Capítulo 44
Daniel apretaba tanto los dientes que casi se los rompe. Sus manos temblaban visiblemente, haciendo que María instintivamente retrocediera un paso mientras sujetaba la mano de Andrés. Mejor alejarse, pensó, por si este perro rabioso decidía morder y no pudieran defenderse.

Andrés mantenía una sonrisa burlona, su mirada desafiante clavada en Daniel, quien estaba al borde de la furia. Sin embargo, al recordar la paliza que Carlos le había dado el día anterior, poco a poco aflojó sus puños y la ira en sus ojos disminuyó.

¿Eh? ¿Ya no estaba enojado?

María se sorprendió por este cambio, pero al ver sus heridas lo comprendió todo. Conociendo el carácter vengativo de Carlos, seguramente ya lo había golpeado... aunque el domingo le esperaba su hermana, esperaba que Daniel pudiera soportarlo.

Daniel miró fijamente el regalo en su mano y lo abrió frente a ellos. Ver los chocolates y los rellenos de licor le provocó un dolor punzante en el corazón.

María lo ignoró y cruzó la calle hacia Encuentro
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