Anais
Bajamos a desayunar un poco tarde su madre nos dirigía una mirada reprobatoria a la que ni Xavier ni yo pusimos atención, si yo estaba en este lugar es porque es mi deber como esposa. Después de desayunar mi esposo se marchó junto a su madre y ver a su padre, su madre dijo que tenían que hablar cosas muy importantes sobre la empresa. Meredith me acompaña durante el resto del día, me pregunta por mi hermana ya que ellas compartieron un poco durante la boda. —¿Aún no has visto a papá? —me pregunto. —No, Xavier me dijo que lo vería esta tarde. Tu madre dice que se la pasa dormido la mayor parte del tiempo —ella negó. —Mi papá si necesita reposo, pero el no quiere permanecer en esa cama, si hay días en los que esta cansado y duerme la gran parte del día pero también hay días mejores para el, a veces sale a caminar por el jardín y respirar aire fresco —informa —se que le agradará verte, si quieres te llevo con el —se ofreció. —Oh no, no te preocupes iré con Xavier, estaremos muchos días por aquí así que lo podré ver pronto —dije, mi corazón seguía latiendo con ese ritmo anormal en mi, empezaba a preocuparme. El timbre sonó, mientras seguía hablando con Meredith, nos encontrábamos en la sala, ella estaba sentada en un sofá frente a mi, ella me decía que podríamos salir a dar un paseo y conocer un poco más de Francia. Por un momento ella quedo en silencio dirigiendo su mirada detrás de mi, una enorme sonrisa se dibujó en sus labios, se levantó de su asiento y corrió. —¡Dorian! —grito emocionada. —Hermanita —se escucho una voz ronca, mi cuerpo comenzó a temblar. Esa voz se parece a la de… no, no debo estar equivocada, y ese nombre solo debe ser una coincidencia. —Te extrañe mucho. ¿Por qué no vienes a visitarme? Ni siquiera me llamas —escuche su voz quejándose, por una extraña razón me negaba a girarme y ver a aquella persona. —Lo siento mucho, Mer. Fue muy complicado todo — respondió el hombre, mi corazón comenzó a golpear mi pecho, movía mis manos sobre mis piernas nerviosa. El ritmo de mi corazón aumento. —Ven, cuéntame un poco de tu vida — Escuché sus pasos detrás de mi, mi vista se dirigía al piso, en un instante Meredith y el estaban frente a mí, pero lo único que yo podía ver eran sus zapatos —Anais —me llamo Mer y levanté mi vista poco a poco y entonces quede paralizada, el hombre frente a mí, es aquel que invade mi mente y que se niega a salir de mi cabeza, Mer tomaba su brazo y sonreía —El es mi hermano Dorian —lo presento ella —Dorian ellas es Anais, la esposa de Xavier. Su mirada cayó sobre mi, esos bellos ojos que fueron capaz de provocar grandes tormentas en mi, en mi interior, esos ojos que jamás olvide, su mirada que solía tener ese aire de rudeza y a la vez ternura, ahora solo es una mirada fría al menos así es la que me dirige a mi. El mundo comenzaba a caer para mi, tantos años desee que nuestros caminos volvieran a cruzarse y nunca pasó, tanto tiempo pedí que el volviera y no lo hizo. El sonrió levemente extendió su mano, observé su mano y luego su rostro. Sentí mis ojos arder, yo quería abrazarlo y decirle lo feliz que estaba por volver a verlo. —Un gusto conocerla señora Leroy — se acerco hasta quedar frente a mi, busque sus ojos, fingirá que no nos conocemos ¿así será? Aunque creo que es lo mejor debido a la situación. —Un gusto Dorian —me puse de pie y tome su mano, su toque envió una corriente eléctrica por todo mi cuerpo, no podía creer que el fuera hermano de Xavier, jamás imagine eso. Cuanta razón hay en aquella frase “que pequeño es el mundo” pues yo lo estaba comprobando en este momento, el mundo es tan pequeño pero no me imagine que tanto. El presionó un poco su agarre en mi mano, nuestras miradas quedaron conectadas, su pulgar se movió acariciando mi mano. —Cariño aquí estas —escuché la voz de Xavier, inmediatamente solté la mano de Dorian, mi esposo se acercó hasta mí y sujeto mi cintura, Dorian dirigió su mirada hacia el brazo de Xavier qué mantenía el agarre en mi cintura y luego levanto la mirada —Dorian, no creí que vinieras en verdad —comentó mi esposo. —Solo vine por mi padre —dijo el. —Bueno, deberías de ir a buscarlo entonces —podía sentir cierta tensión entre ellos. Todo en mi interior temblaba por los nervios. —Déjalo Xavier, tengo años de no ver a mi hermano. Quiero estar con él un momento. Además se quedará en casa ¿verdad Dorian? —le pregunto Meredith. El dirigió su mirada hacia mi, ella esperaba su respuesta y yo también.Anais —Lo dudo peque, solo pasare aquí esta noche, mañana debo volver a mi hogar — contesto borrando la sonrisa del rostro de Mer y causando tristeza en mi. —Entiendo… —dijo Mer un poco triste. —Debo hablar contigo mi amor ¿me acompañas a nuestra habitación? — preguntó mi esposo. —C-claro… vamos — mi voz temblaba un poco, mi esposo tomo mi mano, mire en dirección a Dorian y Meredith, su mirada seguía siendo fría mientras observaba a su hermano y a mi — con permiso. —Anda hablamos después cuñadita —dijo Meredith. Xavier no mencionó nada y solo me guio hasta nuestra habitación, sentí su cuerpo un poco tenso y el agarre en mi mano era fuerte. —¿De qué quieres hablar? — pregunté. —Te dije que cuando mi hermano estuviera aquí te quería solo al lado mío — lo note un poco molesto y nervioso. —Pero si acaba de llegar, tu estabas con tu madre —el paso su mano sobre su cabello y luego sonrió. —Esta bien, lo bueno es que se marcha mañana —murmuró, me pareció extraño su actuar pero d
Anais Xavier fue por mi para cenar como lo dijo, tomó mi mano y ambos llegamos así, su madres observó nuestras manos entrelazas y luego le sonrió a Xavier. —Toma asiento hijo, estábamos punto de iniciar la cena —le dijo ella siempre hablando en francés, evite rodar los ojos y me senté junto a mi esposo. —Dorian… ¿no bajara a cenar? —preguntó Mer, su pregunta capto mi atención pero evite parecer interesada. —No —respondió su madre cortante.—Ya sabes como es el Meredith, le gusta hacerse el interesante nunca le ha gustado compartir tiempo en familia —dijo mi esposo, Mer lo observo molesta. —Cállate Xavier, yo no recuerdo que Dorian sea así —lo defendió ella.—Ni siquiera lo conoces tanto como yo, lleva muchos años lejos de la familia tu ni siquiera eras mayo de edad cuando el se fue de aquí —se exalto un poco mi esposo.—Meredith, respeta la hora de la cena y respeta a tu hermano por favor —le pidió su madre, Mer la miró molesta pero no reprocho nada. —Lo bueno es que se irá maña
Anais Apreté mi mano en puño sujetando mi vestido, mi respiración errática, lo vi por el rabillo del ojo pararse a mi lado, sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón, levantó su rostro observando el cielo, es entonces que me giré para poder verlo mejor, estoy tratando de que no note lo nerviosa que me pone su presencia y más el tenerlo así tan cerca de mí, incluso puedo sentir el aroma de su perfume varonil, esta recién duchado y su aroma comienza a hacer estragos en mi interior. —Hola Dorian, exactamente así como lo dices estoy felizmente casada —respondí con firmeza, guardando tantas emociones en mi interior, el giro su rostro y bajo su mirada hasta a mi, era eso lo que desee desde que lo vi, desee que volviera clavar sus ojos en mi. Lo vi sonreír con incredulidad. —Si es lo que dices, pero no creo que mi hermano en verdad te haga tan feliz —comentó aun sonriendo. —Aunque no lo creas es así —el dio un par de pasos logrando acercarse mucho más a mí —Por lo que veo a ti te
Anais Me quedé toda la tarde en la habitación solo viendo mi celular, me encontraba aburrida, Meredith no estaba en casa, Xavier aun no llega, y no quiero salir y toparme con Dorian, espero que mi esposo no tenga que salir mucho estos días pues así no me quedo sola, aunque tendré a Rocio conmigo. Por la ventana pude observar el coche de Xavier estacionarse y a la misma vez pude observar a Meredith entrar a la casa, salí de la habitación para ir a recibir a mi hermana, ella ya estaba saludando a Mer, tenía una hermosa sonrisa en su rostro en cuanto me vio se puso un poco seria. —Cariño —mi esposo se acerca y deja un beso en mi mejilla —como te lo prometí aquí tienes a tu hermana. —Anais, lamento mucho la forma en que me comporte contigo ¿puedes perdonarme? —pidió mi hermana. —Claro que si, eres mi hermana y creo que es normal tener este tipo de discusiones —la verdad es que Rocio y yo siempre fuimos cercanas y casi nunca nos llevábamos más, pero creo que ahora cada quien tiene sus
Anais Después de la cena Xavier dijo que iría a ver su a padre, así que me dirigí a la habitación de Rocio toque dos veces su puerta y al no tener respuesta entre, ella no estaba en su cama, pero en ese momento la vi salir del baño limpiando su rostro con una pequeña toalla. —¿Qué haces aquí? —preguntó. —Quise comprobar si te encontrabas bien, me quedé un poco preocupada por ti —respondí, ella avanzo hasta llegar a su cama y se tiro en ella. —Si lo siento, me sentí un poco mal, quizás fue la comida pero no te preocupes estoy bien —dijo —¿Conocías al hermano de Xavier?. —No, lo conocí al llegar aquí —me senté al borde de su cama. —No sabia que su hermano estaría aquí —mencionó ella. —Yo tampoco al parecer su padre le pidió que viniera, sabes que Xavier comentó que se mantenía alejado de la familia —ella asintió. —Si es verdad, bueno aun me siento un poco cansada por el viaje, te veo mañana Anais. —Claro, descansa te veo mañana —me despedí y salí de su habitación, al salir me e
Anais Las palabras de Dorian parecían estar acompañadas de un rastro de dolor un dolor que yo también sentía en mi pecho, lo pasado era una herida que no había cerrado, pero como el mismo dice, yo ahora soy prohibida, soy la esposa de su hermano y lo mejor que puedo hacer es guardar distancia con el. —Entonces yo no era para ti Dorian, el que hoy estemos aquí tan cerca es para dejarte claro que es algo que nunca será, no estamos destinados —dije sin verle. —Anais — tomó mi mano, sentí esa corriente qué solo el lograba provocar en mi, esa calidez abrazadora, el destino era tan cruel a veces —¿En verdad eres feliz con Xavier? —preguntó.—Lo soy —respondí con firmeza y una seguridad que no sentía.—Dímelo mirándome a los ojos, dime que lo amas, dime que te hace feliz en verdad, dime que te olvidaste de mi —pidió, parecía algo tan simple pero para mi era imposible, pues no he podido olvidarlo a pesar de los años, el sigue en mi corazón.—Lo amo, soy feliz, te olvide por completo Dorian
Anais Decidí quedarme en mi habitación el resto del día, guarde el vestido qué Meredith me dio. Dejarme a solas con Dorian no fue buena idea y lo mejor será que nunca más vuelva a estar a solar con el, espero y pronto podamos volver a nuestro hogar y seguir con mi vida como lo he hecho todo este tiempo. Quise ir a la habitación de Rocio pero no quería salir y toparme con Dorian así que esperaría a que Xavier llegara, siento que la forma de comportarme no es la mejor, de una u otra manera siento que le estoy fallando a mi esposo pero es que Dorian esta descontrolando todo dentro de mi, su sola presencia me hace temblar, no quiero darle el poder de verme así y que lo disfrute, siento que es lo que hace solo quiere provocarme y trae cosas del pasado, cuando el pasado debe quedar en el olvido es lo mejor, siento que Dorian oculta y sus razones para acercarse a mi tampoco me gustan. Dejo todo al destino, si claro, si el se fue más que feliz con Mónica, si así es, yo fui a aquel aeropuer
Anais Lo que sucedió durante la cena había quedado rondando en mi cabeza, Dorian sabe muy bien que entiendo el idioma el es quien me enseñó muchas cosas, pero Xavier no lo sabe, la razón por la que nunca le dije nada es porque no quería que advirtiera a su madre sobre eso, aunque se que aunque ella supiera que se Francés siempre hablaría así de mi. Xavier nunca me ha defendido de su madre siempre se queda en silencio y la reacción de Dorian me sorprendió mucho, internamente le agradecía por eso, pero quien debía pedir respeto por mi persona no era nadie más que mi esposo. —Maldito desgraciado ¿Quién se cree que es para hablarme de esa forma —Xavier entro furioso a la habitación. —Tú hermano —respondí, me encontraba en el tocador cepillando mi cabello, sentí la mirada de mi esposo sobre mi pero seguí cepillando mi cabello. —¿Qué has dicho? —preguntó furioso, en un par de pasos el ya estaba cerca de mi. —Dije que es tu hermano y mayor por eso te habla así. ¿Qué fue lo que dijo tu m