Mi padre llegó a las cuatro de la tarde a Seattle y salió con mi madre. Aun me encuentro encerrada en mi habitación tratando de idear un buen plan para no buscar que me abofeteen como la última vez. James ya está en casa con su familia y una novia ¡una novia, el muy idiota no me dijo nada!
Hago el máximo esfuerzo para no pensar en Jonás y evitar llorar, el volvió con su ex y yo no tengo oportunidad porque ella es perfecta. Es altísima, bellísima y todas las ísimas que yo no soy, además está también Mila y el hecho de que le gustan todas las demás ¡Dios mío el tipo es un mujeriego en toda regla! Y yo he caído en su juego, esta tarde cuando me observaba quedé sin aliento al mirarlo de reojo, sin que él lo notara por supuesto porque me muero de vergüenza al solo pensar que descubra mi obsesión por él. Y
—¿Estás seguro tío? Son de primero – miro a Elvis con cara de pocos amigos y asiento.—¡Si Montreal, estoy seguro! – Digo para que se calle —Charles es buena onda y me agrada, además él es de segundo – se cubre el rostro como si no lo creyera —¡Ay por favor, lo mismo decían con Oliver y está con nosotros! – negó.—¡Es un crío! ¿Cuánto pesa, cincuenta kilos? – achino la mirada y niego.—¿Entonces si no es una bestia como nosotros, no lo admitimos? – Abre la boca, pero lo interrumpo —¡Eso es una actitud discriminatoria! ¿Sabes? – asiente complacido ¡es un idiota!Salgo de la casa Alfa y saco el seguro del auto, veo llegar a Mila con un vestido precioso y unos
Solo tuve que mirarlo para que las dos copas que me tomé hace más de una hora surtieran efecto, perdí el equilibro torpemente y de manera rutinaria terminando en sus brazos bajo la mirada de odio de su acompañante ¿qué coño hace aquí? Puse los ojos en blanco y desplegó esa sonrisa de dientes perfectos que hace un efecto de presión en mi vientre ¡maldito sea él y su sonrisa perfecta!—¿Ya puedes soltarla para que bebamos algo? – su amiga le habla y ni siquiera voltea a verla.—¡Vete a la mierda Mila, no vine contigo! – no despega lo ojos de los míos y yo siento que muero —¿Qué tal estas? – Dice como si no hubiese mandado al diablo a su ligue —¿Estás disfrutando? – mis cuerdas vocales se averiaron, la piel me arde allí donde su mano me t
Los calambres siguen y la quemazón también, no puedo evitar gritar y llorar ¿Por qué no para? Escucho voces y gritos mientras la puerta se abre, aparece Charles con las chicas y por supuesto Jonás con cara de pocos amigos.—¡No sabía que le haría daño! – Grita Dakota —¡Yo misma la consumo! – le planta cara a Jonás.—¡¿No pudiste pensar en que los organismos no son iguales?! – Se le acerca tanto que ella se encoje —¡¿Eres estúpida?! – ella le suelta una bofetada y mis temblores se hacen más fuertes, rechino los dientes para no gritar.Se abalanza sobre ella y Charles se interpone colocando las manos en su pecho.—¡Tranquilo Serrano, es una chica! ¿Recuerdas? – entorna los ojos y asiente.
La cinco de la mañana y no he podido dejar de mirarla dormir, no sé qué coño me pasa con ella, es que no es… igual que las otras, obviamente es virgen y no me agradan, pero me atrae como si fuese un imán. No entiendo una mierday no me lo voy a plantear. Me voy de aquí antes de que esta muñeca despierte y crea que quiero algo más con ella que… nada, porque no quiero nada.—¡Charles! – Llamo su atención y viene hacia donde me encuentro justo en la puerta de la habitación donde yace Leila —¡Debo irme, tengo… algo que hacer! – asiente y me da la mano.—¡Gracias por hacer esto, por ella! – suspiro, este tío es toda una monada.—¡Eh, si lo que sea! – le digo para evitar su expresión de chico bueno —¡
Abandono la cama y entro a la ducha de nuevo, mi cuerpo se resiente por el agua fría por el sudor y el calor que siento. Lavo mi cuerpo y el cabello. De pronto la imagen de Leila invade mi mente y cierro los ojos, recorro mentalmente su cuerpo con ese vaquero desteñido y a la cadera que le hace un culo precioso y que si lo tuviera de frente en este momento azotaría, su rostro es perfecto, sus carnosos labios, esos ojos grandes y expresivos, su nariz pequeña y respingona. Recuerdo el vestido de ayer y me empalmo como un adolescente ¡no puede ser! Aun me duelen los músculos de la batalla con Kimmy ¿fueron que, cuatro horas? ¡Jesús soy un degenerado e insaciable pervertido de mierda! Pero mi mano se mueve sola al ritmo de la música que recuerdo estaba disfrutando esa chica pequeña, pura y virginal que está colándose en mis pensamientos. Aprieto los ojos y mi mano vuela sobre mi pene haciéndo
¡Mala idea haber venido! ¿No entiendo que hago aquí? Los veo entrar y mis dientes rechinan, Frank es un buen tipo, pero yo no y le tiene los dedos puestos en la parte baja de la espalda ¡maldición, quiero cortarle la mano! No me han visto y voy a aprovecharme de eso para vigilarlos, si se le ocurre flirtear con ella me va a oír, pago mi entrada y me escondo de ellos cuando ingresan a la sala, luego entro y me siento en el último lugar en el rincón derecho. Ella le sonríe y él a ella, aparentemente es algo inocente, pero Frank a pesar de que es un poco más tranquilo sexualmente es un hombre igual que yo y ella… me pertenece ¿qué, pero que me pasa? Paso las manos por mi rostro, exasperado y con furia. Me levanto de la silla y salgo de la sala de cine, doy vueltas como un loco por el frente y me dispongo a largarme de allí, no puedo quedarme y husmear en su vida, eso sería acoso y yo no soy así ¡maldita sea Leila Monserrat! ¿Qué estás hacie
Capítulo 24. Jonás.Robert viene detrás y no se ve nada contento, la chica lleva la cara abajo y en el momento que se gira hacia ella con los puños cerrados noto su rostro colorado y los ojos enrojecidos. Normalmente no me meto en sus problemas pero la empuja y salto de la silla para dirigirme hacia él. Los chicos también dejan sus asientos.—¿Todo bien Campeón? – Gira sorprendido y me fijo en su rostro —¿Qué sucedió Rob? – bufa muy enojado.—Las señoritas decidieron que era buena idea salir solas en busca de unas golosinas y alguien se metió con ellas – dice con voz trémula de enojo —¡Tuve que intervenir! – asiento.—¿Quién es el sujeto? – él la mira a los ojos y los de e
Me asió por el codo y prácticamente me arrastro hacia afuera de la habitación, su toque me calienta el cuerpo, me produce un estallido en el estómago que viaja a mi bajo vientre ¡soy una zorra!—¡Suelta! – Me deshago de su agarre —Solo tenías que decirlo y yo habría salido por mis propios medios – adelanto el paso y siento la vibración de mi teléfono, sé que es mi padre.El que ahora según, quiere protegerme del mundo ¡pues que se vaya a la mierda! No hará conmigo lo que hace con mi madre. Saco el teléfono y es mi hermana.—¡Hola! – Respondo y cuando giro tengo a Jonás como un águila vigilándome, se me acelera el pulso —¿Qué quieres? – lo miro a los ojos y éste los entorna, pongo los míos en blan