Capítulo 6.

La observaba con una ceja levantada, incrédulo. Ante su azul mirada, la rizada sintió que ella solo le provocaba asco. Él dejó de observarla y besó apasionadamente a la chica que estaba sobre él. 

Una ola de cólera envolvió el cuerpo de la rizada. Se pegó más al sujeto moviéndose sobre él. El chico, que tenía la mano en su abdomen olía su cabello rizado sin reparo alguno. Él sin duda se encontraba en la gloria. Tomó a Amber con su mano libre y la beso, esta cedió. Chantal observaba como el idiota de ojos azules seguía en su juego con aquellas dos chicas. De repente, el aliento cálido del fornido le acariciaba el cuello. Ella apartó su cabello con una mano y lo miró de perfil intrigada. Este se estaba sobrepasando, aproximaba su cara a la de ella mientras se lamía los rosados labios. Cada vez estaba más cerca, la mirada del chico bajaba a los rojos labios de Chantal y luego a sus ojos con un rápido ritmo repetitivo. Debía admitir que aquel hombre se le hacía sensual y que el deseo conque la miraba la atraía un poco. Sus respiraciones se encontraron, él, con cuidado, se acercó al punto de casi rozar los labios de ella. Ella entreabrió sus labios, y como si un huracán le recorriera la consciencia reaccionó, se apartó del sujeto rápidamente. Tomó a Amber del brazo y la sacó de ahí como alma que lleva el diablo, dejando al chico confundido en medio de la pista. 

"¿Pero qué m****a pasa conmigo?", se martillaba en su cabeza mientras corría con Amber hacia un espacio donde debían estar los baños y el área para fumar.

Frenó en seco cuando se sintió a salvo. Estaba mareada y no entendía como había llegado a aquel punto con ese desconocido. 

—Dios... Chantal... me... me... siento algo... mal —dijo Amber con la mirada perdida. Sin duda el exceso de alcohol ya le estaba pasado cuenta. 

—Tranquila, vamos a salir de aquí ya —miró a su alrededor para ubicarse mientras le sujetaba la mano a la castaña que, derrotada, se había recostado a la pared. 

Habían llegado a la zona de los baños. Las personas iban y venían, parejas se besaban y otros estaban tan ebrios como ellas. Chantal estaba nerviosa, no sabía que hacer, le aterraba ver a su amiga así. Su mente vagaba en los penosos recuerdos de su madre. Tal vez estaba exagerando un poco y Amber no terminaría en un hospital, pero no quería arriesgarse. Iría a buscar a Anne, pero no podía dejar a su amiga sola ahí, y llevarla con ella no era una opción. 

Decidió salir por una puerta que había en el fondo. Tomarían un taxi y le explicaría todo a Anne al otro día. Arrastraba a Amber que no paraba de reír y decir incoherencias, mas, no se percató de que alguien les seguía los pasos. Llegaron al estacionamiento. El lugar se veía desolado. Pensaba seguir su camino hasta que una voz ronca espetó: 

—Así que tratando de huir —era el chico fornido que había bailado con ellas—. No crees que ya estás grande para esos juegos —sus palabras destilaban malicia, la rizada retrocedió un poco, temía que algo horrible pudiera ocurrirles. 

—Lo siento, es que no nos sentimos bien, ya nos íbamos —él avanzaba hacia ellas. Chantal sentía que los pies le temblaban. 

—¿Irnos? —la voz tropelosa de la castaña captó la atención de ambos—. No... quiero irme... Chant...Chanty —la miraba haciendo pucheros. El chico reparó en Amber y le sonrió victorioso. 

—Mira, "ricitos" —le dijo divertido—, tu hermosa amiga no quiere irse. Mi interés en ella, no en ti. Vete si quieres, pero la ojiverde se queda conmigo —sonaba demandante e intimidante. 

—¡Pero estás loco si piensas que la voy a dejar contigo en este estado! —le habló decidida y sin reparo alguno. Él se acercó más. Estaba tan ebrio como ellas y Chantal no había reparado en ello. 

—Escucha —respiró con calma—, la hermosa viene conmigo, necesito hablar con ella —intentó tomar la mano de Amber, pero la rizada se la apartó de un manotazo. 

Se puso enfrente de su amiga con el mentón levantado y con la vista agresiva, la defendería a toda costa. El chico sacudía su mano ante el impacto del golpe que le habían dado. Observaba como aquella rizada se había vuelto fiera para proteger a su amiga. La miraba intrigado y divertido. Se le acercó más para tomarla del brazo, pero una voz familiar lo detuvo. 

—James, no crees que te estás pasando un poco —detuvo su acto y giró a ver quien le hablaba. 

—Siempre cuidando de mí —repuso divertido—. ¿No Dixon? 

—Claro, para que está la familia —haciendo un ademán de obviedad y con su característico paso lento y mirada inexpresiva, se acercó a ellos. Observó a Chantal que lo veía confundida y muy sorprendida—. James es mi primo —la miró a los ojos—, y ya se iba —dirigió sus palabras al chico que hizo una mueca de fastidio—, ya que no está en las mejores condiciones y está siendo molesto —su tono voz daba miedo, pero fue efectivo. 

—Sí, tienes razón, si doy otro paso "ricitos" podría asesinarme —dijo divertido—. Hasta la próxima, supongo —las miró a ambas—, puedes asegurar que nos volveremos a ver —le guiñó un ojo a Amber. Dio la vuelta y se fue. 

Chantal sintió como el aire fresco le invadía otra vez los pulmones. Respiró profundo, el susto había pasado, pero la vergüenza la mataba, por el hecho de que Dixon estaba ahí, frente a ella, con las manos en sus bolsillos, reparándola completamente. —Venga, las llevaré a su apartamento —concluyó ya que la rizada no lograba emitir palabra. 

—No lo creo... amigo —Chantal iba a protestar, pero Amber se le adelantó—. Mi... mi amiga aquí... —tocó el hombro de la rizada—, te ooodiiaaa —dio dos pasos adelante para encarar a Dixon que la miraba divertido, mientras Chantal moría de vergüenza—. Y no...y no vamos... a subir al auto de...alguien...tan...tan malvado... 

—¿¡Pero qué dices Amber!?— la rizada veía a su amiga incrédula con la cara roja. 

Dixon reía, la ojiverde planeaba proseguir su discurso de odio hacia él, pero solo logró echarse adelante y vomitar como nunca. Chantal la tomó de los hombros mientras le aguantaba la frente para estabilizar su cabeza. Dixon se echó hacia atrás, pero no fue lo suficientemente rápido, ya que algo de vómito había caído sobre su camisa negra y su pantalón. Asqueado miró a ambas chicas. Amber ya había terminado de dejar todo lo que tenía en sus intestinos en el pavimento y Chantal muy preocupada a penas podía sostenerla. 

Una oleada de cólera le envolvió el cuerpo. Con un movimiento rápido apartó a la rizada de la vomitona y la cargó en sus hombros como un saco de papas. Con su mano libre tomó la mano de Chantal y la arrastró a paso apresurado. 

—¿Dixon, qué crees que haces? —fue lo único que atinó a decir cuando se vio frente a ella un auto negro de modelo moderno. 

—Te dije que las llevaría a su apartamento —dijo mientras acostaba a Amber en los asientos traseros del auto—. No pretendo dejar que sigan haciendo el ridículo —la molestia se le notaba en la voz. 

—No es necesario. Tomaremos un taxi... 

—¡Robinson! —pronunció apellido como si le quemara en la garganta—, solo sube al auto de una m*****a vez —molesto le abrió la puerta del copiloto.

Chantal entró sin chistar. Estaban juntos, en su auto. Él ya estaba conduciendo, se había desabrochado algunos botones de su camisa sucia. Chantal lo miraba apenada, podía percibir lo molesto que estaba, su rostro se contraía como si recuerdos dolorosos le invadieran la mente. Sus labios estaban apretados en una línea que cada rato lamía de forma inconsistente. En su cuello se le marcaban las venas. Su bien formado pecho, casi desnudo a la vista, subía y bajaba en busca de calmarse. 

Ella no podía dejar de observarlo. Él notó la presión de aquellos abismos negros sobre su cuerpo. La miró por un segundo, haciendo que esta tragara en seco cuando sus miradas azúl encontró la de ella. Chantal giró su rostro evasivamente. Sentía su corazón acelerado y que la sangre le cubría las mejillas. Un nerviosismo incontrolable le sacudió el estómago. Allí dentro hacía mucho calor aunque el aire estaba prendido. Su mente le figuró ideas poco sensatas para explicar aquello que la invadía. En ella afloraban sensaciones que nunca había sentido, y que, como toda ignorante, no sabría cómo controlar.

 

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo