—¿Quién es ella Luciano? , ¿Qué hace esa tipa aquí y por qué no me habías dicho nada?
—No tengo porque darte explicaciones de mis decisiones —Escupo molesto —. No tienes ese privilegio. —¿Es tu mujer? , has traído una mujer aquí para que sea tu mujer y deshacerte de mi. Sus reclamos me tenían a punto de tomar mi arma y acabar con ella para de una buena vez así callarla. Si no lo hacía era por la simple razón de que le prometí a su padre cuidar de ellas y porque Bianca no lo soportaría. Había cometido el maldito error de enredarme con ella en un momento de estrés y ahora era como un chicle el cuál no podía despegarme de encima. —¡Suficiente! —Grito golpeando mi escritorio —. Vete de aquí, pronto llegaran invitados y tú también debes atender. Me observa sin articular ninguna palabra, basta con ver su rostro rojo del coraje para saber lo molesta que esta. Se da la media y sale azotando la puerta. Sujeto el puente de mi nariz y me acerco al barba servirme un trago para calmar mis emociones. —Tienes un gran problema amigo —Levanto la mirada encontrándome a Ludovico —. Debes calmar a esa mujer o esta casa se puede convertir en una zona de guerra. —Lo sé —Tomo un sorbo —. Y me temo que si eso pasa, Alaya no saldrá librada de buena manera. —¿Viste la manera en que Katrina le apunto sin temblarle la mano? , esa mujer tiene agallas y si Alaya la provoca la puede matar. —Ya lo sé, la flaca tiene carácter —Musito y asiente —. Debo tener cuidado con ella, no es una presa fácil. —¿Estás seguro de tenerla con los invitados esta noche? —Me cuestiona dudoso. —Confió en que no hará nada estúpido, sabe que no juego respecto a mis advertencias. —Eso esperó hermano, andando ya tus invitados no demoran en llegar. Me levanto de mi silla saliendo con él del despacho y saliendo de la casa con dirección al jardín. Allí veo que empiezan a llegar poco a poco nuestros invitados; al pasar de un rato casi todos se encuentran aquí. —Luciano —Me extiende su mano y se la acepto —. Finalmente puedo verte cara a cara . —Suelo ser un hombre ocupado señor Grajales. —Lo imagino, ser el mafioso más importante de Italia debe mantenerlo ocupado en negocios más grandes. —Así es. Él era la razón principal de esta reunión. Uno de los narcotraficantes mas influyentes de México y de lo más importantes. Ludovico se encargaba de ser el punto intermedio en nuestros negocios y que todo marchara bajo mis condiciones. Podía ser un mafioso, pero tenía mis reglas en este negocio y no permitía que nadie pasara sobre ellas. —Espero podamos hacer negocios personalmente , aprovechando mi estadía estos...no puede ser ella Me giro viendo a Katrina salir al jardín. Todas las miradas caen en ella y en aquel vestido rojo ceñido a su cuerpo. La observo detenidamente e inconsciente una leve sonrisa se dibuja en mi rostro. Su mirada cae en mi, se acerca a pasos lentos y al llegar le extiendo mi mano tomándola. —¿Katrina? —¿Victor? —Musita sorprendida —. ¿Qué haces aquí? —Hago negocios con el señor Montecristo y soy uno de sus invitados —Musita perplejo —. ¿Viniste con... —Ella no vino con nadie —Lo interrumpo —. Katrina es mi mujer. La tomó por la cintura acercándola a mi haciendo que Grajales nos mire asombrados. —Yo pensé qué... —¿Qué seguía siendo mujer de Antonio? —Lo interrumpe ella —. Eso dejo de ser hace mucho, ahora soy la mujer de un hombre más importante. Envuelve sus manos en mi cuello y sonríe seductoramente , Ludovico se acerca a nosotros y garraspea llamando la atención. —Grajales, ¿Te encuentras a gusto? —Le pregunta Ludovico —. Veo que ya conociste a Alejandro y a su... —Mujer, si —Le sonríe nervioso —. Es una mujer muy bella ¿No te parece? —Si lo es, pero también tiene un carácter bastante fuerte y eso la hace aún más atractiva. Ludovico la mira y levanta su trago en su dirección antes de tomar un trago. Katrina rueda los ojos y se separa de mi arrebatándole una copa a uno de los meseros llevándola a su boca. La observo de arriba abajo y no puedo negar que es una mujer demasiado atractiva, ahora entiendo porque traía poco a Antonio, tiene muchos atributos que hacen a cualquier hombre perder la cabeza por ella. —¿Qué tanto piensas al verme ? —Sus palabras me sacan de mis pensamientos y me doy cuenta que solo hemos quedado nosotros dos. —En qué eres una mujer muy guapa —Me acercó a ella —. Pero también eres una mujer caprichosa e insoportable. —¿Ah si? —Musita retadora —. No soy insoportable, simplemente no me la dejo montar de ningún idiota. Toma un sorbo de su copa y se marcha en dirección hacía donde se encuentra Bianca repartiendo tragos. Suspiró y sigo mi camino buscando a Ludovico. Al encontrarlo se encuentra reunido con algunos socios ya conocidos; empezamos a platicar , un empleado se acerca susurrándole algo a Ludovico y este me hace una seña. —Señores, tenemos que abandonarlos un momento, espero que sigan disfrutando de la velada. Nos separamos yendo a las galeras, al llegar entramos y caminamos para ir al usual salón de reuniones. —¿Listo para empezar con nuestro plan hermano? —Listo, hace mucho estoy esperando este momento. —Manténte tranquilo o echarás todo nuestros planes a la basura. Abre la puerta entrando conmigo dejándome ver a los hombres dentro del salón. Mi mirada se va fijamente a la del tipo responsable de la muerte de mi hermano y del cual jure vengarme. Su mirada cae en mi y me inspecciona en silencio. —Señores , lamentamos hacerlos esperar —Espeta Ludovico —. Ya podemos empezar con esta reunión. Mi sangre hervía en estos momentos, mi mente me pedía a gritos matarlo en este instante, pero estaría haciéndole un favor si acabo con su vida tan rápidamente y lo que yo quiero es hacerlo enfrentarse a mi , para luego acabar con su miserable vida. Desde este momento mi venganza comenzaba a tomar su rumbo y no me pienso detener hasta acabarla...En estos momentos solo quería deshacerme de estos tacones que me traían muerta del cansancio e irme a mi habitación a descansar. Había perdido el hilo de cuantos martinis me había tomado, pero en estos momentos me encontraba un poco mareada y era suficiente para saber que ellos ya habían echo efecto en mi. —¿Sabes dónde estará Luciano? —Le pregunto a Bianca a mi lado —. Ya me quiero ir a mi habitación a descansar, estoy muerta.—Hace un rato le vi ir a las galeras junto a Ludovico. —Iré por él. —No te dejarán pasar, allí no entra nadie sin su autorización. —Pues eso era hasta hoy. Termino de tomarme el último sorbo de mi copa, camino por el jardín en dirección a las dichosas galeras. Al llegar veo a algunos hombres reunidos en la entrada, entre ellos a los dos girolas que había puesto en mi habitación esta tarde, al verme acercarme todos giran a mi dirección. —No puede pasar , es área restringida —Dice uno de ellos —. Debe volver a la fiesta señorita.—Háganse a un lado o jur
No dejaba de pensar en lo sucedido la noche anterior entre Luciano y yo. ¿En que momento deje pasar todo esto?Se supone que debía odiarlo por lo sucedido, pero cada instante me siento más atraída por él y su carácter. —Katrina —La voz de Bianca me saca de mis pensamientos —. ¿Estás bien?, toque pero no me contestaste. —Lo siento, estaba ida en mis pensamientos. —Eso ya lo note —Sonrió —. ¿Cómo amaneciste? —Bien, —Sonrió al recordar la noche anterior —. Al menos eso creo. —Tu semblante lo dice todo y ver salir al señor Montecristo esta mañana de esta habitación pues lo termino de confirmar. —¿Lo viste salir de aquí? —Por supuesto, se le pegaron las sábanas porque era la primera vez que lo veía despertar tan tarde.—¿Y donde esta? —En su despacho con Ludovico, llevan tiempo allí. —Bien...tengo hambre, ¿podemos desayunar? —Vamos al comedor, pediré que te lleven el desayuno. —Primero ayúdame escogiendo que colocarme hoy mientras me ducho. Asiente, voy al cuarto de baño deján
Llevaba toda la maldita mañana aburrida encerrada en estas cuatro paredes. Pese a la compañía de Bianca sentía que necesitaba aire y estaba dispuesta a salir. —Bianca, ayúdame a buscar un atuendo elegante y sexy para salir . —¿Salir? —Me mira incrédula —. ¿A dónde? —A visitar al señor Montecristo a su empresa. —¿Estás hablando enserio? —Asiento. Tomo del armario unas botas de puntas negras altas , una falda del mismo color, una blusa de tiras blanca y una chaqueta de cuero roja. Me lo coloco y Bianca me ayuda escogiendo unos aretes y collar a juego. Tomo un bolso y salimos de la habitación con rumbo a la salida encontrándonos afuera a uno de los de seguridad. —Simon, la señora quiere ir a ver al señor Montecristo ¿Podrías llevarnos? —Enseguida pido que preparen las camionetas para salir. El chico se aleja raseando algo, rápidamente se acerca un grupo de 5 hombres y dos camionetas se estacionan frente a nosotros. Nos abre la puerta de una ayudándonos a subir a ella y cierra
Hace años que no sabía lo que era salir a un restaurante a comer y ver mucha gente a mi alrededor. Al ser la mujer de un narcotraficante en México las salidas eran casi nulas y mi vida se basaba en casa o lugares clandestinos llenos de hombres de la misma calaña que Antonio. Alejandro era un mafioso, empresario que podía darse el lujo de pasearse por todos lados sin correr peligro o que la policía lo persiga a ser su identidad un completo misterio. —¿En que tanto piensas? —La voz susurrante de Alejandro me saca de mis pensamientos —. Luces bastante ida. —Pensaba en lo diferente que es la vida contigo —Lo miro fijamente —. ¿Cuál es la diferencia entre un narcotraficante como Antonio a un mafioso como tú? —Es sencillo, un narcotraficante como Antonio solo le da la capacidad mental de comprar y vender cosas ilegales —Toma un sorbo de su copa —. Y un mafioso como yo produce inteligencia y vende protección a quienes me la pidan. "Vaya"—¿Eso te hace más inteligente y menos peligroso
Había decidido que quería pasar el resto del día en casa, así que cancele todo y me retire con la esperanza de alcanzar la caminera donde iban Katrina, Ludovico y Bianca. Al llegar a casa veo a Ludovico levantar su móvil , al ver la camioneta detenerse se acerca rápidamente y yo me bajo. —¿Qué sucede? —Los de seguridad me acaban de comentar que Bella está aquí. —¿Porque diablos la dejaron entrar? —Espeto molesta. —No lo sé, lo que me preocupa es...—Señor, —Uno de los de seguridad se acerca agitado —. Debe venir adentro rápido.—Katrina...Entro rápidamente seguido de Ludovico,escuchó a algunos gritos por toda la casa. —¡Katrina detente o la matarás! Bianca grita aterrorizada mientras Katrina se encuentra barriendo prácticamente toda la casa con Bella la cual sostiene por su cabello y golpea contra el suelo. "Esta mujer esta loca" —¡Hagan algo antes que la mate! Me acerco rápidamente a ella tomándola por la cintura mientras Ludovico intenta hacer que suelte a Bella. Al logr
—¿Y bien? —Me cruzó de brazos mirándola fijamente —. ¿Por qué me mentiste? —No te mentí, la señorita Bella nunca ha vivido en esta casa ni había sido traída por el señor Montecristo. —Si fue su prometida debió hacerlo Bianca. —De hecho nunca la trajo, solo venía acompañada de su padre en reuniones y se iba nunca durmió en esta casa. —¿Entonces que tipo de relación tenían esos dos? —Su compromiso fue por negocios y si tuvieron algo, tuvo que ser fuera de esta casa. "Vaya" Me pregunto si Luciano se habrá follado a esa patética mujer. Sabía que me había pasado en darle su merecido al golpearla de aquella forma , pero ella había acabado con mi poca paciencia. La puerta de la habitación se abre entrando Luciano, observa fríamente a Bianca y está sale rápidamente de la habitación dejándonos a solas. —¿Qué? , vienes a sermonearme por golpear a tu hermosa ex prometida —Me cruzo de brazos —. No estoy para sermones Luciano. —No he venido a eso —Introduce sus manos en los bolsillos de
Luciano se veía bastante molesto, estaba rojo de ira y podía jurar que estaba completamente poseído por ella. Daba vueltas en la habitación mientras Ludovico se encontraba a mi lado sentado observándolo en silencio al igual que yo. Había dado la orden de que su madre fuera instalada en una de las habitaciones de arriba mientras solucionaba todo esto. —Nuestros hombres han confirmado el ataque, en efecto no quedó ninguno vivo; ni siquiera los del servicio. —Quiero que los rastreen, llama a los demás socios y diles que pido su cooperación si quieres seguir teniendo protección y autoridad. —Ya lo he hecho, Vitaly nos ha notificado que han salido del país hace unas dos horas; entraron y salieron con pasaportes falsos del país según nuestro informante de migración. —¿Un informante del gobierno? —Preguntó incrédula. —Querida, el gobierno coopera con nosotros por ciertos negocios que mantienen con nosotras —Me guiña el ojo —. Que no te sorprenda nada. —Quiero saber adónde se dirigen.
Extrañaba el clima cálido de México, pero mi visita aquí no era para estar agradable, si no para seguir los planes de Alejandro o mejor dicho Luciano. —Se respira un aire diferente por aquí —Musita a mi lado Bianca —. Lo que daría por salir a conocer más de este país. —Quizás tú puedas, pero Luciano y yo estamos aquí por un objetivo y es Antonio —Observo a nuestro alrededor —. Y hablando de él, ¿Sabes donde está? —Ludovico me dijo que se reunirían en el despacho con Gómez para coordinar algunas cosas en privado. ¿Y me deja por fuera?—Qué se ha creído...Camino a pasos decididos entrando a la casa, voy directo al despacho; sus hombres al verme se hacen a un lado y abro la puerta viendo a cuatro mujeres con poca ropa dentro de la habitación. Una de ellas se encuentra frente a él, este se gira y me mira fijamente. —¿Quién es esta mujer? Camino directamente hacia ellos, sacó mi arma de un costado retirando el seguro y le apuntó directamente a su cabeza. —Largo...—Me mira aterrada