Cae la noche y esto es algo que me había preocupado desde que acepté ser el jefe de nuevo, aunque todo parece sosegado no confío en este silencio. La residencia Cero se llena de personas indeseables para celebrar mi regreso y yo lo único que deseo es salir corriendo hacia mi casa ¡mi casa, es ella, mi hogar! Mientras tenga la esperanza de que estaremos juntos de nuevo, mi estadía aquí vale la pena y no me perderé en el camino, volveré por ella, para ella. Son las siete y quince de la noche, me escondo en un rincón para sacar mi otro teléfono y encenderlo, necesito saber de Leila.
— ¡Jonás! – la voz de Robert me sobresalta y lo miro mal.
— ¿Qué te pasa tío, quieres matarme de un infarto? – niega, pero no sonríe.
— Mejor yo que ellos ¿no? – dice en vo
Este encierro me va a matar, n puedo vivir de este modo y menos con mi madre diciéndome todo el tiempo que me lo dijo, que no me convenía y que ahora me encuentro inmersa en un lío sin tener responsabilidad de ello. Me deshago de los malos pensamientos que tengo de mi pobre madre y salto de la cama para dirigir mi cuerpo desalentado al baño. Imagino que este día será igual que el de ayer, Jonás se fue a las cinco de la mañana y me siento como si no lo hubiese visto en semanas. Bajo a comer algo, la Sra. Serrano me recibe con una sonrisa preciosa, pero preocupada y triste, el Dr., solo habla por teléfono en la sala de estar. Grita y ofende al receptor, esto no va bien. La asistente me sirve un desayuno que huele delicioso, sin embargo no puedo ni siquiera tragarlo, así que hago lo posible por no marear los huevos y comer aunque sea un poco. Al quedar satisfecha – solo con tres cucharadas de huevos y media tos
Veo perfectamente el miedo en la expresión de su rostro, sé que no me teme, pero reconozco el terror en sus hermosos ojos muy abiertos con las pupilas totalmente dilatadas a causa de mi exposición. Noto su pulso locamente acelerado en su cuello y el pecho amenaza con explotarle. No resisto estar lejos un minuto más de ella y me desnudo rápidamente, ahora su expresión cambia totalmente a una de deseo, hambriento e incontrolable. Me deslizo bajo las sábanas y llora por el roce de mi piel con la de ella, no cree que estoy aquí. Mi piel se enciende a medida que nos tocamos, aún no he utilizado mis manos para acariciar su hermoso cuerpo, sin embargo me concentro en detallar su precioso rostro, memorizarlo ¡maldicion es tan bella! Las palabras se quedan tragadas en mi garganta y al igual que ella quiero romper a llorar, sus parpados de largas pestañas cerrados de donde brotan lagrimas que hacen arder mi pecho como si de una brasa ardiendo se tratara, no me atrevo a tocarla para que
—¡Leila sal de allí! - grita mi madre furiosa porque llevo hora y media en el baño hablando por teléfono. —¡Está ocupado! Necesito intimidad por favor – Lara Monserrat golpea la puerta de tal manera que Richard (el chico que me encanta desde el primer año de secundaria) pregunta si sucede algo. —¡No solo monopolizas el baño sino el teléfono también! ¡Que salgas de ahí! Última advertencia señorita – puse los ojos en blanco, mi hermana está detrás de esta presión ¡Estoy segura! — Cuando nos mudemos a la nueva casa, tendrás tu baño particular ¡Dame el teléfono Leila! – vuelve a gritar mi madre. Estoy escuchando eso de la nueva casa desde hace unos… dos años más o menos en los cuales mi padre ha venido tantas veces que las puedo contar con los dedos de una sola mano y me sobran. Mi madre aun sueña con la boda perfecta y el esposo perfecto ¡Qué ilusa! —¿Qué no hay celulares? – Grito de vuelta colocando la mano para tapar la bocina del aparato — ¡Creo que tendremos que terminar la conve
Esa enana huele delicioso, es linda pero ¡bah! No me interesa, debo salir de aquí porque no soporto tener cerca a nadie. Necesito aire.Odio la Universidad, de no ser por la beca, no estaría aquí ya que todo lo hago por mi abuela que contrario a mi padre ella, si vale pena.Sus ojos verdes me escudriñan, su boca colorada me provoca morderla pero, es muy joven y no necesito problemas amorosos en este momento, la sentí temblar por mi toque sin embargo se recompuso rápidamente me llamó idiota, pero sé que en el fondo la impacté.Mis brazos tatuados intimidan a todos y mi chaqueta de cuero es el símbolo del chico malo de la escuela, creo que me voy a reír un poco con esta pequeña que al parecer es odiada por algunos aquí.—¡Jonás, aquí! – Mila llama mi atenció
Es un imbécil cara de idiota, se cree lo mejor que le ha pasado al mundo ¿Qué tal? Si bien es un tipazo, también es un engreído y egocéntrico cabeza de chorlito ¡uyyyy, me molesta la gente así!Camino a mi salón de clases solo porque no deseo recordar la cara de perro pitbull de la loca Georgia y sus mil cabezas. Ella también es ¡horrible! Y Richard puede irse ¡mucho a la mierda! Con su “nos vemos en clase cielo" es un…—¡Buen día Srta. Monserrat! nos honra con su presencia – sonrío encantadora pero, con el profesor de Lógica es imposible congeniar.—¡Buen día profesor! Tuve un percance y me vi obligada a resolverlo – le hablé pausado y sin pensar en Jonás “soy tu tipo".—¡Por supuesto! Entiendo que de
¡Auch! Me duele el cuerpo como si hubiese boxeado con un gigante. Bueno también es que esta chica tiene una resistencia fantástica, Mila Brockovitch es la hija del senador con el mismo apellido, toda una chica de sociedad; solo que le importa una mierda su posición social, ya su padre ha intentado hacerme a un lado pero ella no obedece. Le doy un beso, ya duchado y vestido me encamino a la puerta.—¡Ella no va a prestarte atención! - ¡eh! No entiendo.—¿Quién?—Pues Leila—¿Leila?—¡Si genio, la nombraste anoche! Mientras teníamos todo ese sexo deliciosamente erótico – abrí los ojos ¡no puede ser!—No te creo, yo no hablo mientras tengo sexo tu misma lo has dicho – ¡no salgo de mi asombro!
¡Uf, casi no llego a tiempo! A Dios gracias el profesor de matemáticas es más sociable que el de química, es una mierda de profesor y pedante hasta los tuétanos.—¿Dónde voy a estar? ¡Meando en el baño tonta! El maldito Marshall casi deja que me haga en la ropa ¿qué su madre no lo quería? ¡Hijo de puta! – me acomodé la ropa y salí a lavarme.—¿Con esa boca tan sucia besas a tu madre muñeca? – salté tan alto del susto que casi doy con el techo y caí sentada en piso con las piernas abiertas, obsequiándole una vista perfecta de mi entrepierna con una panty de encajes que odio pero por levantarme tarde hoy tuve que ponérmela.—¿Estás loco idiota? – el muy estúpido sonríe y pasa la lengua por sus labios.
—¡No! Tú estás loca ¡pudiste lastimarla y meterte… meternos a todos en un lío Mila! – la chica rodo los ojos. —¡Estas exagerando Jonás! – dijo con una tranquilidad que acabo con mi paciencia. —¿Exagero? ¡La desmayaste Mila! ¡Perdió el maldito conocimiento! – grité tan cerca de su cara que instintivamente cerró los ojos. —¡¿Y a ti que te importa?! A menos que ella te interese, solo fue una pelea de chicas – eso me devolvió a la realidad y ahora necesito defenderme. Si alguien me hubiese dicho que al verla desplomarse mi corazón se iba a desbocar con intención de partirme en dos el pecho me hubiese reído a carcajadas. —Tú – la señale con el dedo índice — No eres una chica cualquiera – sonrió de lado — ¡Eres peligrosa! - sonrió triunfante. —¡Lo sé! – Se acercó y coloco la mano en mi entrepierna — ¡Soy dueña de esto! – ¿entonces de eso se trata? Es un juego de poder.