Me desperté al escuchar ruidos en la habitación, me senté y miré hacia los lados, la luz del baño estaba encendida, el agua caía copiosa, miré la hora, eran las cuatro de la mañana, demasiado temprano incluso para él. Aproveché de levantarme, me eché una bata encima, pues hacía frío, me abracé mientras me recargaba en el marco de la puerta del vestidor. Aún no procesada lo que mi vida había cambiado, vivía en una mansión con un hombre, a veces sí me creía una loca, qué tomó una decisión ilusionada, yo era tan inexperta, lo único que esperaba era no equivocarme. Romeo salió del baño envuelto en una toalla, me dejó un beso húmedo en el cuello al pasar, sonreí. —Buenos días, preciosa. —¿Qué haces levantado tan temprano? —¿Te levanté? —Tengo el sueño ligero y oí ruidos. —Debo ir a una de las plantas de la fábrica, Arturo me dijo que hubo una explosión en una de las granjas, está todo bajo control, pero mejor voy en persona y me aseguro de que todo esté bien. Admiré su cuerp
Dos semanas después.Cómo cada día Arturo pasó a visitar a Ximena, la situación en la planta de las empresas de Romeo fue grave y no había conseguido regresar a casa, al menos Arturo venía a ver a Ximena a petición de sus abuelos.—¿Vendrá pronto? —le pregunté al servirle una taza de café en el comedor mientras veíamos a los niños hacer sus deberes en el patio exterior.—No, hay muchas reuniones con la gobernación a las que debe asistir, fue responsabilidad de la empresa la fuga de gas y pues es una situación complicada.—Debiste estar con él —comenté pensando que estaba solo y que debía tener días difíciles.Arturo asintió y suspiró.—Yo también lo creo, pero los abuelos de Xime se han puesto muy pesados de que está sola, les expliqué que está Valentina, Ana y tú, pero se han puesto intransigentes.Bajé la cabeza, sabía la razón de su desconfianza.—Es por mí, Arturo, no están felices de que yo esté aquí, y lo entiendo, soy una extraña, ellos no me conocen, es natural que se preocupe
Tenía un dolor de cabeza intenso y estaba muy agotado por toda la experiencia atendiendo aquel asunto que no se resolvería pronto, pero ver a mi hija, a Caroline y a los niños hizo mejorar mi humor de inmediato.Estaba feliz y tenía miedo de que esa felicidad fuera efímera como lo fue antes, así que tenía que alejar pensamientos pesimistas.El abrazo a Caroline se sintió como una inyección de energia y vitalidad, adoré ver como sus mejillas se ponían rojas.Arturo se acercó para darme la mano. —Me voy disfruta tu familia, solo vine a darle una vuelta a Ximena.—Gracias. Después hablamos.Se despidió de los demás y salió rumbo a la oficina, yo no iría pues quería pasar tiempo en casa después de haber estado fuera.Pasamos un rato juntos y reímos de las ocurrencias de las niñas, me pusieron al día rápido con las cosas qué acontecian y que no me habían contado por llamadas.Caroline se fue a estudiar y yo aproveche de encerrarme el despacho a revisar correos y pendientes antes de recost
Me quedé sorprendido por las palabras de mi hija.—¿De qué hablas, Ximena? ¿Estás segura de que Valentina no te ha dicho algo al respecto?Me miró con sus grandes ojos azules y sonrió, negó con la cabecita y bajó la mirada.—No, papi, yo sola los vi, fui al comedor y ella le agarraba la mano, así —dijo y puso su pequeña mano sobre la mía y la apretó.Asintió mirándome muy seria, pasé saliva.—Quizás viste mal, pequeña, o no es nada, es un gesto de cariño normal.Alzó los hombros y apretó los labios.—No sé.—¿A acaso no te agrada Caroline?Asintió con energía.—Me cae bien, la quiero, es buena conmigo, pero yo la vi.—Entiendo.—¿No nos vas a separar verdad?, porque Lucy es mi hermana, es mi hermanita y nos queremos mucho, me voy a poner muy triste si la separas de mí.—No tengo intenciones de hacer eso, Ximena. No te preocupes, Lucy y tú pueden ser amigas para toda la vida.Sonrió abrazó su almohada.—Gracias, papi.Besé su frente y la dejé para que descansara.Regresé a la habitació
No hablé más con Romeo, sobre los comentarios de Ximena o los suyos, estaba dolida, no podía disimularlo, vi en sus ojos un atisbo de duda y eso me dolió, también me preguntaba por qué Ximena hacía esos comentarios, era algo que iba a averiguar.Salió del baño ya vestido, no me volteó a ver, yo tampoco insistí en buscar su mirada, me sentía tan fuera de lugar al no estar bien con él, después de todo, él era el dueño de la casa y yo ni sabía qué hacía allí, en esos momentos me asaltaba la duda y me sentía muy pequeña.Romeo no quiso tomar el desayuno en casa y salió muy temprano a la calle, esperaba terminar el desayuno para hablar con Ximena e incluso con Lucy.Valentina me pidió que le alcanzara la jarra de jugo de naranja, se la pasé.—Gracias, Caroline. —De nada.—Hoy tengo el día libre, puedo ayudarte con las dudas que tengas de la universidad.Asentí sonriente.—Gracias, Valentina, aún sigo leyendo, sobre todo, no tengo dudas aún, sigo leyendo.—Ya sabes, cualquier cosa, puedes d
Ana acarició mis manos con ternura y me sonrió.—¿Estás segura? ¿Qué oíste?—Desgraciadamente sí, me lo dijo la misma Ximena, que le dice que la separaremos de Lucy, que si me enamoro de alguien más me voy, la convenció de vigilarme, le contó a Romeo que me vio con Arturo.Comencé a llorar, limpié mis lágrimas y Ana me abrazó.—La vamos a poner en su sitio.—Quiero hablar con ella, pero no sé qué decir, cómo abordarla o si hablar con Romeo.Ana suspiró hondo.—Él no es su fan, pero respeta mucho como educa a la niña, siempre ha estado cómodo con la educación que le da a Ximena, pero ha pasado un límite que él no va a tolerar.—¿Qué hago?—Habla primero con ella. Deja que te acompañe, si lo haces a solas querrá pasarse de lista.—No quiero involucrarte.—No seas boba, le quiero decir sus cosas.Se levantó y me tomó de la mano, salimos de la cocina, la buscamos con la vista, Ana la buscó en un salón donde se encerraba a leer cuando no estaba como los niños.Ahí estaba revisando su móvil
Ana y Caroline se miraron y sonrieron tensas.Caroline se adelantó.—Los niños, sobre algo, después te cuento —dijo, salió a toda prisa con Ana de la biblioteca, me quedé extrañado de su comportamiento, no quería secretos ni misterios entre nosotros, en especial con los rumores rondándonos.Mis padres insistieron en verme y no puede negarme.Tomé un libro que me interesaba y regresé a mi despacho, quería relajarme ante de hablar con ellos porque sabía que su actitud sería hostil.Comenzaba a llover.Los vi llegar en un auto conducido por uno de mis chóferes, tomé aire y me senté a esperarlos, mirando hacia la puerta con esa sensación de ansiedad oprimiendo mi pecho, ya era un hombre adulto, no quería tener que estar dando explicaciones y menos de mi vida amorosa, que sospechaba era lo que les molestaba.Tras saludarlos, se sentaron frente a mí, con sonrisas relajadas en la boca, comenzaron sin rodeos. Mi madre me sonrió con la misma ternura que una vez en mi infancia curó mi corazón
Sus padres dudaban de mí, no sé por qué eso no me sorprendió, aunque igualmente me dolió, sabía que Romeo me amaba, lo había demostrado al contarme aquello, me demostraba que no les creía, así que mi preocupación por las cosas que le dijo Ximena, disminuyó mucho también, sin embargo, sabía que debía hablar con él, porque una cosa eran sus padres y otra era que Valentina, usara a la niña con esa vileza.Desde la cocina, observaba a Ximena jugar en el jardín con Alan y Lucy, ellas dos jugaban con sus muñecas favoritas, sonreía al ver como se querían esas niñas, eran inseparables, se veían tan tiernas y lindas juntas.La luz del sol iluminaba su cabello rubio, y su risa resonaba en el aire, llenando el espacio con una alegría que siempre me conmovía, al recordar sus ojos melancólicos y tristes de cuando la conocí, podía entender su miedo, su preocupación de niña, por eso me molestó tanto que una adulta y profesional como Valentina, usara a una niña que sufrió tanto para sus propios fines