Después de comerse una pequeña serpiente blanca, Faustino López experimentó de repente un sorprendente cambio en su cuerpo: su «virilidad» se volvió imparable y, además, adquirió la asombrosa capacidad de ver a través de las cosas, sumado a una memoria fotográfica. Con estos nuevos dones, comenzó a trabajar en una pequeña clínica, utilizando sus grandes habilidades a servicio de la gente y para ascender en los peldaños sociales. Pero al mismo tiempo, una viuda atractiva, una destacada estudiante universitaria, una encantadora mujer y una dama de a alta sociedad, todas empezaron a llegar en manada, ¡rogándole por casarse con él!
Leer másEn un abrir y cerrar de ojos, apareció frente a Mariana y la agarró por el cuello. Parecía que esa frase había tocado su punto débil.—Oye, suéltame, ¡me ahogo! —Mariana tenía un arma, pero no se atrevía a dispararle al cuerpo de Faustino. Sin embargo, estaba segura de que el Faustino actual ya no era el mismo.—Hormiga, cuando hables conmigo, mantén una postura adecuada. ¡O te sometes a mí, o mueres!Faustino soltó a Mariana y habló con frialdad.—Tos… tos… —Mariana, con el corazón latiéndole con fuerza, sintió que había estado a punto de morir. No tenía idea de cómo devolver a Faustino a la normalidad. Solo pudo fingir asentir.—De acuerdo, me someto a ti…—¡Sss! —La serpiente salió de nuevo del altar del círculo sagrado, se acercó a Faustino y escupió una hoja dorada con extraños caracteres grabados. Faustino hizo un gesto con la mano, y el papel dorado voló hacia él y desapareció. Mariana quedó profundamente impresionada.—Sígueme.Faustino guardó el papel dorado y miró a Mar
—¡Sss! —La respuesta a Mariana fue una risa burlona. Una gruesa cola de serpiente se abalanzó hacia sus piernas, mientras que la boca de la serpiente se preparaba para tragarse a Faustino, que estaba inconsciente. La escena del siguiente segundo era inimaginable.—Si hubiera sabido que esto pasaría, no te habría traído a la tumba… —Mariana, arrepentida y desesperada, cerró los ojos.Pasaron unos siete u ocho segundos. La serpiente no atacó. ¿Qué estaba pasando? Se oyeron pasos claros.—Faustino… ¿eres tú, Faustino? —A pesar del miedo que la paralizaba, Mariana abrió los ojos con todas sus fuerzas. Lo que vio la dejó completamente atónita.Faustino, en algún momento, había caminado lentamente hacia la serpiente. Cada paso era lento, pero firme. La serpiente, que debería haber atacado, retrocedía a medida que Faustino avanzaba. Sus ojos rojos como la sangre mostraban confusión, incredulidad, asombro, miedo y terror.¡Tenía miedo de Faustino!Esa escena tan inexplicable dejó a Mari
La cola de la serpiente aún mostraba rastros de sangre. A pesar de su enorme tamaño, su velocidad era impresionante, acortando la distancia entre ella y Faustino y Mariana.—¡Bang! ¡Bang! —Faustino, negándose a ser devorado, disparó mientras corría, pero fue en vano; la serpiente no reducía la velocidad, acercándose cada vez más, a menos de veinte metros.—¡Tiene que haber una salida, tiene que haber una salida, pero ¿dónde está…? —Faustino estaba desesperado. ¿Sería el agujero negro que se abrió en el círculo sagrado? No, imposible. Era el hogar de la serpiente, insondable; caer allí significaba la muerte. ¿Cómo podría ser un pasaje?—¡Sss! —El sonido de la serpiente sibilando se acercaba. Faustino ya no se atrevía a mirar atrás. Si la situación continuaba así, ambos morirían en menos de un minuto.—Faustino, déjame ir… —dijo Mariana, llena de culpa—. Tú correrás más rápido solo. Que me coma ella, quizás puedas encontrar una forma de escapar mientras tanto… Su fuerza la estaba
— ¿Cuándo se cerró el pasaje? ¡No podemos regresar! —exclamó Mariana, al darse cuenta de que ni ella ni Faustino se habían dado cuenta del cierre.El altar sagrado detrás de ellos se abría cada vez más, revelando un enorme agujero negro e insondable. Se oían ruidos como si algo duro rozara el suelo, y el hedor nauseabundo era insoportable, casi haciéndolos perder el equilibrio.—Faustino, ¿qué hay ahí dentro…? —preguntó Mariana, con voz temblorosa, presa del pánico, agarrando a Faustino.—Es la gran serpiente. ¡Rápido, busquemos otra salida! ¡Si nos alcanza, estamos muertos! —Faustino, con el corazón latiéndole con fuerza, arrastraba a Mariana mientras corrían. Era imposible no sentir miedo ante tal criatura, pero la razón le decía que el pánico solo aceleraría su muerte. Debía mantener la calma. Los miembros de Guante Negro no habían muerto todos, debía haber otra salida. Pero las ocho puertas de piedra estaban cerradas, y la salida superior bloqueada. Era un callejón sin salida
Con su cuchillo, Faustino extrajo una escama roja del tamaño de una mano, con un brillo multicolor.—Esto es… ¡es una escama de serpiente! —exclamó Mariana, reconociendo la escama a pesar de la sangre, quedando impactada.—Sí, una escama de serpiente. Increíble que una serpiente haya hecho esto… —Faustino sintió un escalofrío. La imagen era aterradora.—Una escama tan grande… la serpiente debe medir al menos diez metros… ¡no, decenas de metros! —dijo Mariana, su rostro lleno de miedo—. ¿Será el monstruo que ha vivido en esta tumba durante miles de años?—Debe serlo —respondió Faustino, con un tono grave—. Lo sospechaba, pero no estaba seguro. Ahora, con esta escama, lo confirmo. Las serpientes de coral que salen del embalse deben ser sus descendientes.Faustino se sentía cada vez más pesado.—La gente que estaba en la entrada de la tumba… también debe haber sido asesinada por esta serpiente.Mariana había dicho que la tumba tenía al menos dos mil años de antigüedad, lo que signific
—Aquí no hay ataúdes ni tesoros, ¿parece más bien un…?— ¿Un altar? —respondió Faustino, sorprendido por la escena. Se quedó pensando un rato antes de encontrar una descripción adecuada.Avanzaron lentamente. De pronto, el terreno descendió abruptamente. Una escalera de cien peldaños descendía hacia una enorme plaza subterránea, del tamaño de un campo de fútbol. Vista desde arriba, tenía la forma perfecta de un diagrama de los Ocho Trigramas, con una puerta de piedra en cada esquina, todas firmemente cerradas. En el centro, se veía el símbolo del círculo sagrado.— ¡Faustino, mira! Esas dos columnas… ¡son idénticas a las del mural! —exclamó Mariana.Siguiendo la mirada de Mariana, vieron dos enormes columnas de piedra, una frente a la otra, idénticas a las columnas con serpientes entrelazadas del mural. Las columnas estaban situadas como si fueran los dos puntos del círculo sagrado.Los Ocho Trigramas, el círculo sagrado...—Esto no es una tumba real… ¿qué significado tiene esta disp
Mariana se sobresaltó y rápidamente imitó a Faustino, cubriéndose la boca y nariz con la ropa.—Tampoco estoy seguro si es venenoso, pero leí en una novela que en las tumbas antiguas, las cosas muy fragantes suelen ser tóxicas —explicó Faustino rascándose la cabeza.—Vaya... así que lees novelas... —comentó Mariana con resignación, aunque mantuvo la ropa sobre su rostro.—¡Mira, hay algo en la pared de adelante! —exclamó Faustino repentinamente, corriendo hacia allí.Las paredes antes desnudas del pasadizo ahora mostraban murales de colores vibrantes y trazo exquisito, rebosantes de elementos orientales.Representaban a cientos de hombres y mujeres en ropajes antiguos, todos postrados ante una bellísima mujer con cuernos de dragón que, desde las nubes, contemplaba a los mortales desde las alturas.¡Sus rostros mostraban absoluta devoción y fanatismo!Junto a la mujer había un feroz tigre blanco de ojos saltones y colmillos prominentes, y un fénix multicolor que la rodeaban.Mirando con
Ver un cadáver reciente antes de cruzar la entrada de la tumba antigua no era precisamente un buen presagio.Faustino sintió un mal presentimiento crecer en su interior.La oscura caverna de la tumba se volvió increíblemente opresiva, tan silenciosa que solo se escuchaban las respiraciones y el rugir del agua.En un ambiente tan agobiante, alguien con menor fortaleza mental probablemente ya se habría derrumbado.—Un muerto... La gente del Guante Negro no se mataría entre sí. ¿Será que hay algo aterrador allí dentro que lo mató? —sugirió Mariana perspicazmente.Como policía, Mariana estaba acostumbrada a ver cadáveres, así que no se alteró demasiado cuando Faustino mencionó el cuerpo.—Tu teoría tiene sentido, aunque en una tumba antigua lo más probable serían trampas mecánicas...—Déjame examinar sus heridas y sabremos más.Faustino depositó suavemente a Mariana y se acercó a inspeccionar el estado del cadáver.Era una advertencia del peligro que les esperaba; examinando la causa de mu
A pesar del furioso remolino en el centro del embalse causado por el efecto sifón, Faustino permaneció imperturbable.La distancia de casi ocho kilómetros parecía poder cruzarse en cuestión de momentos.—¡Caramba, qué agujero tan enorme, y qué fuerte succiona! —¡BOOM!Cuando Faustino se acercó al punto del sifón, el estruendo retumbaba como truenos distantes sin cesar.Frente a ese agujero negro de diez metros, Faustino y Mariana parecían insignificantes.Gracias a su afinidad con el agua, Faustino no mostraba tanto temor, pero Mariana estaba pálida del miedo, temblando incontrolablemente.¡Era una escena tan impactante que resultaba imposible describir esa intensa sensación de asfixia sin vivirla en carne propia!—¡Agárrate fuerte, voy a entrar!Faustino abrazó a Mariana contra su pecho con firmeza, y siguiendo el vórtice del sifón, ambos fueron succionados hacia el interior del agujero negro.Para evitar que Mariana se quedara sin aire, Faustino tuvo que pasarle oxígeno boca a boca.