Alejandra Santoro jamás sintió necesidad por indagar en el sexo en sus 20 años, en su vida tuvo curiosidad así sea por saber lo que era un beso, su mente jamás había sido corrompida por los deseos carnales, pero ahora entendía muy bien lo que le estaba sucediendo, todo eso que llevaba dormido dentro de su ser, pedía a gritos salir, Simón la veía con burla y no le importaba, solo podía sentir como las manos de aquel hombre envolvían su cintura, con una lentitud que provocaba dolor, era como si pasaran un hierro caliente por cada lugar que él tocaba, su mente gritaba que lo alejara, que corriera lejos de cualquier tentación que Simón le pudiera ofrecer, pero su cuerpo estaba estático, receptivo, ansioso y deseoso de ser tocado. Simón la pego a su cuerpo, sin decir palabra alguna, sin separar sus miradas, Ale se agito con aquel contacto, podía sentir sus pezones rozar el pecho desnudo de Simón, mientras su corazón golpeaba una y otra vez contra su interior, se sobresaltó al sen
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