El jeep recorría suavemente las calles serpenteantes carreteras de Sicilia, un camino que parecía tallado en las laderas mismas de la historia. A cada lado, los paisajes se extendían en una mezcla de colores vibrantes y texturas antiguas: campos dorados por el trigo, viñedos que se extendían hasta donde alcanzaba la vista, y olivos centenarios, sus troncos retorcidos como si guardaran los secretos de mil años.Lirio observaba maravillada mientras avanzaban por la carretera, bordeando acantilados que caían abruptamente hacía el mar. A lo lejos, el Mediterráneo brillaba bajo el sol de la tarde, sus aguas de un azul profundo que parecía fusionarse con el cielo.A medida que el auto se adentraba en la campiña siciliana, los pequeños pueblos aparecían y desaparecían como fragmentos de un sueño: casas de piedra encaramadas en colinas, con balcones llenos de geranios en flor y ancianas que observaban el mundo desde sus puertas, envueltas en pañuelos negros. Las calles eran estrechas, empedra
Lirio se quedó quieta después de esa orden. Dantes, por otro lado, empezó a caminar por la habitación hasta una neverita de donde sacó hielo, copas y frutas. Esperaba pacientemente a que la loba hiciera lo que le había ordenado. En el momento en que parecía que su mente hacía clic, ella se deshizo del vestido, quedando en braga y sostén.—Toda la ropa fuera —expresó lentamente. Sonrojada, ella lo hizo y lo observó dejar todo lo que sacó en la mesita de noche antes de ingresar al vestidor.El aire fresco, impregnado con un leve aroma a cuero, madera noble y algún cítrico que describe el olor corporal de Dantes, emanaba de las paredes revestida en paneles de roble oscuro.La iluminación, cuidadosamente diseñada, provenían de luces empotradas que se derramaban suavemente desde el techo y los estantes, destacando la riqueza de las textur
El príncipe deslizó el hielo por su abdomen y lo dejó caer en el ombligo para beber el vino.—Delicioso —ronroneó. Volvió a poner vino y, sin ella esperarlo, acarició su sexo con un dedo, provocando un estremecimiento que hizo que el vino se deslizara—. Muy mal, flor —no podía ocultar su sonrisa—. Te castigaré —estiró su mano para deshacer el nudo del cabezal y liberar las manos de Lirio. La arrastró hacia la orilla de la cama, llevándola a su regazo y dejando su torso en la cama y su trasero sobre sus piernas.—¿Qué vas hacer? —cuestionó con voz temblorosa.—Admito que no fui bueno jugando, por lo que solo te voy a castigar con premio incluido —murmuró—. Utilizaré una preciosa cola para tu hermoso culo, te azotaré y te vas a correr —enumeró cada cosa que le har&iacut
Lirio sentía algo suave en su rostro una y otra vez. Dantes estaba besando su cara para despertarla. Ella se estiró, provocando la risa del príncipe, y luego abrió los ojos, atrapada por la mirada divertida de su compañero.—Buenas noches —dijo él—. Te ves tan hermosa dormida que me duele despertarte, pero si no lo hago, no tendré tiempo para una ducha antes de que bajemos a cenar con mi familia —informó mientras se sentaba en la cama—. Vamos a la ducha —salió de la cama, sin darle tiempo a Lirio, la tomó en brazos y la llevó a su cuarto de baño.—No, no… —pataleó al verlo dirigirse a la ducha. Dantes se rió y abrió cada llave a presión. Lirio chilló por lo fría que estaba el agua mientras él la colocaba sobre sus propios pies.—Me agradecerás luego. El calor de Sicilia en esta época es abrumador —informó, bajando la presión del agua y besando los labios de Lirio—. Exquisita, te lavaré —anunció, tomando su gel de baño, vertiéndolo en una esponja y comenzando a t
—Altezas, ya pueden pasar al comedor para la cena —eso fue como una orden. Todos se dirigieron al lujoso comedor, donde la cena se presentaba como un encuentro entre la sencillez de la tradición y la opulencia del entorno.La sala, majestuosa y cargada de historia, brillaba bajo la luz suave de los candelabros de cristal, cuyas innumerables facetas atrapaban y reflejaban los destellos de las llamas.En el centro del salón, una larga mesa de caoba se extendía con una imponente presencia, su superficie pulida reluciendo bajo la luz. Sobre ella, un mantel de lino blanco, finamente bordado a mano, caía en suaves pliegues hasta casi rozar el suelo de mármol. La vajilla de porcelana fina, con delicados bordes dorados, estaba dispuesta con una precisión que hablaba de una meticulosa atención al detalle. Los cubiertos de plata, pulidos hasta brillar como espejos, descansaban a cada lado de los platos, mientras las co
El joven príncipe Dantes Marchetti desde su primera transformación siempre se sintió que no encajaba en su familia aunque su madre es una loba, sin embargo, ser el único lobo en una familia de leones lo hacía sentir incompleto.Su única opción fue viajar diferentes manadas en representación de su familia como el embajador y buscar de ese modo a su luna, esperando por fin sentirse completo y que su vida tenga un propósito más que firmar una pila de documentos, sonreír y estrechar manos.Un hombre lobo solo tiene un amor en la vida, un propósito para existir durante toda su existencia, Dantes Marchetti estaba claro de eso y su lobo también. Aprendieron el uno del otro, Naiko agobiaba cada día la cabeza de Dantes con sus conversaciones y chistes sin sentido, sin embargo, el joven príncipe aprendió a vivir con ello.Toda su monótona vida cambió en el momento que atravesaron las fronteras de Nattblod (Sangre nocturna) en Canadá, Banff, Alberta. Nunca esperaron encontrar a su luna en ese lu
Dantes se guio por el olor para encontrar a Lirio, ella se encontraba en su habitación, se acercó a la cama y allí estaba ella dormida entre sus colchas. Suspiro para deshacerse de su ropa quedando en bóxer e ingreso a la cama, se encargó de atraer a su luna hasta su cuerpo brindándole su calor.El príncipe acarició el hombro de su luna mientras su mirada permanece en el techo, Dantes se sentía completo, sin embargo, no era suficiente.—Algo no está bien, Naiko —su única opción era consultarle al molesto lobo.—La unión no sea completado —soltó de mal humor trayendo a la cabeza de Dantes fragmentos de cuando le hablo sobre la marca.—Lo había olvidado —mascullo hacía su lobo.La unión solo se completa cuando se una físicamente con Lirio, ya que de lo contrario el vínculo seguirá incompleto y dolerá para la persona que fue marcada. No desea que su luna pase por más dolores, sin embargo, este no pretende obligarla a tener sexo con él como quizás hicieron aquellos hombres a los que Domin
En los ojos de Lirio solo había determinación absoluta ante sus palabras, Dantes permanecía quieto en su lugar tratando de que su cabeza ordenara con cautela esas palabras.—¿Segura? —Fue lo que salió de su boca, Lirio asintió con un leve rubor en sus mejillas, no esperaba sentirse tan avergonzada al pedirle tal cosa a su mate. —Vamos —se puso de pie ofreciéndole su mano a lo que la loba acepto, Dantes la guio hasta su habitación en donde cerró la puerta con seguro.Uno frente al otro en medio de todo, deseosos de terminar lo que se inició hace días, Naiko se mantiene oculto en las penumbras de la mente de Dantes, no quiere ser partícipe de la traición hacia Tachara.El príncipe cortó la distancia, Lirio tuvo que levantar su cabeza para continuar viendo su rostro, no quería perder detalle y dejo todo su miedo en un pequeño baúl hasta que sea momento de dejarlos salir, Dantes descendió hasta su rostro para unir sus labios mientras que con una mano, sujetó su pequeña cintura.La beso si