Secuela: Legado del Don. El príncipe mestizo vinculado al alma de un antiguo lobo guerrero, Naiko. Unidos por el destino y aprendiendo el uno del otro, esperando encontrar a la mitad que le hace falta a su alma para sentir que encajan en un lugar. El destino es cruel y despiadado según, Naiko, cuando por fin vio el rostro de la mujer que debía ser lo que lo libere de la soledad eterna. Su deseo de matarla en ese momento fue frenado por el olor que la identifica como su alma gemela, su luna y su razón de existir. Jazmín Naranja Limón Tres olores mezclados con algo más y que heló la sangre de ambos: miedo. Es allí donde Naiko se da cuenta de que su destino está jodido, ya que no puede saciar su sed de venganza. Ella le pertenece. Será suya por la eternidad.
Leer más—Altezas, ya pueden pasar al comedor para la cena —eso fue como una orden. Todos se dirigieron al lujoso comedor, donde la cena se presentaba como un encuentro entre la sencillez de la tradición y la opulencia del entorno.La sala, majestuosa y cargada de historia, brillaba bajo la luz suave de los candelabros de cristal, cuyas innumerables facetas atrapaban y reflejaban los destellos de las llamas.En el centro del salón, una larga mesa de caoba se extendía con una imponente presencia, su superficie pulida reluciendo bajo la luz. Sobre ella, un mantel de lino blanco, finamente bordado a mano, caía en suaves pliegues hasta casi rozar el suelo de mármol. La vajilla de porcelana fina, con delicados bordes dorados, estaba dispuesta con una precisión que hablaba de una meticulosa atención al detalle. Los cubiertos de plata, pulidos hasta brillar como espejos, descansaban a cada lado de los platos, mientras las co
Lirio sentía algo suave en su rostro una y otra vez. Dantes estaba besando su cara para despertarla. Ella se estiró, provocando la risa del príncipe, y luego abrió los ojos, atrapada por la mirada divertida de su compañero.—Buenas noches —dijo él—. Te ves tan hermosa dormida que me duele despertarte, pero si no lo hago, no tendré tiempo para una ducha antes de que bajemos a cenar con mi familia —informó mientras se sentaba en la cama—. Vamos a la ducha —salió de la cama, sin darle tiempo a Lirio, la tomó en brazos y la llevó a su cuarto de baño.—No, no… —pataleó al verlo dirigirse a la ducha. Dantes se rió y abrió cada llave a presión. Lirio chilló por lo fría que estaba el agua mientras él la colocaba sobre sus propios pies.—Me agradecerás luego. El calor de Sicilia en esta época es abrumador —informó, bajando la presión del agua y besando los labios de Lirio—. Exquisita, te lavaré —anunció, tomando su gel de baño, vertiéndolo en una esponja y comenzando a t
El príncipe deslizó el hielo por su abdomen y lo dejó caer en el ombligo para beber el vino.—Delicioso —ronroneó. Volvió a poner vino y, sin ella esperarlo, acarició su sexo con un dedo, provocando un estremecimiento que hizo que el vino se deslizara—. Muy mal, flor —no podía ocultar su sonrisa—. Te castigaré —estiró su mano para deshacer el nudo del cabezal y liberar las manos de Lirio. La arrastró hacia la orilla de la cama, llevándola a su regazo y dejando su torso en la cama y su trasero sobre sus piernas.—¿Qué vas hacer? —cuestionó con voz temblorosa.—Admito que no fui bueno jugando, por lo que solo te voy a castigar con premio incluido —murmuró—. Utilizaré una preciosa cola para tu hermoso culo, te azotaré y te vas a correr —enumeró cada cosa que le har&iacut
Lirio se quedó quieta después de esa orden. Dantes, por otro lado, empezó a caminar por la habitación hasta una neverita de donde sacó hielo, copas y frutas. Esperaba pacientemente a que la loba hiciera lo que le había ordenado. En el momento en que parecía que su mente hacía clic, ella se deshizo del vestido, quedando en braga y sostén.—Toda la ropa fuera —expresó lentamente. Sonrojada, ella lo hizo y lo observó dejar todo lo que sacó en la mesita de noche antes de ingresar al vestidor.El aire fresco, impregnado con un leve aroma a cuero, madera noble y algún cítrico que describe el olor corporal de Dantes, emanaba de las paredes revestida en paneles de roble oscuro.La iluminación, cuidadosamente diseñada, provenían de luces empotradas que se derramaban suavemente desde el techo y los estantes, destacando la riqueza de las textur
El jeep recorría suavemente las calles serpenteantes carreteras de Sicilia, un camino que parecía tallado en las laderas mismas de la historia. A cada lado, los paisajes se extendían en una mezcla de colores vibrantes y texturas antiguas: campos dorados por el trigo, viñedos que se extendían hasta donde alcanzaba la vista, y olivos centenarios, sus troncos retorcidos como si guardaran los secretos de mil años.Lirio observaba maravillada mientras avanzaban por la carretera, bordeando acantilados que caían abruptamente hacía el mar. A lo lejos, el Mediterráneo brillaba bajo el sol de la tarde, sus aguas de un azul profundo que parecía fusionarse con el cielo.A medida que el auto se adentraba en la campiña siciliana, los pequeños pueblos aparecían y desaparecían como fragmentos de un sueño: casas de piedra encaramadas en colinas, con balcones llenos de geranios en flor y ancianas que observaban el mundo desde sus puertas, envueltas en pañuelos negros. Las calles eran estrechas, empedra
El jet privado de Dantes reluce bajo el sol de la mañana. Su exterior impecable reflejando los destellos dorados del radiante sol mañanero. Su diseño aerodinámico, una obra maestra de ingeniería, prometía un vuelo tan suave como el terciopelo, deslizándose en los cielos con la gracia de un ave majestuosa. La pintura, en un elegante tono gris metálico, llevaba sutiles detalles en cromo que resaltaban su exclusividad, como si el mismo cielo hubiera bendecido al aparato con un toque de nobleza. Los pilotos saludaron a Dantes con formalidad mientras el chofer cargaba el equipaje. Dantes recibió las últimas instrucciones del vuelo a Sicilia en italiano, y Lirio permaneció a su lado, observando mientras él comenzaba a subir las escaleras del jet. El interior revelaba un refugio de lujo y sofisticación, un oasis alejado de la realidad mundana. El primer pasó de Lirio sobre la alfombra de lana, ella sintió como si hundiera sus pies en las nubes, una bienvenida a un mundo donde cada detalle h
Un silencio incomodo se instaló en el interior de la limusina, Lirio se removió incomoda junto a Dantes, quien mantenía su mirada fija en la ventana, con la mandíbula tensa en una discusión interna con su lobo Naiko. —No debiste ser tan brusco con ella —le regañó su parte animal. —Mientras más rápido se haga a la idea de que no estamos interesados en ella, menos sufrirá —respondió, sin querer herirla. Había compartido un tiempo juntos, pero ya todo eso había terminado. —Nos ama —le recordó—, y llegué a sentir algo por ella —añadió, sumiendo a Dantes en más de esos recuerdos. —Hicimos un acuerdo. Yo cumplí mi parte contigo… ahora cumple tú con la tuya —pidió el príncipe. —No, todo se arruina con esta mujer —gruñó su lobo Naiko, cortando la conexión. —¿Quién era esa mujer? —preguntó la loba, sacándolo de sus pensamientos. Dantes la miró, provocando que se sintiera avergonzada y temerosa ante la frialdad de su mirada. —Nadie que deba importarte —respondió, haciendo que ella se enc
La maquilladora da un último retoque a los finos labios de Lirio, quien se observa en el espejo, maravillada por el trabajo de la mujer. Nunca se había sentido tan hermosa. Luego, se dejó ayudar para ponerse el vestido y evitar dañar el trabajo de varias horas de todas dos chicas que se encuentran con a su lado en este momento.—Ha quedado como toda un princesa, señorita —la halagaron al verla con su vestido verde oliva.—Gracias —murmuró.Le ayudaron a colocarse las prendas que le compró Dantes y se retiraron, dejándola sola en la habitación, contemplando su reflejo en el espejo. Suspiró pesadamente, tomó la bolsa a juego y se sintió como una chica diferente en ese momento. No sabía qué papel desempeñaba, pero recordó las palabras que el príncipe dijo en la tienda el día que estuvieron de compras: "mi novia". Eso la hizo sonreír.Cuando Lirio llegó al salón principal, Dantes se puso de pie para admirarla con una sonrisa.—Te ves hermosa —le dijo, con esa mirada felina puesta en la jo
La mañana siguiente Lirio despertó primero que el hombre a su lado y que la tiene prisionera de su caliente cuerpo fornido. Viéndolo dormir ella se da cuenta de que su aspecto dominante solo se ve cuando abre aquellos impresionantes ojos que ocultan grandes y oscuros secretos.Ahora mismo para ella, Dantes se ve tierno en su estado de inconsciencia, con sus labios entre abiertos y sus largas pestañas negras.El hombre se removió apretándola un poco más y dejando salir un bajo gruñido.—Buenos días —lo escuchó murmurar con voz ronca—. Has despertado temprano —masculló al ver la hora en su reloj digital colocado en su mesita de noche.—No tenía sueño —murmuró sin apartar la vista de los ojos grises de Dantes y ocultando muy bien la verdadera razón por la que sea despertado.—He contratado un personal para que te hagan deslumbrar esta noche —informó—. Llegarán a las cuatro —añadió a lo que ella solo asintió, no tenía más opciones que seguir las indicaciones de su alfa.—¿A dónde vamos ex