Parte dos

Él asintió, aunque pretendía hacer caso omiso, sabía que ella se sentía del mismo modo, iba a conquistarla.

—Por cierto, Franyely estuvo aquí, quería que la empleara, le he dicho que no.

—Ok, gracias por decirlo, me voy Ignacio, pasaré por Salomé y Lana más tarde.

—Ok, no lo mencioné, pero estás más hermosa que de costumbre.

Ella rodó los ojos y empezó a caminar, seguida por él.

«Más caprichosa de lo que imaginé, pero me gusta lo difícil, lo casi imposible, por supuesto que voy a aprovecharme de que estaremos fingiendo para recuperarte Violet, no hay tiempo para esperar a que recapacites»

Vio a Michael salir a su encuentro con Violet y se acercó a él.

—¿Por qué estás fuera de tu puesto de trabajo? —inquirió con dobles intenciones.

—Le he pedido yo que me acompañe a algo importante.

Se quedó mirándola y aunque sabía que iba a conseguir molestarla, se le ocurrió un plan.

—Ya no trabajas en mi empresa Violet, no tenemos un vínculo laboral y mucho menos sentimental que me permita ceder a tus deseos o permitirte disponer de mis empleados, regresa a tu puesto Michael, a menos que la señorita aquí presente acepte cenar conmigo el sábado.

—No, no voy a salir contigo —dijo furiosa y mirándolo fulminante—. Qué inmaduro eres Ignacio, no te creí capaz.

—Correcto, no era capaz de muchas cosas hasta que llegaste tú a cambiarlo todo, eres la única responsable de que esté actuando como un idiota para conseguir estar cerca a la mujer que me interesa.

—Pues no te va a funcionar, puedo hacerlo sola.

Empezó a caminar pensando este la detendría, pero al ver que no lo hizo apretó sus puños y se devolvió.

—Ok, Ignacio, tú ganas, cenaré contigo, pero no esperes nada de tu chantaje tan inmaduro, es solo porque necesito a Michael.

Él sonrió con risita burlona.

—Puedes acompañar a mi mujer a donde ella desee, estás a su disposición Michael.

—No soy tu mujer Ignacio, no soy nada de …

La besó, ella forcejeó, pero no le permitió liberarse, Michael se retiró para ir con el resto que miraban con gracia lo que pasaba.

—A mí me respetas —dijo y levantó su mano con la intención de abofetearlo.

Se la detuvo en el aire y la jaló contra él.

—No puedes ponerte tan agresiva delante de nuestra hija, no le enseñes malos modales, en su lugar puedes darme un beso.

—Suéltame Ignacio, suéltame o te juro que…

La miraba aun sonriendo, sujetándola por su cadera, mientras le sujetaba la mano.

—Que inmaduro Ignacio, no es divertido.

—Es tu culpa, no me dejas opciones, he dicho que lo siento, de verdad perdona por haber sido un idiota, no puedes negar que me quieres Violet, no puedes.

—Suéltame —exigió sin contradecirlo.

—¿Vas a darme una bofetada?

—Suéltame Ignacio...

—No puedo, quédate un poco más, no sé por qué ni como, pero has causado un problema que nos dejará en vergüenza a los dos.

—¿De qué hablas?

Él miró su pantalón y ella hizo lo mismo.

—Estás enfermo Ignacio.

—Posiblemente por ti, Violet me estás volviendo loco con tu indiferencia, todo lo que me pasa últimamente es tu culpa, no quieres verme, me evitas y hasta te mientes porque sé que sientes lo mismo, oye soy humano, cometo errores y haberte ofendido es algo de lo que me arrepiento, pero no hagas esto, no nos niegues la oportunidad de vivir lo que sentimos, por lo menos de reconquistarte.

—¿Podrías acelerar la solución de tu problema?

—No lo provoqué yo, pero desaparecerá en un momento, entonces podrás irte, me encanta como hueles, Violet, ¿puedo saber para qué necesitas a Michael?

—No, no puedes, no le cuento a gente sin importancia en mi vida, sobre mis planes.

—Orgullosa, caprichosa, inmadura —dijo y se acercó para besarla.

—Idiota, no te atrevas a besarme —logró quitarse el tacón y amenazarlo.

Ignacio empezó a reírse, levantó las manos y retrocedió dos pasos.

—Ok, ok no te tocaré, pero le estás dando un mal ejemplo a nuestra hija, eres muy testaruda, aun así, te ves más sexi Violet.

Violet miró a donde estaban los demás riendo eufóricos y que se giraron al verla mirar en esa dirección.

—Chao amor —dijo Ignacio, sarcástico.

Lo miró con los ojos entrecerrados y le enseñó su zapato cuál alma letal, logrando que con gesto de paz este retrocediera.

Violet se alejó cojeando ante la falta de uno de sus tacones, el cual se puso al llegar con los demás, se despidió de su hija y resto de presentes, Michael, sin evitar reírse, la siguió.

«Más caprichosa y altanera no podría ser, pero voy a dominarla antes de que me vuelva loco».

Violet y Michael abordaron el auto, empezaron hablar de asuntos laborales, Violet le comentó la razón para solicitar su ayuda y este no tuvo problemas, se negó a recibir el pago que la mujer le ofrecía.

—¿Puedo hacerte una pregunta Violet?

—Las que quieras, Michael.

—¿De verdad no piensas darte una oportunidad con el jefe?

Violet lo miró y se echó a reír.

—Oye mujer… qué inconsciente, no te descuides mientras conduces, ¿qué es tan gracioso?

—Lo siento, es solo que me da mucha risa recordar el rostro de Ignacio cuando le hago entender que no pasará nada entré nosotros.

—¿Qué quieres decir? Espera… ¿Tú estás jugando con el jefe?

Violet volvió a reírse, esta vez sin desconcentrarse.

—No, no estoy jugando con él, pero si quiero castigarlo por lo que nos hizo, dudó de mí, de ti, incluso insinuó que no debió sentir nada por mí, ya sabes sus tontas razones por las que según no le gustan las jóvenes.

—Violet… vas a enloquecer al jefe, ese hombre anda desesperado por ti, no sabes cuantas preguntas me hace a diario sobre ti.

—Solo un poco, se lo compensaré cuando le deje probar lo que tengo para él, por ahora que sufra un poco por inconsciente, impulsivo. Me haré la difícil un poco más, así lo pensará antes de volver a cometer un error.

—Qué mala eres mujer, ¿no crees que se canse y deje de insistir? Ya sabes, es Ignacio, por algo le apodaban el robot y honestamente prefiero la versión que era antes de este error.

—Lo tengo bajo control, hablando en serio, Ignacio me gusta y no solo por ser el padre de mi hija, hay muchas cosas, aunque claro también tiene muchas que no, quiero darme una oportunidad con él, lo haremos cuando lo haya castigado por inconsciente, no le digas nada por favor.

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