Fue una imprudencia del conductor del otro vehículo, como mía, por ir con exceso de velocidad. Lamento haber olvidado que eres la mujer que me enloquece —le sobó el vientre con cariño y olió su cabello. —Está bien, amor, lo bueno es que ya pasó. Además, debemos reconocer que te evitó terminar loco, fueron semanas difíciles. Salomé sufrió mucho por tu trato, pero creo que tanto ella como yo aprendimos mucho de esto. Ahora tengo menos miedo, me siento más valiente y dispuesta. —Tú siempre has sido una mujer maravillosa, valiente y dispuesta. Eso, entre otras cosas, es lo que me tiene loco por ti. Te amo. Las caricias llevaron a un nuevo encuentro sexual y esta vez terminaron tan agotados que no tardaron en dormirse. En la mañana, Ignacio se levantó, llamó para avisar a sus empleados que les daba el día libre, luego se dispuso a preparar el desayuno. Salomé se despertó poco después, Ignacio la organizó y esperó a que Violet se levantara. Cuando esta lo hizo, la sorprendió con un nut
Violet suspiraba en medio de la felicidad, a pesar de la angustia y el miedo que sentía. Pronto las horas fueron pasando y su sufrimiento aumentaba. Al ser mellizos, los doctores consideraban la posibilidad de cesárea en caso de complicaciones. Cuatro horas después, Violet fue inducida a la sala de parto. Ignacio entró a su lado, sostenía su mano, besaba su frente y la animaba con palabras, mientras los médicos hacían lo suyo. La animaba a pujar, aguantaba sus uñas clavadas en sus manos y, aunque no era momento, no pudo evitar pensar en lo difícil que la había tenido ella en el pasado por la envidia de su amiga. Le alegraba estar allí y se lo hizo saber una y otra vez, especialmente cuando su hijo varón salió. Ignacio no derramó lágrimas, pero su rostro de orgullo lo decía todo. Luego la animó para el segundo bebé. Fue un proceso complejo, pero al final los dejó satisfechos. Violet los conoció y pronto se llevó a cabo el proceso final. Ella fue llevada a la sala de descanso,
Su rostro reflejó un leve desconcierto que rápidamente intentó ocultar. Su padre lo notó y decidió acercarse a él. Sin embargo, la mujer sonriente apoyó su mano en la espalda de Ignacio, la cual él quitó, luego miró en la dirección de Violet. Notó ese gesto tóxico que no lograba ocultar. Sonrió, y él se quedó a hablar con su suegro. Violet no podía evitar observar cada detalle, cada gesto, y aunque sabía que no tenía razones para sentirse incómoda, un sentimiento inexplicable la invadió. La mujer no entendió la intención de ambos de alejarla, hasta que Salomé se acercó y vació su cubeta de arena en sus pies. Ignacio la cargó y la mujer se alejó. Salomé besó su mejilla y pasó a brazos de su abuelo, quien se unió al resto. Ignacio se acercó a Violet llevándole una bebida. Notó de inmediato que algo no estaba bien. Violet no dijo nada, pero su actitud había cambiado. Había una tensión que no lograba controlar, una que solo él podía percibir. —Violet, ¿Todo bien, amor? —pr
Habían pasado dos semanas, desde la última vez que Ignacio había visto a Violet, aunque solía enviarle uno que otro detalle con Lana y Salomé, deseaba verla, eso de darle su tiempo y espacio, no estaba funcionando, al igual que el resto de sus estrategias.Ignacio estaba trabajando en su ordenador en una campaña que pretendía lanzar, deseando que Violet pudiera aceptar su propuesta, quería ponerla al frente, sabiendo que ella no aceptaría ser la modelo, optó por pensar en proponerle ser la gerente de proyectos.Liana le avisó su próxima cliente había llegado, Ignacio le indicó podía hacerle pasar.—¿Qué haces aquí? —Ignacio se puso de pies sin entender la presencia de Franyely.—Hola, permiso, Ignacio, ¿verdad?Él asintió y procedió a preguntarle que necesitaba.—Yo sé que me equivoqué con Violet y en vista de que hace poco tú lo hiciste de nuevo, quisiera saber si podemos remediar juntos nuestros errores.—No me interesa nada que ver contigo, no trato con personas desleales, vete por
Él asintió, aunque pretendía hacer caso omiso, sabía que ella se sentía del mismo modo, iba a conquistarla.—Por cierto, Franyely estuvo aquí, quería que la empleara, le he dicho que no.—Ok, gracias por decirlo, me voy Ignacio, pasaré por Salomé y Lana más tarde.—Ok, no lo mencioné, pero estás más hermosa que de costumbre.Ella rodó los ojos y empezó a caminar, seguida por él.«Más caprichosa de lo que imaginé, pero me gusta lo difícil, lo casi imposible, por supuesto que voy a aprovecharme de que estaremos fingiendo para recuperarte Violet, no hay tiempo para esperar a que recapacites»Vio a Michael salir a su encuentro con Violet y se acercó a él.—¿Por qué estás fuera de tu puesto de trabajo? —inquirió con dobles intenciones.—Le he pedido yo que me acompañe a algo importante.Se quedó mirándola y aunque sabía que iba a conseguir molestarla, se le ocurrió un plan.—Ya no trabajas en mi empresa Violet, no tenemos un vínculo laboral y mucho menos sentimental que me permita ceder a
Está bien, no le hablaré de tus planes, solo no lo vuelvas loco.Ella sonrió al tiempo que negaba con su cabeza a modo burla. Minutos después habían llegado al lugar, mientras Violet y Michael, escogían el material que necesitaban para lo que ella deseaba, Ignacio se paseaba con la mujercita de reunión en reunión, bajo la supervisión de Lana, el hombre no perdía oportunidad para preguntar a Lana, si Violet hablaba de él.Deseoso de conocer sus posibilidades y sintiéndose un poco mal por el modo en que había actuado, pero se dijo a sí mismo que estaba bien, después de todo ella lo había dejado sin opciones, negándose ante sus intentos para remediar su error.Emocionado por su plan de lograr conseguir lo que ya era suyo, Ignacio concluía sus reuniones. Violet con la tranquilidad de saber que lo tenía a sus pies, seguía cumpliendo con su deber.—Vamos a almorzar Lana, ¿tiene algún lugar al que quiera ir?—Podríamos pedir y comer aquí, a cómo anda las cosas y sin la seguridad de la jefeci
Inmadura, caprichosa, sé que lo estás disfrutando, que te gusta verme perder la cordura por ti, te gusta tenerme a tus pies, voy a quitarte lo caprichosa Violet.Ella lo miraba con picardía, haciéndose ideas, recorrió el fuerte cuerpo del hombre e involuntariamente mordió sus labios.—¿Lo ves? Eres una caprichosa, también te deseo Violet, me estás volviendo loco.—Tengo que irme Ignacio…—¿Por qué? ¿Tienes miedo de lo que estás provocando?—¿Miedo? Ignacio no tienes idea de lo que dices.—Demuéstramelo Violet…—Es un privilegio que te costará, Ignacio, si quieres algo debes demostrar que pensarás antes de volver a ofenderme, que puedes confiar en mí.—¿Este es tu castigo? Me estás volviendo loco, Violet te deseo, te necesito —se acercó y rozó su cuello con sus dedos—. No tienes idea de las cosas que me tienes imaginando, y no quiero sonar enfermo, pero…—Tengo que irme —excusó Violet sintiéndose acalorada por aquellas palabras, miradas y roces.—¿Estás segura de que irte es lo que des
Llamaron a la puerta, extrañado por el modo en que recordaba, solo Fermina, molesta, lo hacía, se dirigió a la misma, al darse cuenta de que era Violet, no le dio importancia al modo en que estaba.Abrió la puerta con una amplia sonrisa, Violet quien tenía listo el insulto, se detuvo al ver el torso desnudo, su marcado abdomen, su cabello húmedo.—Hola, qué linda, me trajiste flores, me siento alagado —cerró un poco la puerta para asomar su rostro—. Violet hola, hola.Concentrada en su marcado abdomen y lo que la toalla le permitía apreciar, Violet reaccionó cuando el hombre le zarandeó su mano frente al rostro, Ignacio se apoyó al marco de la puerta mientras la miraba.—¿No vas a decirme nada, Violet, me trajiste flores?—Tú… ¿Tú estás con alguien?Para mortificarla, Ignacio miró al interior y sonrió con malicia al volver a mirarla.—Que te diviertas —le dejó los cuatro arreglos que había conseguido subir—. Baja por el resto de tus flores.Violet pretendía marcharse y este la alcanzó