Anais
Xavier fue por mi para cenar como lo dijo, tomó mi mano y ambos llegamos así, su madres observó nuestras manos entrelazas y luego le sonrió a Xavier. —Toma asiento hijo, estábamos punto de iniciar la cena —le dijo ella siempre hablando en francés, evite rodar los ojos y me senté junto a mi esposo. —Dorian… ¿no bajara a cenar? —preguntó Mer, su pregunta capto mi atención pero evite parecer interesada. —No —respondió su madre cortante. —Ya sabes como es el Meredith, le gusta hacerse el interesante nunca le ha gustado compartir tiempo en familia —dijo mi esposo, Mer lo observo molesta. —Cállate Xavier, yo no recuerdo que Dorian sea así —lo defendió ella. —Ni siquiera lo conoces tanto como yo, lleva muchos años lejos de la familia tu ni siquiera eras mayo de edad cuando el se fue de aquí —se exalto un poco mi esposo. —Meredith, respeta la hora de la cena y respeta a tu hermano por favor —le pidió su madre, Mer la miró molesta pero no reprocho nada. —Lo bueno es que se irá mañana —comentó mi esposo. Empezamos a cenar, mi suegra le decía algunas cosas a mi esposo. —Por cierto Mer, Rocío viaja mañana —le informe, ella sonrió. —¿En verdad? Por lo menos ya tendré más compañía —de repente Dorian apareció en el lugar, su mirada estaba fija en mí esposo, luego miro a su madre. —¿Por qué interrumpes la cena? —preguntó Xavier. —Soy de la familia, se me apeteció venir a cenar ¿Acaso no puedo? Hace años no los veo y es así como soy recibido. —Siéntate Dorian pediré a la empleada que te sirva la cena —Meredith dijo atenta. —No te preocupes hermanita, creo que mejor saldré un momento, solo pasaba por aquí, escuche sus voces —me dirigió una mirada fugaz y luego sonrió viendo a mi esposo —Además podré disfrutar más tiempo con ustedes —sonrió de lado —me quedaré algunos días —informó. Vi como los músculos de Xavier se tensaron, los dos se veían fijamente era como una lucha de miradas y no entendía porque hacían eso. —¿Por qué? Dijiste que te irías mañana —dijo Xavier. —¿Te molesta? Mi padre me pidió que me quedara por algunos días, ya sabes he pasado mucho tiempo alejado de la familia —comentó Dorian. —Que bueno, espero que te dediques a tus asuntos aunque estés en este lugar —el tomo de voz de Xavier, era de advertencia, yo no podía apartar mi mirada de Dorian, el sonrió con ironía. —No te preocupes hermano, no estoy interesado en otras cosas más que mi vida, con permiso —dicho esto el salió del lugar, la tensión entre Xavier y Dorian era evidente. Para mi Dorian siempre un hombre bueno, no entendía por que Xavier se comportaba así con el, que fue lo que llevo a Dorian a alejarse de su familia, cuando yo lo conocí era un hombre que luchaba por salir adelante solo, estuvimos mucho tiempo juntos y el tema de su familia siempre fue sensible para el, no sabía quien tenía celos de quien pero evidentemente muchas cosas habían sucedido entre los hermanos pues ellos al parecer tienen un tipo de enemistad. —¿Estas bien cariño? —preguntó mi esposo tomando mi mano, no me di cuenta y me había concentrado en mis pensamientos. —Eh… si lo siento me distraje —le sonreí, quisiera retirarme de la mesa en este momento pero no quería que fuera evidente, lo que ver a Dorian me provocaba. Seguimos cenando mientras Xavier y su madre hablaban, me quedé en silencio después de que Dorian se fueron y Mer igual. Después de cenar nos dirigimos a nuestra habitación, de mi mente no salía Dorian, para mi el había cambiado mucho, su expresión ahora era más fría, cada uno de los recuerdos hermoso que había guardado de nuestra pasada relación comenzaban a salir, es como si en mi mente tuviera un baúl y poco a poco se fueran liberando uno a uno los recuerdos qué ahí adentro habían. Xavier quedo dormido a mi lado y yo por más que lo intentaba no podía, al cerrar mis ojos, solo veía los de el, sus sonrisas, aquellos momentos compartidos. «No, Dios mi mente no puede ser tan traicionare, mi esposo está aquí a mi lado» De pronto me halle pensando en aquella primera vez que tuve con Dorian, su cuerpo estaba muy trabajado recuerdo como los cuadros se marcaban en su abdomen, recuerdo como sus brazos me tomaban con fuerza, sus besos. «No, no, Anais saca eso de tu mente» Es seguro que si mi madre supiera esto y aun estuviera viva, me enviaría a confesarme. Estoy haciendo mal, estoy haciendo muy mal. Dorian estará aquí por muchos días. Cerré mis ojos finalmente luchando contra aquellos pensamientos que no me traerían nada bueno. …. —Vendré en un par de horas, cariño, si necesitas algo habla con Meredith, después de resolver unos asuntos iré a recoger a tu hermana —me informo Xavier acercándose a mí, me toma por la cintura —no quisiera dejarte sola pero mi padre me pidió resolver eso, si no créeme que juntos hubiéramos ido por Rocio, pero dentro de unas horas la tendrás aquí —dejo un casto beso en mis labios y sonrió. —No te preocupes, yo esperare aquí, espero que todo salga bien, y puedas resolver todo —le dije, el acarició mi mejilla. —Si cariño, será algo rápido, hasta pronto —salió de la habitación, solté un suspiro. Anoche me había sido casi imposible dormir, desperté ansiosa por bajar a desayunar y verlo a el, pero no llego a desayunas, Mer dijo que había llegado muy tarde anoche y que aun permanecía dormido, era seguro que se había ido de fiesta y por eso había llegado muy tarde y cansado. Me miré en el espejo una última vez, opte por usar un vestido celeste, ajustado hasta la cintura y de falda suelta, unas sandalia sin tacón y decidí ir a dar un paseo por el enorme jardín, Mer también había salido una de sus amigas la había invitado a almorzar así que al final me quedé completamente sola, pues estar con mi suegra en casa era como no estar con nadie. Caminar por este jardín era como iir a pasear en un parque, admiraba la belleza de cada flor. Sonreí observando el cielo que este día lucia hermoso, su color era como el de mi vestido y sonreí por eso. —Regalando sonrisas al viento, hay cosas que no cambian ¿verdad? —escuché su voz ronca tras de mí, sentí un escalofrío sobre mi espalda desnuda, era un día soleado así que use un vestido de tirantes y espalda descubierta, mi corazón comenzó a latir acelerado golpeando mi pecho, seguí de espaldas, no quería girarme y verlo, pero a la misma vez quería que sus ojos se clavaran en mi aunque sea una vez mas, el miedo de lo que pudieran provocar en mi al verlos fijamente era lo que me aterraba—¿Cómo has estado, Anais? Ah, pero que pregunta tan tonta, es evidente que muy bien y felizmente casada ¿no?...Anais Apreté mi mano en puño sujetando mi vestido, mi respiración errática, lo vi por el rabillo del ojo pararse a mi lado, sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón, levantó su rostro observando el cielo, es entonces que me giré para poder verlo mejor, estoy tratando de que no note lo nerviosa que me pone su presencia y más el tenerlo así tan cerca de mí, incluso puedo sentir el aroma de su perfume varonil, esta recién duchado y su aroma comienza a hacer estragos en mi interior. —Hola Dorian, exactamente así como lo dices estoy felizmente casada —respondí con firmeza, guardando tantas emociones en mi interior, el giro su rostro y bajo su mirada hasta a mi, era eso lo que desee desde que lo vi, desee que volviera clavar sus ojos en mi. Lo vi sonreír con incredulidad. —Si es lo que dices, pero no creo que mi hermano en verdad te haga tan feliz —comentó aun sonriendo. —Aunque no lo creas es así —el dio un par de pasos logrando acercarse mucho más a mí —Por lo que veo a ti te
Anais Me quedé toda la tarde en la habitación solo viendo mi celular, me encontraba aburrida, Meredith no estaba en casa, Xavier aun no llega, y no quiero salir y toparme con Dorian, espero que mi esposo no tenga que salir mucho estos días pues así no me quedo sola, aunque tendré a Rocio conmigo. Por la ventana pude observar el coche de Xavier estacionarse y a la misma vez pude observar a Meredith entrar a la casa, salí de la habitación para ir a recibir a mi hermana, ella ya estaba saludando a Mer, tenía una hermosa sonrisa en su rostro en cuanto me vio se puso un poco seria. —Cariño —mi esposo se acerca y deja un beso en mi mejilla —como te lo prometí aquí tienes a tu hermana. —Anais, lamento mucho la forma en que me comporte contigo ¿puedes perdonarme? —pidió mi hermana. —Claro que si, eres mi hermana y creo que es normal tener este tipo de discusiones —la verdad es que Rocio y yo siempre fuimos cercanas y casi nunca nos llevábamos más, pero creo que ahora cada quien tiene sus
Anais Después de la cena Xavier dijo que iría a ver su a padre, así que me dirigí a la habitación de Rocio toque dos veces su puerta y al no tener respuesta entre, ella no estaba en su cama, pero en ese momento la vi salir del baño limpiando su rostro con una pequeña toalla. —¿Qué haces aquí? —preguntó. —Quise comprobar si te encontrabas bien, me quedé un poco preocupada por ti —respondí, ella avanzo hasta llegar a su cama y se tiro en ella. —Si lo siento, me sentí un poco mal, quizás fue la comida pero no te preocupes estoy bien —dijo —¿Conocías al hermano de Xavier?. —No, lo conocí al llegar aquí —me senté al borde de su cama. —No sabia que su hermano estaría aquí —mencionó ella. —Yo tampoco al parecer su padre le pidió que viniera, sabes que Xavier comentó que se mantenía alejado de la familia —ella asintió. —Si es verdad, bueno aun me siento un poco cansada por el viaje, te veo mañana Anais. —Claro, descansa te veo mañana —me despedí y salí de su habitación, al salir me e
Anais Las palabras de Dorian parecían estar acompañadas de un rastro de dolor un dolor que yo también sentía en mi pecho, lo pasado era una herida que no había cerrado, pero como el mismo dice, yo ahora soy prohibida, soy la esposa de su hermano y lo mejor que puedo hacer es guardar distancia con el. —Entonces yo no era para ti Dorian, el que hoy estemos aquí tan cerca es para dejarte claro que es algo que nunca será, no estamos destinados —dije sin verle. —Anais — tomó mi mano, sentí esa corriente qué solo el lograba provocar en mi, esa calidez abrazadora, el destino era tan cruel a veces —¿En verdad eres feliz con Xavier? —preguntó.—Lo soy —respondí con firmeza y una seguridad que no sentía.—Dímelo mirándome a los ojos, dime que lo amas, dime que te hace feliz en verdad, dime que te olvidaste de mi —pidió, parecía algo tan simple pero para mi era imposible, pues no he podido olvidarlo a pesar de los años, el sigue en mi corazón.—Lo amo, soy feliz, te olvide por completo Dorian
Anais Decidí quedarme en mi habitación el resto del día, guarde el vestido qué Meredith me dio. Dejarme a solas con Dorian no fue buena idea y lo mejor será que nunca más vuelva a estar a solar con el, espero y pronto podamos volver a nuestro hogar y seguir con mi vida como lo he hecho todo este tiempo. Quise ir a la habitación de Rocio pero no quería salir y toparme con Dorian así que esperaría a que Xavier llegara, siento que la forma de comportarme no es la mejor, de una u otra manera siento que le estoy fallando a mi esposo pero es que Dorian esta descontrolando todo dentro de mi, su sola presencia me hace temblar, no quiero darle el poder de verme así y que lo disfrute, siento que es lo que hace solo quiere provocarme y trae cosas del pasado, cuando el pasado debe quedar en el olvido es lo mejor, siento que Dorian oculta y sus razones para acercarse a mi tampoco me gustan. Dejo todo al destino, si claro, si el se fue más que feliz con Mónica, si así es, yo fui a aquel aeropuer
Anais Lo que sucedió durante la cena había quedado rondando en mi cabeza, Dorian sabe muy bien que entiendo el idioma el es quien me enseñó muchas cosas, pero Xavier no lo sabe, la razón por la que nunca le dije nada es porque no quería que advirtiera a su madre sobre eso, aunque se que aunque ella supiera que se Francés siempre hablaría así de mi. Xavier nunca me ha defendido de su madre siempre se queda en silencio y la reacción de Dorian me sorprendió mucho, internamente le agradecía por eso, pero quien debía pedir respeto por mi persona no era nadie más que mi esposo. —Maldito desgraciado ¿Quién se cree que es para hablarme de esa forma —Xavier entro furioso a la habitación. —Tú hermano —respondí, me encontraba en el tocador cepillando mi cabello, sentí la mirada de mi esposo sobre mi pero seguí cepillando mi cabello. —¿Qué has dicho? —preguntó furioso, en un par de pasos el ya estaba cerca de mi. —Dije que es tu hermano y mayor por eso te habla así. ¿Qué fue lo que dijo tu m
Anais La cercanía de Dorian me hacía ver que yo no era tan fuerte como lo creía, aunque mi mente gritara que estaba mal, mi corazón me decía que era lo que él deseaba. Dorian me pedía un beso y aunque yo lo anhelara también no era correcto, tenía temor de faltar a mi matrimonio, pero… ¿De donde saco fuerzas para alejarlo?. —Nena por favor —pidió —Dime que si, déjame probar tus labios nuevamente solo lo haré si tu lo quieres, yo se que lo deseas pero necesito escucharlo de tus labios —susurraba cerca de mis labios. —Dorian, no hagas esto —le pedí aun con mis ojos cerrados, sus dedos se movían ligeramente en mi cintura produciendo un cosquilleo en esa zona, me hacía querer sentir más su toque. —Lo siento hermosa, pero lo necesito, desde que volví a verte solo tengo esta necesidad de ti —una de sus manos subió para acariciar mi mejilla —Bésame, Anais, bésame por favor, bésame para sentirte como antes, quítame estos malditos celos con un beso, déjame claro que me perteneces, yo lo sé
Anais Regrese a la cama, no podía dejar de pensar en el beso de Dorian, estaba siendo tan difícil conciliar el sueño, miraba a mi esposo a mi lado durmiendo tan tranquilo ajeno a todos mis pensamientos, si el supiera que su esposa fue capaz de besar a otro hombre estoy segura que le dolería, el me quiere, a su manera pero lo hace, aunque a veces me decepciona su actitud cuando esta con su madre pero también así lo quiero. Al menos eso creo, en este momento me siento tan confundida. Después de pensar tanto por fin el sueño llega a mi…Sentía sus besos mojados en mis muslos, sus manos me acariciaban con posesividad, una corriente recorría mi cuerpo, quiero más, necesito más de su toque, sus besos suben hasta mi vientre, besa con tanta delicadeza haciéndome soltar un gemido, abre mis piernas levanta su vista y ahí estaba ese par de ojos qué me invitan a perderme en el placer que solo el puede provocarme, su mirada es una clara advertencia de lo que está a punto de pasar, mi delirio por