Si usted quiere saber lo que una mujer dice realmente, mírela, no la escuche.
-Oscar Wilde-
Anotó muchas citas de todos los autores que creía expertos en el tema. Dedicó casi toda su noche a eso hasta que se dejó vencer por el sueño. El día siguiente transcurrió como de costumbre.
Chantal asistió a sus clases por la mañana y esa tarde se dispuso a localizar a Derek. Supuso que se encontraría en las oficinas donde se desarrollaba el proyecto de "Luxury Voices", así que se dirigió hasta ahí. El campus era enorme y desde su facultad hasta donde se encontraba la oficina era un largo camino. Esperaba que todo el tiempo invertido no hubiese sido en vano. Se detuvo enfrente del enorme y un poco viejo edificio. Le habían dicho que el espacio dedicado al proyecto se encontraba en la cuarta planta así que tomó el ascensor hacía allí. Cuando las puertas de este se abrieron, se dio cuenta de que la fachada antigua del edificio no tenía nada que ver con lo que había ante sus ojos. Era un espacio grande y con aire moderno. Estaba decorado en negro, gris y plateado, con algunos detalles en blanco, cosa que le daba a todo el piso un aire profesional. Había varios cubículos alrededor del pasillo, todos aparentaban la privacidad necesaria para cada trabajador y al final había una gran puerta de color planteado.—¿Deseas algo? —una voz femenina con atisbos curiosos la sacó de su inspección visual. Chantal dio un pequeño brinco pues no había notado el escritorio a su izquierda, ni la pelirroja que estaba sentada en él. —Sí, disculpe, quisiera ver a Derek Derricks. La muchacha la inspeccionaba lentamente, escudriñaba con sus ojos color avellana toda la apariencia de Chantal, hasta que se detuvo y en su cabello rizado recogido en una simple coleta baja al lado. Un aire de suficiencia llenó el rostro de la pelirroja. —Claro, pasa, es la última puerta del pasillo, la grande plateada —le sonrió con pretención—. Suerte — deseó mirándole de arriba a abajo otra vez.—Gracias —dijo incómoda después de la obvia crítica visual, y se apresuró a ir directo a su objetivo. Tres toques en el material plateado declararon su presencia. —Adelante —una voz cruda le permitió la entrada. "Hora del plan, fase uno" —Lamento la interrupción a estas horas, pero no tuve otra forma de vert... —sus palabras se le atoraron en la garganta cuando, unos ojos azul oscuro la miraban sin emoción alguna. Esos mismos que había visto hace un día, la estaban observando tranquilos como si esperaran que siguiera hablando. Chantal tragó en seco al darse cuenta de que, ese chico que se encontraba recostado al escritorio con unos papeles en la mano, no era Derek. Se trataba de un joven un poco más alto que él. Incluso Se veía mayor. Su cabello era de un rubio oscuro, un poco largo en la parte superior y desordenado, le daba un toque sensual y misterioso. Tenía las cejas anchas y pestañas largas. Algo en su rostro le era demasiado familiar con el de Derek, ¿lo apuesto?, quizás. Su cuerpo era atlético, se veía fuerte con los músculos bien trabajados pero no en exceso. Llevaba una chaqueta negra ajustada y unos pantalones grises. Chantal estaba hipnotizada, aunque sabía que su mirada era indiscreta, no podía parar con su inspección visual. —Te vas a quedar mirándome como quien nunca ha visto un hombre o vas a terminar lo que decías —su voz era gélida, tanto como su mirada. A Chantal se le pusieron los pelos de punta, pero logró reaccionar. —Lo siento, pensé que eras Derek —sentía que sus mejillas se tornaban calientes. Bajó la vista al pensar que se debía ver absurda. —Eso de andar con la vista en el piso y distraída no es bueno —su voz fría era atormentante—. Lo digo porque solo tropiezas con los demás y te vas sin pedir disculpas, mal educada— los ojos negros de Chantal se le abrieron con asombro. "M****a, me recuerda", un reproche interno hizo que se sonrojase más.— Lo siento, esa tarde no me fijé por donde iba— finalmente se dignó a mirarlo. —Claro, casi me perforas el pecho con tu huesudo cuerpo y es eso lo único que tienes que decir —sostuvo su mirada con suficiencia y curvó ligeramente sus carnosos labios en tono de burla. "¿Me está diciendo huesuda?", se preguntó a sí misma mientras la cólera le invadía. —Vaya, me tildas de mal educada y eres tú quien me ofende —en tono despectivo lo miró—. Que poca moral de tu parte. —¡Oh, pero mira a la "bola de pelos"! —repuso con una mirada intimidante—. Sabe hacer algo más que tropezar y ser mal educada, también es grosera."¿Pero qué le pasa a este idiota?". Las paredes grises de esa habitación se le hacían pequeñas a Chantal para la oleada de ira que sentía ¡Él la iba a oír! Abrió su boca furiosa y levantó el dedo índice para soltar toda la incomodidad que aquel desagradable le hacía sentir. Sin embargo quedó muda, otra vez, cuando una simpática y familiar voz llamaba su atención detrás de ella. —Señorita Chantal Robinson —era Derek—, sabía que vendría a mi encuentro —llegó espontáneo, como la campana de un ring de boxeo que detiene el combate. —Puff, señorita... —se mofó el indeseable mientras cruzaba las manos sobre su bien formado pecho.—¿Pero cuál es tu problema pedazo de idiota? —las palabras dejaron la boca de la rizada como un torbellino inaguantable. A lo que el atacado, algo divertido, solo alcanzó a alzar una ceja. —Venga, Dixon —ese era su nombre—, no me digas que has estado molestando con tu horrible humor a nuestra "Charming Girl". —No, solo le daba mi humilde opinión —despreocupado descruzó sus brazos y se alejó del escritorio—. No es de mi interés lo que tengan que hablar. Nos vemos en casa, hermano— pasó por el lado de los dos y se dirigió a la puerta. Miró a Chantal divertido—. Hasta pronto, bola de pelos. "¿Hermanos?” Chantal asimilaba lo que acababa de oír, eso, y que la ofendiera otra vez. —No le preste atención a Dixon —la sacó de sus pensamientos—. Mi hermano es irritante cuando se lo propone. —No sabía que tenías un hermano —en realidad no sabía nada de él, de ellos—. Vine porque quería disculparme y explicarte lo que sucedió ayer —estaba lista para retomar el plan. —No es necesario, sabía que usted vendría —la cara del rubio se iluminó con un brillo de suficiencia—. El puesto sigue siendo suyo. Aunque me debe una tarde en un café —le guiñó un ojo. —Gracias, de verdad que agradezco mucho la oportunidad —le sonrió abiertamente. Sintió alivio, no tendría que mentir.—Ya es un poco tarde —dijo él tomando sus cosas—. Venga mañana después de almuerzo. Le mostraré su cubículo y le presentaré parte del equipo —se dirigió a la puerta de la oficina abriéndola para ella—. Puedo llevarla a su residencia si lo desea —expresó amablemente. —No es necesario, Derek —le sonrió ya dirigiéndose al ascensor—. Aquí estaré mañana y de verdad agradecería que me dejes de tratar de usted, no soy tan vieja —le pidió mirándole a los ojos. —De acuerdo, si eso hace que te sientas más cómoda —le sonrió con simpatía—. Hasta mañana, Chantal —se despidió amablemente. —Hasta mañana, Derek —respondió aliviada, entrando en el ascensor.El amor, la más mortal de todas las cosas mortales; te mata tanto cuando lo tienes, como cuando no lo tienes.-Lauren Oliver-Chantal. El apartamento de las hermanas Brown se encontraba muy animado esa noche. Estaban reunidas junto a Chantal en la gran sala del mismo. Ordenaron pizza y Anne había traído una botella de vino para celebrar el gran paso que había dado su "Chanty" al aceptar ser miembro del proyecto. Ambas hermanas se sentían orgullosas de ella. La conocían desde siempre, y de cierto modo entendían lo reseco y retraído de su actitud hacia muchas cosas, aunque ellas no lo aprobaran. La consideraban parte de su familia, y aunque tuviera la misma edad que Amber la veían como la hermana menor. Ellas habían estado juntas en los peores momentos de la rizada, le habían brindado apoyo, e intentaron sustituir la compresión y calor hogareño familiar que Chantal carecía, por el de ellas. No era mucho, a la vista de las hermanas, pero para Chantal lo era todo. Crecer con unos padres
Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos.-Julio Cortázar-Chantal.Se puso de pie de un brinco mirando a los dos hermanos mientras entraban en la habitación. Los ojos de Derek iban de Sam a Chantal con diversión, no entendía que acababa de pasar para que la rizada reaccionara así. Suponía que era costumbre de ella ser tan exagerada, se ponía roja por casi todo, y este caso no era la excepción. Aunque la veía un poco torpe e inexperta en cualquier aspecto, le agradaba mucho su sencillez e inocencia, además de ese toque melancólico que dejaba ver en su negra mirada. En cambio su hermano, no pensaba lo mismo, o al menos eso aparentaba. Los ojos de Dixon se clavaron en Chantal. La observaba con esa fría mirada suya que, para Derek era costumbre, pero para otra persona se podía volver bastante inquisitiva e incómoda. La miraba raro, sí, como si no hubiera nadie más dentro de esa oficina más que ellos dos. Como si, solo las rojas mejillas de ella fueran merec
¿La encontraría? Sin duda. ¿La salvaría? Siempre. -Lauren Kate-Chantal.Bajo las cegadoras luces que se esparcían por todo el local, y la música electrónica de fondo. Una mirada de hielo se perdía en el abismo negro de otra. Fue un acto involuntario que tardó segundos, pero para ellos se sintió como una eternidad. Chantal apartó la vista de él cuando Anne se acercó a la mesa con dos bebidas en las manos. —Siento la demora —sonriente explicó—, pero me bebí la mía en la barra. Es que el bartender estaba de maravillas. Las dos se carcajearon ante tal expresión, imaginaban a la rubia en pleno plan de conquista. —No hay problema —Amber tomó una copa—, pero para la próxima nos llevas—, bebió un largo sorbo— también tenemos derecho a disfrutar de lo bueno del lugar —la rizada rió ante tal comentario tomando la suya. Bebió de ella, casi hizo una mueca por lo amargo del contenido. Estaba muy fuerte y le bajaba por la garganta como si quemara, nunca había probado algo así. Si Anne quería
La observaba con una ceja levantada, incrédulo. Ante su azul mirada, la rizada sintió que ella solo le provocaba asco. Él dejó de observarla y besó apasionadamente a la chica que estaba sobre él. Una ola de cólera envolvió el cuerpo de la rizada. Se pegó más al sujeto moviéndose sobre él. El chico, que tenía la mano en su abdomen olía su cabello rizado sin reparo alguno. Él sin duda se encontraba en la gloria. Tomó a Amber con su mano libre y la beso, esta cedió. Chantal observaba como el idiota de ojos azules seguía en su juego con aquellas dos chicas. De repente, el aliento cálido del fornido le acariciaba el cuello. Ella apartó su cabello con una mano y lo miró de perfil intrigada. Este se estaba sobrepasando, aproximaba su cara a la de ella mientras se lamía los rosados labios. Cada vez estaba más cerca, la mirada del chico bajaba a los rojos labios de Chantal y luego a sus ojos con un rápido ritmo repetitivo. Debía admitir que aquel hombre se le hacía sensual y que el deseo conq
DixonEn su vida pensó cometer tal disparate. A sus veintitrés años, Dixon Derricks, era todo lo que él había querido llegar a ser. Casi culminaba su carrera de ensueño. Controlaba acciones de las empresas de su padre. Podía tener en su cama a la chica que desease. Sin embargo, se encontraba haciendo caridad a una ebria inconsciente que había acabado de vomitarle encima, y a una bola de pelos que no tenía otro efecto en él que el de sacarlo de sus casillas.Bien que lo había predecido, esa chica estaba destinada a darle problemas de todo tipo ¿Es que no podía mantenerse tranquila? ¡No! Tenía que ir al jodido antro, beber sin control y caer en las redes de un inescrupuloso como James. Al menos las gracias debería haberle dado, pero tampoco, la chica a su lado se mantenía en silencio y únicamente le echaba miradas furtivas. El rubor no le bajaba de las mejillas y él tenía la leve sospecha de que eso iba más allá del alcohol ingerido.Era consiente del efecto que causaba en las mujeres y
Dixon.Dixon agachó un poco su cabeza, tenía a su vista ese rostro apenado que no se atrevía a cruzar miradas con él. Ella estaba nerviosa, y él acababa de descubrir que le gustaba ser el causante de aquello. Se sentía bien tenerla prisionera entre aquel mueble, tocando su torso aunque fuera de forma indirecta. Soltó un suspiro involuntario cuando notó la mano de Chantal posicionarse al borde de sus pantalones, haciendo que ella diera un respingo y se detuviese al instante.—Creo que puedes terminar de limpiarte tú mismo —notó que ella intentaba enmascarar sus palabras con seguridad.No, con él eso no le funcionaría.Por lo que en un movimiento ágil decidió pegar completamente su cuerpo al de ella, dejando prisionera la mano con la que lo limpiaba. Chantal intentó apartarlo con su mano libre, pero él la tomó y la inmovilizó sobre el mueble de cocina que le impedía retroceder más.“¿Qué mierda estás haciendo, Dixon?”Con un movimiento rápido y casi inconsciente, Dixon enredó sus dedos
Chantal.Cuando Chantal reaccionó ante ese último cometario, ya él se había ido."¡No, no me importa lo que pienses de mí, idiota!"Nunca le habían importado los comentarios ajenos y no iban a empezar a preocuparle ahora.Se dirigió a la puerta del apartamento para asegurarse que estuviera bien cerrada. Le echó un vistazo a Amber que dormía plácidamente. Fue directo al baño, necesitaba ducharse. Frente al espejo observó que estaba hecha un desastre, ojeras enormes, maquillaje corrido, cabello salvajemente alterado, piel sudorosa y su cuello un poco rojo por lo que había sucedido."¿Qué fue lo que me sucedió?", no entendía como había cedido ante aquel hecho.Sus manos tocaban su cuello inconscientemente. Juraba que aún podía sentir como los labios de él le recorrían ahí mientras la sujetaba de los cabellos. El mismo calor volvió a su cuerpo al recordar como aquel hombre la había besado tan deliciosamente. No podía apartarlo de su cabeza. Lo sentía aún apretado a su cuerpo. Nunca había
ChantalEra domingo en la noche y Chantal se esforzaba por redactar los mejores consejos en su página. Lo había resuelto todo lo más sencillo posible, disfrazó sus crudas opiniones con palabras bonitas, de entendimiento social y a la vez apoyo emocional. No les diría a sus lectores lo que querían escuchar ¿Si no qué tipo de consejera sería? Daría sus consejos en un plan implícito con un toque poético, para que cada cual sacase sus propias conclusiones, y a la vez, le estaba dando su toque personal.Ya casi había terminado, solo le faltaba uno en particular, un mensaje al que no sabía qué aconsejar.@broKenGlass09Charming Girl: estoy enamorada de un hombre que no me ama. Me engaña con otras chicas aunque yo soy su novia oficial, he hecho de todo para complacerle y que cambie, pero nada es suficiente. No lo puedo dejar, moriría si lo hago, lo amo más que a nada. Lo siento tan lejos de mí que duele ¿Qué debo hacer?Tal vez este era el único correo serio que, según su percepción, le habí