Luciano se veía bastante molesto, estaba rojo de ira y podía jurar que estaba completamente poseído por ella. Daba vueltas en la habitación mientras Ludovico se encontraba a mi lado sentado observándolo en silencio al igual que yo. Había dado la orden de que su madre fuera instalada en una de las habitaciones de arriba mientras solucionaba todo esto. —Nuestros hombres han confirmado el ataque, en efecto no quedó ninguno vivo; ni siquiera los del servicio. —Quiero que los rastreen, llama a los demás socios y diles que pido su cooperación si quieres seguir teniendo protección y autoridad. —Ya lo he hecho, Vitaly nos ha notificado que han salido del país hace unas dos horas; entraron y salieron con pasaportes falsos del país según nuestro informante de migración. —¿Un informante del gobierno? —Preguntó incrédula. —Querida, el gobierno coopera con nosotros por ciertos negocios que mantienen con nosotras —Me guiña el ojo —. Que no te sorprenda nada. —Quiero saber adónde se dirigen.
Extrañaba el clima cálido de México, pero mi visita aquí no era para estar agradable, si no para seguir los planes de Alejandro o mejor dicho Luciano. —Se respira un aire diferente por aquí —Musita a mi lado Bianca —. Lo que daría por salir a conocer más de este país. —Quizás tú puedas, pero Luciano y yo estamos aquí por un objetivo y es Antonio —Observo a nuestro alrededor —. Y hablando de él, ¿Sabes donde está? —Ludovico me dijo que se reunirían en el despacho con Gómez para coordinar algunas cosas en privado. ¿Y me deja por fuera?—Qué se ha creído...Camino a pasos decididos entrando a la casa, voy directo al despacho; sus hombres al verme se hacen a un lado y abro la puerta viendo a cuatro mujeres con poca ropa dentro de la habitación. Una de ellas se encuentra frente a él, este se gira y me mira fijamente. —¿Quién es esta mujer? Camino directamente hacia ellos, sacó mi arma de un costado retirando el seguro y le apuntó directamente a su cabeza. —Largo...—Me mira aterrada
Cuando me separaron de nuestros padres yo tenía 18 años y ella era tan solo una niña de 12 años la cuál preferí que mis padres protegieran por miedo a que se la llevaran también. —¿Qué hace tu hermana de la mano de ese hombre? —Musita Bianca. No respondo su pregunta porque no lo sé, pero mi cabeza se encuentra llena de muchas preguntas sobre todo el paradero de nuestros padres. Mirarla me deja saber que no hay rastros de aquella que vi por última vez hace unos años, ya no hay rastros de aquella mirada dulce e inocencia que la caracterizaba. Los últimos años muy poco supe de ellos y la poca información que me traían los hombres de Antonio era escasa. —Luciano, ¿Doy pasó al siguiente plan? —Musita Ludovico. —Si,da la orden para el ataque. Luciano no quita su mirada de Antonio y yo mucho menos de mi hermana. —Katrina —Bianca llama mi atención —. Voy al tocador, ¿Me acompañas? Asiento, me levanto y antes de dar un paso Luciano sujeta mi brazo. —Tendré a mis hombres pendiente de
—¡Quiero que me busquen a ese infeliz hasta debajo de las piedras! —Si, señor. La sangre me ardía de coraje al ese maldito huir y nadie detenerlo; pero aún más al ver a Katrina en mis brazos inconsciente y herida. Ludovico rápidamente se acerca a mi revisando su herida y tratando de taparla. —Hay que llevarla a un hospital antes de que se desangre —Musita —. Olvídate de ese hombre Luciano, hay que salvar a Katrina. La tomo en mis brazos levantándome del suelo con ella y saliendo rápidamente de ese lugar. Al abordar la camioneta está sale a toda marcha en busca del lugar más cercano.Llegamos a una pequeña clínica privada, al entrar con ella rápidamente la colocan en una camilla y se la llevan tras una puertas para atenderlas. Doy vueltas tratando de calmar mi enojo pero siento unas enormes ganas de dar con ese maldito y acabarlo a tiros. —Ya están buscándolo por todas partes, pero será en vano según Gómez ya tuvo que salir de aquí y regresar a su guarida donde será casi imposi
La observo dormir y me parece tan frágil e indefensa; todo lo contrario a lo que es cuando esta consiente. La puerta de la habitación se abre, Bianca entra junto a una charola llena de medicamentos. —Disculpe señor, vine acomodar los medicamentos para cuando despierte.—Asegúrate de que le cocinen ligero y saludable, me avisas cuando despierta. —Si, señor. Salgo de la habitación, camino directo al despacho en donde se encuentra Ludovico sentado frente a mi escritorio.—¿Qué noticias me tienes? —Ese maldito no se encuentra en Mexico, hemos peinado cada rincón y no hay rastros de él, creen que se marcho del país. —Quiero que a ese maldito lo encuentren así sea debajo de las piedras . —Esa es la orden hermano, daremos con él tarde o temprano. —Reúne a los socios esta noche, tenemos una cena pendiente con ellos y también quiero informes de lo sucedido durante nuestra ausencia. —¿Incluido Antonio Lombardo? —Asiento. —Los negocios no se mezclan y el más que nadie debe tenerlo clar
¡Maldito infeliz!En estos momentos la sangre me hierve de coraje, al punto que si tuviera un arma en mis manos dejaría sin bolas a Luciano.Solo el recordar sus palabras hacen que mi sangre hierva. —¿Estás enamorando de esa mujer?, ¿Te vas a casar con ella? —No estoy enamorado, ni me pienso casar Alaya , mi relación con Katrina es solo por una razón. Escuchar eso hizo que algo dentro de mí se llenara de ira, pero no pensaba demostrárselo y mucho menos reclamárselo. Entendía que esa razón era su venganza y si solo era parte de ella entonces retomaría lo que soy para él, su anzuelo de su venganza. Al salir del cuarto de baño me encuentro a Bianca con una charola en donde trae frutas, caldo de pollo y agua. —Ahorita lo que menos tengo es Hambre Bianca. —Estas roja del coraje, si sigues así vas a explotar en cualquier momento —Coloca la charola en la mesa —. Debes comer para tomar los antibióticos, te recuerdo que traes una herida de bala que no podemos dejar que se te infecte.
Había sido una noche larga para mi, luego de aquel encuentro con Luciano decidimos abandonar el salón y terminar nuestro encuentro en su habitación. Al despertar me encuentro con su presencia a mi lado el cual duerme de manera relajada. Algo sumamente extraño ya que no ha terminado de salir el sol y este hombre ya se encuentra en su despacho trabajando. Me levanto de la cama con sumo cuidado, voy al cuarto de baño lavando mis dientes y rostro. Me coloco una bata y salgo de la habitación con destino a la cocina por una taza de café. —Bianca, puedes... —Guardo silencio al no verla por ningún lado —. Me la tendré que preparar yo misma. Me acerco al mueble de la despensa en busca de una taza, cuando me giro la dejo caer del susto al ver aquel hombre de anoche en una esquina de la isleta con una taza de café en su mano y el periódico. —¿Qué mierda haces aquí? —Espeto rápidamente. —Lo lamento Katrina, no era mi intensión asustarte —Me sonríe —. Si estoy aquí es porque también viví e
Suelto una carcajada ante sus palabras y esta me mira completamente enojada.—¿De que coño te ríes ? —Eres demasiado mala para los chistes Bella —Niego tratando de dejar de reír —. Deberías buscar uno mejor, ¿no crees? La puerta se abre entrando Bruno y Luciano, este último me mira fijamente y confundido al ver mi risa. —¿Qué sucede aquí? —Pregunta en tono demandante. —Pues nada, aquí nuestra querida Bella que viene a darte la noticia de que serán padres —Suelto nuevamente una carcajada —. ¿Puedes creer? Me van a convertir en madrastra a mi edad querido . La cara de Bruno es un verdadero poema y la de Luciano más que sorprendido parece molesto. Se acerca a ella tomándola por el brazo y sacudiéndola de manera brusca.—¿A que coño viene tú bromita de mal gusto Bella ? —No es ninguna broma —Se suelta de su agarre —. Estoy embarazada y es posible que seas el padre. —Es una posibilidad, pero no una veracidad ya que todos sabemos que te acuesta con todo el mundo querida Bella —Musit