Parte cuatro

Inmadura, caprichosa, sé que lo estás disfrutando, que te gusta verme perder la cordura por ti, te gusta tenerme a tus pies, voy a quitarte lo caprichosa Violet.

Ella lo miraba con picardía, haciéndose ideas, recorrió el fuerte cuerpo del hombre e involuntariamente mordió sus labios.

—¿Lo ves? Eres una caprichosa, también te deseo Violet, me estás volviendo loco.

—Tengo que irme Ignacio…

—¿Por qué? ¿Tienes miedo de lo que estás provocando?

—¿Miedo? Ignacio no tienes idea de lo que dices.

—Demuéstramelo Violet…

—Es un privilegio que te costará, Ignacio, si quieres algo debes demostrar que pensarás antes de volver a ofenderme, que puedes confiar en mí.

—¿Este es tu castigo? Me estás volviendo loco, Violet te deseo, te necesito —se acercó y rozó su cuello con sus dedos—. No tienes idea de las cosas que me tienes imaginando, y no quiero sonar enfermo, pero…

—Tengo que irme —excusó Violet sintiéndose acalorada por aquellas palabras, miradas y roces.

—¿Estás segura de que irte es lo que deseas? —la detuvo acorralándola contra la puerta.

—Aléjate Ignacio…

Violet se sintió víctima de su propio juego al sentir el deseo de quedarse y no negarle lo que su cuerpo pedía a gritos.

Ignacio se acercó con astucia, rozando el cuello de la nerviosa mujer.

—Ya acepta mis disculpas y dame una oportunidad Violet, prometo no volverá a pasar.

Violet lo miró deseando decir que sí, pero optó por dejarse llevar por su orgullo y hacerse la difícil.

—Suerte con tu erección, un poco de hielo puede ayudarte, nos vemos.

Violet logró escapar, Ignacio dejó caer su cabeza contra la puerta.

«Juro que va a volverme loco»

Ignacio abrió la puerta y salió de su oficina, puso ambas manos en sus bolsillos, logró verla. Le sonrió a Liana quien lo miraba con gesto confuso.

—Llame a la floristería de los últimos días, que lleven sus diez mejores arreglos a la dirección de Violet, como nota, “para la caprichosa, indolente de mi mujer”

—Pero se va a molestar, señor O’Kelly.

—Que sean 20, así consigo que me visite, no le responda las llamadas después de que lleven las flores, ¿qué sigue en mi agenda?

Liana procedió a informarle lo que seguía en la agenda, Ignacio fue a la oficina por las llaves de su auto y móvil, pasó por el área de producción a consultar el inventario, desde ahí salió de la empresa.

Se había dirigido a uno de los almacenes anfitriones de su marca, quienes le pedían una nueva colección como la que había lanzado Violet y la querían como modelo. Ignacio dejó claro no podían contar con ella, sin embargo, les dio el contacto para que hicieran negocios directamente con ella.

Desde ese lugar se fue a otros asuntos personales, mientras Violet hablaba vía móvil con Zaid, quien le comentaba la posibilidad de otra campaña donativa, Violet estuvo de acuerdo en colaborar, hasta que dejó la llamada para abrir la puerta.

—¿La señorita Williams? —preguntó un repartidor.

Violet, asintió, le pidieron firmar y empezaron a entrar los hombres con diferentes y grandes arreglos florales, ignorando que ella les pedía detenerse, insistió en que se llevaran los arreglos, pero los hombres se fueron sin más.

Violet buscó entre las flores y encontró la nota, sonrió y decidió que no lo llamaría, sabía que quería provocarla y no lo permitiría, Lana salió con juguetes para Salomé.

—Wow, ¿vamos a poner una floristería?

De inmediato, Salomé mencionó a su padre.

Violet, asintió para afirmarle a Lana.

—¿Qué vamos a hacer con tantos arreglos? Necesitamos espacio para seguir planeando el cumpleaños de la jefecita.

—Esperemos que Salomé, se duerma y me ayudas a meterlas al auto, iré a dejárselas.

—¿Solo a eso, Violet?

Ella sonrió y evitó responder, olió un arreglo de rosas blancas y decidió que se quedaría con esas y devolvería el resto. Se habían sentado, ella diseñaba el traje que quería usar y el de su hija, mientras hablaba con Lana, contándole sobre sus proyectos.

Ignacio había dejado su reunión y visitó varios lugares buscando adelantar el regalo de la jefecita. Al revisar su móvil y no ver mensajes ni llamadas de Violet, llamó a Liana para saber si le había enviado los arreglos.

Aceptó que no había conseguido su objetivo, decidió no darle importancia y entraba y salía de lugares que no conseguían complacer su deseo.

Había entrado y salido de 4 lugares que no habían logrado ofrecer lo que él buscaba, decidió entrar a un último lugar donde consiguió con exactitud lo que quería. Mientras conducía de regreso a la empresa, a Ignacio se le ocurrió la idea de tatuarse el rostro de su hija.

Al ingresar a la empresa, se encontró con Michael, quien le pidió ir a echar un vistazo a los últimos diseños. Lo siguió y al estar de acuerdo, le pidió hacer uso de una de las modelos de campañas anteriores, sabía que no serían el gran éxito, pero tenía asuntos más importantes, al igual que proyectos y nuevas campañas por lanzar que consideraba serían un éxito.

Ignacio había llegado y se había dispuesto a trabajar del mismo modo en que desde casa Violet trabajaba, se estaba preparando, no quería un gran evento en el cumpleaños de su hija, pero quería que fuera algo adecuado, como pretendía que fuera su vestuario, cómodo y adecuado, diseñado por ella misma.

La hora de irse había llegado e Ignacio, quien no era un hombre de muchas aventuras o planes de ocio, decidió ir a casa, en donde se dispuso a trabajar después de haber llamado a Lana, para dar las buenas noches a su hija y evitar hablar y pensar en Violet.

Habían pasado dos horas, desde que había alimentado y hecho dormir a su hija, Violet con ayuda de Lana, puso en su auto 19 de los 20 arreglos florales, se puso algo abrigado y salió con dirección a casa de Ignacio, no había querido la compañía de Lana, mucho menos de Mariska.

Ignacio, quien había decidido tomar una ducha y afeitarse, aun cuando no lo necesitaba, salió de su habitación con el cabello húmedo y con una toalla cruzada a por agua.

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