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CAP 9 Abriendo puertas

La mañana siguiente, Luna se despertó con el incesante sonido de su alarma. Con un suspiro profundo, se incorporó en su cama, sintiendo el peso de la conversación de la noche anterior con Alessandro. Había algo en su forma de mirarla, en el modo en que sus palabras parecían esconder más de lo que revelaban, que seguía rondando en su mente. Sin embargo, no tenía tiempo para divagaciones; un día lleno de trabajo y sorpresas la esperaba.

Al salir de su habitación, la casa ya estaba llena de movimiento. Rosa, su tía, estaba en la cocina, removiendo un café mientras sus primas, Camila y Sofía, cuchicheaban en la mesa del comedor. El murmullo cesó tan pronto como Luna entró.

—Buenos días —saludó Luna con un tono neutro, intentando ignorar las miradas que sus primas le lanzaban.

—Buenos días —respondieron al unísono, demasiado dulces para parecer sinceras.

Camila, con su característico tono condescendiente, rompió el silencio.

—¡Vaya, Luna! Alessandro Moretti te llevó a casa anoche, ¿o me equivoco?

Aqui van de nuevo. Pensó Luna pingresando a la cocina y encontrandose con el desayuno hecho.

—¿Qué sucede aquí?— pregunto confundida

—De ahora en adelante cada quien se hará de comer — Luna se sorprendió por la spalabras de su ti y sus primas se quedaron calladas, lo que la sorprendió más 

Sofía se inclinó hacia adelante, su sonrisa cargada de malicia.

—Asi es primita, pero regresando al otro tema... Debe ser lindo que un hombre tan importante te preste atención. Aunque claro, ¿qué podría ver en ti?

Luna sintió cómo sus mejillas se calentaban, pero mantuvo la calma.

—Solo fue un gesto amable. Alessandro es mi jefe, y se preocupa por su equipo.

Rosa soltó una carcajada desde la cocina.

—¿Tu jefe? ¡Por favor, Luna! Ese hombre no hace gestos amables sin motivo. Seguro que quiere algo más.

Luna apretó los labios. Sabía que cualquier intento de defenderse solo alimentaría las habladurías.

—Es mejor que me vaya al trabajo —dijo, tomando su bolso y dirigiéndose hacia la puerta.

Sin embargo, las palabras de Rosa la detuvieron.

—Recuerda que esta es tu casa, Luna. No importa cuánto intentes volar, siempre regresarás aquí, no tienes nada, asi que no puedes huir — 

Luna sintió un nudo en el estómago, pero no se volvió. Salía de la casa con la cabeza en alto, aunque por dentro se sentía vulnerable.

 

En el transporte las lagrimas le salieron por la importencia que tenía, no entendia como su padre no pudo dejarle nada, hasta la ultima conversacion que tuvieron el le dajaria todo para que ella no pasara hambre, pero despues se enteró que la dejó a cargo de su tía y todo lo demas, casas y empresas tambien a ella para que las administrara.

 

Su papá le habia mentido.

 

El ambiente en la empresa era diferente esa mañana. Luna lo notó desde que cruzó las puertas principales. Los empleados parecían más tensos de lo habitual, y las conversaciones en los pasillos eran más susurradas. Cuando llegó a su puesto, se encontró con un correo en su bandeja de entrada. Alessandro había solicitado su presencia en una reunión de negocios.

El corazón de Luna se aceleró. No era común que Alessandro la involucrara en asuntos tan importantes. Ajustó su blusa, tomó su cuaderno y se dirigió a la sala de juntas.

Cuando entró, Alessandro ya estaba allí, revisando unos documentos. Al verla, levantó la vista y esbozó una ligera sonrisa.

—Puntual, como siempre. Adelante, siéntate.

Luna obedeció, sintiéndose un poco fuera de lugar. Alessandro colocó frente a ella una carpeta con detalles sobre el proyecto que habían discutido.

—Quiero que me acompañes a una reunión con posibles inversionistas. Este es tu proyecto, y creo que deberías estar presente.

Luna se quedó sin palabras por un momento. Era una oportunidad enorme, pero también una gran responsabilidad.

—¿Estás segura de que soy la persona indicada? —preguntó con humildad.

Alessandro la miró directamente a los ojos.

—Nadie conoce este proyecto mejor que tú. Confío en ti, Luna.

La reunión se llevó a cabo en un lujoso restaurante del centro de la ciudad. Alessandro y Luna llegaron juntos, y aunque intentaron mantener una actitud profesional, no pudieron evitar los intercambios de miradas que delataban una conexión más profunda.

Durante la presentación, Luna se mostró segura y articulada. Alessandro observó con orgullo cómo respondía a las preguntas de los inversionistas con firmeza y conocimiento.

Al final de la reunión, uno de los empresarios se acercó a Alessandro.

—Tiene un excelente equipo, Moretti. Su colaboradora es impresionante.

Alessandro miró a Luna, quien estaba al otro lado de la sala, recogiendo sus notas.

—Sí, lo es —dijo, más para sí mismo que para el empresario.

De regreso a la oficina, Alessandro se detuvo frente al escritorio de Luna.

—Hiciste un gran trabajo hoy. Estoy seguro de que este proyecto será un éxito gracias a ti.

Luna sonrió, sintiéndose más cómoda con él.

—Gracias por confiar en mí. Significa mucho.

Hubo un breve silencio entre ellos, cargado de tensión. Alessandro finalmente rompió el momento.

—Por cierto, ¿qué tal si cenamos esta noche? Me gustaría discutir algunos detalles adicionales sobre el proyecto.

Luna lo miró con sorpresa, pero asintió.

—Claro, suena bien.

La verdad es que el proyecto ya habia sido aceptado, pero Alessandro necesitaba verla, había algo en Luna que llamaba su atención, a pesar de ser una mujer hermosa, su mirada cargaba mucha pena y sabía que en casa no la trataban bien, asi que decició mejorar sus dias como pudiera.

Esa noche, Alessandro la llevó a un restaurante íntimo y elegante. La cena comenzó con charlas sobre el trabajo, pero poco a poco la conversación derivó en temas personales.

—Dime, Luna, ¿qué sueños tienes más allá de este proyecto? —preguntó Alessandro, genuinamente interesado.

Luna se detuvo un momento a pensar.

—Sueño con una vida tranquila. Una casa propia, tal vez una familia. Pero sobre todo, quiero sentir que pertenezco a algo, que soy valorada por quien soy.

Alessandro la observó con una expresión que Luna no logró descifrar. Hizo ademán de responder, pero su teléfono sonó, interrumpiendo el momento.

Luna aprovechó para desviar la mirada y ordenar sus pensamientos. Había algo en Alessandro que la desconcertaba, pero también la atraía de una forma que nunca había experimentado.

Cuando Alessandro colgó, volvió a mirarla.

—Disculpa, era algo urgente. ¿Por dónde iba? Ah, sí. Creo que eres mucho más fuerte de lo que crees, Luna. Y esa fuerza es lo que te hace especial.

Luna sintió cómo su corazón latía con fuerza, ella iba a hablar pero una voz les interrumpió.

— Hola Alessandro — ambos giraron el rostro

Ante ellos estaba una mujer pelirroja, vestida con un vestido carisimo y joyas que valian más que todo lo que Luna habia ganado en su vida, la mujer tenia la vista fija en Alessandro.

—Isabella — dijo Alesandro poniendose de pie — ¿Cómo estas?— se dieron un beso y Luna apartó la mirada — Te presento a Luna, una gran amiga — Luna sonrió ante la pelirroja, pero ella solo la barrio con la mirada y la ignoró

— Estan tan guapo como siempre — acarició el pecho de Alesandro, Luna miró el movimiento — Me debes una cita, ¿Cuándo será?— Alessandro miro de reojo a Luna

—Yo te llamaré— se despidió de Isabella que volvió a ignorar a Luna y se sentó frente a ella — Lo siento, Isabella es una amiga de la infancia — Luna solo asintió 

— Que bueno, se ve que son muy unidos — le sonrió — ¿Nos vamos? — preguntó sin tener ganas de seguir en ese lugar

¿Por qué se sentía asi? Ella y Alessandro no eran nada, de hecho el janás se fijaría en una mujer como ella, era obvio que entre Alessandro e Isabella habia algo y ella no iba a hacer de detective para averiguarlo.

—¿Te quieres ir?— cuestionó Alessandro quien queria seguir mas a su lado

— Si, estoy cansada, ademas debo llegar a casa a hacer algunas cosas — eso molestó a Alessandro porque se imaginaba que tendría que hacer 

— Esta bien, vamos — se subieron al auto y no dijeron nada hasta que estaban cerca de la casa.

—Déjame aqui por favor — pidió Luna sosprendiendo a Alessandro, faltaban aun unas cinco cuadras para llegar a la casa de Luna — Muchas gracias por la cena, fue deliciosa y como siempre me divertí. Saluda a tus hermanos y a tu abuelo — apenas Alessandro se estacionó Luna se bajó de inmediato y comenzó a caminar sin esperar respuesta.

Debia ordenar su emnte, ella no debia fijarse en elaguien como Alessandro Moretti.

Hola, seguimos con esta historia, recuerden que los caps son diarios.

Nos leemos despues.

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