Andrés la miró mientras arrancaba el auto, sonriendo suavemente. —Te agradezco que pienses así de mí, pero solo soy así contigo. Por eso el afortunado soy yo. Gracias por llegar a mi vida y convertirme en esta mejor versión de mí mismo.María lo miró en silencio por un largo momento. De repente tuvo la sensación de que Andrés la había querido desde hace mucho tiempo. No era ingenua ni novata en el amor; después de tanto tiempo juntos, notaba que el cariño de Andrés parecía ensayado innumerables veces, como si no se hubiera formado de la noche a la mañana.Pero María decidió no preguntar. Algunas cosas era mejor descubrirlas poco a poco; preguntarlo todo le quitaría el sentido y el valor al descubrimiento.Como siempre, Andrés estacionó en el aparcamiento trasero del restaurante y después de dejar a María en su negocio, regresó al restaurante.Los empleados ya estaban preparando los ingredientes del día y lo saludaron entre sus tareas. Andrés asintió brevemente y entró a su oficina con
El gerente pareció comprender. Recogía el plan cuando de repente un empleado irrumpió en la oficina, pálido y alarmado:—¡Señor Vargas, tenemos un problema!Andrés frunció el ceño y miró con desagrado al empleado. —¿Qué ha pasado?—Han venido inspectores de comercio. Dicen que hay problemas de higiene y quieren hacer una inspección.Andrés se levantó. —¿Por qué han venido? ¿Sabes el motivo?—Sí, parece que varios clientes que cenaron ayer aquí se enfermaron. Muchos tuvieron que ir al hospital por la noche para un lavado gástrico. Están convencidos de que fue por nuestra comida y nos han denunciado.Andrés se dirigió rápidamente al frente del restaurante, donde los inspectores tomaban notas. El restaurante acababa de abrir, la limpieza estaba a medias y los ingredientes de la cocina eran frescos, así que no estaba preocupado. Solo sentía curiosidad por saber qué habían comido los clientes para enfermarse.El inspector principal lo miró. —¿Es usted el responsable?Andrés asintió. —Sí, so
Andrés acompañó personalmente a los inspectores de comercio hasta la salida.Después de que el vehículo oficial se marchara, vio a María corriendo hacia él.—¿Por qué vinieron los inspectores? ¿Qué pasó? —preguntó María, lanzándose directamente a sus brazos abiertos.Andrés le acarició suavemente el cabello mientras respondía con voz tranquilizadora —No es nada grave, hubo un pequeño incidente pero ya está resuelto. Esta tarde tengo que ir al hospital.María presentía que la situación era más complicada de lo que parecía.Lo llevó dentro del restaurante y lo hizo sentarse —Cuéntame qué sucedió realmente.—¿Por qué tienes que ir al hospital?Andrés le explicó sobre el cliente hospitalizado.María frunció el ceño al escuchar la historia —Esto me huele mal, podría ser un intento deliberado de venganza. ¿No deberíamos llamar a la policía?—Sin pruebas concretas la policía no podrá hacer mucho. Nuestra única opción es investigar a través del paciente en el hospital, tal vez encontremos algo
Después de todo, ¿cuándo se había visto que el prestigioso hijo de los Martínez se humillara así ante una mujer, especialmente ante una ex novia?María esbozó una sonrisa sarcástica —No tiene caso.—Daniel, lo nuestro empezó de manera absurda. No debí ignorar tus sentimientos y permitir que mis padres te presionaran para estar conmigo.—¡No fue así! —interrumpió Daniel desesperadamente al ver que María iba a colgar— ¡María! Yo fui quien le rogó a tus padres que nos permitieran estar juntos.—En ese momento alguien más te estaba cortejando. No estaba seguro si lo que sentía por ti era amor, pero no soportaba verte con otro, así que yo...María quedó estupefacta.Era la primera vez que escuchaba esto.¿Entonces Daniel había suplicado a sus padres para estar con ella, pero aun así no la valoró y siguió obsesionado con su primer amor?María no pudo evitar reírse de la indignación.¿Acaso la tomaba por una cualquiera?—Daniel, todo lo que me has dicho hoy solo me hace sentir más asco por ti
[¡Sabía que me extrañabas!][No desesperes, mañana por la mañana llego a Lunaris. ¡En cuanto se me pase el jet lag voy a verte!]María se animó instantáneamente al ver el mensaje. [¡Perfecto! Te espero entonces... ¡besos!]Sofía estaba ocupada con el embarque y no tenía tiempo para escuchar sus quejas sobre Daniel.María revisó su lista de contactos en WhatsApp, pensando en contarle a su hermana Patricia, pero temiendo interrumpir una sesión de fotos, decidió no hacerlo.Andrés estacionó el Rolls-Royce plateado en el garaje y cuando estaba por bajar, recibió una llamada de los instaladores del lavavajillas.Le dijeron que llevaban un buen rato tocando sin respuesta, preguntándole si había alguien en casa o si había olvidado la cita.¿Nadie en casa?Andrés se extrañó —Un momento, subo enseguida.Era raro, María le había dicho que estaba en casa justo antes de que él volviera. ¿Por qué no abría nadie?Sin perder tiempo, Andrés subió rápidamente por el ascensor, marcó el código y abrió la
Capítulo 1“Faltan dos días para mi matrimonio civil con Daniel”María escribió cuidadosamente esta nota en su celular, lo puso boca abajo sobre la mesa y siguió limpiando la casa con una sonrisa.Esta casa era el regalo de bodas de los padres de Daniel. Él vivía solo y como siempre estaba ocupado, no tenía tiempo para limpiar, así que María había estado viniendo estos días a ayudar.Hace dos años comenzaron a salir por insistencia de sus padres, quienes eran familias amigas desde hace años. Ahora, finalmente, iban a casarse. Todos pensaban que la habían obligado a estar con Daniel, pero no sabían que ella llevaba años enamorada, secretamente, de él. Cuando él aceptó salir con María frente a sus padres, ella estuvo tan feliz que no pudo dormir en toda la noche.María estaba sonreída limpiando el estudio, imaginando su vida futura juntos y felices, pero al darse la vuelta golpeó con el codo un matero con gardenias que estaba sobre el escritorio y este se hizo pedazos contra el piso.
Daniel era un hombre cuyo humor era tan cambiante como el cielo traicionero de primavera. Cuando María llegó esa mañana él estaba radiante, todo sonrisas, pero unos minutos después era una tormenta arrasando todo a su paso. María, entre lágrimas, salió corriendo tan precipitadamente de la casa de Daniel que ni siquiera recordó tomar las llaves de su auto. Sin otra opción, se adentró en la lluvia y detuvo un taxi para regresar a casa.Al llegar a su destino, lo pagó y corrió bajo la lluvia hasta refugiarse en su edificio.En el elevador, presionó el botón del piso trece y se refugió en un rincón, intentando secar sus lágrimas.Cuando las puertas se abrieron, siguió cabizbaja hasta su departamento y marcó el código de la cerradura digital, pero su puerta marcó “Código incorrecto”. ¿Marcó mal la combinación?Secándose las lágrimas, decidió hacer un nuevo intento. Apenas había presionado el primer número cuando la puerta se abrió desde el interior.Sus ojos se encontraron con los de un d
Apenas María abrió la puerta, Laura Fernández, su mamá, entró llorando en la sala. —¡María! ¡¿Qué estás haciendo que no contestas el teléfono?! Si vas a terminar con él, termina, pero ¿por qué no contestas? ¿Quieres que me dé un infarto?¿Eh? Esto no era como lo había imaginado. María parpadeó con expresión aturdida.—Es que… puse mi celular en silencio, ¿cómo iba a escucharlo?El padre de María, Roberto González, con cara de pocos amigos, entró junto con Laura y se sentaron en el sofá después de quitarse los zapatos.María fue a la cocina y trajo agua.—Cálmense, tomen agua. La mirada de Roberto se detuvo en el brazo de su hija, que estaba cubierto con vendas, y levantando la vista notó el chichón amoratado y roto de la frente. —María, ¿Qué te paso en el brazo y la frente? —le preguntó asombrado. María bajó la cabeza sin decir nada.Entonces Laura miró con atención a su hija y notó las graves heridas en el brazo y la frente, como si la hubieran golpeado brutalmente y, aunque esta