—Vaya, vaya, qué sorpresa encontrarlos aquí —escucharon desde cierta distancia, lo que la orden de alejamiento le permitía a Franyely. —Vámonos, por favor —dijo nerviosa Violet. Ignacio le sujetó la mano y la guio hacia la salida, dejando a Franyely atrás, aunque esta los seguía sin violar la distancia permitida. Una vez seguros en el auto, Ignacio acarició el vientre de Violet. Acción notada y fotografiada por Franyely. —No te preocupes, amor. Haré lo posible para mantenernos a salvo. Franyely no podrá hacerte daño. Violet suspiró aliviada, pero aún nerviosa. —Está loca, no la conoces, mis traumas y miedos se deben a lo que me hizo. Tengo miedo de sus acciones, ha demostrado ser capaz de todo, si de verdad me odia, tengo miedo amor. —miró en la dirección en que ella estaba y la vio fotografiándolos. Violet pidió la llevara a casa, ambos se pusieron el cinturón, mientras observaban a Franyely sonreír. En tanto conducía con dirección a la casa, Ignacio pensaba en las medida
Durante esa visita, el hombre estuvo tan lúcido como en los días siguientes. Violet no solo se sentía más tranquila, sino que disfrutaba de su embarazo, a menudo volviendo loco a Ignacio con sus antojos y deseos, se sentían un poco preocupados porque su vientre comenzó a crecer de manera acelerada, habían agendado una cita con la especialista. Se mantenían tranquilos y se habían confiado, pues en esas semanas, Franyely había parecido darse por vencida. Como nunca antes, la vida de Ignacio se estaba volviendo un caos que le costaba controlar. Ese hombre ordenado y autoritario ahora estaba bajo el mando de sus dos hijos, o al menos eso era lo que él creía. Todo parecía ir bien hasta esa mañana de viernes, cuando Violet sufrió un accidente en la universidad. Franyely, con una broma cruel, había provocado que Violet cayera por las escaleras, lo que resultó en un intento de aborto. La noticia de que esperaban mellizos dejó a Ignacio perplejo, sin palabras. Violet y el resto de la famili
—¿Qué haces aquí, Ignacio? ¿Vienes a insistir en esa ridícula acusación sin pruebas? Ya te dije una y otra vez que no tuve nada que ver con el incidente de tu mujercita. Si no sabe caminar, no es mi problema. Déjame en paz. Intentó cerrar la puerta en su cara, pero Ignacio puso el pie, impidiéndolo. —Eres astuta, Franyely, pero te metiste con la persona equivocada. He estado siguiéndote de cerca, sé exactamente lo que le hiciste a Violet. Antes estaba sola, pero ya no lo está. Te dejé llegar demasiado lejos. El tono severo de Ignacio hizo que Franyely se quedara en silencio por un instante, pero rápidamente recuperó su postura altanera. —Ambos están locos —replicó con descaro—. Esta vez seré yo quien solicite una orden de alejamiento. Tú y tu mujercita me tienen cansada. Ignacio perdió la paciencia, entró y empujó la puerta con fuerza, cerrándola tras de él con un estruendo que asustó a Franyely. —No le doy importancia a cosas insignificantes, no me interesan tus estúpidos motiv
Habían pasado dos semanas, desde la última vez que Ignacio había visto a Violet, aunque solía enviarle uno que otro detalle con Lana y Salomé, deseaba verla, eso de darle su tiempo y espacio, no estaba funcionando, al igual que el resto de sus estrategias.Ignacio estaba trabajando en su ordenador en una campaña que pretendía lanzar, deseando que Violet pudiera aceptar su propuesta, quería ponerla al frente, sabiendo que ella no aceptaría ser la modelo, optó por pensar en proponerle ser la gerente de proyectos.Liana le avisó su próxima cliente había llegado, Ignacio le indicó podía hacerle pasar.—¿Qué haces aquí? —Ignacio se puso de pies sin entender la presencia de Franyely.—Hola, permiso, Ignacio, ¿verdad?Él asintió y procedió a preguntarle que necesitaba.—Yo sé que me equivoqué con Violet y en vista de que hace poco tú lo hiciste de nuevo, quisiera saber si podemos remediar juntos nuestros errores.—No me interesa nada que ver contigo, no trato con personas desleales, vete por
Él asintió, aunque pretendía hacer caso omiso, sabía que ella se sentía del mismo modo, iba a conquistarla.—Por cierto, Franyely estuvo aquí, quería que la empleara, le he dicho que no.—Ok, gracias por decirlo, me voy Ignacio, pasaré por Salomé y Lana más tarde.—Ok, no lo mencioné, pero estás más hermosa que de costumbre.Ella rodó los ojos y empezó a caminar, seguida por él.«Más caprichosa de lo que imaginé, pero me gusta lo difícil, lo casi imposible, por supuesto que voy a aprovecharme de que estaremos fingiendo para recuperarte Violet, no hay tiempo para esperar a que recapacites»Vio a Michael salir a su encuentro con Violet y se acercó a él.—¿Por qué estás fuera de tu puesto de trabajo? —inquirió con dobles intenciones.—Le he pedido yo que me acompañe a algo importante.Se quedó mirándola y aunque sabía que iba a conseguir molestarla, se le ocurrió un plan.—Ya no trabajas en mi empresa Violet, no tenemos un vínculo laboral y mucho menos sentimental que me permita ceder a
Está bien, no le hablaré de tus planes, solo no lo vuelvas loco.Ella sonrió al tiempo que negaba con su cabeza a modo burla. Minutos después habían llegado al lugar, mientras Violet y Michael, escogían el material que necesitaban para lo que ella deseaba, Ignacio se paseaba con la mujercita de reunión en reunión, bajo la supervisión de Lana, el hombre no perdía oportunidad para preguntar a Lana, si Violet hablaba de él.Deseoso de conocer sus posibilidades y sintiéndose un poco mal por el modo en que había actuado, pero se dijo a sí mismo que estaba bien, después de todo ella lo había dejado sin opciones, negándose ante sus intentos para remediar su error.Emocionado por su plan de lograr conseguir lo que ya era suyo, Ignacio concluía sus reuniones. Violet con la tranquilidad de saber que lo tenía a sus pies, seguía cumpliendo con su deber.—Vamos a almorzar Lana, ¿tiene algún lugar al que quiera ir?—Podríamos pedir y comer aquí, a cómo anda las cosas y sin la seguridad de la jefeci
Inmadura, caprichosa, sé que lo estás disfrutando, que te gusta verme perder la cordura por ti, te gusta tenerme a tus pies, voy a quitarte lo caprichosa Violet.Ella lo miraba con picardía, haciéndose ideas, recorrió el fuerte cuerpo del hombre e involuntariamente mordió sus labios.—¿Lo ves? Eres una caprichosa, también te deseo Violet, me estás volviendo loco.—Tengo que irme Ignacio…—¿Por qué? ¿Tienes miedo de lo que estás provocando?—¿Miedo? Ignacio no tienes idea de lo que dices.—Demuéstramelo Violet…—Es un privilegio que te costará, Ignacio, si quieres algo debes demostrar que pensarás antes de volver a ofenderme, que puedes confiar en mí.—¿Este es tu castigo? Me estás volviendo loco, Violet te deseo, te necesito —se acercó y rozó su cuello con sus dedos—. No tienes idea de las cosas que me tienes imaginando, y no quiero sonar enfermo, pero…—Tengo que irme —excusó Violet sintiéndose acalorada por aquellas palabras, miradas y roces.—¿Estás segura de que irte es lo que des
Llamaron a la puerta, extrañado por el modo en que recordaba, solo Fermina, molesta, lo hacía, se dirigió a la misma, al darse cuenta de que era Violet, no le dio importancia al modo en que estaba.Abrió la puerta con una amplia sonrisa, Violet quien tenía listo el insulto, se detuvo al ver el torso desnudo, su marcado abdomen, su cabello húmedo.—Hola, qué linda, me trajiste flores, me siento alagado —cerró un poco la puerta para asomar su rostro—. Violet hola, hola.Concentrada en su marcado abdomen y lo que la toalla le permitía apreciar, Violet reaccionó cuando el hombre le zarandeó su mano frente al rostro, Ignacio se apoyó al marco de la puerta mientras la miraba.—¿No vas a decirme nada, Violet, me trajiste flores?—Tú… ¿Tú estás con alguien?Para mortificarla, Ignacio miró al interior y sonrió con malicia al volver a mirarla.—Que te diviertas —le dejó los cuatro arreglos que había conseguido subir—. Baja por el resto de tus flores.Violet pretendía marcharse y este la alcanzó