20 años habían pasado del día que Victoria Zabet había contraído matrimonio con Alessandro Santoro mejor conocido como LA SOMBRA ITALIANA, convirtiéndose así en la señora Santoro, una mujer de conducta intachable, alguien que todo el mundo respetaba al igual que su esposo, atrás habían quedado los chismes, comentarios o rumores de que aquella mujer era la Reina de la sombras o que manejaba la mafia Siciliana, para todo el mundo esta pareja no tenía punto de comparación con el resto de la familia Zabet, con el Clan Neizan o los tíos de la mujer que eran conocidos asesinos, sin embargo nada había cambiado, Alessandro Santoro jamás había dejado de ser LA SOMBRA ITALIANA y a su lado su esposa era quien Reinaba, ahora todo aquello recaería en la mayor de sus hijas Estefanía, que con 27 años se preparaba día a día para tomar el lugar de su padre, manejaría la mafia al igual que su progenitor, desde las sombras, nadie debía conocer quién era en realidad y hasta la fecha lo habían conseguido.
La hermana María caminaba apresurada por los largos y fríos pasillos del convento, solo faltaba unas horas para que las novicias tomaron sus votos perpetuos, y así dedicar toda su vida a servir a Dios, pero no era eso lo que la preocupaba y le hacía poner su vida en manos de Dios.— Madre superiora. — la mujer de casi 70 años levantó sus ojos y observo con reproche a la hermana que acababa de irrumpir en su oficina sin siquiera golpear.— Hermana María, ¿Qué ejemplo cree estar impartiendo con ese comportamiento? — dijo con toda seriedad.— Lo siento mucho Madre superiora, pero esto requiere de su atención. — dijo aun agitada ingresando en el despacho sin ser invitada. Extendió un sobre y la Madre superiora lo tomo aun mirándola con reproche por su comportamiento.Luego de un minuto que para la hermana María pareció eterno, la madre superiora se dejó caer en el sillón, su cara estaba pálida, mientras sus manos temblaban. ¿Cómo podrían enfrentar esto? ¿Cómo podrían salir vivos de lo que
— Simón, no… por favor, ya… no puedo más… detente.— Eres mi puta y hago contigo lo que quiera, que no se te olvide. — respondió el joven mientras dejaba un fuerte azote en la nalga de su compañera.Simón Rossi arremetía sin descanso y con total brutalidad el cuerpo de una rubia despampanante, que parecía más una muñeca que una persona de carne y hueso, el cuerpo blanquecino de la joven estaba adornado de cardenales, no solo por lo violento del acto sexual, a este joven se le daba muy bien perder la paciencia, y no poseía respeto alguno por las mujeres, ninguna de sus novias duraba más de un mes con él, Alondra la rubia que ahora gritaba de placer y dolor por igual medida debajo de él, era la única que había batido récord, llevaban dos meses al lado de LA BESTIA, como lo conocían al joven, pero eso estaba a punto de terminar, una vez que descargo su semilla por el cuerpo de la joven, como queriéndola marcar una vez más.— Toma tu ropa y vete. — dijo el joven mientras caminaba hacia el
Estefanía Santoro salió de la finca con un destino fijo, llegar al hogar de Dante Berlusconi, su novio y prometido, quien hacía unos meses había tomado su lugar como jefe de la mafia en la Toscana, pero que ahora se encontraba establecido en Sicilia, todo por ella, Dante haría cualquier cosa por la hermosa morena que conquisto su corazón, pero ¿quién era realmente Estefanía? ¿Quién era realmente Dante? Y lo más importante ¿cuánto sabia uno del otro? Dante Berlusconi tenía 25 años cuando su padre Preto le comunico que era hora de conocer e integrarse por completo en todo lo referente a sus empresas, el joven ya había aprendido todo lo referente a la mafia Italiana que estaba a cargo de su padre y que manejaba todo el norte de Italia, ahora era tiempo que también manejara la parte legal, la fachada que mantenían ante todos, eran muchos los mafiosos que se manejaban de esa manera, pero ante todos el que llevaba las de ganar siempre seria LA SOMBRA ITALIANA, el hombre q
Simón salió de la finca sintiendo que caía en el mismo infierno se subió a su Audi negro como la mayoría de las cosas que usaba, como su alma, negra, y se dirigió sin escalas al convento que tanto odiaba, sus pensamientos estaban centrados en una monja, una mujer, la razón de todo lo que él era y el odio que llevaba dentro.— Maldita hija de perra, siempre arruinando todo.Dijo mientras apretaba el volante y los dientes, LA BESTIA quería salir y destruir todo a su paso, en especial a esa mujer.— ¿Qué haces aquí? Quedamos en que yo te contactaría, porque…— las palabras de la monja dejaron de salir al tiempo que LA BESTIA la tomaba del cuello y lo apretaba, se sentía capaz de romperlo, solo necesitaba un poco más de fuerza.— ¿Sabes en el problema que me has metido? Solo eres una maldita perra. — cuando la boc
Dante estaba en su casona en el norte de Sicilia, a dos horas de viaje de la finca de los Santoro, algo en su interior lo inquietaba, no era solo el hecho de que tendría que decirle a su morena la locura que había cometido, era algo más, su instinto se lo hacía ver.Su atención fue dirigida a la entrada de su hogar, a través del cristal de las grandes puestas pudo ver el ya bien conocido automóvil Alfa Romeo color rojo brillante detenerse, y del cual, bajo Estefanía, enfundada en un traje estilo masculino negro, Dante se preguntaba si ella era consiente de todo lo que provocaba en él verla vestir de esa manera, quizás sí y lo hacía apropósito solo para enloquecerlo aún más si eso fuera posible.— Amor. — dijo con la alegría de un niño y las hormonas de un adolescente, mientras iba a su encuentro. No le dio tiempo si quiera a responder, ya q
Alejandra llevaba una semana en la finca, se sorprendió de lo rápido que su vida había cambiado, si bien seguía rezando cada vez que se servía el almuerzo y la cena, además de sus oraciones en la mañana, tarde y noche, desde el día que vio a su bebé en el monitor del ecógrafo algo en su interior cambio drásticamente, mientras sostenía la mano de su madre y hermano, algo en su interior se trasmuto, sus prioridades hasta ese día tanto mente como corazón y por supuesto alma, pertenecía a Dios, en segunda medida a su familia, pero en ese instante que escucho los latidos de una vida que crecía en su interior y de la cual ella no era participe en su creación, solo lo cargaba, algo se modificó, el amor y respeto por Dios prevaleció, al igual que el cariño por su familia, pero lo que sentía por ese bebé, ese diminuto frijol que la converti
El salón quedo en silencio, Dante podía sentir el latido de su corazón retumbar en sus tímpanos y podía jurar que su padre había dejado de respirar, solo esperaba que no fuera a cometer ninguna locura, Preto odiaba a ese hombre sin rostro desde siempre y por siempre.Las puertas se abrieron y todos giraron en su dirección, lo primero que vieron y como si de una broma se tratara fue una gran sombra esparcirse por el piso del salón, los pasos fuertes resonaban por todo el lugar, sea quien sea que estuviera entrando, era poderoso, pero, sobre todo, le pesara a quien le pesara, era el mejor mafioso.Dante y Simón dirigieron sus ojos al piso de mármol pulido donde los zapatos negros de cuero brillante se dejaron ver, sus ojos se elevaron hacia el pantalón de vestir que dejaba ver el excelente gusto por la ropa que poseía el propietario, lo siguiente en su campo de visión c