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5: Un beso inesperado y una paleta de hielo

Mi decepción al ver las tres leches de vainilla fue grande, nuevamente nadie daba con el sabor que tanto me gustaba.

— Ni modo, hermanita — Aramis sacudió mi cabello con su gran mano — quizás en la próxima alguien te dé tu sabor favorito.

Cuando Aramis intentó meter sus dedos en mi postre, le di un golpe y solo pudo llevarse un poco de merengue.

— Olvidaba lo celosa que eras con esto. En fin, pareces un perrito chihuahua cuando alguien te toca tus tres leches o cualquier comida.

— No veo la necesidad de meter mano, llama y pide el tuyo si tanto quieres comer un postre. Estoy segura de que el mismísimo chef va a prepararlo en cuanto sepa de quién se trata.

— Nah, aquí la princesa dorada eres tú. Yo solo soy un lacayo cuando me pongo a tu lado, pero no te preocupes hermanita que no estoy celoso y tramando una venganza para herirte porque me he sentido inferior todo este tiempo. Para drama tienes a la loca de Anna.

— Y a la loca que pensaba que tú eras mi hombre, vaya, la manzana no cae lejos del árbol. Tú y Selim escogen pésimas mujeres a la hora de juntarse con alguien.

— En defensa de esa mujer, tengo que decir que se movía como una loca en la cama.

— ¡No seas asqueroso! — le di un zape más fuerte en la cabeza — te juro que no te doy más duro porque no te quiero matar a pesar de todo. Mira que por esa loca tuve que llamar al ministro de justicia y todo mundo se dio cuenta de las donaciones que había hecho y de que era una persona influyente.

— Perdón, perdón y perdón, hermanita. Al menos tienes que reconocer que eso te ayudó a tener cierta inmunidad en la ciudad porque ni siquiera el alcalde sabía quién coños eras. Solo llamabas la atención por tu belleza, luego por tu dinero.

— Vaya, ¿Acaso tengo que agradecerte eso? Ni siquiera puedo tirarme una flatulencia porque todo mundo piensa que no tengo gases.

— Eso está bueno para el título de una película, “Las princesas también se tiran pedos”. ¿Te lo puedes imaginar? Sería una sensación en el cine si tú eres la protagonista. A Anna la podemos poner como la Chucky de esta historia. 

— Eres un idiota, al menos me haces reír con todas esas bromas tontas — comí mi postre — a pesar de todo está delicioso.

— ¿Acaso pensaste que era una broma? No, en absoluto. Tienes la belleza para debutar en el cine, solo falta que digas que sí y le digamos a Anna el papel que va a tener. Lo bueno es que con ella no será necesario forzar el papel de demente, porque ya lo es. Le decimos que le vas a dar unos buenos besotes al Selim y el resto es venir a grabar sin morir en el intento.

— No gracias, suficiente tuve de ella por el día de hoy. Lo bueno es que todas mis energías se recargan con un buen sueño. Mañana tengo reunión con ustedes y con el señor Farís.

— Quizás tu ser amado es el hijo bastardo de ese hombre, porque mi papá creo que excede tu edad.

— Deja de querer buscarme pareja por todos lados porque yo no lo hago contigo. Si no quieres que comience a buscarte esposa en los Emiratos Árabes, te aconsejo que mantengas esa linda boquita bien cerrada.

— Gracias por lo de linda boquita — él se llevó cuatro dedos a la boca y movió su mano de forma afeminada — después no te quejes porque te confunden con mi esposa.

— Ay, no guacala — lo empujé con una mano y reímos —. Mira que he tenido malos gustos, pero nunca llegué a tantos.

— Entonces estás admitiendo que Selim es feo — él dijo y me quedé callada — porque hasta el momento ha sido del único que has estado enamorada, ¿O acaso hay algo que no me has dicho referente al hijo bastardo del señor Farís?

— Deja de decir tonterías que yo no estoy enamorada de ese hombre, solamente quiero agradecerle por lo que hizo y más nada.

— Pues te estás tomando muchas molestias solo para agradecerle, creo que fue suficiente con pagar su cuenta en el restaurante y preguntar por él — lo miré sorprendida al escucharlo — no me veas así, te conozco a pesar de todo, recuerda que vivimos juntos muchos años. 

— Es cierto, pero de igual forma quiero volver a verlo para devolverle su pañuelo y eso es todo.

— Una vez que le devuelvas el pañuelo, las excusas se van a ir. Quiero ver qué es lo siguiente que vas a inventar cuando ya no tengas esa justificación.

— En serio que eres fastidioso, no estoy enamorada de ese hombre, ya que apenas lo conozco y lo sabes bien. El hecho de que conozca a su padre no significa nada y te digo que no me miro caminando hacia el altar con él.

— Eso lo tengo muy en claro, para ti el único hombre con el que te has visto caminando hacia el altar se llama Selim. ¿Pero qué va a pasar si el destino tiene otros planes para ti? Escucha, Kenna, sabes que te amo demasiado y por eso es que no te quiero ver sufrir. Justo por eso es que te digo que te olvides de la idea de formar una familia con el hombre que ha permanecido en tu corazón por más de dos décadas, si no ha pasado nada en ese tiempo, peor ahora que hay alguien y al parecer le dio un embrujo bien potente porque por mucho que le hace panchos, sigue con Anna.

— Te detesto — lo empujé fuerte y él cayó a la piscina — me llevo esto, tú bebe las mimosas que quedaron a la mitad.

Me llevé la botella de whisky y tomé mis tacones, en lo que iba hacia adentro fue que salió Aramis a flote.

— ¡Me vas a dañar mi celular! ¡Ten consideración de mí, hermanita!

— No creo que la situación sea tan dura en tu caso que no te puedas comprar un bendito celular a prueba de agua, en caso de ser así, mañana mismo iremos mañana mismo a comprar uno y no te preocupes que yo te lo obsequio.

— Solo te digo algo respecto a Zahid y al poco tiempo que lo conoces. Recuerda que tu padre se enamoró de mamá en el primer momento que la miró, él mismo lo dijo muchas veces que fue amor a primera vista. Nunca se sabe si tú has heredado esto, pero por estar de terca en algo que no tiene sentido es que no te das cuenta. 

— Basta, Aramis. No le busques tres patas al gato y déjame ir a beber un poco de whisky.

Me fui adentro y antes de entrar a mi cuarto, empecé a beber la botella de whisky. Sabía bien que Aramis tenía toda la razón, pero este tonto corazón no entendía de razones y eso era lo que me hacía querer arrancarlo de mi pecho, al final me iba a lastimar de una o de otra forma.

— Tonto corazón, si tan solo te pusieras de acuerdo con el cerebro nada de esto nos estaría pasando y seguramente el lado vacío de mi cama desde hace mucho tiempo estaría ocupado. Aunque sinceramente no he encontrado a alguien que valga la pena, o al menos eso es lo que pienso. No sé si es porque mis ojos siempre ven a Selim que está pasando esto.

— Señorita Rizik — Zhara salió de su cuarto — ya está todo concretado, tengo el reporte de las finanzas y realmente hay serios problemas debido a que no han dado los permisos necesarios.

— ¿Cuál es el motivo? — Tomé la tablet de Zhara y empecé a revisar — así que es por incongruencias con las regulaciones locales, dame un resumen de esto.

— El problema es el sistema de drenaje, se le ha pedido al ingeniero civil que entregue los planos y hasta el momento él no lo ha hecho.

— El ingeniero es Selim — maldije por lo alto —. Muy bien, mañana mismo pienso hablar con el padre de Aramis para que convoque una reunión con todos los encargados. Sinceramente, toda esta situación me tiene alterada.

— Lo sé bien, bueno, si no necesita más nada, me voy. Que descanse, señorita Rizik.

Me fui a mi habitación y en la ventana me senté para poder beber el whisky que le había robado a Aramis, pero que probablemente era un obsequio para mí, estaba segura de que mi hermano sabía bien que los sentimientos por su mejor amigo seguían latentes en mi pecho y que necesitaría algo más que una jarra de mimosas para superar el trago amargo de verlo con otra mujer.

Es increíble como unas simples palabras como un “Te amo” podían ser motivos para sentimientos totalmente opuestos, la alegría y la amargura de una persona. Jamás pensé que Selim fuera capaz de decirle eso a esa mujer que se ve que está más loca que un… Ni siquiera sé con qué benditos compararla, solo puedo decir que ella tiene ganada una beca directo al psiquiatra.

Al final me quedé dormida debido al alcohol y también al llanto en pensar en que Aramis tenía toda la razón al decir que era una batalla sin sentido, en especial porque yo nunca me he confesado y todo porque me da miedo la idea del rechazo que me va a dar Selim una vez que lo haga.

— Buenos días, señorita Rizik — Zhara me extendió el café con unas cuantas píldoras — ni siquiera pregunté, pude sentirla ayer con olor a whisky y ya sé las consecuencias de todo esto.

— Gracias, Zhara — tomé lo que me estaba dando — no sé qué haría sin ti. ¿En dónde está Aramis?

— El joven amo se fue temprano y dice que la espera en la empresa. El señor Farís la está esperando con ansias, concrete su cita en un restaurante cercano de las empresas Delacroix.

— Muy bien, me iré a preparar lo más rápido que pueda y vamos allá. Espero poder volver a ver a Iqbal y que no me vaya a defraudar este encuentro.

Me fui a vestir y una vez que estuve lista me fui al restaurante donde estaba este hombre. Al llegar a ese sitio me sentí decepcionada al ver que no era Zahid sino otro sujeto.

— Señorita Rizik, que gusto volver a verla y también que aceptara mi invitación. Le quiero presentar a mi sobrino, se llama Ibrahim, él es el hijo de mi difunta hermana y al que he criado como un hijo.

— Señor Farís, sabe bien que soy una mujer ocupada y justo por eso es que no ando con rodeos. Siendo sincera, pensaba que aquí iba a estar otra persona que no fuera su sobrino. Me encuentro hablando de su verdadero hijo, el que se llama Zahid Iqbal, y al que de paso no reconoció. Le debo la vida a ese hombre y quiero agradecerle apropiadamente, dado que no es él, simplemente me retiro, ya que tengo muchas cosas que hacer en estos momentos y me disculpo por mi sinceridad.

Salí del restaurante con paso firme y llegué a la empresa Delacroix. Los miembros que debían estar ahí ya se encontraban, mis ojos fueron directamente a Selim y le pregunté por los planos nuevos.

— De hecho ya se encuentran casi listos, te muestro un avance de lo que he…

La puerta se abrió y me sorprendí al ver a Zahid entrar a la sala de juntas, sin mediar más palabras me plantó un beso que me dejó helada como una m*****a paleta de hielo…

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