Hace ya cinco días que no veo al tonto, idiota y engreído del Jonás. Su noviecita me mira con cara de ¡si te acercas te ahorco! Y no estoy dispuesta a cometer la ridiculez de enfrentarme a ella nuevamente ¡es peligrosa! Deambulo por el pasillo con las chicas y me quedo rezagada viendo unos mensajes de mi madre que se encuentra en un crucero mientras yo tengo que aguantarme el fastidio de mi hermanita la perfecta ¿será que yo tengo algo malo?
—¡Oh si, mas por favor! – escucho gemidos, me encontraba tan absorta con el celular que no me di cuenta cuando me recosté a la puerta de los laboratorios en el ala este de la universidad.
—¡Ssssshhht! Silencio por favor - ¡plass! Se escuchó un golpe seco y un alarido — ¡Dije que silencio! – otros dos golpes y un ¡si señor! Se escuchó y me asomé, la voz gruesa y pastosa me pareció conocida ¡oh Dios mío! La profesora de Literatura. Ella…ella está… y él es… ¡es un puto! Está con Mila y…y se está… ¡plass! Le dio una nalgada, tapo el jadeo de asombro que sale de mi boca con las manos y no se escucha gracias al cielo pero, como mi mala suerte siempre me acompaña y esta vez junto al peso de mi cuerpo abren la puerta de golpe haciéndome aterrizar de manera abrupta sobre mis pechos y tripa. Jonás se giró y yo solo pude ver el gran… ¡oh Dios mío, la tiene! ¿En serio?
—¿Leila? – me observa desde arriba y con un movimiento rápido su… cosa enorme queda dentro del pantalón.
—¿Sorpresa? – digo levantando un hombro. Sonríe. Él sonríe y yo… ¡me muero de vergüenza y derrito a la vez!
—¿En serio? ¿Y cuál es la sorpresa cariño? – levantó una ceja y recorrió ambos labios con la lengua ¡está buenísimo! — Porque a menos que desees participar con nosotros en un trío… ¡no la veo! – respiré profundo mirando el piso y al subir la cabeza me encuentro con un par de tormentas divertidas y brillantes.
Su expresión era expectante y yo no supe que decir, me sentía avergonzada pero no incómoda. Su sola presencia me agradaba a niveles donde mi personalidad prácticamente se amoldaba a la suya y mis emociones cambiaban al punto de que las de él, las dominaban. Se veía imponente y atractivo, sus mejillas se veían coloradas y sus labios hinchados ¡todo un Adonis! — ¿Entonces muñeca? ¿Te nos unirás? – sonrió sexy y yo negué, se acuclilló y estiró la mano para ayudarme a levantar.
Una vez de píe, se acercó hasta abrazarme por la cintura, pegar su boca húmeda y tibia en mi oído — ¡Corre Leila, vete! – depositó un beso allí, mi cuerpo vibró y se estremeció involuntariamente. Sin embargo, obedecí a esa orden como si él fuese un monstruo que amenazara con destruirme, su voz se escuchó gruesa, dura, demandante: lo que ocasionó que mis piernas temblaran y al final de la carrera cayera de rodillas en el piso frente al salón de clases donde se aglomeraron un montón de estudiantes riéndose y preguntando que le pasaría a la loca de la Universidad que al parecer vio un fantasma.
Y aquí me encuentro en mi sitio, en la silla que ocupo para mi clase de Literatura con la profesora que hace un momento se encontraba atada, con un pañuelo cubriéndole los ojos y gritando más ¿sería a las nalgadas o la otra cosa que hacen los hombres con su... hombría? ¡Ay ya ni sé lo que digo! Mi amiga Alice trata de traerme a la realidad.
— ¡Shit, Leila! - susurra cerca de mi oído y giro la cabeza para mirarla de frente — ¡Hay un chico que preguntó por ti cuando estuviste en la enfermería! - dijo emocionada y mi cara se arrugó en una interrogante que hizo a mi amiga abrir los ojos como platos — Si continúas arrugando el rostro de ese modo tendrás líneas de expresión a los veinte - rodé los ojos, no quiero que me hable de chicos ni de cuidados faciales. Quiero entender el porqué de lo que ocurrió en los laboratorios... y no me refiero a la caída, sino al hecho de que el Adonis se encontraba, con la señorita Bianchi haciendo: eso.
— ¡Alice, hablamos luego! ¿Te parece? - negó, es muy insistente y no abandona su cometido aunque esté padeciendo una crisis existencial.
— ¡Pero claro que no! el viernes cumples dieciocho ¡y no tienes novio! - lo dijo con cara de horror y yo rodé los ojos ¡ni siquiera lo recordaba!
— ¡Espera! ¿Un novio? - asintió sonriendo — ¡Yo no quiero un novio! - mi susurro aumentó algunos decibeles.
— ¿Tiene algo que decirnos señorita Monserrat? - ¡mierda la promiscua! por un momento la olvidé.
— ¡Disculpe Señorita Bianchi, nada que decir! - dije en voz baja y la cabeza gacha.
Ésta asintió y prosiguió con la clase de la cual no tengo idea.
— Al terminar la clase hablaremos, porque te voy a preparar el mejor cumpleaños del mundo - ¡ay no! ¿Por qué a mí?
La clase más tediosa del espacio infinito y sus adyacencias se llama: Literatura, y con la profesora Madelín más aún. Ignoro cuantas veces bostecé, cuantas veces cabeceé y peor aún ¡me dormí! ella solo habla y habla entonces te arrebata las ganas de preguntar o tal vez de participar si así lo deseas. Es simplemente ¡aburrida! creo que hablaré con mi madre para que proponga su cambio o lo que hagan los padres referente a eso "¿Es eso, o estás celosa?" creo que aún duermo pero, esa voz se escuchó muy real. Miré a todos lados. Debo estar alucinando con voces o algo así pero, no me siento celosa ¿o sí? El timbre suena y salgo casi corriendo con Alice y Charles tras de mí gritando que me detenga, hago caso omiso a sus llamados y al doblar la esquina me doy de frente con un cuerpo duro y suave a la vez, el rebote me lanzó al piso ¡raro! ¿No?
"Aunque te sueñe, no podría tenerte". Leila M.
Subí la vista y mi boca se curvó en una sonrisa amistosa, lo que hizo que él también sonriera. Un chico más o menos de veinticinco años y ¡atractivísimo! sus ojos de color chocolate sonríen con junto a sus labios gruesos y carnosos que me hicieron la boca agua ¡Dios, es hermoso! ¿Quién será? Estira su mano para ayudarme a levantar y ladea la cabeza en actitud cariñosa.— ¡Gracias! - dije sin titubeos.— ¡Disculpa, no te vi! - volvió a sonreír y sus ojos se achinaron.— ¿Y cómo la verías George, no ves su tamaño? - no supe cómo actuar. Si insulto a la perra de Georgia frente a él se llevará una mala impresión de mi ¿verdad? Pues ¿saben qué? ¡Me importa un pito!— ¿Tama&
Ese desgraciado de Parker cree que me quedaré de brazos cruzados, ya la vio y sé que la quiere para él, lo noté en sus malditos ojos. Pero primero lo mato antes de que la toque. Ésta vez no sucederá igual que con Nannette, Leila es joven, frágil, se nota que bajo esa coraza de agresividad se encuentra un ser afable y con mucha dulzura. Sé que no debo acercarme a ella pero; en vista de éste peligro me siento con la responsabilidad de protegerla. Jamás me he creído un héroe pero considerando que ya tuve una mala experiencia con ese malnacido, no voy a esperar la próxima.Llego a mi apartamento directo a la ducha y me aseo a conciencia tengo hambre y recuerdo que no ingiero alimento desde la mañana, voy a tener que vigilar eso porque últimamente estoy haciendo una sola comida y mi estómago se resiente y eso, aunado al malestar que tengo por lo arbitrario
¿Recuerdan lo que les dije de las chicas?Ahí lo tienen, una enorme pancarta que pone “Jonás, nos hace feliz con su gran polla” y otra “eres un orgasmo con pies” y muchas otras que se refieren a sexo y promiscuidad ¿lindo eh? Esto es obra de la loca Mila ¿no sé por qué pensé que me había librado de ella? Ya entiendo la bronca del entrenador, las chicas – diecisiete en total – se encuentran en ropa interior de encajes y algunas no llevan sujetador, sino unas estrellitas adhesivas en los pezones. Una rubia pecho gigante se acerca a mí.—¡Hola Jonás! – levanto las cejas entorno a sus prominentes pechos y ¡uf! Mi cuerpo responde de inmediato —¿Podríamos? – se restregó un poco.—¡Por supuesto que sí cariño! –
—¿Leila? – Avanzo hacia ella —¿Qué coño haces aquí? – No responde, solo mira mi cuerpo y aunque no me siento incómodo, mi hombría despierta —¡Leila! – trueno los dedos frente a su rostro.—¿Ah, hola? – baja a mi torso y me recorre ¡Dios! Coloco mis dedos índice y corazón debajo de su barbilla y la subo —¡Yo… eh… eh… ya vine… si, vine… a! – prácticamente está babeando. Tengo una maldita leche de perros.—¿Desconcentrada muñeca? – Me burlo para que se enoje —¡Me agrada que te guste lo que ves cielo, pero me retrasas y me esperan arriba! ¿Qué necesitas? – sus parpados están caídos y su respiración es muy rápida, está e
Me separo de ella abruptamente, no debo acercarme más de lo debido porque es menor de edad aun o por lo menos hasta el viernes, según su amiga la que se enrolla con Robert. Sonrío para bajar el color de su rostro y arranco el coche de nuevo, estoy segurísimo de que Mila vio cuando le di el beso fingido a esta muñequita que no quiero ni mirar en este momento. Su boca sabe dulce, eso quiere decir que su sexo también debe saber así. Suspiro y me concentro en el par de Nenazas que se enrollan en la habitación que estoy usando en casa de Jonathan, para alejar cualquier pensamiento lujurioso con Leila, observo el retrovisor y el descapotable viene detrás; apenas diviso algunos mechones color rosa del cabello de Mila.Ya hemos llegado a casa de la muñeca y ella me da las gracias, pero como tengo público y yo soy un artista, me bajo del auto para abrir la puerta y atraer hacia mí a Leila
¡Ok, eso fue raro! Jonás Serrano siendo dulce y tierno, además de agradable… no me lo creo.Subo la escalera rápidamente y cuando ingreso a mi habitación cambio mi ropa y entro a la cama, mañana tengo un examen de literatura y debo concentrarme, claro que es difícil cuando la boca me hormiguea de este modo, luego de que cierto buenorro me haya mordisqueado el labio inferior y… ¡ay Dios, estoy asustada! No soy una chica tan romántica aunque Henry Cavill me haya cortejado de vez en cuando en algún sueño, pero esta noche Jonás estuvo muy atento y lindo conmigo ¡y eso sí que es romántico! Me permitió tocar sus tatuajes y los ojos le brillaban. Tiene los ojos más bellos que he visto y la boca… los labios, son una pequeña almohadilla, gruesos, deliciosos y suaves, muy suaves y hoy no fue tosco conmigo, no lo fue y… eso
Salgo de mi alcoba y mi madre se despide de Louis en la puerta. Mi hermana tiene un contrato como modelo de pasarela y se va de gira – ella si es la perfecta – es elegante y sofisticada como él. En cambio yo soy tan normal que a ellos no les cabe en la cabeza. Soy la fea y gorda, torpe y corriente. No me arrepiento de ser como soy y me da igual lo que piensen total ¡alguien tiene que pisar firme en esta casa de locos! ¿No?—¡Me voy hermanita, estudia mucho! – sonríe radiante mientras ni siquiera me mira a mí sino a James.—¡Sí lo que sea! – levanto la mano y digo adiós.—Creo que necesitas entrenamiento privado de modales en lugar de estudios – pincha como siempre, venenosa.—¡Búscate una vida y deja la mía en paz! – respondo acida y James
¡El juego de soccer amistoso resultó una mierda!Ver abrazada a Leila con ese sujeto me hizo tambalear el día y mi humor está de perros, fui sancionado dos veces y hasta que me suspendieron en el segundo tiempo. Los chicos están furiosos conmigo y sé que tienen razón, pero el más impresionado soy yo al sentirme de este modo.Salgo de las ducha con la toalla en la cintura y Oliver resopla cuando me enfrenta.—¡Me alegra saber que tu humor es tan voluble, amigo! – Agudizo la vista en una advertencia clara “no te metas conmigo” —¡Vamos Jonás! Todos nos estamos preguntando que te pasó ahí fuera – hace aspavientos con las manos —tu noche fue genial, te tiraste a tu ex buenorra en los aseos de la universidad y sin embargo… - bufa enojado —¡Le pateaste el cu