos tatuados intimidan a todos y mi chaqueta de cuero es el símbolo del chico malo de la escuela, creo que me voy a reír un poco con esta pequeña que al parecer es odiada por algunos aquí.—¡Jonás, aquí! – Mila llama mi atenció
Es un imbécil cara de idiota, se cree lo mejor que le ha pasado al mundo ¿Qué tal? Si bien es un tipazo, también es un engreído y egocéntrico cabeza de chorlito ¡uyyyy, me molesta la gente así!Camino a mi salón de clases solo porque no deseo recordar la cara de perro pitbull de la loca Georgia y sus mil cabezas. Ella también es ¡horrible! Y Richard puede irse ¡mucho a la mierda! Con su “nos vemos en clase cielo" es un…—¡Buen día Srta. Monserrat! nos honra con su presencia – sonrío encantadora pero, con el profesor de Lógica es imposible congeniar.—¡Buen día profesor! Tuve un percance y me vi obligada a resolverlo – le hablé pausado y sin pensar en Jonás “soy tu tipo".—¡Por supuesto! Entiendo que de