Selim me miró bastante incómodo, él sabía muy bien que ese trabajo, a pesar de ser tan bueno, no era mucho en comparación con lo que llevaba de tiempo.
— Les voy a pedir que nos dejen a solas — miré a Aramis y al señor Delacroix — necesito hablar con Selim.
Ellos se fueron y nos dejaron a solas. Me levanté de la enorme mesa que había en la sala de juntas, entonces me acerqué a la ventana que dejaba entrar una cantidad inmensa de luz natural.
— Selim, sé bien que eres un excelente ingeniero civil. Me atrevería a decir que el mejor que esta empresa tiene — me di la vuelta y lo miré fijamente — es por eso que tu trabajo me deja demasiado decepcionada. Entre más días de retraso tengamos, es más dinero el que se pierde. Sabes bien que esto no me afecta totalmente a mí; sin embargo, si lo hace con las personas que dependen del trabajo que les da esta empresa, y entre esas personas se encuentra mi hermano junto con el señor Delacroix, que es como un padre para mí.
— Sé bien que el trabajo que te mostré es poco en comparación con el tiempo que me han dado, es solo que he tenido ciertos retrasos.
— Me puedes explicar qué tipo de retrasos. Te estoy hablando como tu jefa y como la hermana de tu mejor amigo — lo miré fijamente y me acerqué — vamos, sabes bien que no soy tan temible como muchos piensan, generalmente trato de entender las circunstancias.
— Es Anna — él habló y yo resoplé pesadamente —. Lo que sucede es que se enfada cuando trabajó hasta tarde o llevó ciertas cosas pendientes a la casa.
— Pero es algo usual en la empresa, incluso yo llevo trabajo a mi casa. Si tanto le molesta que trabajes, pues quédate en la empresa, aquí vas a estar seguro.
— Es que…
— También se enoja — terminé por él y miré cómo bajó la cabeza — escucha, Selim. Sinceramente, no quiero ponerme en una postura demasiado dura, ya que sé muy bien que has cumplido anteriormente en tiempo y forma; sin embargo, en este caso ya es demasiado toda la prórroga que se te ha dado. Debes terminar esos planos en un mes, es lo más que te puedo dar.
— Te lo agradezco, Kenna. Sé bien que te encuentras preocupada por los de la empresa y no puedes sacrificar a los demás solo por mi culpa.
— Tú también eres parte de la empresa y te juro que mis intenciones nunca han sido perjudicarte, puedo desear muchas cosas para ti, pero jamás algún mal, solo me gustaría que mantuvieras tu vida privada separada de la personal. Eres importante para mí, Selim, justo por eso es que la relación en la que te encuentras me tiene demasiado preocupada.
— Anna no es tan mala persona, digamos que es celosa y desconfiada porque en el pasado le fueron infiel. Pero una vez que la conoces, realmente es una buena persona.
— ¿Y dime cómo piensas que la voy a conocer si en cuanto me mira solamente sabe insultarme? — Selim se quedó callado — ¡Exacto! Es imposible acercarse a tu novia o a ti sin morir en el intento.
— ¿Y si hablo con ella? Estoy seguro de que explicándole las cosas debidamente es capaz de poder comprender la situación.
— Sinceramente, a mí no me interesa conocerla — me fui a sentar en mi silla —. No puedo tolerar a alguien que habla de una manera tan posesiva, a alguien que es tan querido para mí y menos que en cada frase me insulta con palabras tan vulgares.
— Lo entiendo, bueno, trataré de tener el trabajo durante el tiempo que me has dado y, si puedo hacerlo antes, pues lo haré.
— Si necesitas ayuda, puedes decirme. Una vez que resuelva la situación en la empresa, pienso irme a Dubai a ocuparme de otras cosas.
— Entonces voy a demorar más de un mes — él bromeó y yo sonreí — ¿Es tan imprescindible tu presencia en Dubai? Es que no te quiero dejar ir.
— ¿Y eso por qué es? — Lo miré con renovado interés — vamos, habla. Nunca se sabe cuando unas simples palabras son capaces de detener a una persona.
— Es solo que te ausentaste mucho tiempo y ahora que vuelves es que puedo ver a Aramis más feliz que de costumbre, él te extrañó demasiado y simplemente vienes por un mes para luego irte.
— ¿Solo Aramis fue el único que me extrañó o tú también lo hiciste?
— Claro que te extrañé, pero de los dos quién más lo hizo fue él — Selim respondió con naturalidad y al mirar mi cara de decepción se dio cuenta de lo que dijo — no, no, no. No es lo que piensas, Dios, qué tonto que soy… Es solo que…
— No te preocupes, espero que de aquí a un mes tengas los planos listos. Nuevamente, reitero mi ofrecimiento por si necesitas ayuda.
— Está bien — Selim sonrió al ver que era inútil hablar — me daré prisa para así no seguir haciendo que la empresa pierda más dinero.
Él se fue y yo me recosté en la silla; me sentía demasiado cansada. Creo que se podría decir que en estos momentos era como una cebolla, poco a poco me iba pelando, pero dejaba una parte de mí en cada paso que daba.
— Zhara — salí de la sala de juntas —. Iré a dar una vuelta, quiero ir sola, así que no quieras venir conmigo. Si se necesita algo de mí, me llamas, pero que sea una urgencia.
— Está bien, señorita Rizik.
Me fui de ahí, pensé en un lugar seguro e increíblemente terminé llegando a la tumba de mis padres, esta se encontraba en una especie de colina y alejada del bullicio de la ciudad.
— Hola, mamá, hola, papá — me senté en el medio —. Aquí me encuentro, de nuevo, en esta ciudad, en que juré no volver a pisar. Con el corazón agrietado, pero sorprendentemente no roto, pensando en Selim y si realmente vale la pena seguir luchando por algo que ni siquiera le he confesado.
Les conté a mis padres lo último que había pasado, era algo tonto, ya que no podía recibir respuesta alguna de lo que había dicho.
— Vaya, eso sí que fue doloroso — una voz familiar me sorprendió —. Quién diría que la princesa del Zoco iba a ser rechazada por un hombre, qué locura.
Zahid salió detrás del árbol que cubría las tumbas de mi padre, él mordía una manzana y sonreía socarronamente. Al recordar lo que había hablado, me puse roja fuera de la vergüenza o de la rabia.
— ¿Qué se supone que estás haciendo aquí? ¡No puedo creer que has espiado la conversación con mis padres! Debiste haber hablado o hecho algún ruido.
— ¿Y perderme de las tragedias de la princesa del Zoco? Nah, eso es digno de ver en primera fila y con palomitas en mano, pero dado que no tenemos esto, pues me toca conformarme con una manzana.
— ¡Eres un idiota! Mejor me largo de aquí, ya ni siquiera puedo venir a ver con tranquilidad a mis padres — sequé mis lágrimas, pero estas siguieron saliendo —. ¡Maldición!
— Vaya, así que la princesa del Zoco tiene el corazón partido — él se acercó a mí y me sujetó de la cintura — ¿Qué se siente? Supongo que es un dolor peor que la muerte misma, tu corazón está latente y en cada palpitar sangra gota a gota.
En el momento que se iba a acercar a mí y vi que me miraba los labios, me cubrí la boca con mi mano. Él sonrió de lado y quedó a escasos centímetros de mí.
— No te equivoques, princesita. Una vez te besé y era porque te debía algo, ahora ya no te debo nada. Incluso creo que me has traído demasiados problemas encima y todo por andar de buena samaritana.
La punta de su lengua se deslizó por mis mejillas y abrí mis ojos con asombro, él parecía disfrutar lo salado de mis lágrimas, ¿Acaso se había vuelto loco? ¿Qué clase de persona cuerda disfrutaba esto?
— Sí, estoy loco — él habló para mi sorpresa —. Además, tengo que reconocer que tus lágrimas son dulces, no podía esperar menos de ti, princesita.
— ¡Ya deja de decirme así! — Intenté empujarlo, pero él me retuvo con fuerza — ¡Suéltame! ¿No te cansas de ser un idiota?
— No, porque me gusta verte enojada. Muestras un lado más humano, además que me fascina fastidiar a las lindas princesitas como tú.
La punta de su lengua se volvió a pasear en el borde de mis labios, parecía igual de afilada que una espada y sentí el mismo escalofrío de siempre.
— Déjame, por favor. Hazlo mientras estoy siendo amable.
— ¿Y si no lo hago, qué me vas a hacer, princesita? — Su aliento rozó con el mío — ¿Me lanzarás una maldición? ¡Ah es cierto! Eso lo hacen las brujas, no las princesas de los cuentos de hadas.
— ¡Que me sueltes y no me digas así! — Lo empujé fuerte y le di una cachetada — no soy ninguna princesa, puedo llegar a ensuciarme las manos sin problemas y en especial si se trata de ubicar a tipos como tú. ¡Pareces un perrito lamiendo toda mi cara!
— Vaya, qué salvaje, querida — una gota de sangre se deslizó de su labio y él la lamió —. Recuerda que estás tratando con el perro del desierto.
— ¡Yo te dije, perrito! No pienso llamarte nunca de esa forma, es demasiado despectiva. Además, lo he dicho con una intención totalmente opuesta a la que las personas tienen hacia ti.
— Nunca digas nunca, princesa del Zoco. Te recomiendo que no te juntes conmigo, si los demás te ven a mi lado empezarán a decir que te alejes como si fuera un leproso.
— ¡Pero si eres tú el que se me aparece a cada rato! Además, aunque los demás hablen, si quiero estar a tu lado, lo haré sin importar lo que dirán…
Podía ver cierta sorpresa en los ojos de Zahid, aunque casi no se veía, pues noté cierto cambio en su mirada.— Nunca me han importado las habladurías de los demás y sé bien que en el fondo eres una buena persona, pero esta sociedad te ha hecho pasar por alguien malo, todo por culpa de la forma como te concibieron. Ya sé bien lo que Farís le hizo a tu madre y lamento mucho que las cosas se dieran así.— Interesante, quién diría que la princesa llorona tiene el valor de tocar un tema que es un tabú en el medio por el que te mueves. Pensé que solo eras una llorona que se lamentaba porque un idiota no la ama de la forma que ella lo ama.— En definitiva, contigo no se puede hablar con cortesía, en fin. Es cierto que me duele el hecho de que Selim no me quiere de la manera que yo lo quiero; sin embargo, no ando llorando y, aunque así fuera, no creo que tenga algo de malo. Todos en cierto punto necesitamos llorar y tú no eres la excepción. Si acaso algún día necesitas un hombro para llorar,
Vaya, esa invitación, sí que no me la esperaba. ¿Será buena idea ir? Mmm, no lo sé. Se supone que iba a estar aquí por un corto tiempo y ahora estoy festejando como si me viniera a vivir aquí.“¿Puedes o no? Sé bien que te gusta la playa a pesar de todo. Entiendo que eres una mujer ocupada, pero no todo es trabajo y lo sabes bien.— Lo sé, está bien, hay que ir. Supongo que Aramis y Zhara vienen con nosotros, porque dudo mucho que la invitación sea dirigida solo para mí. ¿O me equivoco?“Claro que no, ellos también vienen — Selim respondió a toda prisa y la pequeña esperanza que tenía se vio esfumada por completo — de eso quería hablar. Viene también Anna.”— Ya salió el peine, entonces lo lamento, pero no podré asistir. Sabes bien que la novia que has escogido me detesta sin motivo aparente y hace un romance entre nosotros que solo existe en su cabeza.“Por favor no hagas esto, se supone que es para celebrar tu regreso y si faltas tú, ¿Qué se puede festejar?”— Lo siento, pero no, si
Pude ver la decepción en los ojos de Farís, sonreí porque sabía bien que ella no haría tal cosa. Devika era la única persona con la que me llevaba bien de esa familia, era una buena chica.—Entonces ya sabes la condición, Farís —abrí la puerta de mi apartamento —adiós, ni se te ocurra hacer un escándalo porque voy a llamar a la policía. Te recuerdo que tienes una orden de restricción y no te puedes acercar a mí.La puerta se cerró y él insistió un poco más, pero después se lo llevó su adorado hijo-sobrino. Así que el viejo se encuentra casi en la quiebra y queriendo concretar un matrimonio con la Princesa del Zoco, vaya que es interesante.Esa chica me encantaba fastidiarla, verla enojada era bastante tierno e incluso cuando maldecía. Al recordar el sostén que usaba y todos esos tirantes en forma de cruz sobre su pecho… Demonios… Tenía que reconocer que la deseaba y vaya que mucho.—Maldición — sentí un dolor punzante en mi entrepierna — ¿Es en serio? Pareces un conejo hormonal, no pu
La princesa del Zoco se encontraba de compras y era acompañada por su asistente personal, ellas veían unos trajes de baño que se veían bastante reservados. ¿Así que piensan ir a la playa o a la piscina? Será interesante verla con este tipo de prendas, ya me la imagino cubriéndose con sus brazos o con una camiseta oversize.— ¿Hermano? — Devika habló y sonreía con picardía — se te van a ir los ojos. Si tanto te interesa esa bella señorita deberías acercarte a ella.— ¿Sabes quién es esa bella señorita? — Devika negó — vaya, ¿En qué clase de cueva vivías o te tenían? Todo mundo en esta ciudad sabe bien que ella es la princesa del Zoco.— Así que esa es la mujer que puede salvar a mi familia de la ruina, ¿Con ella te ibas a casar? Pues tengo que reconocer que tienes buen gusto, es hermosa.— No pensaba casarme con ella, te recuerdo que para un matrimonio tienen que estar de acuerdo ambas partes y este no es el caso. A duras penas me tolera y a mí me encanta fastidiarla demasiado, ya sabe
Terminamos las compras y luego las invité a comer un helado, estábamos sentados en una mesa de la planta baja cuando varias personas se acercaron para tomarse una foto con la princesa del Zoco. En fin, las cosas que tenía que soportar.— Adiós — ella les sonrió amablemente — que tengan un buen día.— “Adiós” — sonreí con burla mientras movía mis pestañas — “que tengan un buen día.”— ¡Eres un idiota! — Ella me dio un golpe — ¿Por qué te encanta fastidiarme tanto? Desde que nos conocimos, eres así.— Es porque he encontrado un nuevo juguete y no lo quiero soltar, espera princesa que tienes un poco de helado en tu rostro.Me acerqué y pasé mi lengua cerca de sus labios, el rojo carmesí en sus mejillas fue enormemente satisfactorio para mí y luego me recosté en mi silla.— Listo, ¿Por qué estás roja, princesita? — puse mi frente con la suya y nuestros ojos se encontraron — vaya, al parecer tienes fiebre. Deberías guardar reposo si estás enferma y no andar de compras.— ¡Qué fiebre ni qué
Ella abrió y cerró la boca varias veces, quería decir algo, pero no podía. En sus manos se encontraba un pastel que sostenía con mucha fuerza; lo tomé y se lo entregué a una de las empleadas.Saqué mi celular, ya que seguía con la misma expresión chistosa, y le tomé una foto.—Te juro que pareces un pescado intentando respirar fuera del agua. ¿Qué se supone que estás haciendo aquí? —¡Es lo que yo tengo que preguntar! ¡Te has mudado al lado de mi casa! —Ella reaccionó finalmente —¡No puedo creer hasta donde ha llegado tu cinismo!—Necesitaba una casa más grande y esta se encontraba disponible, además es un sitio bastante seguro y como puedes imaginar soy hermano soltero.—Eres un idiota, yo me largo de aquí. Espero que disfruten el pastel, a pesar de todo, es delicioso.Pude escuchar cómo ella resopló molesta, cerré la puerta y al ver en el comedor miré a Devika comiendo el postre de tres leches.—Es divino, ¿Quién lo ha traído? Pude haber jurado que escuché a Kenna, ella es muy buena
Ella se encontraba tan enojada que sus pómulos se miraban un tanto más rojos que de costumbre y había cierta chispa en su mirada.—¿Sabes? No lo había pensado, pero en definitiva es una idea genial — alcé mis pulgares — felicidades, princesa del Zoco, al parecer tienes la cabeza para algo más que para cargar esas feas greñas.— ¡Te detesto! Eres un barro en el…— ¿En el? — puse mi mano detrás de mi oreja — ¿Por qué la princesita del Zoco se ha quedado a medias? Vamos, dilo. ¡Eres un barro en el culo!— Ya tú lo dijiste, no veo la necesidad de estarlo repitiendo — miré que ella tomó una bolsa — por cierto, ten esto.Ella arrojó la bolsa y al sacar la prenda que estaba dentro, miré mi chaqueta de cuero. La misma que le había dado para que se cubriera, al parecer la había mandado a lavar, ya que se veía limpia.— Esa chaqueta estaba inmunda, no puedo creer lo descuidado que eres con tus cosas. No es nada complicado de hacer, en especial si…— Gracias — le dije de forma sincera e interrum
— Y pensar que soy la hermana menor, ni yo llego a tanto narcisismo como tú.Devika me dio un codazo y seguí manejando. Luego de un buen rato llegamos a la playa y la propiedad en la que nos íbamos a quedar no me sorprendió, al final se trataba de la casa de la princesa del Zoco.— Aramis, la piscina no se encuentra techada. Pensé que lo iba a estar para estas fechas. Disculpa, si estoy siendo muy melindrosa, pero ya sabes mi problema con el sol.— Lo siento, hermanita. Hubo unas complicaciones y preferí priorizar la piscina de la casa, puesto que ahí vas a pasar más tiempo.— No te preocupes, sé bien que hiciste tu mayor esfuerzo — ella le dio un beso a su hermano en la mejilla — además traje protector solar. Solo lo dejaré aquí abajo para no olvidarlo en mi cuarto.Ella sacó su protector solar y miré que era de alta protección, después de eso una empleada llegó a darnos la bienvenida y se acercó a la princesa para decirle algo al oído. Luego de esto se fue con una gratitud de su jef