Parte cincuenta

Fue una imprudencia del conductor del otro vehículo, como mía, por ir con exceso de velocidad. Lamento haber olvidado que eres la mujer que me enloquece —le sobó el vientre con cariño y olió su cabello.

—Está bien, amor, lo bueno es que ya pasó. Además, debemos reconocer que te evitó terminar loco, fueron semanas difíciles. Salomé sufrió mucho por tu trato, pero creo que tanto ella como yo aprendimos mucho de esto. Ahora tengo menos miedo, me siento más valiente y dispuesta.

—Tú siempre has sido una mujer maravillosa, valiente y dispuesta. Eso, entre otras cosas, es lo que me tiene loco por ti. Te amo.

Las caricias llevaron a un nuevo encuentro sexual y esta vez terminaron tan agotados que no tardaron en dormirse.

En la mañana, Ignacio se levantó, llamó para avisar a sus empleados que les daba el día libre, luego se dispuso a preparar el desayuno. Salomé se despertó poco después, Ignacio la organizó y esperó a que Violet se levantara.

Cuando esta lo hizo, la sorprendió con un nut
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