Capítulo 118.

Un nudo grueso se concibió en la garganta seca de Adalia, no creyó que hubo lugar para comentar nada al respecto de esas palabras, pues con el miedo que sabía que sus ojos reflejaban, era suficiente para reflejar su condición interna, aunque por su cabeza el impulso de lanzar una queja pasó, rápido y casi de manera incauta como si incluso a pensar por sí misma temiera, decidió no decir nada, no comentar nada ante lo que, como una orden Derek había decretado, incluso bajó su mirada, para que este no fuese capaz de leérsela, aunque suponía que ya lo había hecho.

Él, por su lado, sintió un poco de sorpresa, aunque este fue un sentimiento mínimo, casi nulo, su cuerpo se sentía extraño al tenerlo, pues no era mucha la frecuencia con la que Derek solía sorprenderse. Esperó de ella una queja, una objeción, aunque sea, uno de esos frecuent

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