El respetado líder de la mafia, nunca espero que la vida le cobrara sus crímenes, en su hermosa y santa hija, pero así fue. — Que a nuestra hija, alguien la está usando como incubadora, ¡carga un bebé que no es suyo! Las lágrimas de Santoro comenzaron a caer al momento que vio el rostro de su santa hija aparecer, aquella que por 4 años no había visto por ser cautiva por voluntad propia, por querer dedicar su vida a Dios, su rostro que siempre brillo, estaba cubierto de dolor y tristeza, mientras la furia crecía en los corazones de sus hermanos y por supuesto, su padre. Eran las 16 horas en Sicilia Italia, el sol brillaba en lo alto del cielo, cuando todo quedo cubierto por las sombras, y los Santoro juraron que nadie volvería a ver la luz hasta que la SANTA HIJA DE LA SOMBRA, volviera a sonreír.
Leer másLa finca LA SANTA se cubrió de globos celestes, azules y blancos, los pequeños herederos festejarían sus dos años, Amir Rossi Santoro y Saimon Berlusconi Santoro, los niños que jamás sabrían la odisea que paso LA SANTA HIJA DE LA SOMBRA para que ellos vivieran, nadie tenía permitido decirle a Saimon que fue su tía quien lo cargo en el vientre y mucho menos como se produjo ese embarazo, Amir jamás sabría que por sus venas no llevaba la sangre Santoro ni Rossi, ante la ley y el mundo entero ellos eran hijos biológicos de Dante y Estefanía, como de Alejandra y Simón.Alessandro aun esperaba el pedido de la mano de Alejandra, ya que Estefanía al fin se había casado con Dante solo un año atrás, pero la BESTIA era un hueso duro de roer, se prometió a el mismo que solo le pediría matrimonio a su santa luego de a ver matado a los 68 hombres que osaron a tocarla, aun sabiendo quien era ella, al fin luego de un año y medio, lo había conseguido, se había ocupado de torturara hasta la muerte a es
Los días pasaban, Alejandra le había solicitado a Dante que le permitiera quedarse en la que una vez fue su habitación y el hombre no tuvo problema alguno, le debía demasiado a la joven, su felicidad entera, la santa no quería ir a la finca de sus padre, aquel lugar que había visitado con Enrique le traía los peores recuerdos, era por ello que Dante hablo con Estefanía, creyeron que lo más correcto era dejarle la Finca LA SANTA a Alejandra, un pequeño presente a cambio de todo lo que la joven Santoro había hecho por ellos. Mientras los días pasaban Simón observaba, asechaba, era un depredador detrás de su presa, cada gesto de Alejandra era observado y procesado por la bestia, cada uno de los suspiros que la joven daba Simón los guardaba en su memoria y se disponía a clasificarlos, hasta ahora eran de melancolía, dolor y pena, comenzó a alterarse cada vez más, a medida que Alejandra se alejaba de él, lo evitaba y lo sabía. — Debes darle tiempo. — dijo Dante una vez más. —Es fácil pa
Lo primero que hicieron esa noche antes de moverse de la isla fue enviar un mensaje a Lion Zabrek, dándole los nombres de los infiltrados, en su clan eran solo nueve, pero eran cercanos, se encargaría de enviar un mensaje fuerte y claro matándolos y marcándolos como traidores y espías, para que la próxima vez pensaran bien las cosas, pero Alejandra pidió hablar con él, fue así como en pocos minutos el hermano menor de los gemelos Constantini estaba frente a ellos.— Ale. — dijo el joven con melancolía al ver a la que una vez fue conocida como la dulce santa y que ahora su aura no demostraba más que oscuridad.— Estoy bien Lion, has hecho lo que estuvo a tu alcance, solo quiero pedirte que envíes a uno de los traidores a la finca de Dante y que me permitas llevarme a Enrique. — la calma con la que la mujer hablaba era única, todos suponían que estaba en Shock, lo que desconocían era que actuaba así solo porque tenía a Amir en sus brazos.— Lo que pidas Ale, eres muy especial para mí. —
Estefanía tuvo solo dos horas para prepararse psicológicamente, la reina de las sombras tendría que interpretar el mayor engaño de la historia, aún más arriesgado tenía que engañar a su propia familia, por ningún motivo podían saber lo que realmente sucedía, pero además debía engañar incluso a sus empleados, ya que a esta altura nadie sabía quién era amigo o enemigo. El sol hacia unas horas que se dejaba ver cuando la morena ingreso en la casona, algunos empleados ya se encontraban en el lugar acompañando a los Santoro que se disponían a desayunar. — Giovanni quedaras a cargo de todo. — dijo mientras pasaba de largo a su recamara sin siquiera dar los buenos días y bajo la atenta mirada de sus padres. — ¿Qué sucede? — pregunto el menor de todos, sin entender el humor que cargaba su hermana. — Está furiosa. — se limitó a decir Victoria que podía sentir como las entrañas de su hija se retorcían de furia. — ¿Qué hizo ese idiota ahora? — Alessandro sabía que su hija había salido la no
Tiempo que corre despacio y pasa deprisa, tiempo que no se para ni se ata, no se detiene ni gira, tiempo que no se duerme, ni se repite, tiempo… el mayor enemigo de Simón y Alejandra, ese mismo que pasaba sumiendo a ambos en una agonía tortuosa, la misma que debe sentir un condenado a muerte, la luz del día que debía significar un nuevo comienzo o una nueva oportunidad, ahora se convertía en una herida de la cual ninguno de los dos tenía verdadera noción de cuan grave seria, si formaría un cicatriz más a curar y cuidar o si sería el golpe final que acabara con la poca luz que LA SANTA tenía y de la que LA BESTIA dependía.Dos meses fueron suficientes para que Dante no solo retomara el negocio, sino también para sostenerse en el con mayor fuerza que antes, EL FENIX abría sus alas quemando todo a su paso, menos la sombra de la mujer que amaba, LA REINA DE LAS SOMBRAS así la habían bautizado a Estefanía Santoro, pero ambos ampones tenían un gran problema, mientras que la reina de las som
Las horas transcurrían, María estaba asustada y conflictuada con su futuro, en el fondo esta mujer no era mala, solo estaba perdida en el profundo océano de la culpa y el dolor, el saber que por su desobediencia y rebeldía su padre había muerto, su madre la había negado echándola a la calle a su suerte, ella solo busco castigarse, sin tener noción realmente del daño que le causaba al único ser humano que jamás dejaría de quererla, su hijo, ahora había llegado el momento de tomar su lugar como madre y cuidar de aquel que ya no era un niño y mucho menos inocente, pero que sin embargo, necesitaba más que nunca el amor de su madre, María Rossi entraría al mundo de la mafia siguiendo a su hijo y porque no a Dante, el hombre la había tratado con respeto desde el primer momento, quizás teniendo unas perspectiva más amplia de lo que sucedió en aquel entonces, eran dos hombres, pero para los ojos de una madre, jamás dejarían de ser unos simples jóvenes.Dante llamaba a cuanto número recordaba,
Alejandra Santoro fue arrastrada por Simón fuera de la casona, pero apenas pusieron un pie en el jardín trasero se vieron rodeados de custodios, Alessandro había aprendido la lección, jamás se confiaría en que nadie llegaría por ellos. — Está bien, pueden marcharse. — dijo Alejandra mirando a uno de los custodios que apuntaba a Simón con su arma. — El señor dijo…— comenzó a rebatir el hombre y Alejandra dio dos pasos al frente, con su espalda recta, cabeza en alto al igual que su barbilla y las cejas un poco fruncidas. — Y yo digo que se marchen ¿es que acaso no sabes quién soy? — no hacía falta preguntar, a pesar de que la joven solo había pisado aquella casona dos veces, solo bastaba ver sus ojos para saber que era la santa hija de la sombra, como la luz y la oscuridad batallaban en su interior, por ver cuál de las dos terminaría dominando esos ojos tan raros, verdes con motas negras. — Como usted diga señora. — se limitó a responder el hombre y se marchó junto a los demás guard
Alessandro Santoro ingreso en la que una vez fue su finca, su hogar, su lugar seguro, ahora tan distinto, tan vacío, carente de amor y felicidad, solo la oscuridad reinaba en él, mantuvo la vista en frente, hasta que llego al final del camino, encontrándose con la gran casona por la que una vez sus hijos corrieron, miro por el espejo retrovisor y no pudo evitar sentir miedo.— ¿Estas segura? — la pregunta salió en un pequeño susurro, sabía cuál era la respuesta, aun así, quiso preguntar.— Como que me llamo Alejandra Santoro. — respondió la rubia sin temor alguno.La joven madre le dedico una sonrisa tranquilizadora y descendió del automóvil, ayudada por sus custodios, la observo entrar en la casona, tan distinta a como lucia hacia un año atrás, sin embargo, aún poseía la misma luz.— Ella estará bien cariño. — trato de consolarlo Victoria, sabiendo muy bien en que pensaba el hombre.— Sé que es así, pero los recuerdos de aquel día, el dolor que sentí, cuando los médicos dijeron que e
Simón abrió sus ojos encontrando una luz blanca que lo cegaba, que pronto fue eclipsada por la silueta de un hombre.— Te lo advertí Simón, eras mi amigo, te dije que no tocaras a mi hermana.Era Giovanni quien hablaba y el odio en su voz jamás lo había escuchado, quiso hablar con su amigo, aunque ahora dudaba que lo fuera, pero se dio cuenta que un tubo en su garganta no lo dejaría decir palabra alguna, sus ojos se cerraron y la oscuridad lo abrazo, como una madre a la espera del regreso de su hijo.Sus ojos se abrieron una vez más, esta vez sintió su cuerpo en movimiento, aunque notaba que estaba sobre una cama, aun con vista borrosa pudo destituir que un hombre ejercitaba su cuerpo, para que sus músculos no se atrofiaran, quiso hablar, pero la voz no le salió, no por tener un tubo en su garganta, sino que esta estaba tan seca que simplemente no salió sonido alguno.— Se está despertando, duérmelo.Momento, no quería eso, ¿Cuánto tiempo había pasado? Se sentía desorientado perdido,