Capítulo 93
No lo dejaría escapar. Le haría pagar lo que merecía. ¿Los Vargas? No les tenía miedo.

Daniel permaneció allí hasta que se apagaron las farolas, antes de dirigirse a su edificio. Desde el balcón, Andrés observaba su silueta alejándose, su mirada volviéndose profunda y compleja.

Como hombre, entendía perfectamente los pensamientos de Daniel. Si no se equivocaba, dedicaría toda su energía a vengarse de él.

No importaba. Andrés metió las manos en los bolsillos, contemplando la noche con los labios apretados. Mientras pudiera estar con María, Daniel podía intentar lo que quisiera.

Cuando María salió de la ducha, encontró a Andrés todavía en el balcón. Se acercó secándose el pelo y, poniéndose de puntillas, le cubrió los ojos con las manos. Aclarándose la garganta, intentó imitar una voz profunda y grave en broma:

—¿Adivina quién soy~, hermano~?

Andrés sonrió con ternura, siguiéndole el juego. —¿Eres mi hermano jurado?

María retiró las manos y se puso frente a él, fingiendo indignación. —¡V
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