Mi cuerpo se acopló en el carro y después el potente motor arrancó. El dolor seguía latente y tenía miedo de perder la vista.
— Ya hemos llegado — escuché cuando Selim se desabrochó el cinturón y lo hizo con el mío — espera un momento.
Nuevamente, me cargó y escuché el ruido tradicional del hospital junto con el olor al desinfectante que llegaba hasta mi nariz.
— Necesito ayuda, ella no puede abrir los ojos y la han golpeado. Por favor, se trata de la señorita Kenna Rizik.
Estas simples palabras fueron suficientes para que todo el personal se moviera de manera desenfrenada. Los doctores llegaron e intentaron hacer que Selim se fuera, pero lo dejaron, ya que yo no quería estar sola.
— ¿Qué le sucede, señorita Rizik? — un doctor me preguntó mientras escuchaba que se ponía los guantes — ¿Quién la agredió?
— Fue una persona que no conozco, ella me arrojó un vaso con agua helada y algunos pedazos de hielo entraron en mis ojos. Me duelen demasiado y no puedo abrirlos, por favor dígame que no los voy a perder.
— Tranquila, los voy a abrir poco a poco, así que trate de aguantar. Colocaré un poco de solución para deshacer cualquier fragmento de hielo que pueda tener ahí dentro.
Él hizo esto y sentí una gran molestia, pero dado que Selim sostenía mi mano fue aún más reconfortante.
— Puede abrir los ojos, señorita Rizik — el doctor habló con calma —, confíe en mí. Puede ser que el aire le cause molestias, pero ya está todo bien.
Poco a poco fui abriendo los ojos, un enorme ardor se posesionó de mis ojos, pero todo fue mejorando paulatinamente. Lo primero que miré fue a Selim y le sonreí.
— Hola, Selim — sonreí y le di un abrazo — que gusto volver a verte después de todos estos años.
Pude sentir como el alivio llegó a su cuerpo, él se relajó bajo mis dedos y me abrazó aún más fuerte.
— ¿Cómo se siente, señorita Rizik? — el doctor me habló y lo miré — muy bien, le enviaré unas cuantas gotas tibias para que baje el enrojecimiento. Vaya que ese hielo ha causado estragos en usted. Luego tendrá que venir para revisarla.
— Está bien, muchas gracias por su atención, doctor. Ahora le agradecería que me diera de alta, por favor. Creo que todo mundo sabe que detesto los hospitales.
— Lo sabemos, por suerte eso no aplica cuando va a hacer donaciones. Gracias a usted es que tenemos un departamento de oftalmología.
— Menos mal que se abrió, si no hubiera tenido que ir a la ciudad vecina y todo hubiese sido peor.
Me dieron la medicina y el alta. Al salir de la sala miré a Aramis junto con Zhara, ellos se veían totalmente angustiados por lo que me había sucedido.
— No se preocupen que ya todo está bien. Ahora vamos a comer porque muero de hambre y ya saben que no es conveniente verme enojada.
Nos fuimos del hospital y llegamos a un restaurante que se encontraba en el centro de la ciudad. Cuando las personas nos vieron, inmediatamente nos hicieron pasar a un salón privado y los meseros llegaron a atendernos.
— Vaya que manera de encontrarnos — miré a Selim — ¿Cómo has estado? ¿Te tratan bien en el trabajo? Espero que sí porque no me gustaría saber que mi hermano está abusando de su ingeniero en jefe.
— Sabes bien que eso no pasa en tu empresa — Selim me miró con una sonrisa en sus ojos — qué increíble, cómo has cambiado. Ya no queda rastro de aquella adolescente gordita.
— Fue el estirón de los 22 años y todo el estrés que me causó ser la heredera de mi abuelo, en fin, no hay mucho que decir.
— Claro que hay mucho que decir, fueron diez años después que te fuiste y no creo que vivieras en una cueva durante todo ese tiempo.
— Pues no estás muy lejos de la realidad. Vivía trabajando y sumida en unas columnas de libros que parecían formar una cueva. Qué suerte tuvieron ustedes de estudiar una sola carrera, a mí me tocó aprender de todo un poco para poder hacerme cargo de las diversas inversiones que tiene mi familia.
— Ya dejen de hablar de trabajo — Aramis bebió una copa — mejor quiero hablar con ustedes. Hagamos algo el fin de semana para celebrar que te encuentras aquí.
— ¿Cómo qué? Pensaba ir a trabajar en los problemas que hay en la empresa de tu padre y lo sabes bien, quisiera irme a Dubai cuanto antes.
— Calma Princesa del Zoco — Aramis arrugó su nariz y movió su cabeza de un lado al otro — rara vez te tengo aquí y quiero aprovecharte.
— Es cierto que rara vez estoy aquí, pero tú puedes viajar a Dubai. Bien sabes que mi abuelo te quiere como si fueras su nieto y siempre eres bienvenido sea en su mansión o en mi Penthouse.
— Veremos si viajamos para las festividades de Navidad. Sé bien que tú haces una recepción increíble para tus socios extranjeros.
— Así es — miré a Selim — la invitación también está para ti y para los que quieras invitar. Por el vuelo no se preocupen que tienen a la disposición el jet de mi familia.
— Gracias. Oye, Kenna — miré a Selim algo nervioso — respecto a lo que pasó con…
— No quiero hablar del tema — corté de forma tajante — luego hablaremos de eso, mientras tanto tratemos de disfrutar el delicioso almuerzo que nos ofrecen en este maravilloso restaurante.
Mientras estábamos comiendo pude escuchar un enorme escándalo que venía desde fuera. Suspiré pesadamente y traté de mantener la compostura.
— Disculpé — llamé a uno de los meseros — me puede decir que está pasando allá afuera.
— No tengo idea, señorita Rizik. Lamentamos mucho los inconvenientes. Iré a averiguar en estos momentos el asunto que la perturba.
Antes de que el mesero abriera la puerta, alguien vino a tumbarla por completo. La misma mujer que me había agredido se encontraba ahí mismo, vuelta una furia.
— ¡Eres un cínico, Selim! ¡Cómo se te ocurre cargar a tu amante delante de mí e irte de esa manera!
— Yo no soy la amante de Selim. Si tan solo dejaras de gritar como si fueras una demente, todo se podría resolver hablando como dos personas civilizadas que se supone que somos.
— ¡Tú no te metas en esto, m*****a zorra!
— Ay, Dios mío, yo no puedo con esta loca — mis ojos vieron a Selim —. Hazte cargo de ella, yo me voy a ir, tengo muchos papeles que ver y también quiero descansar de mi vuelo.
En el momento que me iba a ir, ella tomó un cubierto y lo puso cerca de mi cuello. Todos se tensaron y vi que los dos hombres junto con Zhara querían intervenir.
— No se acerquen — ellos se detuvieron — ella no está bien y tengo miedo que los lastimé.
— Yo no estoy loca — ella apretó el cuchillo en contra de mi yugular — eres tú la que ha venido a arruinar mi relación con Selim.
— ¿Realmente crees que una persona en sus cinco sentidos haría algo así? Si piensas que es así, te digo que te encuentras más loca de lo que pienso. Te has hecho una telenovela en tu mente y ni siquiera te has dado la oportunidad de escuchar quién soy.
— No hace falta, es más que obvio que Selim te quiere mucho. Eres una golfa que se quiere meter en el medio para arruinar la hermosa relación que tenemos.
— De todo lo que dijiste hay algo cierto y es el hecho de que Selim me quiere mucho, pero no es de la manera que piensas.
— ¡Cómo se te ocurre decir eso!
Justo en el momento que gritó, ella sostuvo con más fuerza el cuchillo y sentí una humedad descendiendo lentamente por mi cuello.
Pensé que me iba a matar ahí mismo, pero de repente un golpe en seco fue lo siguiente que escuché y la presión que se ejercía en mi cuello desapareció casi al instante.
— Demonios, antes aquí era un buen sitio para comer — una voz ronca y gruesa habló — ahora dejan entrar a unas locas para venir a pegar cuatro gritos.
El tazón de metal resonó en el salón. Fue ahí donde lo miré, un hombre de cabello negro y largo, tez pálida, sus ojos eran totalmente oscuros.
— Vaya qué escándalo, la próxima vez dejen a la loca amarrada en casa o, por último, denle drogas para que se quede tranquila. Dado que no se puede sacrificar, pues hagan eso al menos y así dejan al resto en completa paz para consumir la comida de acá y que de paso no es nada barata.
— Lamentamos mucho los inconvenientes, a modo de disculpa permítame pagar su cuenta y la de sus acompañantes.
Él me miró y vio mi cuello. Un largo suspiro se escapó de sus labios y luego tomó una servilleta para limpiar esa zona.
— ¿Realmente piensas que no tengo dinero para pagar una comida aquí? — él habló mientras estaba cerca de mí y me puse nerviosa — calma, que no muerdo, bueno, si lo hago, pero no muy duro…
Él sacó un pañuelo de su bolsillo y lo ató en mi cuello, luego de eso lanzó la servilleta justo donde la novia de Selim se encontraba.— No te equivoques Princesa del Zoco, también hay otras personas que tienen dinero en esta ciudad. Quizás no tanto como tú, pero no dejamos de tenerlo.— Espera un momento — él me miró — ¿Cómo te llamas? — Llámame el dragón del desierto — él me guiñó el ojo —, nah, mejor conóceme cómo lo hace el resto. El perro del desierto.— Bueno, te agradezco lo que has hecho. — ¿Acaso no me vas a decir, perro del desierto? —Yo negué y él mostró cierto atisbo de sorpresa —. Vaya, eres interesante, como dicen. Adiós, Princesa del Zoco. Cuídate de esas locas y se más selectiva con tus amistades o, en este caso, las dementes que escogen como pareja.Él le lanzó una mirada fugaz a Selim y después se marchó. Todos se acercaron al mismo tiempo y estaban preguntando por mí cuando mi agresora empezó a despertar.— Creo que mejor me voy de aquí, no vaya a ser que tu novia
Me sentí enfadada al escuchar la manera como esa loca se refería a Selim.— Qué corriente suena eso, “mi hombre”, por favor, trata de tener un poco más de clase porque al abrir la boca solo te pones en evidencia.— Te crees mucho, ¿No es así? Vienes a pisar a los demás solo porque tienes dinero.— Querida, no me creo mucho, soy mucho. El hecho de que tú te sientas inferior a mí, es tu asunto, no el mío. Además, te pregunto, ¿De qué otra forma voy a tratar a una persona que solo me ha sabido insultar y agredir? — Anna, quiero que le pidas disculpas a Kenna por haberla herido — Selim habló firme y autoritario —. Ella tiene la razón en todo lo que dice, no es mi amante y también es la dueña de la casa en la que vivimos. Agradecida deberías estar, ya que finalmente estás en una propiedad que cumple con todas tus expectativas, ¿Tienes una puta idea lo que cuesta vivir en un sitio así? Es una fortuna, créeme que si nos cobrará la renta, ni siquiera pagándonos por cuidar la propiedad, nos
Mi decepción al ver las tres leches de vainilla fue grande, nuevamente nadie daba con el sabor que tanto me gustaba.— Ni modo, hermanita — Aramis sacudió mi cabello con su gran mano — quizás en la próxima alguien te dé tu sabor favorito.Cuando Aramis intentó meter sus dedos en mi postre, le di un golpe y solo pudo llevarse un poco de merengue.— Olvidaba lo celosa que eras con esto. En fin, pareces un perrito chihuahua cuando alguien te toca tus tres leches o cualquier comida.— No veo la necesidad de meter mano, llama y pide el tuyo si tanto quieres comer un postre. Estoy segura de que el mismísimo chef va a prepararlo en cuanto sepa de quién se trata.— Nah, aquí la princesa dorada eres tú. Yo solo soy un lacayo cuando me pongo a tu lado, pero no te preocupes hermanita que no estoy celoso y tramando una venganza para herirte porque me he sentido inferior todo este tiempo. Para drama tienes a la loca de Anna.— Y a la loca que pensaba que tú eras mi hombre, vaya, la manzana no cae
Pensé en resistirme, en empujarlo y en hacer muchas cosas. Sin embargo, no lo hice y solamente correspondí a ese beso que era tan demandante que me costaba seguirle el ritmo, en especial porque era la primera vez que besaba a alguien. Mis manos se sujetaron de sus brazos, estos eran tonificados y lo suficientemente fuertes como para apoyarme en ellos sin ningún tipo de problema.— Vaya, princesa del Zoco. Así que tomas pesado, aunque tengo que reconocer que es un whisky bastante bueno el que has bebido — él habló de tal forma que solo yo lo pude escuchar — no esperaba menos de ti.Él me soltó y me mantuve en pie con bastante dificultad, tuve que apoyarme de la mesa para poder recuperar un poco la compostura. Una vez que pude aterrizar, miré que varias personas me veían y todos sin excepción estaban con la boca abierta.— Creo que la junta puede seguir después, ofrezco disculpas por lo sucedido — miré al resto — ¿Ustedes que están esperando para irse? Desde ya les digo que no quiero ch
Selim me miró bastante incómodo, él sabía muy bien que ese trabajo, a pesar de ser tan bueno, no era mucho en comparación con lo que llevaba de tiempo.— Les voy a pedir que nos dejen a solas — miré a Aramis y al señor Delacroix — necesito hablar con Selim.Ellos se fueron y nos dejaron a solas. Me levanté de la enorme mesa que había en la sala de juntas, entonces me acerqué a la ventana que dejaba entrar una cantidad inmensa de luz natural.— Selim, sé bien que eres un excelente ingeniero civil. Me atrevería a decir que el mejor que esta empresa tiene — me di la vuelta y lo miré fijamente — es por eso que tu trabajo me deja demasiado decepcionada. Entre más días de retraso tengamos, es más dinero el que se pierde. Sabes bien que esto no me afecta totalmente a mí; sin embargo, si lo hace con las personas que dependen del trabajo que les da esta empresa, y entre esas personas se encuentra mi hermano junto con el señor Delacroix, que es como un padre para mí.— Sé bien que el trabajo qu
Podía ver cierta sorpresa en los ojos de Zahid, aunque casi no se veía, pues noté cierto cambio en su mirada.— Nunca me han importado las habladurías de los demás y sé bien que en el fondo eres una buena persona, pero esta sociedad te ha hecho pasar por alguien malo, todo por culpa de la forma como te concibieron. Ya sé bien lo que Farís le hizo a tu madre y lamento mucho que las cosas se dieran así.— Interesante, quién diría que la princesa llorona tiene el valor de tocar un tema que es un tabú en el medio por el que te mueves. Pensé que solo eras una llorona que se lamentaba porque un idiota no la ama de la forma que ella lo ama.— En definitiva, contigo no se puede hablar con cortesía, en fin. Es cierto que me duele el hecho de que Selim no me quiere de la manera que yo lo quiero; sin embargo, no ando llorando y, aunque así fuera, no creo que tenga algo de malo. Todos en cierto punto necesitamos llorar y tú no eres la excepción. Si acaso algún día necesitas un hombro para llorar,
Vaya, esa invitación, sí que no me la esperaba. ¿Será buena idea ir? Mmm, no lo sé. Se supone que iba a estar aquí por un corto tiempo y ahora estoy festejando como si me viniera a vivir aquí.“¿Puedes o no? Sé bien que te gusta la playa a pesar de todo. Entiendo que eres una mujer ocupada, pero no todo es trabajo y lo sabes bien.— Lo sé, está bien, hay que ir. Supongo que Aramis y Zhara vienen con nosotros, porque dudo mucho que la invitación sea dirigida solo para mí. ¿O me equivoco?“Claro que no, ellos también vienen — Selim respondió a toda prisa y la pequeña esperanza que tenía se vio esfumada por completo — de eso quería hablar. Viene también Anna.”— Ya salió el peine, entonces lo lamento, pero no podré asistir. Sabes bien que la novia que has escogido me detesta sin motivo aparente y hace un romance entre nosotros que solo existe en su cabeza.“Por favor no hagas esto, se supone que es para celebrar tu regreso y si faltas tú, ¿Qué se puede festejar?”— Lo siento, pero no, si
Pude ver la decepción en los ojos de Farís, sonreí porque sabía bien que ella no haría tal cosa. Devika era la única persona con la que me llevaba bien de esa familia, era una buena chica.—Entonces ya sabes la condición, Farís —abrí la puerta de mi apartamento —adiós, ni se te ocurra hacer un escándalo porque voy a llamar a la policía. Te recuerdo que tienes una orden de restricción y no te puedes acercar a mí.La puerta se cerró y él insistió un poco más, pero después se lo llevó su adorado hijo-sobrino. Así que el viejo se encuentra casi en la quiebra y queriendo concretar un matrimonio con la Princesa del Zoco, vaya que es interesante.Esa chica me encantaba fastidiarla, verla enojada era bastante tierno e incluso cuando maldecía. Al recordar el sostén que usaba y todos esos tirantes en forma de cruz sobre su pecho… Demonios… Tenía que reconocer que la deseaba y vaya que mucho.—Maldición — sentí un dolor punzante en mi entrepierna — ¿Es en serio? Pareces un conejo hormonal, no pu