Capítulo 37
[Mi esposa acaba de terminar de ducharse, tengo que irme] escribió Andrés.

Daniel apretó el teléfono con fuerza creciente mientras la ira ardía en su interior, sus ojos llenos de un odio venenoso.

Andrés dejó el teléfono y alzó la vista hacia María que salía del baño. Su rostro sin maquillaje estaba cubierto por un ligero velo de vapor, con gotas de agua colgando de sus largas pestañas rizadas. Sus labios, teñidos por la humedad, lucían tentadoramente rojos.

Andrés apartó la mirada con dificultad, su nuez de Adán moviéndose involuntariamente mientras decía con voz profunda y ronca:

—¿Terminaste?

María, secándose el cabello con una toalla, se sentó al borde de la cama y asintió:

—Sí. Deberías ducharte también, ha sido un día agotador.

Andrés murmuró un "mmm" y al mirarla notó su camisón, su mirada volviéndose más oscura. Era un camisón de tirantes con la espalda descubierta. Por delante parecía inocente, pero la amplia extensión de piel expuesta en su espalda acentuaba su delgada cintur
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