Valeria
La noche no me dejó dormir. Cada crujido de la casa me hacía sobresaltarme, cada sombra parecía ocultar un peligro. El miedo que sentía no era solo por la amenaza externa, sino también por lo que empezaba a descubrir de Luca y, más preocupante aún, de mí misma. Después de lo que había pasado en el sótano, Luca había regresado brevemente para asegurarse de que estuviera bien. No habló mucho, pero su mirada bastó para que entendiera que las cosas estaban más serias de lo que imaginaba. Me pidió que descansara, pero ¿cómo podía hacerlo? El amanecer llegó demasiado rápido, y aunque mis ojos estaban pesados, mi mente seguía alerta. Decidí salir de mi habitación. No podía quedarme encerrada, dejando que mi imaginación me atormentara. Necesitaba respuestas. Al cruzar el pasillo, escuché voces provenientes del estudio. Reconocí la de Luca y, para mi sorpresa, también la de Sam. Me acerqué en silencio, manteniéndome fuera de la vista. —No podemos mantenerla aquí mucho más tiempo —dijo Sam, su tono grave. —Petrov no se detendrá. Ella es un blanco fácil. —Lo sé. —La voz de Luca era tensa, como si cada palabra le costara. —Pero sacarla de aquí ahora sería igual de peligroso. Necesitamos encontrar un lugar seguro. —¿Qué pasa si no hay un lugar seguro? —Sam replicó. —Sabes cómo opera Petrov. No se detendrá hasta que obtenga lo que quiere. Hubo un silencio, y me imaginé a Luca reflexionando sobre las palabras de Sam. —No dejaré que le pase nada —dijo finalmente, su voz baja pero decidida. —No importa lo que cueste. Mi corazón se aceleró. No sabía cómo interpretar sus palabras. Parte de mí quería creer que lo decía porque le importaba, pero la otra parte no podía evitar preguntarse si solo era culpa, o peor, una estrategia para ganar algo de mí. Retrocedí antes de que pudieran notar mi presencia y regresé a mi habitación. Me senté en el borde de la cama, apretando las manos contra mi regazo. ¿Qué estaba haciendo aquí? ¿Realmente podía confiar en él? Un golpe en la puerta me sobresaltó. —Valeria, soy yo. —La voz de Luca me hizo tensarme. —Entra —respondí, intentando sonar tranquila. La puerta se abrió, y allí estaba él, impecable como siempre, pero con una expresión de preocupación que rara vez dejaba entrever. —¿Estás bien? —preguntó mientras cerraba la puerta detrás de él. —¿Qué crees? —respondí, cruzándome de brazos. —Estoy atrapada en una mansión con hombres armados, escuchando cómo me llaman "blanco fácil." Luca apretó la mandíbula. —No estás atrapada. Estás protegida. —¿Protegerme de qué, Luca? ¿De ti? Mis palabras lo golpearon como un látigo, y por un momento, vi algo parecido al dolor en sus ojos. —Nunca te haría daño, Valeria. —No puedo saberlo. —Mi voz se quebró. —No sé qué esperar de ti. Un día me tratas como si fuera intocable, y al siguiente descubro que mi vida está en peligro solo por estar cerca de ti. Luca se acercó lentamente, y aunque quería retroceder, no pude. —No pedí que esto sucediera. —Su tono era bajo, casi un susurro. —Pero ahora que estás aquí, no puedo dejarte ir. Mi respiración se aceleró. Estábamos tan cerca que podía sentir el calor de su cuerpo. Sus ojos oscuros me estudiaban, buscando algo en mí que ni siquiera yo entendía. —Esto no es justo —dije, apenas audible. —Nada en mi mundo lo es. —Sus palabras fueron un susurro antes de que hiciera algo que me tomó completamente por sorpresa. Luca No podía evitarlo. No después de todo lo que había pasado. Ella estaba ahí, desafiante, vulnerable, hermosa. Sabía que no tenía derecho a cruzar esa línea, que mi mundo solo podía traerle dolor. Pero también sabía que no podía seguir fingiendo. La besé. Fue un beso urgente, como si todo lo que sentía hubiera estado esperando ese momento para desbordarse. Al principio, ella se tensó, pero luego respondió, sus manos aferrándose a mi camisa como si también necesitara esto tanto como yo. El mundo fuera de esa habitación dejó de existir. Por un instante, no había enemigos, ni amenazas, ni secretos. Solo estábamos nosotros. Pero no duró. Ella se apartó, respirando con dificultad, sus ojos llenos de emociones contradictorias. —Esto no cambia nada, Luca —dijo, su voz temblando. —Lo cambia todo. —Mi respuesta fue inmediata, porque sabía que era verdad. Ella negó con la cabeza, retrocediendo. —Necesito tiempo. —Tómalo —le dije, aunque cada fibra de mi ser quería detenerla. —Pero no huyas de esto. ---ValeriaHabía algo intoxicante y aterrador en la forma en que Luca me había besado. No podía negarlo: lo había sentido hasta el fondo de mi ser. Pero, ¿qué significaba realmente? ¿Era un reflejo de algo genuino o solo otro intento suyo de controlarme?Pasé el día evitando su mirada. No quería enfrentar las preguntas que él, o incluso yo misma, podría hacerme. El sol empezaba a ponerse, tiñendo los cielos de un rojo profundo, cuando decidí salir al jardín. Necesitaba un respiro, algo que me recordara que el mundo seguía existiendo más allá de estas paredes.El aire fresco llenó mis pulmones, pero la tranquilidad no duró mucho. Sentí una presencia antes de escuchar una voz detrás de mí.—No deberías estar sola aquí.Giré y lo vi: Sam. Siempre parecía estar vigilándome, aunque no de forma hostil. Había algo en él que me hacía pensar que su lealtad hacia Luca era absoluta, pero también que no estaba del todo de acuerdo con su forma de manejar las cosas.—Necesitaba espacio —respondí, cru
LucaLa amenaza de Petrov estaba cada vez más cerca. Su mensaje no era solo una advertencia, sino un recordatorio de lo que estaba dispuesto a hacer. Mi mundo siempre había estado envuelto en violencia, pero ahora no se trataba solo de proteger mis negocios o a mi gente, sino a ella.Valeria.No podía permitirme pensar demasiado en lo que sentía por ella, pero cada mirada suya me desarmaba un poco más. Esa noche, mientras repasaba los informes con Sam y mis hombres, mi mente volvía a sus ojos, a su voz temblorosa cuando me exigió respuestas. Ella estaba dentro de este mundo ahora, aunque no lo quisiera, y yo era el único capaz de mantenerla a salvo.—Luca, necesitamos más tiempo para reforzar el perímetro —dijo Sam, interrumpiendo mis pensamientos.—No tenemos tiempo —respondí con dureza. —Petrov no nos dará tregua. Si quiere la guerra, la tendrá, pero no lo dejaremos ganar.Sam asintió, pero su mirada me dejó claro que estaba tan preocupado como yo.—¿Qué hacemos con Valeria? —pregun
ValeriaEl aire en la mansión se sentía pesado, casi irrespirable. Cada paso que daba parecía resonar en los pasillos vacíos, y la tensión era palpable. Después de mi conversación con Luca, había regresado a mi habitación con una sensación que no podía describir: una mezcla de miedo, esperanza y algo que se parecía demasiado a la atracción.No podía negar lo que él despertaba en mí. Pero tampoco podía ignorar lo que representaba. Luca era peligroso, un hombre acostumbrado a tomar lo que quería sin dudar. Y yo… yo no era más que una extraña en su mundo. Una pieza más en un tablero lleno de amenazas y secretos.Esa mañana, el sonido de voces al otro lado de la puerta me sacó de mis pensamientos. Me acerqué con cautela y escuché.—Petrov no retrocederá. —Era la voz de Sam, firme y seria.—Lo sé. —Luca respondió con esa calma helada que parecía dominarlo todo. —Pero no vamos a ceder. Si quiere jugar, jugaremos, y él será el que caiga.No pude escuchar más porque las voces se alejaron, per
ValeriaEl caos estalló en cuestión de segundos, los gritos y los disparos llenaron el aire, y mi corazón comenzó a latir con tanta fuerza que pensé que se me saldría del pecho.No sabía hacia donde correr ni qué hacer, pero las palabras de lucas resonaban en mi cabeza: "vuelve a la casa, ahora."Corrí tan rápido como pude, pero los disparos parecían acercarse cada vez más. El jardín, que por la tarde había sido un refugio, ahora era un campo de batalla. Cuando llegue al patio trasero, una figura oscura emergió frente a mí.—¡Valeria! —grito Sam, apareciendo de l nada. Su rostro estaba cubierto de sudor, pero sus ojos eran decididos. —Ven conmigo, rápido.Antes de que pudiera responder, me tomó del brazo, y me arrastró a un lado de la mansión, dónde un grupo de hombres armados se movían en formación.—¿Qué está pasando? —logré preguntar, con mi voz temblorosa.—Petrov —respondió Sam, sin detenerse. —sus hombres están aquí.Sentí que la sangre se me helaba. Esto no era una advertencia n
Valeria El eco de los disparos disminuyó poco a poco, pero la tensión en el aire seguía siendo insoportable. Mi corazón latía con fuerza mientras Luca me miraba fijamente, como si pudiera leer cada pensamiento que cruzaba mi mente. A su alrededor, sus hombres comenzaban a reagruparse, limpiando las evidencias del ataque. —Ven conmigo —ordenó Luca, con una voz que no admitía discusiones. Me tomó de la mano y me condujo por un pasillo hacia su oficina, un espacio que ahora parecía un refugio seguro en medio del caos. Cerró la puerta detrás de nosotros y se giró para mirarme. —¿Estás herida? Negué con la cabeza, aunque mi cuerpo temblaba por la adrenalina. —Estoy bien. Pero… ¿y tú? —pregunté, notando una mancha de sangre en la manga de su camisa. —No es mía —respondió con frialdad, quitándose la camisa con un movimiento rápido. Su torso estaba tenso, lleno de cicatrices que hablaban de una vida marcada por el peligro. No pude apartar la mirada. Cada línea de su cuerpo parecía gr
ValeriaEl viaje fue silencioso, apenas roto por el zumbido constante del motor del auto. Sam estaba sentado a mi lado, su expresión dura como siempre, pero esta vez había algo diferente en él, como si estuviera evaluando cada sombra que pasábamos.—¿Dónde vamos? —pregunté finalmente, incapaz de soportar el silencio por más tiempo.—A un lugar seguro —respondió sin mirarme.Rodé los ojos ante su falta de detalles. Si había algo que había aprendido en este mundo, era que todos hablaban en enigmas, como si dar una respuesta directa fuera un delito.—¿Qué pasa si Petrov nos encuentra? —insistí, esta vez con más fuerza.Sam se giró hacia mí, su mirada intensa.—No lo hará. No bajo mi vigilancia.Quise creerle, pero la realidad de lo que acababa de suceder en la mansión seguía pesando en mi mente. No podía dejar de preguntarme si Luca estaría bien, si lograría salir de esta guerra sin perderlo todo… o a sí mismo.LucaLa mansión estaba en silencio ahora, un contraste marcado con el caos de
Sinopsis de "Entre Sombras y Deseos"Valeria Torres es una joven luchadora que ha tenido que adaptarse a una vida de sacrificio y supervivencia desde que su madre enfermó. Con apenas 20 años, trabaja como camarera en un café del centro de la ciudad, y sus sueños parecen lejanos e inalcanzables. Sin embargo, cuando un desafortunado accidente pone en peligro una valiosa posesión de Luca Moretti, el temido jefe de la mafia local, su vida cambia para siempre.Luca es todo lo que Valeria ha aprendido a temer: poderoso, implacable y peligroso. Sus ojos oscuros parecen leer el alma de las personas, y su fama le precede en cada rincón de la ciudad. Líder de una de las organizaciones criminales más temidas, su vida está marcada por la violencia, el poder y un distanciamiento emocional que lo convierte en un hombre sin escrúpulos. No tiene tiempo ni interés en emociones como el amor, pues sabe que en su mundo no hay cabida para la debilidad.Cuando Valeria se ve forzada a enfrentarse a Luca deb
Valeria El café siempre estaba lleno. Las mesas estrechas y las sillas de madera rústica no eran precisamente lo que alguien esperaría de un lugar acogedor, pero para muchos de nuestros clientes, el bullicio del lugar era parte de su rutina diaria. Yo había trabajado allí durante meses, y había aprendido a adaptarme al ruido constante, al ajetreo, a las prisas de los clientes que entraban y salían sin dejar de hablar por teléfono o revisar sus correos electrónicos. Era un lugar donde el tiempo parecía acelerarse. La jornada había comenzado como cualquier otra. Mi jefe, Don Felipe, me había asignado la peor de las tareas, como siempre: limpiar las mesas, repartir las órdenes y sonreír mientras atendía a los clientes más exigentes. El restaurante siempre estaba lleno a estas horas, y el reloj parecía moverse en cámara rápida. Pero me mantenía ocupada, y eso era lo único que me importaba. No tenía espacio para los sueños ni para mis propios deseos. Mi mundo era simple: trabajo, casa,