9. Mi hermana

Anais

Me quedé toda la tarde en la habitación solo viendo mi celular, me encontraba aburrida, Meredith no estaba en casa, Xavier aun no llega, y no quiero salir y toparme con Dorian, espero que mi esposo no tenga que salir mucho estos días pues así no me quedo sola, aunque tendré a Rocio conmigo.

Por la ventana pude observar el coche de Xavier estacionarse y a la misma vez pude observar a Meredith entrar a la casa, salí de la habitación para ir a recibir a mi hermana, ella ya estaba saludando a Mer, tenía una hermosa sonrisa en su rostro en cuanto me vio se puso un poco seria.

—Cariño —mi esposo se acerca y deja un beso en mi mejilla —como te lo prometí aquí tienes a tu hermana.

—Anais, lamento mucho la forma en que me comporte contigo ¿puedes perdonarme? —pidió mi hermana.

—Claro que si, eres mi hermana y creo que es normal tener este tipo de discusiones —la verdad es que Rocio y yo siempre fuimos cercanas y casi nunca nos llevábamos más, pero creo que ahora cada quien tiene sus propios problemas —me alegra mucho que estés aquí —la abracé y ella correspondió a mi abrazo.

—Las veré pronto —dijo Meredith —Iré a mi habitación, bienvenida Rocio, espero te sientas bien aquí —note un poco seria Mer pero no le puse atención.

—Gracias, espero que podamos salir juntas —mencionó Rocio.

—Si claro, lo haremos, te veo después cuñadita —Mer dejo un beso en mi mejilla y se alejó.

Xavier me abrazó manteniendo una sonrisa en su rostro. —Pediré a una de las empleadas que prepare la habitación de tu hermana —informó, dejo un beso en mi frente y se alejó.

—Anais, esta casa es enorme y hermosa —dijo Rocio con una sonrisa —No entiendo porque no aceptas que Xavier te compre una así —mencionó.

—Porque no soy ambiciosa y no estoy con el por su dinero —respondí, ella sabe muy bien todo eso.

—Lo se, pero yo ni desaprovecharía la oportunidad de que mi marido me consintiera y menos con una casa así…

—¡Rocio, basta! A mi no me gustan esta clase de cosas —ella arqueo una ceja.

—A cualquier mujer le gustaría, bueno ¿Cómo estas aquí? Xavier… ¿te llevo a visitar algún lugar?...

—No aun no, estamos aquí por su padre no de vacaciones —ella asintió.

—Si pero al estar aquí, puedes disfrutar de Francia no es como que tu vayas a cuidar a tu suegro —comentó.

—Pues si me lo pidieran lo haría con gusto…

—Si, ya se tu eres una mujer de muy buen corazón —note un poco de ironía en su voz.

—Es así como mi padre y mi madre me enseñaron, debo…

—Ya, Anais, no me agrada escuchar las lecciones de vida que mi mamá nos daba, cada quien sabe que es lo bueno y lo malo, no creo que sea para tanto tampoco…

—Algo pasa contigo, tu no eres así Rocio, siento que a veces te desagrada mi presencia o lo que digo —ella sonrió y negó.

—Por supuesto que no, eres mi hermana y te quiero mucho, es simplemente que a veces no todos tenemos buenos días —mencionó.

—Listo, la habitación de Rocio esta lista, puedes ir a descansar si así quieres —mencionó mi esposo llegando a mi lado.

—Gracias Xavier, la verdad es que si necesito mucho descansar ¿me puedes mostrar mi habitación? —preguntó.

—La empleada te llevara —respondió amable —por favor lleva a la señorita a su habitación y ayúdala en lo necesite —le ordeno a una de las empleadas.

—Si señor, por acá señorita —la llamo.

—Nos vemos después, iré a descansar, necesito dormir mucho —se despido alejándose junto a la empleada.

—¿Te encuentras bien, cariño? —Xavier acarició mi rostro.

—Si, no te preocupes ¿podemos ir al jardín? Me sentí un poco aburrida al estar en la habitación sola —el sonrió, tomó mi mano y dejo un beso en ella.

—Debo ir con mi madre e informarle algunas cosas de la empresa, ve a la habitación y te buscaré para la cena, te amo Anais —tomó mi rostro y dejo un pequeño beso en mis labios. Se alejó en dirección al despacho de su padre, solté un suspiro y me dirigí a la habitación.

—Anais —escuche la voz de Mer —Ven, voy a ver a mi padre, estoy seguro que estará encantado de verte.

—No creo que… —ella se acercó y tomó mi brazo.

—No pongas excusas, llegaste aquí y aun no lo has visitado —me llevo hasta la habitación donde se encuentra su padre, entramos a la habitación —Papá mira… oh Dorian no sabía que estabas aquí —dijo en cuanto vio a Dorian hablando con su padre.

—En que otro lugar estaría en esta casa —le dijo.

—Creí que habías salido —comentó ella.

—Posiblemente lo haga más tarde —dijo Dorian con su mirada fija en mí.

No te pongas nerviosa Anais, no lo hagas— me repetía.

—Bueno mi pequeña ¿Acaso no venias a visitarme a mi? —le pregunto su padre, Mer se acerco a abrazarlo.

—Anais me acompañó —me señaló.

—Querida, solo Xavier ha venido a verme y tu… ¿Por qué no lo has hecho? —me pregunto y me acerque a saludarlo.

—No quería molestarlo —respondí —me da gusto verlo nuevamente.

—Claro que no me iba a molestar ver a mi nuera. ¿Para cuando los nietos querida? Esa noticia me haría levantarme de esta cama —dijo con una sonrisa.

—Eh… bueno por el momento no tendremos hijos —respondí sintiendo mis mejillas arder.

—Ustedes esperan que me muera o me haga mas viejo —su mirada se dirigió a Dorian —¿Tú no tienes alguna familia escondida? Créeme que eso me haría muy feliz —mi mirada se dirigió a el, quien también me observaba.

—No, papá. Pero espero pronto tener mi propia familia —evite su mirada, es algo que no debería afectarme, pero lo hace y no entiendo el porqué.

—Creo que me retiro, lo veré mañana, Xavier debe de estar buscándome —dije.

—Ve hija —dijo mi suegro.

—Te veré en la cena Anais — me dijo Mer, salí de esa habitación, solté el aire que no sabía tenía retenido, me dirigí a mi habitación. Me acerque al balcón y observé el atardecer, sus tonos naranjas, rosa suave, era hermoso, de pronto me encontré pensado en el. ¿Tendrá novia, prometida? Sea lo que sea no me interesa no debe de interesarme estoy aquí por mis propias decisiones. Debo dejar de pensar en el, dejo de torturarme con lo que un día fue.

Xavier llego por mi a la habitación, en la mesa ya se encontraba Mer, Rocío y mi suegra. Me senté al lado de mi esposo, ellas platicaban pero a Mer no se le veía muy emocionada.

—¡Vaya! Tenemos a las dos hermanitas en la mesa —comento mi suegra como siempre creyendo que no entiendo, sonreí e hice como si no escuchara.

—Anais ¿Mañana podríamos salir a dar un paseo? —preguntó Mer.

—Por supuesto ¿iras Rocio? —ella negó.

—Aunque este aquí debo cumplir con mis deberes —respondió Rocio.

—Buenas noches —la voz grave de Dorian se escucho por todo el lugar.

—Otro mas en la mesa —comento su madre.

—Aunque te desagrade así es mamá —dijo Dorian tomando asiento al lado de Mer —Vaya tenemos compañía —comentó, Rocio se había quedado muda al ver a Dorian.

—Ella es Rocio, la hermana de Anais, estará aquí por unos días también —comentó Mer.

—Hermana —comentó el —Que sorpresa —dijo con una sonrisa.

—Así es, ella es mi hermana Rocio —le dije.

—Hay personas que no tienen vergüenza —comentó, no entendí su comentario, pero todos guardaron silencio, mi esposo evitaba mirar a su hermano, seguimos cenando.

—Rocio… ¿Estás bien? —pregunté al ver que mi hermana no comía.

—No, me siento un poco mal, creo que la comida me cayo mal, con permiso —cubrió su boca con su mano y se dirigió a su habitación. Dorian mantenía su vista fija en Xavier, comienzo a cuestionarme, ¿si Xavier sabe lo que hubo entre nosotros? pero no lo creo, eso no sería posible, la tensión entre ellos se debe a algo más…

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