Ana y Caroline se miraron y sonrieron tensas.Caroline se adelantó.—Los niños, sobre algo, después te cuento —dijo, salió a toda prisa con Ana de la biblioteca, me quedé extrañado de su comportamiento, no quería secretos ni misterios entre nosotros, en especial con los rumores rondándonos.Mis padres insistieron en verme y no puede negarme.Tomé un libro que me interesaba y regresé a mi despacho, quería relajarme ante de hablar con ellos porque sabía que su actitud sería hostil.Comenzaba a llover.Los vi llegar en un auto conducido por uno de mis chóferes, tomé aire y me senté a esperarlos, mirando hacia la puerta con esa sensación de ansiedad oprimiendo mi pecho, ya era un hombre adulto, no quería tener que estar dando explicaciones y menos de mi vida amorosa, que sospechaba era lo que les molestaba.Tras saludarlos, se sentaron frente a mí, con sonrisas relajadas en la boca, comenzaron sin rodeos. Mi madre me sonrió con la misma ternura que una vez en mi infancia curó mi corazón
Sus padres dudaban de mí, no sé por qué eso no me sorprendió, aunque igualmente me dolió, sabía que Romeo me amaba, lo había demostrado al contarme aquello, me demostraba que no les creía, así que mi preocupación por las cosas que le dijo Ximena, disminuyó mucho también, sin embargo, sabía que debía hablar con él, porque una cosa eran sus padres y otra era que Valentina, usara a la niña con esa vileza.Desde la cocina, observaba a Ximena jugar en el jardín con Alan y Lucy, ellas dos jugaban con sus muñecas favoritas, sonreía al ver como se querían esas niñas, eran inseparables, se veían tan tiernas y lindas juntas.La luz del sol iluminaba su cabello rubio, y su risa resonaba en el aire, llenando el espacio con una alegría que siempre me conmovía, al recordar sus ojos melancólicos y tristes de cuando la conocí, podía entender su miedo, su preocupación de niña, por eso me molestó tanto que una adulta y profesional como Valentina, usara a una niña que sufrió tanto para sus propios fines
No quise pensar en nada más, esa noche tenía preparada una cita, no había querido decirle, pero la verdad no tenía sentido hacer de lado mis planes, para que las cosas funcionaran tenía que darnos el espacio y el lugar, me prometí que no dejaría que terceros intervinieran en mi relación.Eso incluía alejar pensamientos de dudas. La noche había llegado, y con ella, la anticipación de lo que sería una cena memorable. Había reservado una mesa en uno de los restaurantes más exclusivos de la ciudad, un lugar donde las luces tenues y el suave murmullo de la música creaban un ambiente perfecto para una velada especial. Caroline, había sido una parte fundamental de mi vida en los últimos meses, y esa noche, quería que el mundo la viera tal como yo la veía.Necesitaba que el ambiente entre los dos volviera a ser el mismo. Cuando la vi preparándose, su belleza me dejó sin aliento. Llevaba un vestido rojo que abrazaba su figura juvenil, resaltando cada curva de su cuerpo. Su cabello, que solía
Salí del baño, ya Caroline se había cambiado de ropa y estaba en la cama con la mirada perdida, aún me costaba comprender lo que me pasaba, sentía una mezcla de dolor por dudar, por no entender qué pasaba y estaba profundamente conmovido por su bella y su timidez.Me puse una ropa deportiva y salí hacia la habitación de Ximena.Eso que me contó de Valentina fue grave, sé que no reaccioné de la mejor forma, no debió tomarme por sorpresa.Abrí la puerta, Ximena estaba sentada en la cama viendo uno de sus libros de dibujos, me senté en la cama junto a ella, y besé sus cabellos, acaricié su pequeño rostro.—Hola, hija.—Hola, papi, buenas noches.—¿Quieres leer? Quieres que te lea un cuento.Se echó a reír.—No, ¿A dónde fuiste con Caroline?—A cenar a un restaurante lindo en la ciudad.—¿Una cita?—Sí, tuvimos una cita.—¿Y cómo les fue?—Muy bien, Caroline no está acostumbrada a ciertas cosas de mi mundo, pero ya se acostumbrará, poco a poco, hará amistades, conexiones, se acostumbrará a
Desperté con su cuerpo desnudo, abrazado al mío, besé sus labios y la admiré antes de salir de la cama, no podía creer esas cosas que decía Ximena, sin duda alguna era Valentina quien le envenenaba la cabeza con esas ideas.Ella se despertó y me sonrió mirándome con ternura, acaricié sus manos.—Buenos días, preciosa.Sonrió con mayor amplitud.—Viviste a ser el mismo —susurró.Pasé saliva, me dolió un poco que se diera cuenta de la distancia que las dudas me impusieron, no dejaría que eso pasara de nuevo.—Tenía muchas cosas en la cabeza, muchos problemas.—Lo sé.Me di una ducha y me vestí para ir a mis compromisos, sabía que salir hacia el comedor sería tenso, Ana me miró a los ojos con curiosidad mientras le servia comida a los niños junto con Caroline.Me aclaré la garganta.—Niños, Valentina ya no trabajará más con nosotros.Ximena alzó la mano.—La vimos que se fue temprano, ¿por qué, papá?—Vamos a optar por otro sistema de estudios para ustedes, quizás la escuela tradicional.
Extrañaba a Romeo, pero estaba feliz en el fondo, habíamos arreglado lo que fuera que pasaba entre los dos, su frialdad, y su distanciamiento se desaparecieron, volvió a hacerme suya y fui feliz en sus brazos de nuevo, ya Valentina no estaba en la casa, y no había visto más a esa horrible mujer Viridiana.Hablaba poco con él por teléfono, estaba muy ocupado, ya Arturo se había ocupado de la inscripción de los niños en el colegio, insistió en pagar la matrícula del año completo de mis dos hermanos, me sentía en una nube, no podía creer cómo había resultado mi vida.Tomábamos el desayuno antes de que el chófer llevara a los niños al colegio cuando sonó mi teléfono, era un número desconocido, atendí.—Sí, buenos días, ¿quién habla?—Habla el papá de Romeo.Sentí un puntazo en el estómago, pasé saliva.—Sí, dígame, ¿Cómo está?—Mi esposa y yo queremos hablar contigo, creo que no hemos sido justos y bueno, queremos arreglar las cosas.Sonreí, y suspiré pensando que eso sería lo mejor para
Desperté con un fuerte dolor de cabeza, no pude abrir los ojos de inmediato, estaba desorientada y sintiéndome mareada. Intente levantarme y recordar algo, pero mi mente solo mostraba destello de eventos de días pasados. Intenté recordar que era lo último que había hecho y solo recordaba salir de casa en la mañana con uno de los chóferes, llegué a casa de los padres de Romeo y no pude recordar nada más. Me incorporé como pude solo para notar que estaba desnuda, me sobresalté y apreté la sabana contra mi cuerpo, la angustia se apoderó de mi cuerpo y comencé a temblar, abrí bien los ojos y miré alrededor. Vi a Arturo desnudo a mi lado dormido, grité desesperada y confundida, grité tan alto que se despertó y movió, saltó de la cama, desorientado, se cayó, estaba desnudo. —¿Dónde estoy? ¿Qué pasó? ¿Quién anda ahí? —Arturo, soy yo, Caroline. —¿Qué? ¿Qué haces aquí? ¿Dónde estamos? —No lo sé, desperté aquí, estoy desnuda y no recuerdo nada. —No fui yo, no te hice nada, no sabía que e
El teléfono no dejaba de sonar, pero estaba en medio de una reunión absurda en la que me hizo entrar Mason, de hecho ya había comenzado a considerar regresar, pero él lo impedía, diciendo que el asunto podía ponerse más grave sin mi presencia, y tenía que creerle, era mi abogado.—Necesito responder una llamada —dije. Salí del lugar mirando la pantalla, era Manuel.Era las once de la mañana y el aire sofocante del lugar me tenía un poco incómodo, aproveché de salir hasta la terraza del lugar y respirar un poco de aire fresco mientras conversaba con él, honestamente no esperaba nada de su parte.—En unos segundos le llegarán unas imágenes, los seguí con mi equipo desde que recibí la orden, y hoy tengo material que compartir.—¿Qué clase de material?—Su novia, Caroline y su cuñado Arturo, se vieron hoy en un hotel de la ciudad.Sentí mi corazón romperse, la sangre se me congeló, cerré los ojos y pasé saliva, me aferré al borde de la baranda.—No debió ser nada, quizás solo se juntaron