Chantal.Acababa de llegar de la clínica. Se sentía agotada, los últimos días del año el trabajo se hacía cada vez más arduo. Algunos pacientes recaían debido a su ingreso indefinido, y el hecho de no poder ir a ver a sus familias. Para otros era el recuerdo de que no tenían nada a qué aferrarse. Chantal recordaba cómo hacía más de siete años su madre había estado en esa misma posición, creyéndose sola y por ello les brindaba a cada uno de sus casos toda la ayuda y confort que podía. Ser psicóloga no era fácil, menos en un centro de rehabilitación y aislamiento, pero la hacía sentir viva el hecho de saber que su trabajo remendaba vidas y unía familias, justo como ella hubiera deseado que se reparase la suya. Aunque cada cosa estaba en su lugar hacía años, todavía se preguntaba qué hubiese pasado si los hechos hubieran ocurrido de manera diferente.Se escurrió la nieve de los rizos y colgó su bolso en el armario cerca de la puerta. Se quitó los zapatos, dejando un suspiro cargado de s
Dixon El rostro de esa bola de rizos azabaches le vino a la mente en cuanto su hermano mencionó su nombre: Chantal Robinson. El desagradable apellido le hizo mella en los agrios recuerdos que guardaba. Todo el personal de "Luxury Voices" aplaudía ante la noticia que Derek esparcía con entusiasmo en la oficina. Les contagiaba esa energía pura y luminosa que solamente él era capaz de desprender. La gran noticia era motivo de ovación y señal de que era hora de poner manos a la obra. Pronto se lanzaría la revista y ese proyecto por el que habían trabajado tanto cobraría vida.—Demás está decir que todo tiene que estar impecable para el lanzamiento del primer número —explicó el rubio a todos los trabajadores—. Revisaré los avances de cada departamento personalmente —todos asintieron—. Pueden retirarse. La oficina quedó vacía y en silencio. Derek lo observó por unos instantes y cambió la vista de forma desinteresada. Él se puso de pie y comenzó a caminar por la habitación como fiera enjau
No ser amados es una simple desventura; la verdadera desgracia es no amar.-Albert Camus-Chantal. —¡Pero, Chantal, prometiste hacer algo nuevo con tu vida este año!Exclamaba Amber, mientras recorría el departamento detrás de la rizada que, a paso apresurado se dirigía a la sala del lugar, ya que su ruidosa amiga no la dejaba leer en paz. —¡Sé que lo prometí! —molesta se detuvo—. Pero no puedo hacer ese trabajo, no me veo escribiendo en una sección como esa —frustrada, se dejó caer en un sofá.... Esa misma tarde Chantal recibió la grandiosa noticia de que, su cuento de misterio, había sido el ganador del concurso de escritura creativa. Como primer premio se le daba la oportunidad de colaborar en una de las revistas de la Universidad. No era cualquier revista la que pidió sus servicios. Se trataba de un nuevo y exitoso proyecto que desafiaba el mundo del marketing y la publicidad. Su nombre era: "Luxury Voices" y lo promovía Derek Derricks, un estudiante de segundo año, cuya carrer
Si usted quiere saber lo que una mujer dice realmente, mírela, no la escuche.-Oscar Wilde-Anotó muchas citas de todos los autores que creía expertos en el tema. Dedicó casi toda su noche a eso hasta que se dejó vencer por el sueño. El día siguiente transcurrió como de costumbre. Chantal asistió a sus clases por la mañana y esa tarde se dispuso a localizar a Derek. Supuso que se encontraría en las oficinas donde se desarrollaba el proyecto de "Luxury Voices", así que se dirigió hasta ahí. El campus era enorme y desde su facultad hasta donde se encontraba la oficina era un largo camino. Esperaba que todo el tiempo invertido no hubiese sido en vano. Se detuvo enfrente del enorme y un poco viejo edificio. Le habían dicho que el espacio dedicado al proyecto se encontraba en la cuarta planta así que tomó el ascensor hacía allí. Cuando las puertas de este se abrieron, se dio cuenta de que la fachada antigua del edificio no tenía nada que ver con lo que había ante sus ojos. Era un espaci
El amor, la más mortal de todas las cosas mortales; te mata tanto cuando lo tienes, como cuando no lo tienes.-Lauren Oliver-Chantal. El apartamento de las hermanas Brown se encontraba muy animado esa noche. Estaban reunidas junto a Chantal en la gran sala del mismo. Ordenaron pizza y Anne había traído una botella de vino para celebrar el gran paso que había dado su "Chanty" al aceptar ser miembro del proyecto. Ambas hermanas se sentían orgullosas de ella. La conocían desde siempre, y de cierto modo entendían lo reseco y retraído de su actitud hacia muchas cosas, aunque ellas no lo aprobaran. La consideraban parte de su familia, y aunque tuviera la misma edad que Amber la veían como la hermana menor. Ellas habían estado juntas en los peores momentos de la rizada, le habían brindado apoyo, e intentaron sustituir la compresión y calor hogareño familiar que Chantal carecía, por el de ellas. No era mucho, a la vista de las hermanas, pero para Chantal lo era todo. Crecer con unos padres
Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos.-Julio Cortázar-Chantal.Se puso de pie de un brinco mirando a los dos hermanos mientras entraban en la habitación. Los ojos de Derek iban de Sam a Chantal con diversión, no entendía que acababa de pasar para que la rizada reaccionara así. Suponía que era costumbre de ella ser tan exagerada, se ponía roja por casi todo, y este caso no era la excepción. Aunque la veía un poco torpe e inexperta en cualquier aspecto, le agradaba mucho su sencillez e inocencia, además de ese toque melancólico que dejaba ver en su negra mirada. En cambio su hermano, no pensaba lo mismo, o al menos eso aparentaba. Los ojos de Dixon se clavaron en Chantal. La observaba con esa fría mirada suya que, para Derek era costumbre, pero para otra persona se podía volver bastante inquisitiva e incómoda. La miraba raro, sí, como si no hubiera nadie más dentro de esa oficina más que ellos dos. Como si, solo las rojas mejillas de ella fueran merec
¿La encontraría? Sin duda. ¿La salvaría? Siempre. -Lauren Kate-Chantal.Bajo las cegadoras luces que se esparcían por todo el local, y la música electrónica de fondo. Una mirada de hielo se perdía en el abismo negro de otra. Fue un acto involuntario que tardó segundos, pero para ellos se sintió como una eternidad. Chantal apartó la vista de él cuando Anne se acercó a la mesa con dos bebidas en las manos. —Siento la demora —sonriente explicó—, pero me bebí la mía en la barra. Es que el bartender estaba de maravillas. Las dos se carcajearon ante tal expresión, imaginaban a la rubia en pleno plan de conquista. —No hay problema —Amber tomó una copa—, pero para la próxima nos llevas—, bebió un largo sorbo— también tenemos derecho a disfrutar de lo bueno del lugar —la rizada rió ante tal comentario tomando la suya. Bebió de ella, casi hizo una mueca por lo amargo del contenido. Estaba muy fuerte y le bajaba por la garganta como si quemara, nunca había probado algo así. Si Anne quería
La observaba con una ceja levantada, incrédulo. Ante su azul mirada, la rizada sintió que ella solo le provocaba asco. Él dejó de observarla y besó apasionadamente a la chica que estaba sobre él. Una ola de cólera envolvió el cuerpo de la rizada. Se pegó más al sujeto moviéndose sobre él. El chico, que tenía la mano en su abdomen olía su cabello rizado sin reparo alguno. Él sin duda se encontraba en la gloria. Tomó a Amber con su mano libre y la beso, esta cedió. Chantal observaba como el idiota de ojos azules seguía en su juego con aquellas dos chicas. De repente, el aliento cálido del fornido le acariciaba el cuello. Ella apartó su cabello con una mano y lo miró de perfil intrigada. Este se estaba sobrepasando, aproximaba su cara a la de ella mientras se lamía los rosados labios. Cada vez estaba más cerca, la mirada del chico bajaba a los rojos labios de Chantal y luego a sus ojos con un rápido ritmo repetitivo. Debía admitir que aquel hombre se le hacía sensual y que el deseo conq