Eran las ocho de la noche y Débora apenas salía de su trabajo, como de costumbre solía salir a las seis pero debido a las alzas que ha generado la empresa, su tiempo de labor se extendió.La vida de aquella mujer era muy infeliz. Excepto a las doce de la madrugada; Era la hora perfecta para saciar sus necesidades, en este caso; Espiar a su vecino de enfrente.Debora se sentía muy atraída por aquel hombre, tanto que imaginaba besando sus labios y aún más que eso, la pobre se masturbaba mientras se hacía fantasías en su pequeño mundo amatorio, en dónde era azotada y embestida por su vecino a quien ella le apodo; señor arrogancia.Debora era una mujer poco social y con un look no tan llamativo, tenía muchos pretendientes los cuales rechazaba constantemente, por qué no perdía la esperanza de que se volviera a repetir la noche en qué su vecino de enfrente la hiciera suya por segunda vez. –No sabes cuánto me encantas, hombre indomable–Chillo sin espabilar. Emocionada por lo que acostumbraba
-¿Será que le ocurrió algo?, o quizás esté enfermo?-Se preguntaba así misma. Y claro el único amigo que tenía en ese momento aparte de su vibrador era su gata Mili.La abrazó y le preguntó.-¿Mili respóndeme, él está bien?-Ella rió, parecía una loca hablándole a un gato-Iré a llevarle unos panecillos, creo que está enfermo, él no suele dejar las ventanas cerradas.Cómo lo había expuesto, preparó sus panecillos, ya horneados los acomodo en una bandeja y los dejó en la mesa, para luego ir al espejo y mirarse.-Creo que estoy bien-Sonríe tímidamente.Aún llevaba su uniforme de la empresa en la que trabaja, la verdad no le importó. Tomó los panecillos y bajó por el ascensor, sus nervios estaban muy alterados, era la segunda vez que iba a tener un contacto con él. Cruzó la calle y luego le explicó al vigilante del apartamento que iba a dar una entrega.-Buenas noches señor, entregaré este pedido al joven que tiene el cabello rubio, para más detalles, el que se mudo hace pocos meses-Dijo c
Estaba desesperada buscando, realmente habían pasado algunos minutos cuando encontró unos lentes tirados a un lado del edificio. Se imaginó que eso le pertenecía.Para cuando quiso mirar hacia atrás el hombre ya no estaba, soltó un suspiro y analizó las gafas.-A lo mejor esto no era lo que estaba buscando-Se dirigió hasta su apartamento con las gafas.En cuanto llegó a su habitación, olfateo las gafas, olían a perfume, se asomó a la ventana para poder mirar al hombre, pero desafortunadamente estaba cerrada.Mordió su labio inferior, al saber que por lo menos tenía algo que la acercaban a él. Eso le causaba mucha excitación, por lo tanto no aguanto las ganas y busco su vibrador, lo puso en un nivel bajo, y luego quitó su toalla y comenzó a masturbarse.Tenía las gafas puestas en su nariz, y con sus ojos cerrados se imaginaba que quien la estaba complaciendo realmente era su vecino. Más no su vibrador.Los fluidos de Debora mojaron su sofá, a ella le encantaba meter sus dedos en su pri
Aquel chico es de aspecto agradable, tiene ojos de color marrón, y un cuerpo en forma, aparte, padece de síndrome de Tourette.-Me encanto tu diapositiva, además hoy estás hermosa-Dijo Camilo acercándose a Debora.Debora solo le sonrió y siguió su camino, realmente él estaba fuera de su gusto, no por su síndrome sino más bien por su intensidad.-No entiendo porque no le prestas atención, es un bombón-Dijo Angela refiriéndose a Camilo.-Te dije que no me gusta, además él es muy pasivo, a mi me encanta que sean dominantes.-Lo dices porque eres rechazada constantemente por el idiota de tu vecino.-Te pasas… dijo Debora sin ánimos.Luego de contemplar todos los diseños, las amigas inseparables se disponen a bailar un rato, claro está, Angela era una dura en eso del jazz, mientras que Debora a duras penas podía mover sus pies, ella tenía otra clase de talentos.-Amiga no quiero, si mi padre se entera que ando de bebedora es muy capaz de venir hasta aquí y darme un jalón de cabello-Exclamó
El hombre se situó en el cuello de Debora quien moría de miedo, su respiración estaba muy alterada y eso le encantaba a él, verla como una gallina. -Creo que esto no está bien-Exclamó colocando sus manos temblorosas sobre el pecho de Jarli. La tomó por la cintura y la pegó hasta su pelvis -Serás mía nuevamente -respondió Jarli con una sonrisa diabólica. Debora aflojó sus manos y se dejó llevar por las suaves caricias, luego fue llevada a una cama. La cama tenía un montón de ropa encima; Jarli no era organizado Lentamente le fue quitando el vestido rojo hasta dejarla con los melones colgados, el frío del aire acondicionado hacía que sus picos se pusieran erectos y esto hizo que los ojos de Jarli brillarán tras ver esa imagen tan encantadora. Uno a uno los besaba y tocaba como si fueran un diamante preciado, Debora no sé molesto en quitarle ya que esto la estaba excitando. En un abrir y cerrar de ojos, Jarli estaba azotando su zona más íntima a punta de estocadas suaves, sus meji
Oye déjame salir, enserio.Jarli sonrió con malicia y pasó sus dedos por los labios de Debora. Él podía hacer con ella lo que se le viniera en gana.-Ve a comer y luego te vas-le ordenó con frialdad.Jarli se desplaza hasta la mesa y trae consigo el paquete y la gaseosa, luego lo abre y es una rica pizza, él toma una rodaja y se la entrega a Debora.-Me la puedo llevar a casa y comerla allá.-Mira, haz lo que quieras, en serio hablas demasiado.-¡Mi gata!-Se acordó al instante.-¿Qué pasa contigo?-Preguntó Jarli dejando su pizza en la mesa y así prestar atención a Debora, quien se levantó de su asiento de manera rápida y se volvió un ocho al imaginar a su pequeña gata maullando toda la noche, mientras ella se acostaba con Jarli sin importar una mierd@ si su gata estuviera viva o quizás muerta.-Mi gata, ella durmió sola-Se rasca la cabeza con gran desespero.-Te preocupas por un simple gato-Chasqueo sus labios, y la miró como si eso fuera algo normal.-Ese simple gato, es una reliquia
Debora había realizado su taller a la perfección, luego preparó un guisado de costillas, y se sentó en la ventana a comer.Su balcón era algo pequeño pero acogedor y podía ver el inmenso paisaje que le regalaba el país en el cual se encontraba.-Que hermosa vista-Le dió una probada a su plato.Miro hacia la ventana de Jarli, claro está, su intención era llamar su atención y vaya que lo logró.Jarli se acercó a la ventana mientras se acomodaba sus gafas, al parecer iba a salir, los ojos de Debora se ensancharon.-¡¿Vas a salir?!-preguntó Debora, pero Jarli la miró por unos segundos y luego le respondió.-¡Eso no te incumbe, chismosa!-Ella no lo tomó a mal, solo se rió de su pregunta tan evidente.Jarli se retiró de la ventana y Debora se sintió mal en su interior, pero de repente una idea se le cruzó por la mente.-Tengo que averiguar a qué te dedicas maldito infeliz.De inmediato se fue hasta su clóset y tomó lo primero que vio, no sé molestó en verse al espejo porque se consideraba h
Debora llegó a casa con el corazón roto y se dejó caer en el sofá, sus lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos y rodaron por sus mejillas mientras se sentía abrumada.En ese momento, su gata Mili se acercó a ella y se restregó contra sus piernas, como si pudiera sentir su angustia. Debora sollozó mientras acariciaba el pelaje suave de Mili, agradecida por su presencia reconfortante.-Lo siento, Mili -murmuró Debora entre sollozos-. Parece que todo está saliendo mal. No sé qué hacer.Mili ronroneó suavemente en respuesta, como si intentara consolar a su dueña con su simple presencia. Debora se aferró a ella con fuerza, encontrando un poco de consuelo.Durante un largo rato, Debora y Mili se quedaron juntas en silencio, compartiendo su dolor mutuo en medio de la tranquilidad de su hogar. Aunque las lágrimas seguían cayendo, Debora sintió que al menos no estaba sola, y eso era suficiente.-No puedo llorar por ese cabrón, si él no me quiere ver, es su problema.Debora se levantó de golpe