Anais Al llegar a casa comencé a empacar todo en las maletas, llame muchas veces a Rocio pero no atendió ninguna de mis llamadas, decidí enviar un mensaje. Xavier llego un par de horas después, se cambió de ropa, reviso que todo estuviera lista para irnos. —Trate de comunicarme con Rocio pero no respondió mis llamadas, así que le deje un mensaje —le informe. —Me parece bien, creí que querrías llevarla con nosotros —mencionó. —Ella está estudiando, no puedo interrumpir sus estudios, aunque supongo que le gustaría viajar. —Si ella quiere viajar el Jet estará disponible para el día que quiera ir, además creo que te sentirás mejor con ella junto a ti —comentó, agradecía que el tomará en cuenta a mi hermana pero será mejor que se quede para estudiar. —Eso no será necesario Xavier, ella sabrá entender que viajamos solo por una emergencia. —Está bien cariño, pero si quieres tenerla cerca a solo debes de decírmelo —se acercó a mí y acarició mi mejilla —Es hora de irnos —sujeto
Anais Bajamos a desayunar un poco tarde su madre nos dirigía una mirada reprobatoria a la que ni Xavier ni yo pusimos atención, si yo estaba en este lugar es porque es mi deber como esposa. Después de desayunar mi esposo se marchó junto a su madre y ver a su padre, su madre dijo que tenían que hablar cosas muy importantes sobre la empresa. Meredith me acompaña durante el resto del día, me pregunta por mi hermana ya que ellas compartieron un poco durante la boda. —¿Aún no has visto a papá? —me pregunto.—No, Xavier me dijo que lo vería esta tarde. Tu madre dice que se la pasa dormido la mayor parte del tiempo —ella negó.—Mi papá si necesita reposo, pero el no quiere permanecer en esa cama, si hay días en los que esta cansado y duerme la gran parte del día pero también hay días mejores para el, a veces sale a caminar por el jardín y respirar aire fresco —informa —se que le agradará verte, si quieres te llevo con el —se ofreció.—Oh no, no te preocupes iré con Xavier, estaremos mucho
Anais —Lo dudo peque, solo pasare aquí esta noche, mañana debo volver a mi hogar — contesto borrando la sonrisa del rostro de Mer y causando tristeza en mi. —Entiendo… —dijo Mer un poco triste. —Debo hablar contigo mi amor ¿me acompañas a nuestra habitación? — preguntó mi esposo. —C-claro… vamos — mi voz temblaba un poco, mi esposo tomo mi mano, mire en dirección a Dorian y Meredith, su mirada seguía siendo fría mientras observaba a su hermano y a mi — con permiso. —Anda hablamos después cuñadita —dijo Meredith. Xavier no mencionó nada y solo me guio hasta nuestra habitación, sentí su cuerpo un poco tenso y el agarre en mi mano era fuerte. —¿De qué quieres hablar? — pregunté. —Te dije que cuando mi hermano estuviera aquí te quería solo al lado mío — lo note un poco molesto y nervioso. —Pero si acaba de llegar, tu estabas con tu madre —el paso su mano sobre su cabello y luego sonrió. —Esta bien, lo bueno es que se marcha mañana —murmuró, me pareció extraño su actuar pero d
Anais Xavier fue por mi para cenar como lo dijo, tomó mi mano y ambos llegamos así, su madres observó nuestras manos entrelazas y luego le sonrió a Xavier. —Toma asiento hijo, estábamos punto de iniciar la cena —le dijo ella siempre hablando en francés, evite rodar los ojos y me senté junto a mi esposo. —Dorian… ¿no bajara a cenar? —preguntó Mer, su pregunta capto mi atención pero evite parecer interesada. —No —respondió su madre cortante.—Ya sabes como es el Meredith, le gusta hacerse el interesante nunca le ha gustado compartir tiempo en familia —dijo mi esposo, Mer lo observo molesta. —Cállate Xavier, yo no recuerdo que Dorian sea así —lo defendió ella.—Ni siquiera lo conoces tanto como yo, lleva muchos años lejos de la familia tu ni siquiera eras mayo de edad cuando el se fue de aquí —se exalto un poco mi esposo.—Meredith, respeta la hora de la cena y respeta a tu hermano por favor —le pidió su madre, Mer la miró molesta pero no reprocho nada. —Lo bueno es que se irá maña
Anais Apreté mi mano en puño sujetando mi vestido, mi respiración errática, lo vi por el rabillo del ojo pararse a mi lado, sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón, levantó su rostro observando el cielo, es entonces que me giré para poder verlo mejor, estoy tratando de que no note lo nerviosa que me pone su presencia y más el tenerlo así tan cerca de mí, incluso puedo sentir el aroma de su perfume varonil, esta recién duchado y su aroma comienza a hacer estragos en mi interior. —Hola Dorian, exactamente así como lo dices estoy felizmente casada —respondí con firmeza, guardando tantas emociones en mi interior, el giro su rostro y bajo su mirada hasta a mi, era eso lo que desee desde que lo vi, desee que volviera clavar sus ojos en mi. Lo vi sonreír con incredulidad. —Si es lo que dices, pero no creo que mi hermano en verdad te haga tan feliz —comentó aun sonriendo. —Aunque no lo creas es así —el dio un par de pasos logrando acercarse mucho más a mí —Por lo que veo a ti te
Anais Me quedé toda la tarde en la habitación solo viendo mi celular, me encontraba aburrida, Meredith no estaba en casa, Xavier aun no llega, y no quiero salir y toparme con Dorian, espero que mi esposo no tenga que salir mucho estos días pues así no me quedo sola, aunque tendré a Rocio conmigo. Por la ventana pude observar el coche de Xavier estacionarse y a la misma vez pude observar a Meredith entrar a la casa, salí de la habitación para ir a recibir a mi hermana, ella ya estaba saludando a Mer, tenía una hermosa sonrisa en su rostro en cuanto me vio se puso un poco seria. —Cariño —mi esposo se acerca y deja un beso en mi mejilla —como te lo prometí aquí tienes a tu hermana. —Anais, lamento mucho la forma en que me comporte contigo ¿puedes perdonarme? —pidió mi hermana. —Claro que si, eres mi hermana y creo que es normal tener este tipo de discusiones —la verdad es que Rocio y yo siempre fuimos cercanas y casi nunca nos llevábamos más, pero creo que ahora cada quien tiene sus
Anais Después de la cena Xavier dijo que iría a ver su a padre, así que me dirigí a la habitación de Rocio toque dos veces su puerta y al no tener respuesta entre, ella no estaba en su cama, pero en ese momento la vi salir del baño limpiando su rostro con una pequeña toalla. —¿Qué haces aquí? —preguntó. —Quise comprobar si te encontrabas bien, me quedé un poco preocupada por ti —respondí, ella avanzo hasta llegar a su cama y se tiro en ella. —Si lo siento, me sentí un poco mal, quizás fue la comida pero no te preocupes estoy bien —dijo —¿Conocías al hermano de Xavier?. —No, lo conocí al llegar aquí —me senté al borde de su cama. —No sabia que su hermano estaría aquí —mencionó ella. —Yo tampoco al parecer su padre le pidió que viniera, sabes que Xavier comentó que se mantenía alejado de la familia —ella asintió. —Si es verdad, bueno aun me siento un poco cansada por el viaje, te veo mañana Anais. —Claro, descansa te veo mañana —me despedí y salí de su habitación, al salir me e
Anais Las palabras de Dorian parecían estar acompañadas de un rastro de dolor un dolor que yo también sentía en mi pecho, lo pasado era una herida que no había cerrado, pero como el mismo dice, yo ahora soy prohibida, soy la esposa de su hermano y lo mejor que puedo hacer es guardar distancia con el. —Entonces yo no era para ti Dorian, el que hoy estemos aquí tan cerca es para dejarte claro que es algo que nunca será, no estamos destinados —dije sin verle. —Anais — tomó mi mano, sentí esa corriente qué solo el lograba provocar en mi, esa calidez abrazadora, el destino era tan cruel a veces —¿En verdad eres feliz con Xavier? —preguntó.—Lo soy —respondí con firmeza y una seguridad que no sentía.—Dímelo mirándome a los ojos, dime que lo amas, dime que te hace feliz en verdad, dime que te olvidaste de mi —pidió, parecía algo tan simple pero para mi era imposible, pues no he podido olvidarlo a pesar de los años, el sigue en mi corazón.—Lo amo, soy feliz, te olvide por completo Dorian