Anais
Después de la cena Xavier dijo que iría a ver su a padre, así que me dirigí a la habitación de Rocio toque dos veces su puerta y al no tener respuesta entre, ella no estaba en su cama, pero en ese momento la vi salir del baño limpiando su rostro con una pequeña toalla. —¿Qué haces aquí? —preguntó. —Quise comprobar si te encontrabas bien, me quedé un poco preocupada por ti —respondí, ella avanzo hasta llegar a su cama y se tiro en ella. —Si lo siento, me sentí un poco mal, quizás fue la comida pero no te preocupes estoy bien —dijo —¿Conocías al hermano de Xavier?. —No, lo conocí al llegar aquí —me senté al borde de su cama. —No sabia que su hermano estaría aquí —mencionó ella. —Yo tampoco al parecer su padre le pidió que viniera, sabes que Xavier comentó que se mantenía alejado de la familia —ella asintió. —Si es verdad, bueno aun me siento un poco cansada por el viaje, te veo mañana Anais. —Claro, descansa te veo mañana —me despedí y salí de su habitación, al salir me encontré de frente con Dorian. —Creí que ya estarías descansando felizmente con tu marido —no lo podía creer, parecía burlarse de mi supuesta felicidad. —Aun no, mi marido vendrá en un momento a acompañarme, en este momento está con su padre —le dije, el sonrió y negó. —Que bueno, feliz descanso querida Anais —se acercó hasta mí, su aroma invadió mis fosas nasales quise aspiras aun más su aroma pero no puedo —no puedo dejar de decirte lo hermosa que te vez —susurro cerca de mi, mi corazón golpeó mi pecho emocionado. —Buenas noches Dorian —dije y me aleje rápidamente de el, entre a mi habitación sintiendo mi corazón latir de prisa. ¿Por qué me siento débil cerca de él? ¿Por qué no lo pude sacar por completo de mi corazón? No sabía si sentirme molesta conmigo misma por eso, siempre quise sacarlo de mi corazón pero aunque quiero a Xavier no pude sacar a Dorian de mi corazón, al menos no por completo. Me dirigí al baño para colocarme mi camisón, Xavier llegaría en cualquier momento, me acosté alejando todo pensamiento que tuviera que ver con Dorian, no puedo pensar en el, no cuando mi esposo es su hermano. Xavier llego minutos después, se acostó a mi lado y me atrajo hasta su cuerpo, me abracé a el queriendo sentir su calor y calmar todos mis pensamientos que no lo incluyeran a él. Beso mis labios levemente y luego se quedo dormido, mis pensamientos no me dejaban dormir pero me obligue a hacerlo pues mañana prometí salir con Meredith. …. Xavier se levantó muy temprano y yo también lo hice, lo vi prepararse para salir lo cual me pareció extraño pues no me informo nada. —Vendré por la tarde cariño, le estaré ayudando a mi padre con la empresa —informó, me acerque a el. —Se supone que solo venias por tu padre ahora también trabajaras, si esto iba a ser así creo que mejor me hubiera quedado en casa haciéndome cargo de mi trabajo —le reclamé. —Eres mi esposa y debes estar donde yo esté, no se porque te preocupas por tu trabajo cuando sabes que no lo necesitas —reprocho el. —Porque siempre he trabajado para mi Xavier, desde que me conoces he trabajado, no tengo porque solo estar en casa esperando a que tu llegues —dije molesta. —No quiero discutir contigo Anais, sabes que no me gusta, sal con Meredith y diviértete —saco una tarjeta de su bolsillo y me la entrego —toma si quieres algo cómpralo, vendré por la tarde, te amo hermosa —tome la tarjeta para no discutir, el sonrió, tomó mi rostro entre sus manos y me dio un beso suave. Salió de la habitación y arroje la tarjeta a la cama, no me interesa su maldito dinero, ni siquiera me interesa estar en este país, solo quiero ir a casa, no estuviera aquí si no fuera por su padre. Me sentía molesta y ya no sabía a que se debía, así que solo decidí prepararme para salir con Mer, me puse in vestido rosa palo, es ajustado hasta la cintura y falda suelta, mi cabello lo sujete en una coleta dejando dos mechones sueltos a cada lado de mi cabeza, me coloque un poco de labial, unas sandalias pues necesitaba andar cómoda. —Anais ¿estas lista? —preguntó Mer tocando a mi puerta. —En un minuto salgo —respondí. —Bien nos iremos después de desayunar —informó escuche sus pasos alejarse, arregle mi bolso, tenía un poco de dinero y decidí no tomar la tarjeta de Xavier, la guarde en uno de los cajones y salí de la habitación. Durante el desayuno solo estuvo mi suegra, Rocío, Mer y yo, afortunadamente mi suegra no comentó nada. Al terminar me despedí de Rocio. —Iremos a ver algunos lugares y luego al centro comercial —informo Mer tomando mi brazo —¿Dónde está este idiota? —preguntó observando afuera de la casa, el auto negro se estacionó en la entrada. —¿Nos vamos? —preguntó Dorian desde el auto. —Creí que aun no habías bajado —comentó Mer. —¿Iremos con el? —pregunté. —Oh, lo siento, Dorian decidió acompañarnos, no te preocupes la pasaremos bien, vamos —me jalo hasta el auto y yo no podía creer mi suerte. En todo el viaje evite mirar a Dorian. Mer me llevo emocionada a conocer uno de los museos famosos, todo era una obra de arte en ese lugar, luego nos dirigimos al centro comercial como ella lo dijo. —Mira Anais, ese vestido te quedaría hermoso, deberías probártelo —propuso. —Oh, no claro que no yo solo estoy aquí para acompañarte —dije. —Anda pruébatelo, quiero verte con el… —Hazlo Anais —pidió Dorian, mi vista se dirigió a el, era la primera vez en todo el viaje que me dirigía la palabra. —Esta bien —tome el vestido, entre a uno de los vestidores y me probé, la verdad es que si es hermoso, es en tono rojo, tiene una abertura en la pierna, me queda perfecto, se amolda a casa una de mis curvas es hermoso. —¿Te quedó? ¿Podemos verte con el?—preguntó Mer. Respire hondo y salí del vestidor con mi vista hacia el piso. —Te ves preciosa, en definitiva es para ti, nos lo llevamos —le dijo Mer a la vendedora, levanté mi vista fijándome en la mirada de Dorian, me observó de pies a cabeza, no sabía lo que estaba pensando, ya no lo conozco, no puedo saber que piensa con lo mirar sus ojos, pero su mirada me puso nerviosa. —Mer, no es necesario —dije enfocándome en mi cuñada. —Es un regalo de parte mía, tómalo o me sentiré mal, además ya lo pague —me dejo sorprendida pero no pude reprocharle más. La vendedora me entregó la bolsa con el vestido después de quitármelo, Mer llevaba muchas bolsas también —Creo que deberé de dejarlos, una amiga se encuentra aquí, y quiere verme, toma Dorian, llévame todo y me lo llevas a mi habitación te veré más tarde, adiós Anais. —¿Crees que soy tu sirviente? —preguntó Dorian. —No pero eres mi hermano, hasta luego—se comenzó a alejarse. —Mer… no puedes … —Tranquila Anais, Dorian te llevará a casa con bien —y mi suerte no podría mejorar ella se fue. —Sube al auto —pidió Dorian. —Si tienes algo que hacer, yo podría tomar un taxi, no es necesario que me lleves —dije tratando de no sonar nerviosa. —Sube Anais ¿Acaso me temes? —preguntó. Si, siento que eres un peligro para mi —pensé. —Por supuesto que no —el me abrió la puerta de copiloto, subí al auto y luego el lo hizo, también, me sentía nerviosa, al estar solos y con el a pocos centímetros de distancia. De un momento a otro el se parqueo cerca de un parque, guarde silencio esperando que el bajara o me explicara por que estábamos aquí. —¿Quieres ir a comer algo? —Quiero ir a casa —respondí. —¿No te gusta mi compañía? —inquirió. —No deberíamos estar aquí, llévame a casa —le pedí. —Solo quiero que me respondas ¿Por qué te casaste con el? —mire por la ventana. —No es asunto tuyo, llévame a casa —volví a pedir. —No lo amas Anais, lo sé, y quiero saber las razones de tu matrimonio. ¿Por qué me dejaste a mi? —cuestionó. —¿Que sabes tu de mis sentimientos? Si me case fue por amor, no por dinero como piensas tú —dije molesta —no te metas en mi vida Dorian, y no toques el pasado, porque si tanto te hubiera interesado tu me hubieras buscado. —Fuiste tu quien corto conmigo. Quien debía buscarme eras tu —no respondí, no quería tocar ese tema —Si no te busque —continuo el —si no te busque fue porque se lo deje al destino, si en verdad eras para mi nuestros caminos volverían a unirse pero jamás pensé que al encontrarte, tu serias prohibida para mi, jamás creí que te encontraría casada con mi hermano….Anais Las palabras de Dorian parecían estar acompañadas de un rastro de dolor un dolor que yo también sentía en mi pecho, lo pasado era una herida que no había cerrado, pero como el mismo dice, yo ahora soy prohibida, soy la esposa de su hermano y lo mejor que puedo hacer es guardar distancia con el. —Entonces yo no era para ti Dorian, el que hoy estemos aquí tan cerca es para dejarte claro que es algo que nunca será, no estamos destinados —dije sin verle. —Anais — tomó mi mano, sentí esa corriente qué solo el lograba provocar en mi, esa calidez abrazadora, el destino era tan cruel a veces —¿En verdad eres feliz con Xavier? —preguntó.—Lo soy —respondí con firmeza y una seguridad que no sentía.—Dímelo mirándome a los ojos, dime que lo amas, dime que te hace feliz en verdad, dime que te olvidaste de mi —pidió, parecía algo tan simple pero para mi era imposible, pues no he podido olvidarlo a pesar de los años, el sigue en mi corazón.—Lo amo, soy feliz, te olvide por completo Dorian
Anais Decidí quedarme en mi habitación el resto del día, guarde el vestido qué Meredith me dio. Dejarme a solas con Dorian no fue buena idea y lo mejor será que nunca más vuelva a estar a solar con el, espero y pronto podamos volver a nuestro hogar y seguir con mi vida como lo he hecho todo este tiempo. Quise ir a la habitación de Rocio pero no quería salir y toparme con Dorian así que esperaría a que Xavier llegara, siento que la forma de comportarme no es la mejor, de una u otra manera siento que le estoy fallando a mi esposo pero es que Dorian esta descontrolando todo dentro de mi, su sola presencia me hace temblar, no quiero darle el poder de verme así y que lo disfrute, siento que es lo que hace solo quiere provocarme y trae cosas del pasado, cuando el pasado debe quedar en el olvido es lo mejor, siento que Dorian oculta y sus razones para acercarse a mi tampoco me gustan. Dejo todo al destino, si claro, si el se fue más que feliz con Mónica, si así es, yo fui a aquel aeropuer
Anais Lo que sucedió durante la cena había quedado rondando en mi cabeza, Dorian sabe muy bien que entiendo el idioma el es quien me enseñó muchas cosas, pero Xavier no lo sabe, la razón por la que nunca le dije nada es porque no quería que advirtiera a su madre sobre eso, aunque se que aunque ella supiera que se Francés siempre hablaría así de mi. Xavier nunca me ha defendido de su madre siempre se queda en silencio y la reacción de Dorian me sorprendió mucho, internamente le agradecía por eso, pero quien debía pedir respeto por mi persona no era nadie más que mi esposo. —Maldito desgraciado ¿Quién se cree que es para hablarme de esa forma —Xavier entro furioso a la habitación. —Tú hermano —respondí, me encontraba en el tocador cepillando mi cabello, sentí la mirada de mi esposo sobre mi pero seguí cepillando mi cabello. —¿Qué has dicho? —preguntó furioso, en un par de pasos el ya estaba cerca de mi. —Dije que es tu hermano y mayor por eso te habla así. ¿Qué fue lo que dijo tu m
Anais La cercanía de Dorian me hacía ver que yo no era tan fuerte como lo creía, aunque mi mente gritara que estaba mal, mi corazón me decía que era lo que él deseaba. Dorian me pedía un beso y aunque yo lo anhelara también no era correcto, tenía temor de faltar a mi matrimonio, pero… ¿De donde saco fuerzas para alejarlo?. —Nena por favor —pidió —Dime que si, déjame probar tus labios nuevamente solo lo haré si tu lo quieres, yo se que lo deseas pero necesito escucharlo de tus labios —susurraba cerca de mis labios. —Dorian, no hagas esto —le pedí aun con mis ojos cerrados, sus dedos se movían ligeramente en mi cintura produciendo un cosquilleo en esa zona, me hacía querer sentir más su toque. —Lo siento hermosa, pero lo necesito, desde que volví a verte solo tengo esta necesidad de ti —una de sus manos subió para acariciar mi mejilla —Bésame, Anais, bésame por favor, bésame para sentirte como antes, quítame estos malditos celos con un beso, déjame claro que me perteneces, yo lo sé
Anais Regrese a la cama, no podía dejar de pensar en el beso de Dorian, estaba siendo tan difícil conciliar el sueño, miraba a mi esposo a mi lado durmiendo tan tranquilo ajeno a todos mis pensamientos, si el supiera que su esposa fue capaz de besar a otro hombre estoy segura que le dolería, el me quiere, a su manera pero lo hace, aunque a veces me decepciona su actitud cuando esta con su madre pero también así lo quiero. Al menos eso creo, en este momento me siento tan confundida. Después de pensar tanto por fin el sueño llega a mi…Sentía sus besos mojados en mis muslos, sus manos me acariciaban con posesividad, una corriente recorría mi cuerpo, quiero más, necesito más de su toque, sus besos suben hasta mi vientre, besa con tanta delicadeza haciéndome soltar un gemido, abre mis piernas levanta su vista y ahí estaba ese par de ojos qué me invitan a perderme en el placer que solo el puede provocarme, su mirada es una clara advertencia de lo que está a punto de pasar, mi delirio por
Dorian Ella me miró con una sonrisa ¿Acaso ella no tenía vergüenza? Esta mujer está loca, es lo que veo en sus ojos. —No soy su amante —dijo sonriente —ya te dije, malinterpretaste todo —presione mi agarre en su brazo. —Se lo que vi, no seas hipócrita Rocio, ten un poco de respeto por tu hermana, ella no te haría daño a ti —dije furioso, ella me miró con curiosidad. —¿Por qué hablas como si la conocieras? No te metas en lo que no te incumbe… —Ella no se merece lo que ustedes le hacen… —No hacemos nada —dijo furiosa —así que no se te ocurra decir nada. —A mi no me hables así, no me conoces, ella se va a enterar de una u otra forma, no mereces a tu hermana así como Xavier tampoco la merece como mujer, cuida lo que haces —le advertí y me dirigí al comedor donde ya deben estar todos reunidos. Hace meses viaje y en uno de esos viaje visite un centro comercial, en ese lugar vi a Xavier acompañado de Rocio, ella iba tomada de su brazo sonreía al lado de el, esa no es una relación de
Si crees que amarte es un pecado entonces yo abrazare mi condena con una sonrisa. No temeré a las llamas del infierno, cada chispa ardiente de ese fuego sobre mi piel será un recordatorio de lo mucho que te adoro. Preferiré mil veces arder en el fuego eterno, vivir en ese lago de fuego para siempre será un placer, cada agonía, cada quemadura valdrá la pena si me dejas amarte como quiero. Mi amor por ti es tan profundo y feroz que ni el infierno podrá apagarlo. Ven decide vivir este amor junto a mi, toma mi mano yo recibiré cada quemadura por ti, permiteme amarte como mereces. Que los demonios me esperen, por que mi amor por ti es un fuego que arde, mucho más que cualquier infierno. Mi amor solo tu podrías apagar este fuego. Déjame adorarte toda una vida... *********************************************** Capítulo 1 —Lo amo Caminar por este jardín era como ir a pasear en un parque, admiraba la belleza de cada flor. Sonreí observando el cielo que este día lucia hermoso, su colo
Capítulo 2 —Viaje Anais Un año ha pasado desde nuestra boda, todo va bien entre nosotros, al menos eso es lo que yo creo, ya que a veces tenemos pequeños desacuerdos. Xavier y yo decidimos vivir en una pequeña casa, nos mudamos hace algunos meses ya que ahorramos el dinero necesario para poder comprarla. La familia de Xavier es muy adinerada pero no quise que el comprara nuestra casa, no estoy con el por su dinero y no es eso lo que quiero aparentar, se que su madre no me quiere por que piensa que yo estoy con el por su dinero. Los padres de Xavier tienen un empresa aquí en Estados Unidos y una en Francia. Su padre se hace cargo de la de Francia y Xavier de la que está aquí. Desde que salí de la universidad trabajo en una tienda de ropa. Xavier me ha ofrecido trabajo en su empresa pero no he aceptado, no quiero ver a mi suegra reclamar que yo esté metida en su empresa. Este día me toco cenar a mi sola. Xavier dijo que tenía una reunión y vendría muy tarde y mi hermana