10. Peligroso

Anais

Después de la cena Xavier dijo que iría a ver su a padre, así que me dirigí a la habitación de Rocio toque dos veces su puerta y al no tener respuesta entre, ella no estaba en su cama, pero en ese momento la vi salir del baño limpiando su rostro con una pequeña toalla.

—¿Qué haces aquí? —preguntó.

—Quise comprobar si te encontrabas bien, me quedé un poco preocupada por ti —respondí, ella avanzo hasta llegar a su cama y se tiro en ella.

—Si lo siento, me sentí un poco mal, quizás fue la comida pero no te preocupes estoy bien —dijo —¿Conocías al hermano de Xavier?.

—No, lo conocí al llegar aquí —me senté al borde de su cama.

—No sabia que su hermano estaría aquí —mencionó ella.

—Yo tampoco al parecer su padre le pidió que viniera, sabes que Xavier comentó que se mantenía alejado de la familia —ella asintió.

—Si es verdad, bueno aun me siento un poco cansada por el viaje, te veo mañana Anais.

—Claro, descansa te veo mañana —me despedí y salí de su habitación, al salir me encontré de frente con Dorian.

—Creí que ya estarías descansando felizmente con tu marido —no lo podía creer, parecía burlarse de mi supuesta felicidad.

—Aun no, mi marido vendrá en un momento a acompañarme, en este momento está con su padre —le dije, el sonrió y negó.

—Que bueno, feliz descanso querida Anais —se acercó hasta mí, su aroma invadió mis fosas nasales quise aspiras aun más su aroma pero no puedo —no puedo dejar de decirte lo hermosa que te vez —susurro cerca de mi, mi corazón golpeó mi pecho emocionado.

—Buenas noches Dorian —dije y me aleje rápidamente de el, entre a mi habitación sintiendo mi corazón latir de prisa. ¿Por qué me siento débil cerca de él? ¿Por qué no lo pude sacar por completo de mi corazón? No sabía si sentirme molesta conmigo misma por eso, siempre quise sacarlo de mi corazón pero aunque quiero a Xavier no pude sacar a Dorian de mi corazón, al menos no por completo.

Me dirigí al baño para colocarme mi camisón, Xavier llegaría en cualquier momento, me acosté alejando todo pensamiento que tuviera que ver con Dorian, no puedo pensar en el, no cuando mi esposo es su hermano.

Xavier llego minutos después, se acostó a mi lado y me atrajo hasta su cuerpo, me abracé a el queriendo sentir su calor y calmar todos mis pensamientos que no lo incluyeran a él. Beso mis labios levemente y luego se quedo dormido, mis pensamientos no me dejaban dormir pero me obligue a hacerlo pues mañana prometí salir con Meredith.

….

Xavier se levantó muy temprano y yo también lo hice, lo vi prepararse para salir lo cual me pareció extraño pues no me informo nada.

—Vendré por la tarde cariño, le estaré ayudando a mi padre con la empresa —informó, me acerque a el.

—Se supone que solo venias por tu padre ahora también trabajaras, si esto iba a ser así creo que mejor me hubiera quedado en casa haciéndome cargo de mi trabajo —le reclamé.

—Eres mi esposa y debes estar donde yo esté, no se porque te preocupas por tu trabajo cuando sabes que no lo necesitas —reprocho el.

—Porque siempre he trabajado para mi Xavier, desde que me conoces he trabajado, no tengo porque solo estar en casa esperando a que tu llegues —dije molesta.

—No quiero discutir contigo Anais, sabes que no me gusta, sal con Meredith y diviértete —saco una tarjeta de su bolsillo y me la entrego —toma si quieres algo cómpralo, vendré por la tarde, te amo hermosa —tome la tarjeta para no discutir, el sonrió, tomó mi rostro entre sus manos y me dio un beso suave.

Salió de la habitación y arroje la tarjeta a la cama, no me interesa su maldito dinero, ni siquiera me interesa estar en este país, solo quiero ir a casa, no estuviera aquí si no fuera por su padre. Me sentía molesta y ya no sabía a que se debía, así que solo decidí prepararme para salir con Mer, me puse in vestido rosa palo, es ajustado hasta la cintura y falda suelta, mi cabello lo sujete en una coleta dejando dos mechones sueltos a cada lado de mi cabeza, me coloque un poco de labial, unas sandalias pues necesitaba andar cómoda.

—Anais ¿estas lista? —preguntó Mer tocando a mi puerta.

—En un minuto salgo —respondí.

—Bien nos iremos después de desayunar —informó escuche sus pasos alejarse, arregle mi bolso, tenía un poco de dinero y decidí no tomar la tarjeta de Xavier, la guarde en uno de los cajones y salí de la habitación.

Durante el desayuno solo estuvo mi suegra, Rocío, Mer y yo, afortunadamente mi suegra no comentó nada. Al terminar me despedí de Rocio.

—Iremos a ver algunos lugares y luego al centro comercial —informo Mer tomando mi brazo —¿Dónde está este idiota? —preguntó observando afuera de la casa, el auto negro se estacionó en la entrada.

—¿Nos vamos? —preguntó Dorian desde el auto.

—Creí que aun no habías bajado —comentó Mer.

—¿Iremos con el? —pregunté.

—Oh, lo siento, Dorian decidió acompañarnos, no te preocupes la pasaremos bien, vamos —me jalo hasta el auto y yo no podía creer mi suerte. En todo el viaje evite mirar a Dorian.

Mer me llevo emocionada a conocer uno de los museos famosos, todo era una obra de arte en ese lugar, luego nos dirigimos al centro comercial como ella lo dijo.

—Mira Anais, ese vestido te quedaría hermoso, deberías probártelo —propuso.

—Oh, no claro que no yo solo estoy aquí para acompañarte —dije.

—Anda pruébatelo, quiero verte con el…

—Hazlo Anais —pidió Dorian, mi vista se dirigió a el, era la primera vez en todo el viaje que me dirigía la palabra.

—Esta bien —tome el vestido, entre a uno de los vestidores y me probé, la verdad es que si es hermoso, es en tono rojo, tiene una abertura en la pierna, me queda perfecto, se amolda a casa una de mis curvas es hermoso.

—¿Te quedó? ¿Podemos verte con el?—preguntó Mer. Respire hondo y salí del vestidor con mi vista hacia el piso.

—Te ves preciosa, en definitiva es para ti, nos lo llevamos —le dijo Mer a la vendedora, levanté mi vista fijándome en la mirada de Dorian, me observó de pies a cabeza, no sabía lo que estaba pensando, ya no lo conozco, no puedo saber que piensa con lo mirar sus ojos, pero su mirada me puso nerviosa.

—Mer, no es necesario —dije enfocándome en mi cuñada.

—Es un regalo de parte mía, tómalo o me sentiré mal, además ya lo pague —me dejo sorprendida pero no pude reprocharle más. La vendedora me entregó la bolsa con el vestido después de quitármelo, Mer llevaba muchas bolsas también —Creo que deberé de dejarlos, una amiga se encuentra aquí, y quiere verme, toma Dorian, llévame todo y me lo llevas a mi habitación te veré más tarde, adiós Anais.

—¿Crees que soy tu sirviente? —preguntó Dorian.

—No pero eres mi hermano, hasta luego—se comenzó a alejarse.

—Mer… no puedes …

—Tranquila Anais, Dorian te llevará a casa con bien —y mi suerte no podría mejorar ella se fue.

—Sube al auto —pidió Dorian.

—Si tienes algo que hacer, yo podría tomar un taxi, no es necesario que me lleves —dije tratando de no sonar nerviosa.

—Sube Anais ¿Acaso me temes? —preguntó.

Si, siento que eres un peligro para mi —pensé.

—Por supuesto que no —el me abrió la puerta de copiloto, subí al auto y luego el lo hizo, también, me sentía nerviosa, al estar solos y con el a pocos centímetros de distancia.

De un momento a otro el se parqueo cerca de un parque, guarde silencio esperando que el bajara o me explicara por que estábamos aquí.

—¿Quieres ir a comer algo?

—Quiero ir a casa —respondí.

—¿No te gusta mi compañía? —inquirió.

—No deberíamos estar aquí, llévame a casa —le pedí.

—Solo quiero que me respondas ¿Por qué te casaste con el? —mire por la ventana.

—No es asunto tuyo, llévame a casa —volví a pedir.

—No lo amas Anais, lo sé, y quiero saber las razones de tu matrimonio. ¿Por qué me dejaste a mi? —cuestionó.

—¿Que sabes tu de mis sentimientos? Si me case fue por amor, no por dinero como piensas tú —dije molesta —no te metas en mi vida Dorian, y no toques el pasado, porque si tanto te hubiera interesado tu me hubieras buscado.

—Fuiste tu quien corto conmigo. Quien debía buscarme eras tu —no respondí, no quería tocar ese tema —Si no te busque —continuo el —si no te busque fue porque se lo deje al destino, si en verdad eras para mi nuestros caminos volverían a unirse pero jamás pensé que al encontrarte, tu serias prohibida para mi, jamás creí que te encontraría casada con mi hermano….

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