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5. Su hermano, mi cuñado

Anais

Bajamos a desayunar un poco tarde su madre nos dirigía una mirada reprobatoria a la que ni Xavier ni yo pusimos atención, si yo estaba en este lugar es porque es mi deber como esposa. Después de desayunar mi esposo se marchó junto a su madre y ver a su padre, su madre dijo que tenían que hablar cosas muy importantes sobre la empresa.

Meredith me acompaña durante el resto del día, me pregunta por mi hermana ya que ellas compartieron un poco durante la boda.

—¿Aún no has visto a papá? —me pregunto.

—No, Xavier me dijo que lo vería esta tarde. Tu madre dice que se la pasa dormido la mayor parte del tiempo —ella negó.

—Mi papá si necesita reposo, pero el no quiere permanecer en esa cama, si hay días en los que esta cansado y duerme la gran parte del día pero también hay días mejores para el, a veces sale a caminar por el jardín y respirar aire fresco —informa —se que le agradará verte, si quieres te llevo con el —se ofreció.

—Oh no, no te preocupes iré con Xavier, estaremos muchos días por aquí así que lo podré ver pronto —dije, mi corazón seguía latiendo con ese ritmo anormal en mi, empezaba a preocuparme.

El timbre sonó, mientras seguía hablando con Meredith, nos encontrábamos en la sala, ella estaba sentada en un sofá frente a mi, ella me decía que podríamos salir a dar un paseo y conocer un poco más de Francia. Por un momento ella quedo en silencio dirigiendo su mirada detrás de mi, una enorme sonrisa se dibujó en sus labios, se levantó de su asiento y corrió.

—¡Dorian! —grito emocionada.

—Hermanita —se escucho una voz ronca, mi cuerpo comenzó a temblar.

Esa voz se parece a la de… no, no debo estar equivocada, y ese nombre solo debe ser una coincidencia.

—Te extrañe mucho. ¿Por qué no vienes a visitarme? Ni siquiera me llamas —escuche su voz quejándose, por una extraña razón me negaba a girarme y ver a aquella persona.

—Lo siento mucho, Mer. Fue muy complicado todo — respondió el hombre, mi corazón comenzó a golpear mi pecho, movía mis manos sobre mis piernas nerviosa. El ritmo de mi corazón aumento.

—Ven, cuéntame un poco de tu vida — Escuché sus pasos detrás de mi, mi vista se dirigía al piso, en un instante Meredith y el estaban frente a mí, pero lo único que yo podía ver eran sus zapatos —Anais —me llamo Mer y levanté mi vista poco a poco y entonces quede paralizada, el hombre frente a mí, es aquel que invade mi mente y que se niega a salir de mi cabeza, Mer tomaba su brazo y sonreía —El es mi hermano Dorian —lo presento ella —Dorian ellas es Anais, la esposa de Xavier.

Su mirada cayó sobre mi, esos bellos ojos que fueron capaz de provocar grandes tormentas en mi, en mi interior, esos ojos que jamás olvide, su mirada que solía tener ese aire de rudeza y a la vez ternura, ahora solo es una mirada fría al menos así es la que me dirige a mi.

El mundo comenzaba a caer para mi, tantos años desee que nuestros caminos volvieran a cruzarse y nunca pasó, tanto tiempo pedí que el volviera y no lo hizo. El sonrió levemente extendió su mano, observé su mano y luego su rostro. Sentí mis ojos arder, yo quería abrazarlo y decirle lo feliz que estaba por volver a verlo.

—Un gusto conocerla señora Leroy — se acerco hasta quedar frente a mi, busque sus ojos, fingirá que no nos conocemos ¿así será? Aunque creo que es lo mejor debido a la situación.

—Un gusto Dorian —me puse de pie y tome su mano, su toque envió una corriente eléctrica por todo mi cuerpo, no podía creer que el fuera hermano de Xavier, jamás imagine eso. Cuanta razón hay en aquella frase “que pequeño es el mundo” pues yo lo estaba comprobando en este momento, el mundo es tan pequeño pero no me imagine que tanto. El presionó un poco su agarre en mi mano, nuestras miradas quedaron conectadas, su pulgar se movió acariciando mi mano.

—Cariño aquí estas —escuché la voz de Xavier, inmediatamente solté la mano de Dorian, mi esposo se acercó hasta mí y sujeto mi cintura, Dorian dirigió su mirada hacia el brazo de Xavier qué mantenía el agarre en mi cintura y luego levanto la mirada —Dorian, no creí que vinieras en verdad —comentó mi esposo.

—Solo vine por mi padre —dijo el.

—Bueno, deberías de ir a buscarlo entonces —podía sentir cierta tensión entre ellos. Todo en mi interior temblaba por los nervios.

—Déjalo Xavier, tengo años de no ver a mi hermano. Quiero estar con él un momento. Además se quedará en casa ¿verdad Dorian? —le pregunto Meredith. El dirigió su mirada hacia mi, ella esperaba su respuesta y yo también.

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