Parte tres

Está bien, no le hablaré de tus planes, solo no lo vuelvas loco.

Ella sonrió al tiempo que negaba con su cabeza a modo burla. Minutos después habían llegado al lugar, mientras Violet y Michael, escogían el material que necesitaban para lo que ella deseaba, Ignacio se paseaba con la mujercita de reunión en reunión, bajo la supervisión de Lana, el hombre no perdía oportunidad para preguntar a Lana, si Violet hablaba de él.

Deseoso de conocer sus posibilidades y sintiéndose un poco mal por el modo en que había actuado, pero se dijo a sí mismo que estaba bien, después de todo ella lo había dejado sin opciones, negándose ante sus intentos para remediar su error.

Emocionado por su plan de lograr conseguir lo que ya era suyo, Ignacio concluía sus reuniones. Violet con la tranquilidad de saber que lo tenía a sus pies, seguía cumpliendo con su deber.

—Vamos a almorzar Lana, ¿tiene algún lugar al que quiera ir?

—Podríamos pedir y comer aquí, a cómo anda las cosas y sin la seguridad de la jefecita, es mejor evitar.

—Tiene razón, ¿podría ir con Liana y pedirle lo que usted desee y para la mujercita? Dígale que me pida lo de siempre.

Lana salió, justo cuando simón estaba llegando. Con una sonrisa se acercó, saludó a su amigo, la jefecita lo esquivó como de costumbre.

—Muy sumiso, ¿ya arreglaste las cosas con la madre?

—Honestamente no, es una caprichosa indolente, sabe que me está volviendo loco y prefiere hacerse la difícil. Tengo un plan, no voy a dejarla escapar después de que me convirtieron la vida en una montaña de emociones, de situaciones y de cambios.

Simón ofreció una sonrisa, y procedió a preguntar por Fermina y la competencia.

—Tobías y su marca son historia, en cuanto a Fermina, sé que está a la espera de culminar su servicio para irse del país.

—Es una pena, pero claro, debe asumir las consecuencias de sus actos, venía para despedirme, estaré un par de meses fuera del país, aunque claro, podría volver antes si estás pensando en casarte.

—Aún no, te mencioné que quiero que Violet viva su vida, tendremos tiempo para ello, quizás en un par de semanas, cuando mi plan de resultados, pueda alcanzarte, esperaré a que la caprichosa se decida a levantarme el castigo para irnos de viaje.

—Mucha suerte hombre, y tu jefecita ve a ver si vas cambiando tu carácter.

Simón salió de la oficina y Lana entró informando ya habían realizado la orden.

—Llame a Violet, la mujercita quiere hablar con ella.

Lana lo miró con el entrecejo fruncido.

Él sonrió, aceptando que era quien quería y necesitaba hablar con ella.

Después de una hora el almuerzo había llegado y en la oficina de Ignacio almorzaban, mientras él miraba su móvil, Lana no había llamado a Violet, pero habían hablado vía mensaje. Ignacio se sintió tentado a llamar a Michael, pero decidió no mostrarse intenso.

A las 4 pm Violet había ido a dejar a Michael, al ver que Lana había salido con su hija, pero sin el padre decidió provocarlo.

Saludó a las chicas y les pidió volver, dirigiéndose al puesto de Liana, al ver que su plan no estaba dando resultados elevó la voz hasta que consiguió que el hombre saliera.

Parado en la entrada de su oficina, con ambas manos en sus bolsillos, la miraba, creyendo que solo hablaba con Liana, la veía sonreír y se acercó.

—Hola Violet, parece que mis empleados han sido de mucha ayuda para ti hoy, ¿no hay algo en lo que pueda serte útil?

—Hola Ignacio, no, solo venía a preguntarle algo a Liana, pero ya me iba para no quitarle tiempo y no vayas a llamarle la atención.

—Está bien, todos tienen la orden de obedecer a mi mujer, ¿lo olvidas?

—No soy la mujer de nadie, soy una mujer soltera…

Él sonrió al tiempo que negaba con la cabeza.

—Puedes decir eso, si te hace sentir mejor, pero sabemos que tengo razón, ¿Y qué necesitabas de Liana, lo has conseguido?

—Sí, ya me iba, gracias Liana, tu siempre tan amable, hasta luego Ignacio.

—Violet, espera, ¿podemos hablar un momento?

—Tengo que irme, Salomé y Lana me esperan —miró en la dirección en que estaban las dos.

—Por favor, solo unos minutos.

—Ok, dime que necesitas Ignacio.

—¿Podemos ir a mi oficina?

en silencio, fingiendo no le interesaba, aun cuando tenía la intención de acompañarlo, se hizo la de rogar.

Violet caminó adelante, Ignacio la miraba, suspiró al reconocer lo que la deseaba.

—Y bien Ignacio, ¿qué es lo que necesitas?

—Disculparme por el comportamiento de hace horas, pero no sé qué más hacer, es irónico, creí que era el hombre que nada le quedaba grande, ahora debo reconocer que una mujercita lo está haciendo, Violet lo acepto, acepto que me siento perdido y sin idea de que hacer para lograr que me des una oportunidad.

Violet lo miró sin poder evitar una risita maliciosa.

—No es gracioso, Violet solo dime que quieres que haga y lo haré.

—Nada Ignacio, estamos mejor así —pretendía marcharse y la sujetó.

—No vas a irte Violet, ¿lo ves? Estoy intentando ser el hombre que solía ser, pero no me dejas opciones más que actuar como un adolescente estúpido.

—Suéltame Ignacio, no pued…

La besó.

con tenerme a tus pies? Violet estoy dispuesto a todo por ti, pero necesito saber si quieres esto, ¿cuánto tiempo más vas a tenerme así?

Violet se acercó dando la impresión de que lo besaría.

—Gánate el privilegio de que vuelva a confiar en ti —puso su dedo deteniendo el beso que iba a darse—. Me ofendiste, no la tendrás tan fácil y sí, Ignacio me gustas, te deseo, quiero…

—Me tienes Violet, mujer me tienes, ¿qué quieres que haga? ¿Qué quieres de mí?

—Tengo que irme, Ignacio, tú eres el hombre que puede resolverlo todo.

Le sujetó el brazo.

—Ok, juguemos tu juego, te estás haciendo la difícil, a mí nada me ha quedado grande y esto no será la excepción —la sujetó por la cintura y la jaló contra él.

Violet fingía estar molesta, pero disfrutaba de ver las actitudes de Ignacio.

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