La noche había llegado, y con ella, la anticipación de lo que sería una cena memorable. Había reservado una mesa en uno de los restaurantes más exclusivos de la ciudad, un lugar donde las luces tenues y el suave murmullo de la música creaban un ambiente perfecto para una velada especial. Caroline, mi novia, había sido una parte fundamental de mi vida en los últimos meses, y esa noche, quería que el mundo la viera tal como yo la veía.Cuando la vi preparándose, su belleza me dejó sin aliento. Llevaba un vestido rojo que abrazaba su figura juvenil, resaltando cada curva de su cuerpo. Su cabello, que solía llevar en una coleta desordenada, caía en suaves ondas sobre sus hombros. La mirada en sus ojos, aunque llena de emoción, también reflejaba una pizca de nerviosismo. Sabía que esta cena era diferente; no solo era una salida, sino una declaración ante la sociedad.Al llegar al restaurante, las miradas se volvieron hacia nosotros. Caroline parecía un sueño hecho realidad, y no pude evita
Salí del baño, ya Caroline se había cambiado de ropa y estaba en la cama con la mirada perdida, aún me costaba comprender lo que me pasaba, sentía una mezcla de dolor por dudar, por no entender qué pasaba y estaba profundamente conmovido por su bella y su timidez.Me puse una ropa deportiva y salí hacia la habitación de Ximena.Eso que me contó de Valentina fue grave, sé que no reaccioné de la mejor forma, no debió tomarme por sorpresa.Abrí la puerta, Ximena estaba sentada en la cama viendo uno de sus libros de dibujos, me senté en la cama junto a ella, y besé sus cabellos, acaricié su pequeño rostro.—Hola, hija.—Hola, papi, buenas noches.—¿Quieres leer? Quieres que te lea un cuento.Se echó a reír.—No, ¿A dónde fuiste con Caroline?—A cenar a un restaurante lindo en la ciudad.—¿Una cita?—Sí, tuvimos una cita.—¿Y cómo les fue?—Muy bien, Caroline no está acostumbrada a ciertas cosas de mi mundo, pero ya se acostumbrará, poco a poco, hará amistades, conexiones, se acostumbrará
Desperté con su cuerpo desnudo, abrazado al mío, besé sus labios y la admiré antes de salir de la cama, no podía creer esas cosas que decía Ximena, sin duda alguna era Valentina quien le envenenaba la cabeza con esas ideas.Ella se despertó y me sonrió mirándome con ternura, acaricié sus manos.—Buenos días, preciosa.Sonrió con mayor amplitud.—Viviste a ser el mismo —susurró.Pasé saliva, me dolió un poco que se diera cuenta de la distancia que las dudas me impusieron, no dejaría que eso pasara de nuevo.—Tenía muchas cosas en la cabeza, muchos problemas.—Lo sé.Me di una ducha y me vestí para ir a mis compromisos, sabía que salir hacia el comedor sería tenso, Ana me miró a los ojos con curiosidad mientras le servia comida a los niños junto con Caroline.Me aclaré la garganta.—Niños, Valentina ya no trabajará más con nosotros.Ximena alzó la mano.—La vimos que se fue temprano, ¿por qué, papá?—Vamos a optar por otro sistema de estudios para ustedes, quizás la escuela tradicional
Extrañaba a Romeo, pero estaba feliz en el fondo, habíamos arreglado lo que fuera que pasaba entre los dos, su frialdad, y su distanciamiento se desaparecieron, volvió a hacerme suya y fui feliz en sus brazos de nuevo, ya Valentina no estaba en la casa, y no había visto más a esa horrible mujer Viridiana.Hablaba poco con él por teléfono, estaba muy ocupado, ya Arturo se había ocupado de la inscripción de los niños en el colegio, insistió en pagar la matrícula del año completo de mis dos hermanos, me sentía en una nube, no podía creer cómo había resultado mi vida.Tomábamos el desayuno antes de que el chófer llevara a los niños al colegio cuando sonó mi teléfono, era un número desconocido, atendí.—Sí, buenos días, ¿quién habla?—Habla el papá de Romeo.Sentí un puntazo en el estómago, pasé saliva.—Sí, dígame, ¿Cómo está?—Mi esposa y yo queremos hablar contigo, creo que no hemos sido justos y bueno, queremos arreglar las cosas.Sonreí, y suspiré pensando que eso sería lo mejor para
Desperté con un fuerte dolor de cabeza, no pude abrir los ojos de inmediato, estaba desorientada y sintiéndome mareada. Intente levantarme y recordar algo, pero mi mente solo mostraba destello de eventos de días pasados.Intenté recordar que era lo último que había hecho y solo recordaba salir de casa en la mañana con uno de los chóferes, llegué a casa de los padres de Romeo y no pude recordar nada más.Me incorporé como pude solo para notar que estaba desnuda, me sobresalté y apreté la sabana contra mi cuerpo, la angustia se apoderó de mi cuerpo y comencé a temblar, abrí bien los ojos y miré alrededor.Ví a Arturo desnudo a mi lado dormido, grité desesperada y confundida, grité tan alto que se despertó y movió, saltó de la cama desorientado, se cayó, estaba desnudo.—¿Dónde estoy? Qué pasó? ¿Quién anda ahí?—Arturo, soy yo, Caroline.—¿Qué? ¿Qué haces aquí? ¿Dónde estamos?—No lo sé, desperté aquí, estoy desnuda y no recuerdo nada.—No fui yo, no te hice nada, no sabía que estabas aq
El teléfono no dejaba de sonar, pero estaba en medio de una reunión absurda en la que me hizo entrar Mason, de hecho ya había comenzado a considerar regresar, pero él lo impedía, diciendo que el asunto podía ponerse más grave sin mi presencia, y tenía que creerle, era mi abogado.—Necesito responder una llamada —dije. Salí del lugar mirando la pantalla, era Manuel.Era las once de la mañana y el aire sofocante del lugar me tenía un poco incómodo, aproveché de salir hasta la terraza del lugar y respirar un poco de aire fresco mientras conversaba con él, honestamente no esperaba nada de su parte.—En unos segundos le llegarán unas imágenes, los seguí con mi equipo desde que recibí la orden, y hoy tengo material que compartir.—¿Qué clase de material?—Su novia, Caroline y su cuñado Arturo, se vieron hoy en un hotel de la ciudad.Sentí mi corazón romperse, la sangre se me congeló, cerré los ojos y pasé saliva, me aferré al borde de la baranda.—No debió ser nada, quizás solo se juntaron
No sabía qué hacer, no esperaba que regresara tan pronto de su viaje, mi boca se secó, pero debía contarle lo que había pasado.Arturo me convenció para no hacerlo, me convenció de no decirle nada, pues nos veíamos muy mal, parecía una historia inventada, una justificación, nos veíamos culpables sin serlo.Fuimos al médico, me examinaron, así como a él, nos hicieron exámenes toxicológicos, pero los resultados no estarían tan pronto, al menos me quedó el alivio de saber que no me tocaron, que no se aprovecharon de mi condición vulnerable.No había dejado de temblar llorando en el baño desde que regresé a casa, ni siquiera me atrevía a contarle algo a Ana, llegué en total estado de conmoción.Además, me sentía avergonzada porque Felipe nos miraba raro, era como si creyera que Arturo y yo nos citamos en ese hotel porque eso parecía, nos acompañó al médico, pero no creyó ni un segundo nuestra historia.No pudimos ir a poner una denuncia, pues no le aseguraron a Arturo discreción con nuest
Me dolia la cabeza por pasar tanto tiempo encerrado en el despacho, pasaban los días y era incapaz de regresar a la habitación con ella, dormía en el sofá de mi despacho mirando esas imágenes sin parar, apenas la veía o le hablaba, estaba tan molesto y dolido, tampoco le respondía las llamadas a Arturo.Insistía en verme y yo simplemente quería desaparecer, sacar a Caroline de mi vida y quedarme con mi hija y ya.Le pedí al investigador que siguiera vigilandolos a ambos.Tocaron a la puerta.—¡Adelante!Era Caroline, paso con gesto tímido.Desvié la mirada, no podía ni verla.—Arturo ha intentado contactarte.—Si no lo atiendo es porque no puedo. No es difícil de comprender.—Yo también necesito hablar contigo.—¿Sobre qué?Suspiró.—Quisiera que Arturo estuviera aquí.Sentí una punzada de dolor en mi pecho, ¿ a caso lo confesarian? ¿Serían capaz de decirme a la cara que se enamoraron y que eran amantes?—Qué venga —dije con resignación.—Está afuera.No me sorprendió, afirmé con la c