POV: Zara Caldwell La tensión entre ellos dos es casi insoportable. Julian está sentado junto a Iris, que mantiene una expresión de piedra, mientras él se limita a beber su café con una calma irritante.Yo, en cambio, solo quiero salir corriendo de aquí. No puedo dejar de pensar en esas mald¡tas fotografías de Evander con su prometida. Hace nada, prácticamente, se me había confesado. ¿Habrá sido mentira? Me da un estremecimiento horrible al imaginar que todo haya sido un simple juego para él.—Zara —la voz de Julian me sobresalta, haciéndome dar un pequeño brinco en mi asiento—. ¿Qué te pasa? ¿Vas a decirme de una vez qué está pasando?—¿Y qué se supone que quieres oír? —le devuelvo la mirada, alzando una ceja con ironía.—Primero, nos enteramos de que volviste a la agencia. Segundo, hay un escándalo en los medios sobre ti y Cole, que si la mala relación, que si eres la tercera en discordia, que si la amante embarazada... —se cruza de brazos, con una expresión de irritación que me cl
POV: Natalia Harrington Todos se han ido ya a casa. Mis tíos no esperaron ni un minuto más en el hospital en cuanto supieron que el abuelo Renzo había despertado. Mi prima, ni se diga. Seguro estaban contando los segundos para recibir el ultimátum, convencidos de que esta vez moriría de verdad. ¿Acaso no tienen corazón?Hubiera preferido volver con Iris, pero se fue con ese hombre, el hermano de Zara. Y Zara, imagino, ya estará de regreso en la mansión. Cualquier alternativa habría sido mejor que compartir el mismo espacio que Bob, que conduce en silencio como si a su lado no estuviera yo, sino una piedra.No tuve más remedio que aceptar cuando se ofreció a llevarme. Todos se habían ido y me habían dejado atrás. Debería haber insistido en tomar un taxi. Esto es insoportablemente incómodo.Bob mantiene las manos firmes en el volante, la mirada fija al frente, y en su rostro no se dibuja ni un atisbo de emoción. Lo observo de reojo, procurando que no note mis miradas furtivas. ¿Cómo es
POV: Zara Caldwell Es un mentiroso de primera. Dijo que sería solo una vez… y al final fueron tres. ¿Qué le pasa? ¿De dónde saca tanta resistencia? Yo estoy al borde del colapso. Me tiemblan las piernas y siento que voy a desmayarme. Seguro es porque he comido fatal estos días. Estoy débil, hecha polvo.Evander me tiene abrazada desde atrás. Los dos estamos desnudos sobre su sofá, enredados, piel contra piel, y no sabía que esto podía sentirse tan bien. Estar así, acurrucados, compartiendo calor... es una delicia.—Evander.—¿Mmm?—¿Te dormiste? —arrugo la nariz, ofendida. No puede hacerme esto.—Estoy despierto todavía —murmura, pero su voz suena pastosa, adormilada. Estaba dormido—. ¿Por qué?—¿Cómo que por qué? —gruño, indignada—. ¿No crees que me debes algo?—¿Yo?Le doy un codazo en el costado. Se ríe y me abraza con más fuerza. Me besa detrás de la oreja y un escalofrío me sacude. No tengo fuerzas para una cuarta ronda, eso lo tengo clarísimo.—Ya recordé —murmura con voz ronca
Venir a trabajar con hambre, sueño y dolor de cabeza no es la mejor manera de empezar el día. Pero aquí estoy, sirviendo café para mi gruñón jefe. ¿Qué le pasa a ese viejo amargado? Si está muy frío, lo devuelve. Si está muy caliente, también. Si está tibio, lo mismo. ¿Quiere tomar orina o qué?Regreso a su oficina con otro café, forzando la sonrisa mientras lo dejo sobre su escritorio. Me observa a través de sus lentes de pasta oscura, toma un sorbo y, como era de esperarse, frunce el ceño.Aquí vamos de nuevo.—Sabe horrible —dice con calma, y me da un tic en el ojo—. Tráeme otro.Estoy segura de que me odia. Sí, eso debe ser. Tranquila, Tess, respira.—Con todo respeto, señor, pero ya van cinco cafés con este…—¿Me estás cuestionando? —se quita los lentes, y eso solo significa que quiere pelear—. ¿Además de incompetente, atrevida?—Es solo un café. Todo el tiempo que he perdido en esto podría haberlo invertido en trabajo, señor —sueno tan harta que ni me esfuerzo en disimularlo.—A
—L-lo siento —tartamudeo—. Es que… me tomaste por sorpresa, ¿sí? Vamos, hombre, eso no se le hace a una dama.El tipo se gira y me mira, confundido, pero también furioso. Por un instante, creo que va a pegarme, porque su expresión lo dice todo. Pero en lugar de eso, me sujeta la muñeca con fuerza y se inclina hacia mi oído.—Te has vuelto completamente loca, Zara —susurra. Mi cara debe ser un poema ahora mismo —. Vas a pagar por la humillación que me hiciste pasar hoy, ¿entiendes? Ahora ponte recta y sonríe. Es lo único que queda después del espectáculo que montaste.Quiero responder, pero él me toma de la mano y me obliga a mirar al frente. Lo hago, aunque entrecierro los ojos por la incomodidad de los flashes que no dejan de cegarnos.De repente, la gente empieza a aplaudir y a darnos felicitaciones que, en lugar de emocionarme, me hacen sentir incómoda.Sí, esto es, sin duda, una puta boda. Me acabo de casar. Acabo de dar el "sí". Y no tengo la menor idea de cómo pasó, si lo últim
No puedo creer lo que ven mis ojos. Mi mandíbula casi se desprende al ver la inmensa residencia de lujo frente a mí. ¿Esta es mi casa? ¿La de Zara y Cole?Mi esposo se baja del auto sin molestarse en abrirme la puerta, como hicieron esas amables y desconocidas personas frente a la iglesia. Simplemente ajusta su impecable traje y camina hacia la entrada.¿Con qué tipo de gusano te has casado, Zara? Bajo por mi cuenta, porque no necesito a un bastardo para resolver problemas como este. Sin embargo, termino cayendo al suelo cuando tropiezo con el vestido y los tacones. Es tan grande e incómodo. ¡Qué malditos gustos!—¡Oye! —le grito a Cole— ¿No puedes echarme una mano?Él se voltea y me mira. Con esa expresión de desprecio, parece decirme desde arriba que soy un insecto que debería ser aplastado por su zapato en este mismo instante.—No te mandé a usar ese ridículo vestido —escupe, antes de continuar su camino, dejándome atrás.«Vale, con que esas tenemos. Ya verás.»Me levanto como pue
Me he quedado dormida. Por todos los santos, caí en un sueño de mil años. Ni siquiera me he quitado el vestido de novia, y la oscuridad en la ventana me indica que ya es de noche.Miro a mi alrededor. Sigo aquí, atrapada en un cuerpo que no es mío, en una vida que no me pertenece. ¿Acaso nunca volveré a mi estado original?Me incorporo con desgana, tentada a seguir disfrutando de la suavidad de la cama, pero tengo cosas que averiguar. Me dirijo al baño, inmenso y lujoso, con una bañera gigante, un espejo imponente, una amplia ducha y jabones con lociones de todos los aromas imaginables.Paso una eternidad en el agua, zambulléndome y saliendo a la superficie, jugando con la espuma como una niña con juguetes nuevos.¡Esto es vida!Media hora después, envuelta en una toalla, abro el armario y dejo que mi dedo elija al azar entre los exquisitos vestidos. Debo admitir que Zara tiene un gusto impecable: prendas elegantes, atrevidas y sofisticadas, dignas de una dama de la alta sociedad. Me
Me he quedado de piedra con todo lo que Nora me ha contado. Ni en un millón de años me lo hubiera imaginado. ¿Dónde diablos me he metido? Zara era una perra malvada y ahora estoy atrapada en su cuerpo.Nora me ha explicado que Felicity ha sido la novia de Cole desde hace tiempo y que yo, es decir, Zara, fui la intrusa que se metió entre ellos, obligándolo a casarse conmigo.Entonces, no es su amante, es su novia... y está embarazada. Aquí la amante soy yo, aunque lleve el título de esposa. ¿Esto no se está volviendo demasiado turbio? ¡Dios mío, qué le pasaba a Zara!Ahora entiendo por qué todos la odian, y con razón. Zara no ha sido precisamente un modelo a seguir, y ahora me toca pagar las consecuencias. Para colmo, desconozco todo sobre su vida, y si empiezo a preguntar, van a tratarme de loca o sospechar que algo anda mal. ¿Qué se supone que voy a hacer ahora?—¿Señora? —Nora me observa con extrañeza mientras yo me muerdo las uñas de la ansiedad—. Está actuando un poco extraño últi