Ana acarició mis manos con ternura y me sonrió.—¿Estás segura? ¿Qué oíste?—Desgraciadamente sí, me lo dijo la misma Ximena, que le dice que la separaremos de Lucy, que si me enamoro de alguien más me voy, la convenció de vigilarme, le contó a Romeo que me vio con Arturo.Comencé a llorar, limpié mis lágrimas y Ana me abrazó.—La vamos a poner en su sitio.—Quiero hablar con ella, pero no sé qué decir, cómo abordarla o si hablar con Romeo.Ana suspiró hondo.—Él no es su fan, pero respeta mucho como educa a la niña, siempre ha estado cómodo con la educación que le da a Ximena, pero ha pasado un límite que él no va a tolerar.—¿Qué hago?—Habla primero con ella. Deja que te acompañe, si lo haces a solas querrá pasarse de lista.—No quiero involucrarte.—No seas boba, le quiero decir sus cosas.Se levantó y me tomó de la mano, salimos de la cocina, la buscamos con la vista, Ana la buscó en un salón donde se encerraba a leer cuando no estaba como los niños.Ahí estaba revisando su móvil
Mis padres insistieron en verme y no puede negarme. Desde el gran ventanal del despacho, observaba el jardín mientras la lluvia caía con fuerza. Cada gota que golpeaba el cristal resonaba en mi mente, como un eco de las palabras que mis padres acababan de pronunciar. Estaban sentados frente a mí, con semblantes serios y miradas inquisitivas. Amaba a mis padres adoptivos, me habían dado todo lo que alguien podría desear. Pero en ese momento, sentí que un abismo se había abierto entre nosotros.—Romeo, hijo, entiéndenos —dijo mi padre, tratando de suavizar la dureza de sus palabras—. Solo queremos lo mejor para ti.—No se trata de lo que quiero, sino de lo que necesito —respondí, intentando mantener la calma—. Y necesito a Caroline.Mi madre frunció el ceño y se recostó en su silla, cruzando los brazos.—¿Y estás seguro de que ella te necesita a ti? —preguntó con voz fría—. ¿No crees que hay alguien más en su vida? Alguien que podría estar usando esta situación para su propio beneficio
El corazón del millonarioCapítulo 13Desde la cocina, observaba a Ximena jugar en el jardín con su muñeca favorita. La luz del sol iluminaba su cabello, y su risa resonaba en el aire, llenando el espacio con una alegría que siempre me conmovía. Sin embargo, hoy había una sombra en mi corazón, una preocupación que no podía ignorar. Sabía que tenía que hablar con Romeo, contarle lo que había descubierto.Cuando Romeo entró en la cocina, supe que era el momento. Me acerqué a él, tomando sus manos entre las mías.—Romeo, necesito hablar contigo —dije, tratando de mantener la calma en mi voz.Él me miró con preocupación, sus ojos reflejando el amor y la confianza que siempre había sentido por mí.—¿Qué sucede, Caroline? —preguntó, acariciando mi mejilla.Tomé una respiración profunda antes de comenzar.—Es sobre Valentina, la institutriz de Ximena. He notado algo extraño en su comportamiento últimamente, y creo que está tratando de manipular a nuestra hija.Romeo frunció el ceño, claramen
La noche había llegado, y con ella, la anticipación de lo que sería una cena memorable. Había reservado una mesa en uno de los restaurantes más exclusivos de la ciudad, un lugar donde las luces tenues y el suave murmullo de la música creaban un ambiente perfecto para una velada especial. Caroline, mi novia, había sido una parte fundamental de mi vida en los últimos meses, y esa noche, quería que el mundo la viera tal como yo la veía.Cuando la vi preparándose, su belleza me dejó sin aliento. Llevaba un vestido rojo que abrazaba su figura juvenil, resaltando cada curva de su cuerpo. Su cabello, que solía llevar en una coleta desordenada, caía en suaves ondas sobre sus hombros. La mirada en sus ojos, aunque llena de emoción, también reflejaba una pizca de nerviosismo. Sabía que esta cena era diferente; no solo era una salida, sino una declaración ante la sociedad.Al llegar al restaurante, las miradas se volvieron hacia nosotros. Caroline parecía un sueño hecho realidad, y no pude evita
Salí del baño, ya Caroline se había cambiado de ropa y estaba en la cama con la mirada perdida, aún me costaba comprender lo que me pasaba, sentía una mezcla de dolor por dudar, por no entender qué pasaba y estaba profundamente conmovido por su bella y su timidez.Me puse una ropa deportiva y salí hacia la habitación de Ximena.Eso que me contó de Valentina fue grave, sé que no reaccioné de la mejor forma, no debió tomarme por sorpresa.Abrí la puerta, Ximena estaba sentada en la cama viendo uno de sus libros de dibujos, me senté en la cama junto a ella, y besé sus cabellos, acaricié su pequeño rostro.—Hola, hija.—Hola, papi, buenas noches.—¿Quieres leer? Quieres que te lea un cuento.Se echó a reír.—No, ¿A dónde fuiste con Caroline?—A cenar a un restaurante lindo en la ciudad.—¿Una cita?—Sí, tuvimos una cita.—¿Y cómo les fue?—Muy bien, Caroline no está acostumbrada a ciertas cosas de mi mundo, pero ya se acostumbrará, poco a poco, hará amistades, conexiones, se acostumbrará
Desperté con su cuerpo desnudo, abrazado al mío, besé sus labios y la admiré antes de salir de la cama, no podía creer esas cosas que decía Ximena, sin duda alguna era Valentina quien le envenenaba la cabeza con esas ideas.Ella se despertó y me sonrió mirándome con ternura, acaricié sus manos.—Buenos días, preciosa.Sonrió con mayor amplitud.—Viviste a ser el mismo —susurró.Pasé saliva, me dolió un poco que se diera cuenta de la distancia que las dudas me impusieron, no dejaría que eso pasara de nuevo.—Tenía muchas cosas en la cabeza, muchos problemas.—Lo sé.Me di una ducha y me vestí para ir a mis compromisos, sabía que salir hacia el comedor sería tenso, Ana me miró a los ojos con curiosidad mientras le servia comida a los niños junto con Caroline.Me aclaré la garganta.—Niños, Valentina ya no trabajará más con nosotros.Ximena alzó la mano.—La vimos que se fue temprano, ¿por qué, papá?—Vamos a optar por otro sistema de estudios para ustedes, quizás la escuela tradicional
Extrañaba a Romeo, pero estaba feliz en el fondo, habíamos arreglado lo que fuera que pasaba entre los dos, su frialdad, y su distanciamiento se desaparecieron, volvió a hacerme suya y fui feliz en sus brazos de nuevo, ya Valentina no estaba en la casa, y no había visto más a esa horrible mujer Viridiana.Hablaba poco con él por teléfono, estaba muy ocupado, ya Arturo se había ocupado de la inscripción de los niños en el colegio, insistió en pagar la matrícula del año completo de mis dos hermanos, me sentía en una nube, no podía creer cómo había resultado mi vida.Tomábamos el desayuno antes de que el chófer llevara a los niños al colegio cuando sonó mi teléfono, era un número desconocido, atendí.—Sí, buenos días, ¿quién habla?—Habla el papá de Romeo.Sentí un puntazo en el estómago, pasé saliva.—Sí, dígame, ¿Cómo está?—Mi esposa y yo queremos hablar contigo, creo que no hemos sido justos y bueno, queremos arreglar las cosas.Sonreí, y suspiré pensando que eso sería lo mejor para
Desperté con un fuerte dolor de cabeza, no pude abrir los ojos de inmediato, estaba desorientada y sintiéndome mareada. Intente levantarme y recordar algo, pero mi mente solo mostraba destello de eventos de días pasados. Intenté recordar que era lo último que había hecho y solo recordaba salir de casa en la mañana con uno de los chóferes, llegué a casa de los padres de Romeo y no pude recordar nada más. Me incorporé como pude solo para notar que estaba desnuda, me sobresalté y apreté la sabana contra mi cuerpo, la angustia se apoderó de mi cuerpo y comencé a temblar, abrí bien los ojos y miré alrededor. Vi a Arturo desnudo a mi lado dormido, grité desesperada y confundida, grité tan alto que se despertó y movió, saltó de la cama, desorientado, se cayó, estaba desnudo. —¿Dónde estoy? ¿Qué pasó? ¿Quién anda ahí? —Arturo, soy yo, Caroline. —¿Qué? ¿Qué haces aquí? ¿Dónde estamos? —No lo sé, desperté aquí, estoy desnuda y no recuerdo nada. —No fui yo, no te hice nada, no sabía que e