Anais
Me quedé toda la tarde en la habitación solo viendo mi celular, me encontraba aburrida, Meredith no estaba en casa, Xavier aun no llega, y no quiero salir y toparme con Dorian, espero que mi esposo no tenga que salir mucho estos días pues así no me quedo sola, aunque tendré a Rocio conmigo. Por la ventana pude observar el coche de Xavier estacionarse y a la misma vez pude observar a Meredith entrar a la casa, salí de la habitación para ir a recibir a mi hermana, ella ya estaba saludando a Mer, tenía una hermosa sonrisa en su rostro en cuanto me vio se puso un poco seria. —Cariño —mi esposo se acerca y deja un beso en mi mejilla —como te lo prometí aquí tienes a tu hermana. —Anais, lamento mucho la forma en que me comporte contigo ¿puedes perdonarme? —pidió mi hermana. —Claro que si, eres mi hermana y creo que es normal tener este tipo de discusiones —la verdad es que Rocio y yo siempre fuimos cercanas y casi nunca nos llevábamos más, pero creo que ahora cada quien tiene sus propios problemas —me alegra mucho que estés aquí —la abracé y ella correspondió a mi abrazo. —Las veré pronto —dijo Meredith —Iré a mi habitación, bienvenida Rocio, espero te sientas bien aquí —note un poco seria Mer pero no le puse atención. —Gracias, espero que podamos salir juntas —mencionó Rocio. —Si claro, lo haremos, te veo después cuñadita —Mer dejo un beso en mi mejilla y se alejó. Xavier me abrazó manteniendo una sonrisa en su rostro. —Pediré a una de las empleadas que prepare la habitación de tu hermana —informó, dejo un beso en mi frente y se alejó. —Anais, esta casa es enorme y hermosa —dijo Rocio con una sonrisa —No entiendo porque no aceptas que Xavier te compre una así —mencionó. —Porque no soy ambiciosa y no estoy con el por su dinero —respondí, ella sabe muy bien todo eso. —Lo se, pero yo ni desaprovecharía la oportunidad de que mi marido me consintiera y menos con una casa así… —¡Rocio, basta! A mi no me gustan esta clase de cosas —ella arqueo una ceja. —A cualquier mujer le gustaría, bueno ¿Cómo estas aquí? Xavier… ¿te llevo a visitar algún lugar?... —No aun no, estamos aquí por su padre no de vacaciones —ella asintió. —Si pero al estar aquí, puedes disfrutar de Francia no es como que tu vayas a cuidar a tu suegro —comentó. —Pues si me lo pidieran lo haría con gusto… —Si, ya se tu eres una mujer de muy buen corazón —note un poco de ironía en su voz. —Es así como mi padre y mi madre me enseñaron, debo… —Ya, Anais, no me agrada escuchar las lecciones de vida que mi mamá nos daba, cada quien sabe que es lo bueno y lo malo, no creo que sea para tanto tampoco… —Algo pasa contigo, tu no eres así Rocio, siento que a veces te desagrada mi presencia o lo que digo —ella sonrió y negó. —Por supuesto que no, eres mi hermana y te quiero mucho, es simplemente que a veces no todos tenemos buenos días —mencionó. —Listo, la habitación de Rocio esta lista, puedes ir a descansar si así quieres —mencionó mi esposo llegando a mi lado. —Gracias Xavier, la verdad es que si necesito mucho descansar ¿me puedes mostrar mi habitación? —preguntó. —La empleada te llevara —respondió amable —por favor lleva a la señorita a su habitación y ayúdala en lo necesite —le ordeno a una de las empleadas. —Si señor, por acá señorita —la llamo. —Nos vemos después, iré a descansar, necesito dormir mucho —se despido alejándose junto a la empleada. —¿Te encuentras bien, cariño? —Xavier acarició mi rostro. —Si, no te preocupes ¿podemos ir al jardín? Me sentí un poco aburrida al estar en la habitación sola —el sonrió, tomó mi mano y dejo un beso en ella. —Debo ir con mi madre e informarle algunas cosas de la empresa, ve a la habitación y te buscaré para la cena, te amo Anais —tomó mi rostro y dejo un pequeño beso en mis labios. Se alejó en dirección al despacho de su padre, solté un suspiro y me dirigí a la habitación. —Anais —escuche la voz de Mer —Ven, voy a ver a mi padre, estoy seguro que estará encantado de verte. —No creo que… —ella se acercó y tomó mi brazo. —No pongas excusas, llegaste aquí y aun no lo has visitado —me llevo hasta la habitación donde se encuentra su padre, entramos a la habitación —Papá mira… oh Dorian no sabía que estabas aquí —dijo en cuanto vio a Dorian hablando con su padre. —En que otro lugar estaría en esta casa —le dijo. —Creí que habías salido —comentó ella. —Posiblemente lo haga más tarde —dijo Dorian con su mirada fija en mí. No te pongas nerviosa Anais, no lo hagas— me repetía. —Bueno mi pequeña ¿Acaso no venias a visitarme a mi? —le pregunto su padre, Mer se acerco a abrazarlo. —Anais me acompañó —me señaló. —Querida, solo Xavier ha venido a verme y tu… ¿Por qué no lo has hecho? —me pregunto y me acerque a saludarlo. —No quería molestarlo —respondí —me da gusto verlo nuevamente. —Claro que no me iba a molestar ver a mi nuera. ¿Para cuando los nietos querida? Esa noticia me haría levantarme de esta cama —dijo con una sonrisa. —Eh… bueno por el momento no tendremos hijos —respondí sintiendo mis mejillas arder. —Ustedes esperan que me muera o me haga mas viejo —su mirada se dirigió a Dorian —¿Tú no tienes alguna familia escondida? Créeme que eso me haría muy feliz —mi mirada se dirigió a el, quien también me observaba. —No, papá. Pero espero pronto tener mi propia familia —evite su mirada, es algo que no debería afectarme, pero lo hace y no entiendo el porqué. —Creo que me retiro, lo veré mañana, Xavier debe de estar buscándome —dije. —Ve hija —dijo mi suegro. —Te veré en la cena Anais — me dijo Mer, salí de esa habitación, solté el aire que no sabía tenía retenido, me dirigí a mi habitación. Me acerque al balcón y observé el atardecer, sus tonos naranjas, rosa suave, era hermoso, de pronto me encontré pensado en el. ¿Tendrá novia, prometida? Sea lo que sea no me interesa no debe de interesarme estoy aquí por mis propias decisiones. Debo dejar de pensar en el, dejo de torturarme con lo que un día fue. Xavier llego por mi a la habitación, en la mesa ya se encontraba Mer, Rocío y mi suegra. Me senté al lado de mi esposo, ellas platicaban pero a Mer no se le veía muy emocionada. —¡Vaya! Tenemos a las dos hermanitas en la mesa —comento mi suegra como siempre creyendo que no entiendo, sonreí e hice como si no escuchara. —Anais ¿Mañana podríamos salir a dar un paseo? —preguntó Mer. —Por supuesto ¿iras Rocio? —ella negó. —Aunque este aquí debo cumplir con mis deberes —respondió Rocio. —Buenas noches —la voz grave de Dorian se escucho por todo el lugar. —Otro mas en la mesa —comento su madre. —Aunque te desagrade así es mamá —dijo Dorian tomando asiento al lado de Mer —Vaya tenemos compañía —comentó, Rocio se había quedado muda al ver a Dorian. —Ella es Rocio, la hermana de Anais, estará aquí por unos días también —comentó Mer. —Hermana —comentó el —Que sorpresa —dijo con una sonrisa. —Así es, ella es mi hermana Rocio —le dije. —Hay personas que no tienen vergüenza —comentó, no entendí su comentario, pero todos guardaron silencio, mi esposo evitaba mirar a su hermano, seguimos cenando. —Rocio… ¿Estás bien? —pregunté al ver que mi hermana no comía. —No, me siento un poco mal, creo que la comida me cayo mal, con permiso —cubrió su boca con su mano y se dirigió a su habitación. Dorian mantenía su vista fija en Xavier, comienzo a cuestionarme, ¿si Xavier sabe lo que hubo entre nosotros? pero no lo creo, eso no sería posible, la tensión entre ellos se debe a algo más…Anais Después de la cena Xavier dijo que iría a ver su a padre, así que me dirigí a la habitación de Rocio toque dos veces su puerta y al no tener respuesta entre, ella no estaba en su cama, pero en ese momento la vi salir del baño limpiando su rostro con una pequeña toalla. —¿Qué haces aquí? —preguntó. —Quise comprobar si te encontrabas bien, me quedé un poco preocupada por ti —respondí, ella avanzo hasta llegar a su cama y se tiro en ella. —Si lo siento, me sentí un poco mal, quizás fue la comida pero no te preocupes estoy bien —dijo —¿Conocías al hermano de Xavier?. —No, lo conocí al llegar aquí —me senté al borde de su cama. —No sabia que su hermano estaría aquí —mencionó ella. —Yo tampoco al parecer su padre le pidió que viniera, sabes que Xavier comentó que se mantenía alejado de la familia —ella asintió. —Si es verdad, bueno aun me siento un poco cansada por el viaje, te veo mañana Anais. —Claro, descansa te veo mañana —me despedí y salí de su habitación, al salir me e
Anais Las palabras de Dorian parecían estar acompañadas de un rastro de dolor un dolor que yo también sentía en mi pecho, lo pasado era una herida que no había cerrado, pero como el mismo dice, yo ahora soy prohibida, soy la esposa de su hermano y lo mejor que puedo hacer es guardar distancia con el. —Entonces yo no era para ti Dorian, el que hoy estemos aquí tan cerca es para dejarte claro que es algo que nunca será, no estamos destinados —dije sin verle. —Anais — tomó mi mano, sentí esa corriente qué solo el lograba provocar en mi, esa calidez abrazadora, el destino era tan cruel a veces —¿En verdad eres feliz con Xavier? —preguntó.—Lo soy —respondí con firmeza y una seguridad que no sentía.—Dímelo mirándome a los ojos, dime que lo amas, dime que te hace feliz en verdad, dime que te olvidaste de mi —pidió, parecía algo tan simple pero para mi era imposible, pues no he podido olvidarlo a pesar de los años, el sigue en mi corazón.—Lo amo, soy feliz, te olvide por completo Dorian
Anais Decidí quedarme en mi habitación el resto del día, guarde el vestido qué Meredith me dio. Dejarme a solas con Dorian no fue buena idea y lo mejor será que nunca más vuelva a estar a solar con el, espero y pronto podamos volver a nuestro hogar y seguir con mi vida como lo he hecho todo este tiempo. Quise ir a la habitación de Rocio pero no quería salir y toparme con Dorian así que esperaría a que Xavier llegara, siento que la forma de comportarme no es la mejor, de una u otra manera siento que le estoy fallando a mi esposo pero es que Dorian esta descontrolando todo dentro de mi, su sola presencia me hace temblar, no quiero darle el poder de verme así y que lo disfrute, siento que es lo que hace solo quiere provocarme y trae cosas del pasado, cuando el pasado debe quedar en el olvido es lo mejor, siento que Dorian oculta y sus razones para acercarse a mi tampoco me gustan. Dejo todo al destino, si claro, si el se fue más que feliz con Mónica, si así es, yo fui a aquel aeropuer
Anais Lo que sucedió durante la cena había quedado rondando en mi cabeza, Dorian sabe muy bien que entiendo el idioma el es quien me enseñó muchas cosas, pero Xavier no lo sabe, la razón por la que nunca le dije nada es porque no quería que advirtiera a su madre sobre eso, aunque se que aunque ella supiera que se Francés siempre hablaría así de mi. Xavier nunca me ha defendido de su madre siempre se queda en silencio y la reacción de Dorian me sorprendió mucho, internamente le agradecía por eso, pero quien debía pedir respeto por mi persona no era nadie más que mi esposo. —Maldito desgraciado ¿Quién se cree que es para hablarme de esa forma —Xavier entro furioso a la habitación. —Tú hermano —respondí, me encontraba en el tocador cepillando mi cabello, sentí la mirada de mi esposo sobre mi pero seguí cepillando mi cabello. —¿Qué has dicho? —preguntó furioso, en un par de pasos el ya estaba cerca de mi. —Dije que es tu hermano y mayor por eso te habla así. ¿Qué fue lo que dijo tu m
Anais La cercanía de Dorian me hacía ver que yo no era tan fuerte como lo creía, aunque mi mente gritara que estaba mal, mi corazón me decía que era lo que él deseaba. Dorian me pedía un beso y aunque yo lo anhelara también no era correcto, tenía temor de faltar a mi matrimonio, pero… ¿De donde saco fuerzas para alejarlo?. —Nena por favor —pidió —Dime que si, déjame probar tus labios nuevamente solo lo haré si tu lo quieres, yo se que lo deseas pero necesito escucharlo de tus labios —susurraba cerca de mis labios. —Dorian, no hagas esto —le pedí aun con mis ojos cerrados, sus dedos se movían ligeramente en mi cintura produciendo un cosquilleo en esa zona, me hacía querer sentir más su toque. —Lo siento hermosa, pero lo necesito, desde que volví a verte solo tengo esta necesidad de ti —una de sus manos subió para acariciar mi mejilla —Bésame, Anais, bésame por favor, bésame para sentirte como antes, quítame estos malditos celos con un beso, déjame claro que me perteneces, yo lo sé
Anais Regrese a la cama, no podía dejar de pensar en el beso de Dorian, estaba siendo tan difícil conciliar el sueño, miraba a mi esposo a mi lado durmiendo tan tranquilo ajeno a todos mis pensamientos, si el supiera que su esposa fue capaz de besar a otro hombre estoy segura que le dolería, el me quiere, a su manera pero lo hace, aunque a veces me decepciona su actitud cuando esta con su madre pero también así lo quiero. Al menos eso creo, en este momento me siento tan confundida. Después de pensar tanto por fin el sueño llega a mi…Sentía sus besos mojados en mis muslos, sus manos me acariciaban con posesividad, una corriente recorría mi cuerpo, quiero más, necesito más de su toque, sus besos suben hasta mi vientre, besa con tanta delicadeza haciéndome soltar un gemido, abre mis piernas levanta su vista y ahí estaba ese par de ojos qué me invitan a perderme en el placer que solo el puede provocarme, su mirada es una clara advertencia de lo que está a punto de pasar, mi delirio por
Dorian Ella me miró con una sonrisa ¿Acaso ella no tenía vergüenza? Esta mujer está loca, es lo que veo en sus ojos. —No soy su amante —dijo sonriente —ya te dije, malinterpretaste todo —presione mi agarre en su brazo. —Se lo que vi, no seas hipócrita Rocio, ten un poco de respeto por tu hermana, ella no te haría daño a ti —dije furioso, ella me miró con curiosidad. —¿Por qué hablas como si la conocieras? No te metas en lo que no te incumbe… —Ella no se merece lo que ustedes le hacen… —No hacemos nada —dijo furiosa —así que no se te ocurra decir nada. —A mi no me hables así, no me conoces, ella se va a enterar de una u otra forma, no mereces a tu hermana así como Xavier tampoco la merece como mujer, cuida lo que haces —le advertí y me dirigí al comedor donde ya deben estar todos reunidos. Hace meses viaje y en uno de esos viaje visite un centro comercial, en ese lugar vi a Xavier acompañado de Rocio, ella iba tomada de su brazo sonreía al lado de el, esa no es una relación de
Si crees que amarte es un pecado entonces yo abrazare mi condena con una sonrisa. No temeré a las llamas del infierno, cada chispa ardiente de ese fuego sobre mi piel será un recordatorio de lo mucho que te adoro. Preferiré mil veces arder en el fuego eterno, vivir en ese lago de fuego para siempre será un placer, cada agonía, cada quemadura valdrá la pena si me dejas amarte como quiero. Mi amor por ti es tan profundo y feroz que ni el infierno podrá apagarlo. Ven decide vivir este amor junto a mi, toma mi mano yo recibiré cada quemadura por ti, permiteme amarte como mereces. Que los demonios me esperen, por que mi amor por ti es un fuego que arde, mucho más que cualquier infierno. Mi amor solo tu podrías apagar este fuego. Déjame adorarte toda una vida... *********************************************** Capítulo 1 —Lo amo Caminar por este jardín era como ir a pasear en un parque, admiraba la belleza de cada flor. Sonreí observando el cielo que este día lucia hermoso, su colo