Chantal.Decidió apartar sus pensamientos. Hurgar en su triste pasado no le resolvería el problema.¿Qué consejo podría dar cuando su experiencia vivida fue la de ver a su madre sucumbir ante la bebida?Le podría decir que lo dejase, que se apartara de él.¿Pero quién era ella para frenar los sentimientos de alguien de esa forma?¿Quién era ella para pedirle a esa chica que se llenara de valor a hacer lo que su madre no pudo?"¿Qué haría yo si estuviera en su lugar?", una interrogante que no era capaz de resolver.Ya que no estaba segura de que su reacción sería: por lo que ella en verdad creía correcto, o por la influencia de su madre.Ni siquiera sabía lo que era enamorarse.Escribió muchas respuestas en las que exigía que despertara de una vez, pero las borró. No se decidía, por lo que tomó un libro y una chaqueta holgada. Se arregló un poco el pelo y se dirigió al café más cercano.Estaba inmersa en las páginas que leía. Se había olvidado de todo, del proyecto, de sus padres, del
Chantal.—Has estado muy desanimada esta semana Chantal —Amber la miraba preocupada—. ¿Te sucede algo de lo que no me haya enterado?—No, no pasa nada —le decía mientras tomaba un sorbo de su gaseosa.Amber observaba a su amiga que, con la mirada perdida, jugaba con las papas fritas que se debería estar comiendo. La había arrastrado prácticamente para almorzar juntas. No era su costumbre, se suponía que cada cual hacía su vida en el campus hasta la tarde y por la noche pasaban el tiempo juntas.Pero había algo mal con su rizada preferida. La sentía lejos, como si su mente no estuviera en su cuerpo la mayoría del tiempo. Ni siquiera había ido a las oficinas de "Luxury Voices" en tres días seguidos. Eso no era normal en ella, Chantal podría ser muchas cosas, pero irresponsable, eso jamás.—Si no te comes esas papas lo haré yo —le señalaba el plato.—No te metas con mi comida, devoradora de cosas fritas —rio la rizada mientras le apartaba el dedo.—Vaya, y yo que pensé que se te había ol
Chantal.Frente a ella estaba ese cuadro de mariposas blancas que tanto le gustaba. Sonrío triste, todo el día lo había pasado batallando contra ella misma, y eso, era más difícil que cualquier cosa que conociese.—Ya hablé con Debby, no te molestará más —hacía unos segundos que él estaba allí dentro. Chantal se volvió a verlo, no lo había notado. Estaba recostado a la puerta, aún con las manos en los bolsillos. Su cabello desordenado le daba un toque sensual y despreocupado. La miraba expectante de alguna reacción, pero ella solo se giró a dejar el bolso sobre su escritorio.—No tenías que haberte entrometido —le dijo sin emoción alguna—. Soy capaz de defenderme sola.—Lo sé —su respuesta sorprendió a Chantal.—Nunca imaginé que dirías eso —soltó sin pensar.—Te he visto actuar en varios escenarios —se acercaba a ella con paso lento—. Sé que eres capaz de muchas cosas. No olvido la forma hostil con la que me tratas —sonrió de lado—. La que me preocupaba era la inocente de Debby —exp
Chantal....@broKenGlass09: Todo el esfuerzo y exigencia de tu parte, con vista a que tu pareja cambie, va a ser en vano si él no desea hacerlo. Las personas cambian porque quieren y cuando quieren, no porque se les pida. Por esa razón no soy capaz de exigirte que lo dejes, esa decisión es solo tuya. Estás consciente de lo que él hace y el daño que te ocasiona, y aun así sigues viviendo por él. Solo te doy un consejo, vive por ti, en cuanto leas esto, empieza a dedicarte más tiempo como persona, como mujer, y verás como todo a tu alrededor puede cambiar.Kss-Charmimg GrL...—¡Wow "Chanty", adoré este último! —Anne se había dedicado toda la tarde a leer los consejos de su amiga en la primera edición de "Luxury Voices".—Créeme que lo escucho y aún no estoy segura de él —dijo acostada sobre el sofá con un libro sobre el pecho—. Solo espero que a esa chica le sirva de algo.—Ya verás que sí. A veces cuando nos enamoramos dejamos de pensar en nosotros mismos y cosas como estas pasan —el t
Chantal.Sam le correspondió y se sentó a su lado. Se veía muy guapo esa noche. Llevaba un jersey marrón que se le ajustaba a su cuerpo, su cabello y barba bien arreglados, como de costumbre. Su rostro se veía iluminado al ver a Chantal, le detallaba cada aspecto en ella como si quisiera aprenderlo todo de memoria.—Te ves muy hermosa hoy —el halago hizo que ella se sonrojase.—Gracias —le dijo algo tímida.—¿Estás sola?—No, vine con Anne —le señaló a la rubia que reía junto al chico de la barra—. Es como mi hermana mayor.—Parece que tu hermana ha olvidado que estás aquí —Sam señalaba a la rubia que ni siquiera había reparado en verle.—No, pero no te puedo negar que me siento un poco incómoda.—Tranquila, he venido en tu rescate —le guiñó un ojo y levantó su vaso—. Por una noche llena de sorpresas.—Siempre y cuanto sean buenas, sí —brindó con él y ambos bebieron.Pasaron largo rato hablando y riendo. La confidencialidad entre ambos era palpable. Chantal se sentía cómoda, Sam se le
Dixon.Su móvil sonaba otra vez. No le interesaba mirar quién era. Podría ser su padre para hablar de algún negocio, su madre para preguntar por Derek o tal vez la chica a la que había dejado plantada esa noche. El caso era que no le interesaba en absoluto quién quisiera hablar con él. Era uno de esos días en el que el mundo le daba igual. Su mundo, ese en el que él era el centro, lleno de atenciones y elogios, y recrudecido por la indiferencia que él mismo emanaba, le daba igual. No estaba de ánimos para tratar con nadie. Apagó el dispositivo de inmediato, hasta ese repetitivo tono le molestaba.Era tarde, hacía más de tres horas que su hermano había sido muy insistente para que salieran juntos, pero él lo rechazó. Dedicó su tiempo a leer hasta esperar el sueño, mas, las oraciones pasaban por su subconsciente sin significado alguno. No se concentraba y no sabía en qué ocupar su mente. Fuera de sus estudios, el trabajo que hacía con su padre, supervisar el proyecto de "Luxury Voices"
Dixon.Entraron al café. El lugar se veía íntimo y costoso, estaba alumbrado a media luz y decorado a un estilo vintage. El aroma al líquido sagrado adornaba el ambiente. Se sentaron en una mesa. Chantal reparaba todo a su alrededor, Dixon solo reparaba en ella.Pidieron sus bebidas calientes, estaban uno frente al otro.Sus ojos azules se posaron en el semblante algo triste y preocupado de ella. Lo que pasaba por esa cabeza llena de rizos le era un completo misterio. Se le hacía difícil leer a Chantal, a veces le daba hasta miedo, por eso la intentaba repeler en ciertas ocasiones, él tenía sus motivos. Solo que últimamente se le hacía casi imposible. Desde que la contempló tan hermosa en ese club, desde que decidió seguirla cuando vio que James iba detrás de ella, desde que la tomó de los cabellos y beso su cuello, Chantal Robinson no se le salía de la cabeza.La sentía como un simple capricho de atracción sexual. Algo que con una follada fuerte se le pasaría, se le quitarían las gan
Dixon Salieron del lugar, el aire de la madrugada era muy frío. Dixon le puso su chaqueta encima de sus hombros desnudos. Ella la recibió con agrado. Subieron a su coche. El trayecto no era muy largo, pero el peso del silencio era molesto. Chantal no le observaba, estaba perdida en sus pensamientos mirando por la ventanilla. Se aferraba a su chaqueta que le quedaba enorme y se hundía en ella como si fuera su refugio. Él no le podía prestar toda la atención que hubiese querido, estaba conduciendo. Parqueó su auto enfrente del edificio. Dispuso a hablar, pero la rizada se le adelantó.—Gracias por todo, Dixon —desabrochó su cinturón de seguridad y se quitaba la chaqueta de encima—. Me salvaste, otra vez sonrió tímidamente.Se giró extendiendo sus manos para devolverle la prenda. No sé como podría agradecerte.—Yo sí —la miró a los ojos mientras una sonrisa socarrona se le asomaba.Quitó la chaqueta de las manos de ella. La tomó por los antebrazos y la acercó a él.Sus miradas chocaron,