Diente de león: Quinta Parte.
Había aprendido desde muy pequeña a ocultar el dolor tras una sonrisa, a mantener en secreto las cicatrices de un pasado que la había forjado en silencio. A simple vista, era la eterna rosa dorada del pueblo, conocida por su calidez y amabilidad, pero nadie conocía la verdad sobre lo que había vivido.

Recordó a su madre, una mujer que, al principio, había intentado minimizar la gravedad de la situación. Creía, o más bien, quería creer, que su esposo cambiaría, que los gritos se convertirían en susurros y que las manos alzadas dejarían de caer. Pero Federica, aun siendo solo una niña, entendía lo que estaba ocurriendo. Las noches se hacían interminables mientras escuchaba los sollozos ahogados de su madre en la habitación contigua, y su corazón infantil deseaba con todas sus fuerzas que pudieran escapar de aquella pesadilla.

—Mamá, vámonos de aquí —le suplicaba Federica, su pequeña mano aferrada a la de su madre, sus ojos llenos de una madurez dolorosa que ningún niño debería conocer.

A
Skuro-Tabis

Quiero agradecer a los estimados lectores que has llegado hasta este punto de la historia. Sinceramente pensé que esta historia sería un poco más corta pero un montón de ideas han ido revoleteando haciendo que vaya por un camino que no pensé inicialmente, como dato curioso, la idea de esta historia surgió porque pensé en el cuento de la caperucita roja, lo van a entender más adelante, y otro día les explico todo ja, ja, ja. Dejen sus opiniones y comentarios con confianza, aunque no lo crean saber lo que piensan me motiva. Y si pueden recomienden esta historia, se los agradecería mucho. Sin más que decir les deseo una gran semana.

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