-Albert Camus-
Chantal.
—¡Pero, Chantal, prometiste hacer algo nuevo con tu vida este año!Exclamaba Amber, mientras recorría el departamento detrás de la rizada que, a paso apresurado se dirigía a la sala del lugar, ya que su ruidosa amiga no la dejaba leer en paz. —¡Sé que lo prometí! —molesta se detuvo—. Pero no puedo hacer ese trabajo, no me veo escribiendo en una sección como esa —frustrada, se dejó caer en un sofá.... Esa misma tarde Chantal recibió la grandiosa noticia de que, su cuento de misterio, había sido el ganador del concurso de escritura creativa. Como primer premio se le daba la oportunidad de colaborar en una de las revistas de la Universidad. No era cualquier revista la que pidió sus servicios. Se trataba de un nuevo y exitoso proyecto que desafiaba el mundo del marketing y la publicidad. Su nombre era: "Luxury Voices" y lo promovía Derek Derricks, un estudiante de segundo año, cuya carrera era Graduado en negocios. Chantal se sintió feliz, realizada, nunca pensó que su historia, llegaría a ganar y, a su vez, brindarle tal oportunidad.
Su alegría no voló muy lejos, pues el mismo director de la revista que había reclamado sus servicios, esa misma tarde, la había buscado para explicarle el importante papel que realizaría. Al ver a Derek se quedó algo impactada. Sí que lucía bien ese chico. Era alto y su cabello bien peinado hacia atrás dejaba ver lo perfilado de su rostro. Cejas de un rubio oscuro y pestañas largas, exponían unos ojos azules claros con algunos matices verdes que brillaban de emoción al verla. El rubio recorrió su cuerpo con una mirada profesional. Le sonrió de lado y acto seguido la invitó a ir a un café cercano donde charlarían de los pormenores de su futuro trabajo. Mientras caminaban, Chantal no pudo dejar de notar como la mayoría de las personas a su alrededor los miraban. Mejor dicho, la miraban, y con una extrañeza enorme. No era para menos, teniendo en cuenta que semejante hombre la acompañaba, y ella, que no llegaba a los 1.65, se veía como un alien al lado de él. Un alien desaliñado, pues sus cabellos rizos azabaches estaban un poco sueltos, le caían largos y rebeldes sobre sus anchas cejas. Se sentaron en el café, uno delante del otro. Derek pidió Capuchinos para ambos. La miró y Chantal pudo notar como el aire del chico que, antes era divertido y algo despreocupado, se convertía en uno totalmente profesional, mientras con un semblante serio, pero encantador, le decía: —En serio estoy impresionado señorita Robinson —aquel chico hablaba como si ya fuera un exitoso empresario—. Usted tiene un currículum impresionante —¿curriculum?, se preguntó mentalmente, solo llevaba un mes y medio ahí—. Sí, no me mire extrañada. He investigado su trayectoria en este corto tiempo: tiene notas muy buenas, asiste siempre a clases y se destaca en estas, además, tomó el curso de escritura creativa, en el cual dejó boquiabiertos a todos cuando ganó el concurso con su cuento: "Aferrado al mar de los susurros", un título muy creativa, por cierto. —Gracias... —se limitó a decir Chantal. Aunque no sabía si debería dárselas cuando aquel joven hablaba de su monótona vida, esa que había logrado crear en el campus, y que a él le parecía un trofeo de guerra. —Lo que más admiré en tu historia —prosiguió el rubio—, fue la forma en la que desarrollaste los personajes. Como si fueras ellos y te lograras meter en ese "mar susurrante", consiguiendo además, que cada lector lo hiciera contigo —los ojos azules del joven la miraban con fascinación—. Me imagino que se deba al hecho de que estás estudiado psicología, sin duda tienes una mente algo manipuladora... —Disculpe —le interrumpió ella algo confusa—. Quisiera saber a qué se deben tantos halagos y el porqué de esta inusual "reunión" —ella también sabía como jugar con vocabulario formal. —Tienes poca paciencia, ¿eh?, eso me gusta —le dijo enfocando sus ojos azules en los negros de ella—. Mi equipo y yo queremos que trabajes en nuestra revista: "Luxury Voices", específicamente en la parte de sociales. Necesito alguien que interactúe con los lectores. Escribirán a la sección "Charming Girl" y tú les darás consejos amorosos, basándote en tus experiencias y además en lo que has aprendido de la psiquis y el comportamiento del ser humano... Derek no pudo terminar la frase, pues noto que Chantal lo miraba extrañada. Su ceño estaba fruncido. La mente de la rizada se quedó detenida en una singular palabra: amor. "Amor" "Consejos" "¿Experiencia?", casi ríe. Chantal lo miró. Se puso de pie rígida. Tomó su bolso y sin decir nada, se dirigió a la salida del local, quería irse lo más rápido posible de aquel café. Lo dejó con la palabra en la boca. A lo que Derek se quedó sin habla, ninguna chica, nunca, nunca en su vida lo había dejado de tal manera. Chantal caminaba insultada. Parecía una loca dando zancadas largas. Cabizbaja, intentaba alejarse lo más rápido posible de aquella mesa. Internamente se reía de ella misma por lo absurdo de la situación. Justo iba a salir del café cuando un golpe violento contra algo duro frenó su paso. Se tambaleó un poco y casi cae, pero unos brazos fuertes la sujetaron por los hombros. Miró hacia arriba, había chocado con un chico alto de cuerpo esculpido. Unos ojos azules más oscuros la miraban fríos e inexpresivos. Sintió mucha vergüenza. Recompuso su equilibro y salió del lugar, desprendiéndose de las manos de aquel muchacho, al cual no le dio ni un simple: gracias...—"Charming Girl", me gusta ese nombre. Se oye fresco y "encantador".
—¿Eh? —el comentario de Amber había sacado a Chantal de sus divagues mentales respecto a esa tarde—. Lo siento, no te estaba escuchando.
—No es novedad —dijo la sarcástica voz de Anne, quien se encontraba sentada en el mueble rosa fucsia que adornaba excéntricamente la sala. Allí con su cabello rubio platino recogido, una mascarilla verde, y sentada en su, "trono", como le decía ella al llamativo mueble, se dispuso a dar su opinión—. Creo que eres idiota "Chanty". Acabas de rechazar una oportunidad por la que cualquier chica mataría. Solo por tener de jefe a un Derricks —se ventiló con sus manos dramáticamente— yo limpiaría los pisos de esas oficinas a los que ellos llaman editorial."¿Un Derricks? ¿Hay más de uno?", se preguntó la rizada. — Bueno, tampoco es que lo haya rechazado —espetó Amber—. No oyes que salió corriendo como si le hubieran propuesto matrimonio —se mofó la castaña, a lo que la rubia respondió con rizas escandalosas.Chantal miró a ambas hermanas. Esas que le dieron alojamiento en el piso que sus padres les habían obsequiado, para que no se quedara en una beca común del campus. Era increíble lo similares y diferentes que eran. La rubia era despampanante. En cambio Amber era más sencilla, pero igual de hermosa que su hermana mayor. Ambas compartían unos expresivos ojos verdes, y una sonrisa amplía y provocativa si se miraba de otro punto de vista. Se sentía bien en compañía de ambas. Sabía que se preocupaban por ella, la querían y le deseaban lo mejor.
Los comentarios de ambas hermanas la llevaban a un punto sugestivo donde se planteaba si de verdad su lema de no creer en el amor, iba a ser más fuerte que los deseos de realización profesional. Por una vez debía dejar de ser tan egoísta consigo misma. Tenía que tomar riesgos en aras de intentar cambiar un poco su gastada vida. Era hora de crecer y no dejar las oportunidades que le aparecían en el camino. Si entraba en el proyecto, sería capaz de enriquecer su currículum. Tendría al menos una moderada vida social. Además, sería divertido ver los absurdos comentarios de las "desesperadas" que escribirían a la revista. Haría que sus consejos cambiaran esas mentes melosas con instinto reproductivo que le pedirían ayuda. "Todo sea por el bien de una sociedad mejor...", se dijo. —Bien, basta de risas —expresó mirando a ambas hermanas que, aún divertidas, le prestaban atención—. Lo haré. Me disculparé con el tal Derek y le pediré otra oportunidad. Mañana lo buscaré y comenzaré este nuevo capítulo en mi vida. Hablaré, como una experta, de lo que más ignoro.Si usted quiere saber lo que una mujer dice realmente, mírela, no la escuche.-Oscar Wilde-Anotó muchas citas de todos los autores que creía expertos en el tema. Dedicó casi toda su noche a eso hasta que se dejó vencer por el sueño. El día siguiente transcurrió como de costumbre. Chantal asistió a sus clases por la mañana y esa tarde se dispuso a localizar a Derek. Supuso que se encontraría en las oficinas donde se desarrollaba el proyecto de "Luxury Voices", así que se dirigió hasta ahí. El campus era enorme y desde su facultad hasta donde se encontraba la oficina era un largo camino. Esperaba que todo el tiempo invertido no hubiese sido en vano. Se detuvo enfrente del enorme y un poco viejo edificio. Le habían dicho que el espacio dedicado al proyecto se encontraba en la cuarta planta así que tomó el ascensor hacía allí. Cuando las puertas de este se abrieron, se dio cuenta de que la fachada antigua del edificio no tenía nada que ver con lo que había ante sus ojos. Era un espaci
El amor, la más mortal de todas las cosas mortales; te mata tanto cuando lo tienes, como cuando no lo tienes.-Lauren Oliver-Chantal. El apartamento de las hermanas Brown se encontraba muy animado esa noche. Estaban reunidas junto a Chantal en la gran sala del mismo. Ordenaron pizza y Anne había traído una botella de vino para celebrar el gran paso que había dado su "Chanty" al aceptar ser miembro del proyecto. Ambas hermanas se sentían orgullosas de ella. La conocían desde siempre, y de cierto modo entendían lo reseco y retraído de su actitud hacia muchas cosas, aunque ellas no lo aprobaran. La consideraban parte de su familia, y aunque tuviera la misma edad que Amber la veían como la hermana menor. Ellas habían estado juntas en los peores momentos de la rizada, le habían brindado apoyo, e intentaron sustituir la compresión y calor hogareño familiar que Chantal carecía, por el de ellas. No era mucho, a la vista de las hermanas, pero para Chantal lo era todo. Crecer con unos padres
Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos.-Julio Cortázar-Chantal.Se puso de pie de un brinco mirando a los dos hermanos mientras entraban en la habitación. Los ojos de Derek iban de Sam a Chantal con diversión, no entendía que acababa de pasar para que la rizada reaccionara así. Suponía que era costumbre de ella ser tan exagerada, se ponía roja por casi todo, y este caso no era la excepción. Aunque la veía un poco torpe e inexperta en cualquier aspecto, le agradaba mucho su sencillez e inocencia, además de ese toque melancólico que dejaba ver en su negra mirada. En cambio su hermano, no pensaba lo mismo, o al menos eso aparentaba. Los ojos de Dixon se clavaron en Chantal. La observaba con esa fría mirada suya que, para Derek era costumbre, pero para otra persona se podía volver bastante inquisitiva e incómoda. La miraba raro, sí, como si no hubiera nadie más dentro de esa oficina más que ellos dos. Como si, solo las rojas mejillas de ella fueran merec
¿La encontraría? Sin duda. ¿La salvaría? Siempre. -Lauren Kate-Chantal.Bajo las cegadoras luces que se esparcían por todo el local, y la música electrónica de fondo. Una mirada de hielo se perdía en el abismo negro de otra. Fue un acto involuntario que tardó segundos, pero para ellos se sintió como una eternidad. Chantal apartó la vista de él cuando Anne se acercó a la mesa con dos bebidas en las manos. —Siento la demora —sonriente explicó—, pero me bebí la mía en la barra. Es que el bartender estaba de maravillas. Las dos se carcajearon ante tal expresión, imaginaban a la rubia en pleno plan de conquista. —No hay problema —Amber tomó una copa—, pero para la próxima nos llevas—, bebió un largo sorbo— también tenemos derecho a disfrutar de lo bueno del lugar —la rizada rió ante tal comentario tomando la suya. Bebió de ella, casi hizo una mueca por lo amargo del contenido. Estaba muy fuerte y le bajaba por la garganta como si quemara, nunca había probado algo así. Si Anne quería
La observaba con una ceja levantada, incrédulo. Ante su azul mirada, la rizada sintió que ella solo le provocaba asco. Él dejó de observarla y besó apasionadamente a la chica que estaba sobre él. Una ola de cólera envolvió el cuerpo de la rizada. Se pegó más al sujeto moviéndose sobre él. El chico, que tenía la mano en su abdomen olía su cabello rizado sin reparo alguno. Él sin duda se encontraba en la gloria. Tomó a Amber con su mano libre y la beso, esta cedió. Chantal observaba como el idiota de ojos azules seguía en su juego con aquellas dos chicas. De repente, el aliento cálido del fornido le acariciaba el cuello. Ella apartó su cabello con una mano y lo miró de perfil intrigada. Este se estaba sobrepasando, aproximaba su cara a la de ella mientras se lamía los rosados labios. Cada vez estaba más cerca, la mirada del chico bajaba a los rojos labios de Chantal y luego a sus ojos con un rápido ritmo repetitivo. Debía admitir que aquel hombre se le hacía sensual y que el deseo conq
DixonEn su vida pensó cometer tal disparate. A sus veintitrés años, Dixon Derricks, era todo lo que él había querido llegar a ser. Casi culminaba su carrera de ensueño. Controlaba acciones de las empresas de su padre. Podía tener en su cama a la chica que desease. Sin embargo, se encontraba haciendo caridad a una ebria inconsciente que había acabado de vomitarle encima, y a una bola de pelos que no tenía otro efecto en él que el de sacarlo de sus casillas.Bien que lo había predecido, esa chica estaba destinada a darle problemas de todo tipo ¿Es que no podía mantenerse tranquila? ¡No! Tenía que ir al jodido antro, beber sin control y caer en las redes de un inescrupuloso como James. Al menos las gracias debería haberle dado, pero tampoco, la chica a su lado se mantenía en silencio y únicamente le echaba miradas furtivas. El rubor no le bajaba de las mejillas y él tenía la leve sospecha de que eso iba más allá del alcohol ingerido.Era consiente del efecto que causaba en las mujeres y
Dixon.Dixon agachó un poco su cabeza, tenía a su vista ese rostro apenado que no se atrevía a cruzar miradas con él. Ella estaba nerviosa, y él acababa de descubrir que le gustaba ser el causante de aquello. Se sentía bien tenerla prisionera entre aquel mueble, tocando su torso aunque fuera de forma indirecta. Soltó un suspiro involuntario cuando notó la mano de Chantal posicionarse al borde de sus pantalones, haciendo que ella diera un respingo y se detuviese al instante.—Creo que puedes terminar de limpiarte tú mismo —notó que ella intentaba enmascarar sus palabras con seguridad.No, con él eso no le funcionaría.Por lo que en un movimiento ágil decidió pegar completamente su cuerpo al de ella, dejando prisionera la mano con la que lo limpiaba. Chantal intentó apartarlo con su mano libre, pero él la tomó y la inmovilizó sobre el mueble de cocina que le impedía retroceder más.“¿Qué mierda estás haciendo, Dixon?”Con un movimiento rápido y casi inconsciente, Dixon enredó sus dedos
Chantal.Cuando Chantal reaccionó ante ese último cometario, ya él se había ido."¡No, no me importa lo que pienses de mí, idiota!"Nunca le habían importado los comentarios ajenos y no iban a empezar a preocuparle ahora.Se dirigió a la puerta del apartamento para asegurarse que estuviera bien cerrada. Le echó un vistazo a Amber que dormía plácidamente. Fue directo al baño, necesitaba ducharse. Frente al espejo observó que estaba hecha un desastre, ojeras enormes, maquillaje corrido, cabello salvajemente alterado, piel sudorosa y su cuello un poco rojo por lo que había sucedido."¿Qué fue lo que me sucedió?", no entendía como había cedido ante aquel hecho.Sus manos tocaban su cuello inconscientemente. Juraba que aún podía sentir como los labios de él le recorrían ahí mientras la sujetaba de los cabellos. El mismo calor volvió a su cuerpo al recordar como aquel hombre la había besado tan deliciosamente. No podía apartarlo de su cabeza. Lo sentía aún apretado a su cuerpo. Nunca había