Capítulo 2. Difíciles decisiones.

Cuando Edmund llegó a la mansión luego del evento social, descubrió que Samantha lo esperaba hecha un mar de lágrimas.

—¿Qué sucedió? —preguntó severo.

Claire, a su lado, la observó con soberbia. Nunca le gustó que Samantha estuviera en esa casa ni compartiera con su hija por sus orígenes maternos humildes.

—Fernand me traicionó con otra mujer.

Edmund se irguió, incómodo, y Claire arqueó las cejas con asombro.

—¿Cómo lo sabes?

—Porque lo encontré teniendo sexo en el salón con ella y me confesó que está embarazada.

Ambos se impactaron, pero Claire, además, se angustió y corrió a las escaleras para ir a la habitación de su hija. Sospechaba que Elaine estaba involucrada en aquel hecho.

—No sé lo que habrá sucedido, pero te prohíbo decir algo fuera del entorno familiar.

Samantha se impactó por sus palabras. ¿Acaso su padre ya sabía sobre la traición de su prometido y su futura hermanastra?

—Fernand me engaña desde hace tiempo. Para que su amante esté embarazada deben estar juntos desde hace mucho, pero igual iba a casarse conmigo.

—¡No te refieras a Elaine como una amante, es una niña de buena cuna! —la regañó, recordándole que los Combs, la familia de Elaine, era una de las más poderosas de todo Seattle.

—¡Papá, me traicionaron! —expuso indignada y con lágrimas en los ojos— ¡Íbamos a casarnos en pocos meses! ¡Tú arreglaste esa boda!

—Si Fernand se buscó a otra es porque no le diste lo suficiente. Ahora debemos enmendar este asunto de la forma más discreta posible para que Elaine no salga afectada.

Samantha retrocedió un paso y se sostuvo la cabeza con ambas manos, sorprendida por lo que decía su padre.

—¡¿Solo te importa ella, no mi sufrimiento?!

—¡No seas exagerada y deja el drama! No eres la primera mujer a la que su prometido la deja por no ser complaciente. Además, ustedes se conocen desde hace poco, es imposible que te hayas enamorado.

Su acusación le heló la sangre. Si antes odiaba a Edmund por su falta de cariño hacia ella, ahora su desprecio era mayor. No podía creer que fuese un hombre tan frío y despiadado.

—Esto haremos —dijo—. Mañana anunciaremos en los medios que el compromiso entre ustedes se rompió por incompatibilidad de caracteres y daremos un par de semanas de tiempo antes de hacer pública la relación entre Fernand y Elaine, así como su embarazo.

Samantha se tapó la boca con las dos manos, impactada.

—Me voy —aseguró y se dirigió con rapidez a las escaleras.

—¡¿A dónde vas?! —preguntó Edmund molesto.

—¡¿Qué te importa?! —respondió ella mientras subía de dos en dos los escalones y las lágrimas corrían por sus mejillas.

—¡No se te ocurra hacer un escándalo de esto, Samantha! ¡Te haré pedazos si te atreves!

Al llegar a su habitación, ella enseguida abrió el clóset y tomó un bolso para meter varias de sus pertenencias. Necesitaba irse de allí.

Aunque Edmund había tenido a muchas amantes, ella era su única hija. Una a la que él había despreciado porque su madre era una prostituta. Sin embargo, el padre de él lo había obligado a reconocerla.

Por mucho tiempo la tuvo lejos, hasta que la necesitó para fortalecer los negocios que había iniciado con la familia Wesley. La embaucó con falsas promesas de pagarle estudios avanzados en administración si aceptaba, la carrera en la que se había graduado, y la llevó a la mansión para intentar hacer de ella una dama.

Samantha lo aceptó porque se encontraba en un momento confuso en que no comprendía qué hacer con su vida.

Le costaba conseguir un empleo en su carrera, solo simples trabajos de camarera en bares o restaurantes, y la miseria en la que vivía con su madre ya no podía soportarla. Sobre todo, porque la mujer también la trataba con desprecio, ya que, al tener un título universitario, Edmund había dejado de pasarle dinero para su manutención.

Además, pensó que aquella oportunidad la acercaría a su padre y mejoraría la relación entre ellos, algo que desde niña había deseado, pero no fue así.

Edmund lo único que quería era convertirla en una moneda de cambio.

Al no tener dinero ni un lugar a dónde ir, al salir de la mansión se comunicó con su medio hermano menor Michael, un chico de dieciséis años que vivía con su madre. El joven la ayudó a entrar a escondidas en la casa sin que la mujer se enterara.

Si lo hacía, la echaría a patadas sin importar la hora ni las condiciones.

***

En la mansión Muller, Edmund discutía con Fernand.

—¡¿Puedes ser más idiota?!

—¡Pensé que Samantha no saldría de su habitación!

—¡Samantha siempre hace estupideces, no puedes confiar en su criterio!

Fernand se sentó con abatimiento en un sofá.

—Además, embarazaste a Elaine sin siquiera romper el compromiso con Samantha —le reprochó—. Hiciste todo mal, de nada sirvieron las horas que invertí trazando nuevos planes contigo cuando me dijiste que preferías a Elaine que a Samantha, a pesar de ser tan infantil.

—Me dijiste que ese compromiso se cancelaría pronto, pero pasaba el tiempo y nada sucedía. Me cansé de esperar y debía asegurar mi futuro. Si no conquistaba a Elaine, otro lo haría. Su padre le dejó mucho dinero al morir, había varios rondándola.

—¡Imbécil! —lo reprendió—. Ahora has creado un gran problema. Claire podría irse lejos con su hija para evitar que manchen su nombre, así perdemos los dos. Y si llegas a dañar mis planes de boda con la viuda millonaria —habló con amenaza y lo señaló con un dedo—, te arrancaré la cabeza y sabes que hablo de manera literal.

Ambos hombres se miraron con claros desafíos.

—Claire no podrá llevársela a ningún lado. Elaine está enamorada de mí, no dejará que nos separen. La convencí de mostrarse firme frente a su madre si se lo proponía.

—Quizás puedas manipular a esa niña porque tiene cero personalidad, pero si Samantha llega a hacer un escándalo nos complicará las cosas. Sabes que ella es difícil de controlar.

Fernand apretó las manos en fuertes puños.

—Me encargaré de Samantha —aseguró, poniéndose de pie—. Me ocuparé esta misma noche de ella. Como ya no sirve ni para tus planes ni para los míos y lo que representa es un estorbo, la eliminaré.

—¡Cállate, imbécil! —lo regañó Edmund y lanzó una mirada precavida hacia la puerta para asegurarse que Claire no se encontrara cerca—. Haz lo que tengas que hacer, pero de forma discreta. Mañana debo reunirme con el maldito León y buscar alguna manera de dominar a esa fiera. No podré encargarme de Samantha ni de los problemas que vayas a crear.

—No te preocupes, seré discreto. Estoy seguro que Samantha fue a la casa de su madre, no tiene otro sitio donde refugiarse. Aunque no sospecha que ese lugar es ahora el sitio más peligroso para ella —aseguró y se dirigió a la puerta mientras sacaba su teléfono móvil del bolsillo de su pantalón.

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