Capítulo 5: Odio

La mañana siguiente Lirio despertó primero que el hombre a su lado y que la tiene prisionera de su caliente cuerpo fornido. Viéndolo dormir ella se da cuenta de que su aspecto dominante solo se ve cuando abre aquellos impresionantes ojos que ocultan grandes y oscuros secretos.

Ahora mismo para ella, Dantes se ve tierno en su estado de inconsciencia, con sus labios entre abiertos y sus largas pestañas negras.

El hombre se removió apretándola un poco más y dejando salir un bajo gruñido.

—Buenos días —lo escuchó murmurar con voz ronca—. Has despertado temprano —masculló al ver la hora en su reloj digital colocado en su mesita de noche.

—No tenía sueño —murmuró sin apartar la vista de los ojos grises de Dantes y ocultando muy bien la verdadera razón por la que sea despertado.

—He contratado un personal para que te hagan deslumbrar esta noche —informó—. Llegarán a las cuatro —añadió a lo que ella solo asintió, no tenía más opciones que seguir las indicaciones de su alfa.

—¿A dónde vamos exactamente? —Preguntó con esa curiosidad que la caracteriza y que a Dantes le parece bastante tierna.

—Es una fiesta que organiza un amigo, van muchas personas de diferentes partes del mundo —explicó distraído en su recorrido por la cintura de Lirio que contiene su respiración al momento de Dantes llegar al elástico de su braga. —¿No deseas hacerlo? —interrogó sin comprender por qué su luna está tensa, él deseaba iniciar una mañana escuchando sus gemidos.

—Es… mmm… —se sonrojó.

—Dime —ordenó como siempre sabe hacer.

—Me acaba de llegar el período y he ensuciado todas las colchas —soltó rápido mientras trata de esconder su rostro avergonzado en el fuerte brazo de Dantes que solo deja salir un suspiro, esperaba algo mucho peor, pero puede vivir con esto, ya que sabe no va a durar más de una semana así.

—No debes preocuparte, no te tocaré en tus días. Aunque los orgasmos son bueno para ayudar con los dolores menstruales —murmuró curvando sus labios en una sonrisa coqueta que solo la hace sonrojar, Dantes vuelve a suspirar y decide restarle importancia al asunto y sobre todo al hecho de que las colchas se encuentran manchadas. —Vamos, te prepararé un baño —este salió de la cama con un elegante gesto y vistiendo únicamente un bóxer negro que no disimulaba en lo más mínimo su deseo por la loba.

Una tímida Lirio lo siguió hasta el cuarto de baño en donde Dantes llenó la tina con agua tibia, le agregó sales y aceites con un olor bastante similar al de Lirio, se giró hacia la joven loba y se encarga de deshacerse de la camiseta en conjunto a la ropa interior de ella.

Observó su cuerpo brevemente notando el sonrojo en sus mejillas, Dantes acaricio ese rojizo intenso y negó para sí mismo.

»Entra —ordenó de forma autoritaria a lo que esta hace lo que pide, Dantes quita su bóxer y Lirio mira a otro lado mientras escuchó como este libera una risa bastante masculina. —Mueve un poco hacia delante —pidió a lo que ella así lo hace, el agua de la tina se desborda al momento del cambio de nivel dentro de ella.

La hizo recostar su espalda a su torso para luego tomar una esponja, le aplicó un poco de gel de baño y empieza a tallar sus brazos, Liria no protesta y dejó a Dantes bañarla, le lavo el cabello con hábiles dedos que la hicieron relajarse bastante bajo esas caricias a su cuero cabelludo.

Le saco toda la espuma para dejarlo limpio, se apresuró a hacerle un moño con su propio cabello para dejar a la vista su marca en el hombro de Lirio, le dio un beso y la escucho gemir muy bajo.

—Probaré algo —susurró el príncipe, deslizando su mano por su vientre, ella se tensó enseguida.

—Dijiste no me to-carias —masculló en un débil jadeo.

—Deseas que lo haga… huelo lo excitada que te encuentras —gruñó en su oreja ante de mordisquear su lóbulo y continuar su camino hasta el sexo de la loba.

La joven loba solo separó más sus piernas y se aferró al borde la tina mientras Dantes acariciaba su clítoris.

—Ah… —jadeo en el momento que el alfa la penetro con dos de sus dedos, le estimulaba su interior mientras frotaba con la palma de su mano su clítoris, Lirio cierra sus ojos disfrutando de la sensación de placer que recorre su cuerpo.

Recibió besos por parte de Dantes en su marca en conjunto a uno que otros mordiscos que enviaron descarga de placer a su centro.

Está perdida en la nebulosa de la excitación, por lo que no tardó mucho tiempo en alcanzar el orgasmo con un fuerte gemido y desvaneciéndose en el pecho de Dantes que se encuentra duro detrás de ella.

—¿Mucho mejor? —Interrogó el alfa mientras dejaba pequeños besos en su hombro, esperaba paciente una respuesta y lo que dijo solo provoco que se tensara.

—Pensé que lo verías asqueroso —susurró con sus ojos cerrados y sintiéndose muy apenada por este momento que al mismo tiempo fue muy excitante para ella.

—¿Por qué pensaría eso? —Cuestionó el príncipe acariciando la pierna de la loba que reposaba al lado de la suya que es de mayor tamaño, ella no responde—. Dime —ordenó, Lirio dejó salir un suspiro.

—Una vez uno de los amigos de Dominick llego de visita —el príncipe se tensa al escucharla relatar, pero decide dejarla continuar mientras continúa acariciando su pierna—. Yo le supliqué al alfa que no me enviara, sin embargo, eso no le importo y me envío con su amigo —ella revive ese momento con una expresión sombría en su rostro.

»Cuando este se dio cuenta de mi condición me miro asqueado, me golpeo y dijo que era una perra al venir a él con mi período, por lo que, decidió castigarme y él… —se calló.

—¿Y él? —Interrogó el príncipe con su voz más ronca de lo normal.

—Me tomo por atrás —susurró eso último, Dantes dejo salir un rugido que estremeció a la loba.

—¿Quién fue? —Cuestionó con su voz que contiene la furia de mil demonios.

 —Ibraham Fuler —masculló.

El príncipe asintió, no reconoce el nombre, sin embargo, lo anotó en su mente para enviarlo a investigar, por el hecho de que es una nueva persona que sea ganado todo su odio por dañar a su luna.

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