¿Recuerdan lo que les dije de las chicas?
Ahí lo tienen, una enorme pancarta que pone “Jonás, nos hace feliz con su gran polla” y otra “eres un orgasmo con pies” y muchas otras que se refieren a sexo y promiscuidad ¿lindo eh? Esto es obra de la loca Mila ¿no sé por qué pensé que me había librado de ella? Ya entiendo la bronca del entrenador, las chicas – diecisiete en total – se encuentran en ropa interior de encajes y algunas no llevan sujetador, sino unas estrellitas adhesivas en los pezones. Una rubia pecho gigante se acerca a mí.
— ¡Hola Jonás! – levanto las cejas entorno a sus prominentes pechos y ¡uf! Mi cuerpo responde de inmediato — ¿Podríamos? – se restregó un poco.
— ¡Por supuesto que sí cariño! – Casi brincó de alegría — Pero deben irse ahora, para poder montar la fiesta esta noche en casa de Jonathan Lem.
— ¡Oh por Dios! ¿Jonathan el quarterback? – Asiento sonriente — ¡Te amamos! Chicas vamos a prepararnos para la fiesta – gritaron un “te amamos Jonás” y dieron media vuelta, dejándome la vista más maravillosa del mundo.
— ¡Hey amigo mío! – se acerca John con los chicos — ¿Y esas Nenazas? – sonrío engreído.
— Un regalo – escucho risas y vitoreos — Por cierto, tenemos fiesta en tu casa – le hago un guiño y camino hasta el gimnasio de nuevo.
— ¿En serio? – Asiento y continúo mi camino — ¡Excelente tío, mis padres aún no regresan de su viaje y tenemos todo lo que resta de semana! – sonrío y entro.
— ¡Todo solucionado entrenador, lamento las molestias! – subo a la cinta de nuevo y entreno hasta que quedo hecho polvo.
La noche pinta bien, las chicas trajeron comida como para un ejército y tratándose de una fiesta privada; dudo que nos la comamos toda. Llego a la casa de Jonathan en una hora luego de dejar el entrenamiento. Ducha y un atuendo cómodo: vaqueros gastados y una camiseta, zapatillas de deporte, dos cajas de mis condones favoritos y salgo. Mi teléfono vibra en el bolsillo y lo saco para responderle a Mila antes de subir a mi motocicleta.
— ¡Mila! ¿Qué tal? – respondo muy agradable.
— ¡Hola, pensé en pasarme por tu casa! ¿Estás disponible? – ahora es mi turno loca.
— ¡Lo siento, voy de salida, ah lo olvidaba! Estoy agradecido por el regalo que me dejaste frente al gimnasio Nena ¡Nos vemos! – arranco mi bebé y cuelgo sin más.
¿Qué se piensan las mujeres? Es una loca que quiere retenerme como sea ¡Ja, esta delirando!
— Para mí tienes mucha ropa – la chica que me abordó frente al gimnasio saca mi camiseta.
— Creo que es mejor si subimos cariño – me dedica un hermoso puchero y sonrío porque es una belleza — ¡Vamos! ¿Me quieres para ti sola no? – asiente con una sonrisa y subimos.
Se tumba en la cama y me acomodo a su lado, sus labios son operados, de hecho casi toda lo es, pero no importa porque esta buenísima, nos tocamos y la llamas me abrasan cuando acaricia mi hombría por encima de la tela del vaquero. En un minuto somos solo bocas y manos besando y tocando por todos lados y desnudos nos sumimos en un baile deliciosamente erótico hasta alcanzar la meta esperada. Esta chica es bastante… ágil.
Salgo de la alcoba y bajo la escalera, dejo atrás el concierto de jadeos y gemidos sonriéndole a una morena que me lanza el sujetador bastante achispada por cierto. Lo sujeto en el aire.
— ¡Hola Jonás, te amo! – no puedo evitar reírme.
— ¿Esto es una invitación? – levanto la prenda.
— ¡Claro que sí! – Dice con una carcajada — ¿Aceptas? – se restriega al respaldo del sofá como un gatito.
— ¡Claro que sí! – Respondo con sus palabras — Espérame arriba para hacer un trío – grita de la emoción.
Voy a la cocina y encuentro a Elvis con dos chicas y una le está haciendo una felación cerca del microondas donde se calienta la comida, niego sacudiendo la cabeza y saco unos panecillos con jamón y otros canapés para comer en la habitación. Por los resoplidos y jadeos de mi amigo se la está pasando muy bien, palmeo su espalda y escucho un “¡uf!” de su parte ¡disfrútalo chico!
Escucho más ruidos salvajes cuando salgo de la cocina y río a carcajadas ¡ups! giro a la derecha y me detengo de súbito al ver una cabellera rubia rizada y unos ojos verdes que me hipnotizan ¡maldita sea Leila! ¿Qué coño hace aquí? Sonríe y me dirijo hacia ella como un autómata. Sus esmeraldas me observan de manera curiosa y de pronto caigo en la cuenta: estoy en bóxer. Aun así no deja de mírame y mi cuerpo reacciona al instante. Por alguna razón que no entiendo, no quiero que me vea de este modo tan… crudo y prosaico, pero tampoco puedo dejar de mirarla; su expresión es de asombro, sin embargo sus ojos se oscurecen cuando estoy cerca dejándome ver su deseo reflejado en ellos ¡mierda!
"Y entonces te vi...". Jonás S.
—¿Leila? – Avanzo hacia ella —¿Qué coño haces aquí? – No responde, solo mira mi cuerpo y aunque no me siento incómodo, mi hombría despierta —¡Leila! – trueno los dedos frente a su rostro.—¿Ah, hola? – baja a mi torso y me recorre ¡Dios! Coloco mis dedos índice y corazón debajo de su barbilla y la subo —¡Yo… eh… eh… ya vine… si, vine… a! – prácticamente está babeando. Tengo una maldita leche de perros.—¿Desconcentrada muñeca? – Me burlo para que se enoje —¡Me agrada que te guste lo que ves cielo, pero me retrasas y me esperan arriba! ¿Qué necesitas? – sus parpados están caídos y su respiración es muy rápida, está e
Me separo de ella abruptamente, no debo acercarme más de lo debido porque es menor de edad aun o por lo menos hasta el viernes, según su amiga la que se enrolla con Robert. Sonrío para bajar el color de su rostro y arranco el coche de nuevo, estoy segurísimo de que Mila vio cuando le di el beso fingido a esta muñequita que no quiero ni mirar en este momento. Su boca sabe dulce, eso quiere decir que su sexo también debe saber así. Suspiro y me concentro en el par de Nenazas que se enrollan en la habitación que estoy usando en casa de Jonathan, para alejar cualquier pensamiento lujurioso con Leila, observo el retrovisor y el descapotable viene detrás; apenas diviso algunos mechones color rosa del cabello de Mila.Ya hemos llegado a casa de la muñeca y ella me da las gracias, pero como tengo público y yo soy un artista, me bajo del auto para abrir la puerta y atraer hacia mí a Leila
¡Ok, eso fue raro! Jonás Serrano siendo dulce y tierno, además de agradable… no me lo creo.Subo la escalera rápidamente y cuando ingreso a mi habitación cambio mi ropa y entro a la cama, mañana tengo un examen de literatura y debo concentrarme, claro que es difícil cuando la boca me hormiguea de este modo, luego de que cierto buenorro me haya mordisqueado el labio inferior y… ¡ay Dios, estoy asustada! No soy una chica tan romántica aunque Henry Cavill me haya cortejado de vez en cuando en algún sueño, pero esta noche Jonás estuvo muy atento y lindo conmigo ¡y eso sí que es romántico! Me permitió tocar sus tatuajes y los ojos le brillaban. Tiene los ojos más bellos que he visto y la boca… los labios, son una pequeña almohadilla, gruesos, deliciosos y suaves, muy suaves y hoy no fue tosco conmigo, no lo fue y… eso
Salgo de mi alcoba y mi madre se despide de Louis en la puerta. Mi hermana tiene un contrato como modelo de pasarela y se va de gira – ella si es la perfecta – es elegante y sofisticada como él. En cambio yo soy tan normal que a ellos no les cabe en la cabeza. Soy la fea y gorda, torpe y corriente. No me arrepiento de ser como soy y me da igual lo que piensen total ¡alguien tiene que pisar firme en esta casa de locos! ¿No?—¡Me voy hermanita, estudia mucho! – sonríe radiante mientras ni siquiera me mira a mí sino a James.—¡Sí lo que sea! – levanto la mano y digo adiós.—Creo que necesitas entrenamiento privado de modales en lugar de estudios – pincha como siempre, venenosa.—¡Búscate una vida y deja la mía en paz! – respondo acida y James
¡El juego de soccer amistoso resultó una mierda!Ver abrazada a Leila con ese sujeto me hizo tambalear el día y mi humor está de perros, fui sancionado dos veces y hasta que me suspendieron en el segundo tiempo. Los chicos están furiosos conmigo y sé que tienen razón, pero el más impresionado soy yo al sentirme de este modo.Salgo de las ducha con la toalla en la cintura y Oliver resopla cuando me enfrenta.—¡Me alegra saber que tu humor es tan voluble, amigo! – Agudizo la vista en una advertencia clara “no te metas conmigo” —¡Vamos Jonás! Todos nos estamos preguntando que te pasó ahí fuera – hace aspavientos con las manos —tu noche fue genial, te tiraste a tu ex buenorra en los aseos de la universidad y sin embargo… - bufa enojado —¡Le pateaste el cu
El chico se percata de mi presencia y abre mucho los ojos, la rubia continúa con el morreo y él se nota nervioso, sin embargo no la aparta; tiene las manos en la cintura de la chica, sube a la espalda y luego las baja hasta alcanzar las caderas. Recuesto el hombro derecho a la pared y cruzo la pierna esperando que terminen de hacerse cariños. Lo veo incómodo y le hago un guiño, me observa apartándola sin que se percate de mí.—¿Jonás? – Miro al chico que me habla y le sonrío —¿Qué te trae por aquí? – la rubia se adelanta como si lo estuviese protegiendo ¡Que adorable!—¡Charles, amigo mío! ¿Qué tal estas? – Saludo y nos damos un apretón de manos —¡Hola rubia! – hace una mueca con los labios.Yo no soy el mejor sujet
Mi padre llegó a las cuatro de la tarde a Seattle y salió con mi madre. Aun me encuentro encerrada en mi habitación tratando de idear un buen plan para no buscar que me abofeteen como la última vez. James ya está en casa con su familia y una novia ¡una novia, el muy idiota no me dijo nada!Hago el máximo esfuerzo para no pensar en Jonás y evitar llorar, el volvió con su ex y yo no tengo oportunidad porque ella es perfecta. Es altísima, bellísima y todas las ísimas que yo no soy, además está también Mila y el hecho de que le gustan todas las demás ¡Dios mío el tipo es un mujeriego en toda regla! Y yo he caído en su juego, esta tarde cuando me observaba quedé sin aliento al mirarlo de reojo, sin que él lo notara por supuesto porque me muero de vergüenza al solo pensar que descubra mi obsesión por él. Y
—¿Estás seguro tío? Son de primero – miro a Elvis con cara de pocos amigos y asiento.—¡Si Montreal, estoy seguro! – Digo para que se calle —Charles es buena onda y me agrada, además él es de segundo – se cubre el rostro como si no lo creyera —¡Ay por favor, lo mismo decían con Oliver y está con nosotros! – negó.—¡Es un crío! ¿Cuánto pesa, cincuenta kilos? – achino la mirada y niego.—¿Entonces si no es una bestia como nosotros, no lo admitimos? – Abre la boca, pero lo interrumpo —¡Eso es una actitud discriminatoria! ¿Sabes? – asiente complacido ¡es un idiota!Salgo de la casa Alfa y saco el seguro del auto, veo llegar a Mila con un vestido precioso y unos